Partida Rol por web

La cierra nevada de Santa Marta, uno de los lugares más sorprendentes del mundo, y sí, se encuentra en Colombia. Solo aquí se puede ver un pico de 5.775 metros de altura que toca directamente con la costa pacifica, se conecta directamente al mar.

Con una superficie de 17000 km2  es la montaña más alta de colombia y posee todos los pisos térmicos... es un lugar selvático y natural en su mayoría, y la reserva arqueológica de ciudad perdida no es la excepción.

Según el mapa que le entrego el antiguo a Amparo, el lugar del templo no queda exactamente en la zona, digamos “comercial” o publica de la misma, queda en una parte inexplorada por los arqueólogos y que la vegetación selvatica se ha comido por completo.

Para llegar al Parque Arqueológico de Ciudad Perdida, ustedes deben tomar la vía Santa Marta – Riohacha, y desviar en el sitio conocido como Guacha Puerto Nuevo en el km 52, hacia la población del Mamey (12 km). De ahí, les informan que se acaba la vía y deben tomar un camino de herradura  y un sendero peatonal, a través de las montañas que bordean el río Buritaca (26 km). El antiguo señala un camino bordeando al rio que los llevara cerca del templo.

Dado que son dos noches de camino deciden salir inmediatamente. Les dan una carpa para 6 personas con especial para que no ingresen los rayos solares, sacos de dormir para cada uno y dos criados armados que les serán de guía y los cuidaran en el día. El resto depende de ustedes.

El Ruso se ofrece a llevarlos por la carretera en la vía Santa Martha y Riohacha hasta el Guacha puerto nuevo. Aún esta herido, pero poco a poco se ha recuperado. En un camino silencioso en el que nínguno de los presentes habla llegan al punto en que deben bajarse del auto. Bueno, hasta aquí fue mi ayuda señores.... mucho gusto en conocerlos.

¿Mucho gusto en conocernos? Vaya, este hombre ni siquiera espera nuestro regreso.

Igualmente, señor - le digo a El Ruso, abriendo la puerta del auto. - Que se cure pronto.

Me bajo del automóvil y veo hacia la montaña impresionada. Es un lugar realmente precioso; y aunque una parte de mí esta maravillada por el hermoso paisaje, no puedo evitar preguntarme que desgracias y malas nuevas nos esperaba dentro de ella, con qué enemigos íbamos a encontrarnos, y principalmente si llegaríamos a destino y podríamos cumplir con la misión que teníamos encomendada.

Que la Providencia nos sea favorable...

Ciao Ruso. - Digo antes de bajarme del coche y abrir el maletero para coger mi armamento.

Mientras me equipo vuelvo a hablar, sin dirigirme a nadie en concreto. - No se qué nos espera a partir de ahora pero si Stanford no se ha atrevido a venir y nos a mandado a nosotros no será nada bueno...

En marcha.

Esperemos que no tengamos demasiadas dificultades para dar con el templo. Pero si un consejo, no se dejen llevar por la codicia, si pueden. Recuerden que eso causo la expulsion del señor Stanford cuando vino aquí, segun su visión. O por lo menos, esperen a que obtengamos la piedra.

Doy un par de pasos hacia adelante y me quedo mirando la inmensidad de la selva, sintiendome como una criatura pequeñita en medio de una enorme vastedad

Ojala el sol no nos coja mientras estamos paseando...

 Al fondo de todo pueden ver 7 caballos.

y un camino en acenso de tierra, la tierra se ve seca. Hay arboles y vegetación por las laderas del camino.  Solo se puede observar como el viento mueve las ramas.

La cierra nevada se ve misteriosa y peligrosa.

Mejor vámonos señores. Dice uno de los criados con acento ñero. Todos subansen a un caballo y vamos.

Señorita, señores. Estoy para servirles. Dice el segundo con acento campesino, quien previamente ha cargado un caballo con todo lo necesario.

Miro los caballos con cara de no comprender la situación. - No... no creo... - Al cabo de unos segundos entiendo la intención de los criados y me acerco a uno de los caballos de mala gana.

Cazzo, no podían coger un coche, tenían que subirnos en ponis de merda... - Murmuro mientras trato de subirme.

Miro los caballos con desconfianza, porque nunca antes me habia subido en uno. O, mejor dicho, si, hace muchos años, cuando niña, porque mis padres me llevaban a terapia con equinos. Y funcionaba, recuerdo mucho de esos años, pero no pudieron seguir con ello por falta de dinero y tuvimos que dejarlo.

A ver si me acuerdo...

Me subo con algo de dificultad al animal, y me siento calmada, tranquila. Los caballos tienen ese efecto sobre los chicos autistas, y yo no era la excepción. Me agacho y abrazo el cuello del animal, y le acaricio suavemente la cabeza, el cuello y las orejas, con movimientos repetitivos.

¿Caballo? - preguntó con acento extraño en la voz, como del que se usa cuando se quiere confirmar una información extraña.

Miro a los equinos que nos iban a acompañar en el viaje hasta la Sierra Nevada (¿era así, no?) como si estuviera no fueran más que un sueño, algo efímero, que no existía.

¿Yo? ¿Montarme en un caballo? ¡Jajajaja! ¡Ni loca!

Primero el viaje hasta ese lugar, la idea nada agradable de acampar al aire libre, y ahora esto. Una risa histérica, que trato de contener lo más rápidamente posible, escapa de mí, como si no pudiese admitir que yo estuviera involucrada en todo ello.

No, definitivamente como que voy a tener que viajar en el lomo de uno de esos caballos. ¡Dios, peque tanto para merecerme semejante castigo!

Y con aquello en la cabeza, y mirada compungida, me acercó a uno de los caballos.

¡Ja, la Providencia quiere burlarse de mí!

Aunque no podia evitar sorprenderme por la belleza de este lugar, los caminos a campo abierto siempre son de desconfianza por lo peligrosos...estamos a merced de..lupinos...Malditos lupinos...si tuviera uno aqui al frente

Digo por lo bajo mientras me subo de un salto al caballo Vamonos rapido...estamos en desventaja aqui... Espoleo mi bestia

Evidentemente Ivan tiene razón, los caminos abiertos siempre dan desconfianza y mas cuando  pueden ser hogar de muchas criaturas de la noche... no solo hombres lobos.

Todos se suben a los caballos. Es evidente que las dos mujeres se suben torpemente a los caballos e Ivan como un vaquero se sube a esa bestia y comienza andar. Se ve atractivo montado en el caballo.

Señoritas ya me di cuentas que justedes no saben manejar estas bestias, pero no se preocupen que yo las ayudo mis señoras. Pasa una cuerda por ambos caballos y las amarra a las de él y en ese momento comienzan a andar detrás de Argemiro.

El otro criado se hace a la delantera de Ivan mientras andan.

Para los que no están acostumbrados a los caballos (es decir todos, excepto Ivan por su experiencia militar) se sienten muy incómodos, y el dolor en la entrepierna por el caminar de la bestia es desagradable.

Al ver que Torres amarra el caballo en el que ando y el de Amparo, un gesto de incomodidad, que inmediatamente borró de mi rostro, se dibuja en mi cara. No es que me sintiera muy cómoda en aquella bestia, pero tampoco con el hecho de que me llevarán, como si fuera una carga.

¡Uh! ¡Ya puedo borrar de mi lista de cosas que hacer antes de morir definitivamente ser arriada en la Sierra Nevada de Santa Marta! ¡Qué emoción! 

Miro al horizonte con rabia.

¡Y para colmo este maldito dolor! Ya creo que si me violaran, no me dolería tanto.   

Sentía dentro de mí un mar de emociones nada halagadoras. Aquello no hacía más que empañar el cristal con que veía aquel asunto de la Sierra Nevada. ¡Y nada más era el comienzo! Debía descargar mi rabia de alguna manera, contra quien fuera, o iría a explotar, y no puedo evitar que mi mirada se detuviera en Iván.

Y ahí va el llanero solitario... ¿o debería decir ruso en vez de llanero?... ¡y para peor, se ve demasiado atractivo!

Ja, señor Gradsky, ¡usted sí que sabe domar a la bestia! - digo con sorna, pero sin poder evitar sonrojarme.

cuando el señor amarra mi caballo, le digo: Gracias señor. Una vez monte a caballo, hace mucho tiempo, y la verdad es que no me acuerdo de nada. El señor Gradsky tiene razon, es mejor que nos apuremos, para que no nos coja la mañana. Además, hay jaguares y animales salvajes por aquí. Aunque yo nunca he visto a un jaguar, mas que en televisión y en internet.

Me quedo en silencio casi todo el resto del viaje, mirando mis alrededores. Pero luego el dolor de andar a caballo empieza a desconcentrarme. Yo no me acordaba que esto dolía tanto...cuando iba a terapia, siempre les ponian mantas gruesas, y uno casi no sentia nada...

Cabalgar es tarea de guerreros y en mi tierra mas de una vez tuvimos enfrentamientos sobre bestias por lo que estos cachorros de colombia no me hacen mella, cosa que al menos no se nota en mis compañeros

Y asi esperamos llegar hasta alla pienso con la mirada perdida pero constantemente pendiente de los alrededores, se que llevo mis armas listas por si acaso.

Cita:

Las palabras de Beatriz en otra ocasion me habrian provocado gracia pero en este momento no, me preocupaba mas pensar que seria el ultimo viaje que podriamos hacer. No le respondo al comentario sino que sigo cabalgando

Mientras empezamos la marcha apenas consigo seguir el paso de Ivan. - Esto de montar me va a dejar sin carnet de padre... o al menos me lo quitaría si no fuera porque ya no estoy vivo. Parece que a Ivan esto no parece molestarle, me pregunto cómo lo hará...

Al oir los comentarios sobre panteras mi mente empieza a indagar. - ¿Qué hacemos si nos atacan? ¿Saco el machete y trato de defenderme a caballo? ¿Disparo mientras monto? Tal vez sería mejor bajarme para combatir...