Partida Rol por web

Unay se mantuvo impasible mientras Lichman hablaba. Era como si sus férreos rasgos indígenas hubieran perdido la capacidad de movimiento, y nada podía verse a través de ellos: ni sorpresa, ni admiración, ni inquietud, nada. Apenas tragó saliva como un reflejo cuando la débil aura amarillenta rodeó a cada uno de los presentes. ¿Qué significaba aquello? ¿Es que todos allí eran seres sobrenaturales?. Al escuchar hablar sobre esos Shadow Hunters, a los que supuestamente pertenecía sin saberlo, su mente se llenó de dudas. Nadie le había hablado de eso nunca, ni en esta zona, ni en la otra... Él era un kunturuna, uno de los guerreros de Wiracocha, siempre lo había sido... Sin embargo, la mención a demonios, caídos y demás abominaciones le dió mayor claridad entre las dudas. Eso sí que tenía mayor sentido. Los ángeles luchaban contra los demonios, todo el mundo sabía eso. Así que quizás había llegado el final de la espera, y la misión por la que había abandonado su idílica vida en su lugar de origen, se mostraría ante sus ojos. Observó la reacción de los demás, y solo movió la cabeza ligeramente en gesto de desaprobación. Esa no era la reacción de seres sobrenaturales. Quizás no eran nada más que humanos, o podría ser que no quisieran revelar sus naturalezas. Excepto Lunaria. Solo entonces miró al ángel con franco asombro, no por la presencia de sus alas, sino por el hecho de mostrarte tal como era ante unas personas que apenas conocía. Paseó su mirada entre las alas y el rostro del ángel, pero no dijo nada. Sus propios pensamientos fueron exteriorizados por Anne, quién también daba muestras de saber más de lo que decía.

Por su parte, Unay volvió a sentarse en el primer asiento que encontró, y cruzó los brazos. No tenía intención de revelar su naturaleza en aquel momento, no hasta que fuera necesario. Habló con su acostumbrado tono fuerte y dominante, a nadie especialmente, aunque sus palabras podrían estar dirigidas a Fred y Randy.

- No creo que salir de esta habitación, de esta casa, o incluso de este pueblo signifique escapatoria alguna. Lo que hemos visto nos dice que estamos metidos en esta situación hasta el cuello, ya sea por obra de... llamémoslo, "el destino", o del señor Lichman aquí presente. Nos guste o no. Y bueno, hasta el momento no he decidido si a mí me gusta.

Dió una plácida mirada a Randy.

- Antes, el mal era conjurado, y combatido, con ensalmos, rituales y amuletos. Pero los tiempos cambian, y todo cambia con ellos. ¿Quién nos asegura que actualmente, no se puedan conseguir los mismos resultados haciendo uso de la tecnología?

Miró incómodo a Lunaria y sus alas.

- Y ya que tantas cosas nos han sido reveladas ahora... no me queda nada más que creer en lo que se nos ha dicho. Y acepto lo que me toca. Repito, no significa que me guste, pero lo descubriré en el camino. Ahora, tampoco tomaré un camino que me lleve a un precipicio, no ser un temerario no me hace un cobarde... ¿o sí?

Colocó ambas manos detrás de la cabeza y miró hacia el techo, con una media sonrisa en el rostro. Sabía que su posición era difícil de interpretar, y eso era justamente el efecto  que quería conseguir.

El señor Lichman, cruza los brazos, se queda mirando a cada uno de los presentes y se levanta si expresión alguna en su rostro.

- Para aquellos que deseen abandonar el lugar, son libres de hacerlo...los demás, por favor déjenme decirles un par de palabras mas -

Espera que alguien se marche y continua.

- Este lugar ha sido fundado con el único propósito de mantener a una pequeña fracción de este mundo pútrido a salvo, pero me temo que el tiempo me azota con fuerza y mis capacidades se han tornado cada vez mas nublosas con el paso de los días...ahora, no me queda mas de otra que hacerles una proposición, una idea que tengo para poder cumplir una misión mas en este mundo, antes de partir... - suspira profundamente y con los ojos cabizbajos habla - he decidido... - comienza a toser violentamente, se toca el pecho y retuerce el suéter que llevaba, cierra los ojos y se desploma hacia el suelo, sin brindarles oportunidad de tomarlo -

Tep ingresa rápidamente, el aura también le recorría el cuerpo, toma al anciano en brazos y lo lleva hasta su habitación, lo ideal seria llevarlo en un hospital, pero al parecer, esa no era la intención del señor Lichman.

Si alguien lo sigue a su habitación, un lugar ubicado en un piso superior, podrá ver como su ayudante le conecta unos aparatos respiratorios y demás articulo medico, para mantenerlo con vida.

El señor Lichman tosía constantemente, pero con menos violencia, Tep le controla el pulso y con un estetoscopio le oye el corazón. El gran chófer rubio, con mirada penetrante se queda en el linde de la puerta, observando de lejos todo aquella escena.

- Se encuentra estable, pero su corazón ha sufrido una recaída - dice Tep mientras va hacia una mesita de luz, ahí toma un brebaje de color verdusco, lo vierte en un vaso y lo mezcla con un poco de agua, casi obliga al señor Lichman para que lo beba, quien con muescas de asco termina de tragar la pócima - me temo que no le queda mucho tiempo... días o semanas cuanto mucho señor - dice Tep con lagrimas en los ojos - por que es tan terco y salio en su condición - su voz se torno quebrada y no se alejo del señor Lichman - por favor, déjenlo descansar, en la cocina hay café y te para beber, o si desean irse...Azat les llevara a sus hogares -

- No... - dijo con dificultad el señor Lichman - ...denme un poco de tiempo, deseo hablarles antes de que se marchen...por favor, aun no se vayan -

Lunaria, Unay, Annie, Fred, Lichman, Tep... Era todo una locura que no paraba de dar vueltas en su cabeza, incluso tuvo que llevar las manos a su frente para evitar derrumbarse y desmayarse en el suelo. Todo era confusión, y nadie ofrecía respuestas claras. Si ya de por si las alas de Lunaria eran bastante impactantes, lo que le sucedía al Sr. Lichman le impactó un poco. 

Cuando Tep se llevo a Lichman, fue el primero en seguirlos para ver su estado, sin embargo, se detuvo en la puerta. Se volteo para mirar a Annie, con una extraña expresión en el rostro, el ceño fruncido, y con la mirada un tanto perdida, no podía dejar de pensar en que ella le hubiese llamado "Cobarde" de una forma tan dura, ¿qué sabía ella de él? ¿Quién era ella para juzgarle de esa forma? Y sin darse cuenta, le respondió, en un tono de voz igual que el que uso ella hace unos segundos. Quién se fijara, notaría como sus dedos se movían con cada palabra que decía: - No hables de mi si no me conoces. - Y antes de darle cualquier espacio a responder, se volteó para seguir al ayudante y su maestro.

Entrando a la habitación, vio como Lichman era rodeado de maquinas y aparatos médicos, estaba preocupado por aquel hombre, y tras escuchar las palabras de Lichman, pronunció, apretando los puños, y con el ceño nuevamente fruncido, no de enojo, de determinación.

- Yo quiero escucharle, señor Lichman... Yo... Quiero ayudarle.-

- Peligro? tarde o temprano tendría que decirselos además tenía ganas de presumirlas- dije señalando mis alas que desaparecieron con la facilidad con la que habían aparecido.- Si tendremos que estar juntos para poder proteger a este pueblo supongo que lo mínimo que puedo hacer es confiarles mi identidad. Después de todo lo peor que podría sucederme sería morir... y no es tan malo como suena.

"Hombre de poca fé" pensé mientras aquel hombre se iba a pesar de todo. Supongo que hay gente que es incapaz de enfrentar su destino. Podía entender que ignorara lo que no podía ver pero si ante pruebas concretas seguía huyendo no era su incredulidad lo que lo espantaba era su temor a aceptar la responsabilidad.  Seguí al señor Lichman cuando lo vi tan enfermo, quizás podía ayudarlo. Sin embargo me quedé fuera al ver a Randy entrar. No era necesario ser un medico de categoría para notar que no había mucho que se pudiera hacer.

Volví a bajar, solo cuando Tep nos dio su autorización me puse a recorrer la casa. Terminé en la cocina preparandome  un whiskey. Un mal habito que mi falso padre tenía y que yo había terminado haciendo mío cuando estaba demasiado tensa.

Las palabras iban y venían en aquella sala, Fred por su parte comenzó su camino de ida cuando Lichman hablo nuevamente, cerró los ojos negando lo que haría a continuación que fue girarse y mirarle – Bien – fue su primera palabra denotando en su rostro miedo y fastidio por igual – Algún truco nuevo o que nos dirá aparte de que somos superhéroes que defenderán a la humanidad? Que podemos acceder a una jugosa cuenta bancaria? – pregunto casi sin importarle lo que escucharía a continuación.
Se notaba que estaba cansado y su cabeza le dolía de una forma extraña, como si la migraña fueran puntadas duras dentro de su cerebro

Ante la recaído de Lichman, Unay se mantuvo cerca de Tep mientras este atendía al anciano, por si necesitaba su ayuda aunque sea para cargarlo en brazos. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que era lo suficientemente fuerte como para hacerlo por si mismo, y que no era la primera vez que lo hacía. Sin dudarlo, los siguió hasta la habitación, en la que se quedó en la puerta observando como era conectado a los aparatos. Al escuchar las palabras de Tep y de Lichman, decide hacerle caso a este último. Primero se dirigió a Tep con tono de voz decidido.

- Si puedo ayudar, en lo que sea, nada más dímelo y lo haré gustoso.

Entró detrás de Randy a la habitación donde Lichman se encontraba. No pudo evitar sentirse conmovido ante la decisión del chico, y apenado por la difícil situación en que se encontraba el anciano. Ignorando categóricamente el sarcasmo de Fred para no perder el control, se agachó junto a Lichman, acercándose lo más que podía.

- Señor Lichman, ¿desea usted que lo ayude a recuperar su salud, aunque sea un poco?

Notando que también Randy podía escuchar sus palabras, lo miró un segundo y le sonrió débilmente, para volver a centrar su atención en el anciano. Si bien a todas luces su situación de salud era muy poco halagadora, confiaba en que al menos podría intentar reanimarlo por unos momentos, pero para esto necesitaba su aprobación, ya que bien sabían todos los ángeles que el don más preciado que los humanos poseían era su libre albedrío.

El señor Lichman parecía que oía sus voces, se notaba por la leve sonrisa que podia soltar antes sus palabras, pero no podía responder.

Tep mira a cada uno de los presentes y habla en tono casi suplicante.

- Por favor, dejen al señor Lichman...el no tiene una enfermedad cualquiera y es muy delicada su situación, les suplico, vayan afuera ya les indicare la hora que pueden pasar, pero les ruego, déjenlo tranquilo aunque sea un par de horas... - su voz se quebró y varias lagrimas escaparon de sus ojos -

El fornido de larga cabellera entra y dice de muy mala gana.

- Pueden irse si quieren, o una patada en el trasero los llevara afuera -

La unica persona que sabia lo que ocurria,le quedaba poco tiempo de vida, asi que la cuenta atras corria encontra de nosotros... Oh se sabia lo que ocurria y se formaba un plan o me temo que esto acabara muy mal.

Como los demas entraron en la habitacion, yo no entre, yo me quede en la puerta observando a los demas y desde lejo al señor Lichman estaba rodeado de personas"Medico y maquinas raras" que en mi vida habia visto

Supongo que otro Fantasma mas tendre tarde o temprano cerca mia...

Lo primero vamos a dejarle un momento solo a ver si se recupera, nosotros tenemos que hablar, y este es el momento de que quien quiera largarse que lo haga, porque sera un estorbo si esta aqui protestando.Yo acepto mi destino lo que tengo desde que tengo uso de razon...

Aunque no lo conociera es dificil ver a un hombre morir....Anne aunque no lo demostrarase, le daba pena ver aquel hombre asi.

En una de las habitaciones cerradas, una muchacha muy bella y de fino aspecto sale por la puerta, mirandoles desde el linde de la puerta, al parecer estaba muy confundida y no sabia realmente lo que estaba pasando y ni siquiera parecía saber donde estaba.

Ni bien el tío aquel nos hablo de esa forma tan amable Fred no dudo un instante en dejar aquel lugar y dirigirse al bar por un trago, quizás lo etílico le acomodaría las ideas y entendería un poco mejor todo lo que ocurría con esto de ser superhéroe. Ni bien llegara y se sirviera el trago se sentaría mirando por la ventana durante algunos minutos sin hablar a menos que alguien le dirigiera la palabra.

Unay se incorporó del lado de Lichman con gesto de pesadumbre. Salió de la habitación sin ni siquiera mirar a Tep o al de la larga cabellera. Le molestaba la actitud del primero, que rogaba para que no molestaran a su jefe, como si ellos estuviera allí por voluntad propia, y la del segundo, por obvias razones. Ya le gustaría que aquel tipo intentara levantar un dedo en contra suya, para que pudiera recibir lo que se merece.

En la puerta, escuchó a Anne y asintió con la cabeza.

- Está bien, hablemos. Pero primero, permítanme buscar a Lunaria, para reunirnos.

Bajó con rapidez al piso inferior. Cruzó el comedor y se dirigió a la cocina al escuchar sonidos que provenían de esta. Allí, observó a Fred y Lunaria, cada uno con sus pensamientos. Sin detenerse, se dirigió a la chica.

- Hola... ¿podemos conversar un momento en privado?

Movió la cabeza señalando hacia el comedor, donde esperaba poder hablar a solas con ella.

- Disculpa he olvidado tu nombre- dije mirando al hombre de fuerte apariencia. Bebí un poco más de Whiskey- voy solo espera un poco.

Limpié la mesa y guardé la botella acompañanado a Unay al comedor, eso si no soltaba mi vaso.

- ¿Que es lo que sucede? si tu también vas a reprenderme por mostrar mis alas permiteme decirte que se lo que hago- dije con seriedad- si es sobre otra cosa puedes proceder.

Sip, así mismo :D

Salí de la habitación y vi a una gente que no conocía nunca. - ¿Quienes sois?

Mire hacia aquella puerta, parecia que salia alguien.Era una chica joven, supongo de mi misma edad, Salio con una pregunta: ¿Que quienes somos?

Le conteste con la misma pregunta ¿Y quien eres tu? Lo mas seguro que ella supiera quienes eramos...Tanto tiempo metida en una habitacion.... Iba a ser un poco mas amable. Yo soy Anne Y estoy aqui igual que los demas...Y supongo que tu tambien.

Lunaria y Unay se fueron a hablar solos....El otro Fred se fue...Lo mas seguro que ese no vuelvaa estar aqui entre nosotros...Me caia Bien apesar de todo...

- ¿Estamos aquí todos reunidos para algo? ¿Para qué? - Tras un silencio. - Yo soy Wendell. - Le dije a la chica joven que se llamaba Anne. 

- Soy Unay - le respondió a Lunaria mientras esperaba a que beba otro trago de whisky.- Tú eres Lunaria, ¿verdad?

Ya en el comedor, apoyó las manos en la mesa mientras seguía de pie, y solo empezó a hablar cuando estuvo seguro de que nadie los escucharía o vería.

- No soy quién para juzgarte por nada, cómo dices, tú sabes lo que haces. Pero yo, al menos por el momento, no estoy dispuesto a hacer lo mismo.

En ese momento, sus enormes alas aparecieron en su espalda. Al contrario de las alas de Lunaria, las suyas se presentaban en tonos grises y marrones que no le daban la apariencia angelical esperada, sino más bien lo presentaban como algún tipo de criatura humanoide mitológica bastante imponente, como un híbrido de hombre y cóndor.

- Soy como tú, ¿lo ves? Bueno, algo distinto. Pertenezco a una orden especial dedicada a los territorios sudamericanos. Nos llaman kunturunas, y servimos a Wiracocha.  Solo quería mostrarme ante ti, porque considero que es lo más adecuado, y porque creo que si el destino ha hecho que nos encontremos hoy aquí seguramente es porque la misión que tenemos en frente requiere que trabajemos juntos. Como sabrás, siempre hemos sido los más aptos para luchar contra el mal. Solo te pido que guardes el secreto de mi naturaleza, como te dije, no quiero revelarla hasta que sea el momento adecuado.

Sus alas desaparecieron. Solo entonces, Unay tomó asiento en una silla cercana, cruzando los brazos y esperando la reacción de Lunaria.

- Vaya....- mis ojos se abrieron como platos, sentí el impulso de toca aquellas alas pero me contuve- nunca pensé que podría ver a alguien como yo.

Sus alas eran hermosas, sin embargo tenía que mantener la compostura y no actuar como una chiquilla ante un pegaso o alguna otra criatura fantastica.  Bebí un buen trago hasta dejar el vaso casi vacío.

- Yo soy un angel de la guarda, mi deber es cuidar a los niños, bueno a los que cuidaba cuando llegué aquí no son tan niños ahora- bueno en realidad había venido por una niña en especifíco y había fallado.- Comprendo tus razones y quiero que sepas que no le diré a nadie quien eres realmente. Puedes confiar en mi.

Estaba totalmente de acuerdo con él nosotros eramos los más adecuados para enfrentarnos al mal. Habíamos sido creados para eso.

- Fred - Dijo desde la posicion cerca de la ventana, no pudo evitar escuchar la conversacion de los demas en especial la de Wendell que parecia caer en su lista de * estamos en el mismo grupo que no entiende un carajo*.

Se levanto sosteniendo aun el vaso con tres hielos que jugaron a girar en el miro a Wendell - Bienvenida a la casa Lichman para sujetos con superpoderes - Giro los ojos casi mofandose de si mismo por lo que acababa de decir - Si me diras loco pero espera que esta tia - Señalando a Lunaria - Te muestre su truco de magia y luego pida que las toques... por cierto ya averiguare como lo haces - Volvio a negar - y por cierto no esperes irte de aqui, los seres de las sombras te buscaran e intentaran acabar contigo por que ellos si pueden hacerlo - dicho esto se sirvio un poco mas de ron.