Partida Rol por web

La niña no entendía gran parte de la conversación. Le costaba aun seguir conversaciones largas en lengua nigerthiana, pero estaba aprendiendo a leer en los gestos de la gente lo que necesitaba saber. El estómago le dolía un poco tras haberlo forzado a terminar todo el contenido del cuenco; Rinoa le iba contando cosas que era bueno que ella supiese, y esa era una de ellas. Al final le había costado, sobre todo los trozos grasos que le parecían piel o restos de carne que no podía identificar. Pero Girac no le había mentido: estaba sosa, y probablemente no fuera ni siquiera lo que se daría a un animal de categoría, pero no estaba mala ni parecía en malas condiciones.

Al observar como Girac se ponía en pie ella se levantó del suelo con el cuenco vacío en las manos, sin saber muy bien qué hacer con él.

Al observar como Girac seguía andando tras un instante de vacilación lo dejó sobre la mesa, rezando mentalmente a sus dioses de no estar cometiendo un error, y siguió a su amo

Me dirijo sin dilación al reservado dónde me espera la esclava, seguramente sanada de los latigazos del guardia del Grifo, pese a que ese sea un detalle que no me importe demasiado. Ando más intrigado por la reacción de Mañana cuando se encuentre con ella y la reconozca.

¿Se asustará? ¿Quedará sorprendida? ¿Le traerá sin cuidado?

La curiosidad me asalta hasta que abro la puerta y la hago pasar al interior.

- Buenas tardes Orgullosa ¿has tenido un buen día?

La saludo educadamente antes de cerrar la puerta.

Orgullosa llevaba preocupada toda la mañana. La habían reservado para uno de los clientes, lo que ya era extraño, puesto que Tausel (en su mente la joven seguía resistiéndose a considerarlo su amo) no solía permitir que una de sus esclavas "esperasen" a un cliente, sino era por una cantidad razonable de dinero.

Girac no era precisamente un cliente normal, eso estaba claro. Orgullosa se preguntó por qué le había reservado. Siempre había notado un desapego del hombre hacia ella y hacia Peque. Era como si el cuerpo de ambas le dejase bastante indiferente, y Orgullosa se había preguntado alguna vez si no tendría diferentes intereses sexuales. Pero como quiera que tales preguntas de nada servían había dejado de preguntarse cualesquiera cosas hacia tiempo.

A la esclava solo le quedaba soñar con la libertad, y esperar tal vez algún golpe de suerte que le permitiera recobrarla.

Esa mañana le habían ordenado que se vistiera con unas sedas bastante vaporosas que dejaban al descubierto casi todos sus encantos. Una cadena larga la sujetaba a la pata de la cama pero su longitud le permitía moverse con libertad por toda la habitación, decorada con pieles de caza mayor. Las cicatrices de su espalda habían desaparecido.

Cuando oyó como la puerta de la habitación se abría se puso de rodillas en dirección a la puerta y abrió ligeramente las piernas, con las manos sobre los muslos, adoptando la posición que le habían enseñado como propia de las esclavas preparadas para servir sexualmente.

Porque si algo sabía era que esos reservados se usaban sobre todo para esos contactos sexuales.

- Sí, amo - respondió con la cabeza baja a la pregunta de Girac, mientras se preguntaba qué demonios querría

Me tomo mi tiempo para observarla apoyado en la puerta, como si de esa forma evitara que pudiera escapar nadie de la habitación. La esclava parecía un regalo envuelto dispuesto para disfrutar con él, y en verdad resultaba un regalo bastante bonito, capaz de volver loco a más de uno con tal de ser su dueño y poder desenvolverlo rápidamente.
Disfruto apurando su paciencia sin moverme en absoluto hasta que de repente cambio de parece y me entretengo en recorrer las paredes y comprobar la calidad de las pieles expuestas sintiendo la mirada de ambas clavadas en mi espalda.

- Así que si has tenido un buen día...

Me hablo a mi mismo mientras paso mis dedos por lo que había sido el lomo de un lobo de las llanuras.

- Y me imagino que te preguntarás por qué le pedí a Tausel que te reservara para mí...

Me vuelvo hacia ella y le paso la mano suavemente por el pelo, acariciándolo y oliendo mejor su perfume mientras mis ojos buscan a Mañana quien ya ha recocido a Orgullosa como la mujer azotada en sus pesadillas.

- La respuesta es ella. Mañana. Es una niña lista, sabe que debe agradar a su amo o sufrir las consecuencias. - sonrio mientras sigo acariciandola - Pero tu ya tienes muchas experiencias sobre ello ¿verdad?

Eso estaba claro, la que más golpes se había llevado en la taberna siempre había sido ella, principalmente porque se negaba a hacer lo que se le pedía y otras por el simple gusto de dañar algo bello.

- Quiero proponerte algo.

Dejo de acariciarla y me acerco a Mañana, a quien acabo sujetando suavemente por los hombros.

- Necesito alguien le enseñe los secretos de la cama, alguien que de verdad conozca las mayores depravaciones y que además conozca los peores castigos por negarse a ello. Tu encajas en ese perfil Orgullosa, el problema es que si no quieres hacerlo se que tendré que buscar a otra y no concibo a nadie mejor para ésta tarea.

Expongo mi propuesta sin mi habitual sonrisa reservada a mis amigos y sin muestra alguna del desprecio que suelo mostrar cuando trato con ellas, sobre todo a Peque. Pero que le de la oportunidad de elegir ya es una buena jugada contra ella, ansiosa por obtener una libertad que nunca conseguirá, estos pequeños gestos pueden significar un mundo para ella.

- A cambio podrías disfrutar de más días como éstos, sin tener que permanecer en la taberna, pudiendo comer lo que quieras simulando que es para mí... ¿qué decides? ¿puedo contar contigo o busco a otra?

Espero su decisión, consciente de que no he mencionado ningún castigo contra ella, aparte de saber que otra estará disfrutando de una vida ligeramente mejor porque ella pudo elegir y la rechazó, y dado que Mañana aún es pequeña, será mucho tiempo el que pueda aprovecharse de este trato. En cualquier caso, debe ser ella la que se comprometa a ello, de lo contrario perdería el tiempo al intentar hacerla cambiar de idea.

La esclava se concentró en mantener su mirada en el suelo mientras una sensación de terror se formaba en la boca de su estómago. Por el amor de Sarenrae si era tan sólo una cría.

Era demasiado niña, por mucho que le conviniera, ella no podía, no podía...

Se tragó la bilis, y el miedo. Secretos de cama. La cria seguro que ni entendía la expresión

- Os agradezco el favor que me haceis, amo. Sin embargo no quiero engañaros, es todavía demasiado infantil. Si ahora le explicara o le enseñara ese tipo de cosas... las chicas que he conocido con esa edad sometidas a eso no han sido útiles a sus señores mucho tiempo. Es conveniente esperar al menos hasta su primera menstruación

Ya está, ya estaba dicho. Ahora sería golpeada, castigada, o lo que fuera. Maldita niña. Maldito Girac. Maldito Tausel.

Malditos todos

¡Ésta si que es buena!

- Jajajajaja

Empiezo a reirme sin control mientras sigo sujetando a Mañana, en verdad las palabras de Orgullosa han sonado como un chiste a mi oídos.

Quizás piense que soy algún depravado como Briaeros o Zandar, ¡seguro!

- Jajajajaja

Sigo riendome un buen rato más antes las miradas incprensibles de ambas hasta que al final consigo serenarme lo suficiente para volver a hablar, bastante sonriente.

- ¿Pero que clase de depravado te crees que soy? Mañana sólo mirara, ya se que es muy joven para obligarla y además colgaría al idiota que se atreva a ello.

Aunque aun mantengo la sonrisa en el rostro, la advertencia para venir muy en serio.

- Simplemente quiero ampliar sus conocimientos y si es necesario la ataré a una silla para obligarla a mirar

Bajo la mirada para cruzarla con la de la niña unos segundos para volver a levantarla ahora ya más serio.

- Pero tranquila, no soy como los soldados del Grifo o cualquier otro con el que hayas estado. Me gusta que mis compañeras de cama tengan la suficiente iniciativa para decir cuando algo les gusta o no, para pedir lo que sea necesario, provablemente por eso prefiero me desagrada desahogarme con esclavas...

Acabo meditando en voz alta, intentando analizar el motivo de ese desagrado.

- ¿Algún otro problema?

La risa de Girac no acaba con el miedo de Orgullosa. Sabe que la risa puede significar mil cosas, y que al menos la mitad no son agradables. Pero cuando Girac termina con una pregunta, y no nota un bofetón, ni un correazo, se permite destensar el cuerpo, preparado para un golpe un instante antes.

- No, mi amo. Si mi amo Tausel está de acuerdo con vuestras palabras y vuestra propuesta haré lo que esté en mi mano para complaceros y para enseñar, tanto con mis explicaciones como con mis actos, lo que quereis que aprenda Mañana

La niña por su parte observa todo con una mezcla de miedo y fascinación. Su dominio del idioma es aun extraordinariamente escaso, y cuando Girac la toca se estremece sin saber muchas veces el motivo. Intuye que se habla de ella, y que es algo importante. También que la chica (¿Olguliosa se llama?) ha discutido con su amo sin ser castigada por ello.

Pero está de rodillas. Y sin ropa. Ya sabe lo suficiente para saber que si alguien tiene poca ropa es que debe ser esclavo. O algo por el estilo.

Repentinamente Girac deja de reirse y le mira a los ojos. Mañana siente un estremecimiento y rápidamente baja la mirada.

No, la niña no sabe de que se habla, pero si sabe del miedo

- No creo que a Tausel le importe lo que hagamos, y tampoco creo que te convenga contarle nada - vuelvo a sonreir - Si pusiera objeciones, provablemente te ganarías una buena tunda y se acabaría el chollo.

No ibamos a negar que si Tausel se enterara de ésta propuesto le gustaría cobra algo más como usos extraordinarios de su propiedad o algo por el estilo.

- Y si es necesario, podeis usar éste idioma.

Uso la lengua esclava en ésta última frase como muestra de que realmente deseo que Mañana comprenda lo que se le va a enseñar y sigo haciendo uso de ella cuando por fín presento a la niña a su nueva maestra.

- Mañana, ésta es Orgullosa. Seguramente ha recibido más palizas que ninguna otra esclava en toda la ciudad, así que te interesará prestar atención a lo que te va a enseñar.

Tras la pequeña presentación suelto a la niña y me siento en la cama para empezar a quitarme las botas seguidas del resto de la ropa.

Orgullosa asiente a tus palabras y se acerca gateando hasta ti mientras le escuchas hablar con la niña

- Mañana... es un nombre bonito. Debes darle las gracias a tu amo por él. Pero se que no es tu primer nombre. Esta es la primera lección que debes tener en cuenta: pueden usarte con la misma facilidad que pueden cambiarte el nombre. Sólo te dejarán vivir si les gustas, o mejor dicho, si le gusta lo que haces. Yo te puedo enseñar un poco lo que pedirán de ti dentro de unos años. Mirame y aprende. Luego si tu amo está de acuerdo, te explicaré todo lo que no entiendas.

Mientras habla Orgullosa se ha situado al lado de los pies de Girac, sin levantarse puesto que no se le ha ordenado. Su cuerpo está expuesto a una patada, o a ayudar a Girac a desvestirse si se le ordena, o a besar su ropa, o sus botas. Hay algo profundamente erótico en su cercanía, y en su indefensa y absoluta disponibilidad

- ¿Qué habeis pensado ordenarme, mi amo?

- ¿Qué te parece simular una Fiesta de la primera noche?

Es evidente que la pregunta está de más, así como el que falta gente alrededor alborotando, que el homenajeado se encuentre tan borracho como para ser casi imposible mantenerse en pie y que la esclava acabara con varios huesos rotos... o al menos así es como había ocurrido en la mía.
El recuerdo de Zahem rompiedole el cúbito por no me acuerdo que motivo regresa rapidamente a mi cabeza mientras acabo de desvestirme y me levanto para mirar a Mañana, quien instintivamente aparta la vista.

- Cierto es la primera vez que me ves desnudo.

Esta vez la sonrisa de mi rostro no es tan agradable como las anteriores y un aire malicioso recorre mi rostro.

- No me hagas obligarte a mirar Mañana.

Le advierto y espero a que poco a poco, la niña vuelva la cabeza en nuestra dirección, aunque sigue siendo incapaz de mirar directamente, lo que se evidencia en su mirada ligeramente desviada y sus descarados intentos por permanecer el máximo tiempo posible con los ojos cerrados sin que llegue a considerarlo una falta. Así que termino por contentarme y empezar la explicación.

- La fiesta de la primera noche es un evento muy interesante. A modo de resumen y simplificándolo mucho, necesitas saber que cuando un pater familia considera que un joven está preparado para empezar a practicar sexo, suele regalarle una esclava para que se estrene o practique si ha dado la casualidad de que el joven prefirió adelantarse a su fiesta.

Si, en verdad ese era un resumen bastante básico de todo lo que significaba la fiesta a ojos indignos.

- Respeto a lo que a ti te interesa, será que te las verás con un chaval con poco más de los doce años cumplidos que provablemente no pueda tenerse en pie, rodeada de amigos y familiares tanto del pater como suyos al que basicamente deberás ayudar a que acabe desvirgándote.

Aguardo a que la expresión de Mañana muestre que de verdad ha comprendido lo que ello significa al notar como el miedo recorre todo su cuerpo.

- Es por eso que estamos aquí, para que te habitues a lo que va a pasar esa noche en la que deberás que un niñato borracho deberá pasarse por el mejor amante que conocerás en tu vida. Y después de ello, ten en cuenta que el resto de los invitados les seguirán esperando idénticos resultados sino mejores, con la diferencia de que éstos tendrán ya sus gustos y casi no tendrás tiempo ni fuerzas para descubrirlos si en verdad quieres acabar la noche bastante indenme.

No cabía duda de que la había afectado de sobremanera, tanto que ahora era incapaz de apartar su mirada llorosa de mi.

- Y ahora esconde esas lágrimas y presta atención. Orgullosa te puede asegurar que por menos ha recibido grandes palizas.

Le ordeno con voz firme para luego cambiar a un tono más suave y zalamero para dirigirme a la esclava de Tausel que aguardaba paciente instrucciones.

- ¿Podría sentir tus labios recorrerme por todo el cuerpo? - le solicito para luego seguir explicando - Posiblemente, el niñato en cuestión intente poco menos que violarte, puede que te golpee furioso por ser incapaz siquiera de tener una erección, así que debes buscar la manera de convencerlo para que se mantenga quieto y te deje todo el trabajo a tí. ¿Me equivoco Orgullosa?

Cita:

Probablemente lo más increible de todo era que aun siguiera estremeciéndose al escuchar esas palabras: fiesta de la primera noche. A Orgullosa casi le costó mantener la pose, y seguir escuchando a Girac. Afortunadamente al adiestrador le interesaba mucho más la expresión de Mañana que la suya propia, y eso le dio los segundos necesarios para rehacerse.

Estaba adiestrando a la chica para eso. Para convertirla en... Orgullosa cerró su mente al torbellino de sensaciones y recuerdos. Si hacía bien su trabajo sería bueno para ella, y también para Mañana. Era algo que ella iba a hacer porque quería, y no porque se le hubiera obligado. Había podido rememorar muchas veces lo que haría si pudiese... si hubiese podido tragarse el orgullo. A algunos les gustaba el orgullo que ella mostraba, si, pero solo como acicate para castigarla más, para humillarla más. Y al final siempre se quebraba, aunque fuese temporalmente.

Orgullosa tomó las manos de Girac cuando este aun se estaba terminando de desvestir y se llevó con cuidado y aparente temor la mano a la boca, acariciando esta lentamente con los labios entreabiertos

- Mi amo, soy vuestra para que me useis, para que me pongais el nombre que sea vuestro gusto. Permitidme ayudaros - y tras estas palabras se arrodilla con la cabeza gacha casi a la altura del miembro de Girac, sin aun mirarlo directamente, y le desata con cuidado las cordoneras de su sandalia

La ropa termina de por dejar de tapar completamente de mi piel, siento los labios de Orgullosa besar mis dedos suavemente como si los hubiera untado en miel para después seguir un río imaginario que empieza por mis pies y sube contranatura por mis piernas.
Me siento en la cama mientras vuelvo a acariciarla su melena y voy bajando poco a poco recorriendo su cuello, sus hombros y brazos.

- ¿Aún recuerdas tu nombre Orgullosa? ¿Aquel que te dieron tus padres?

Pregunto de repente, consciente de que esa pregunta la trastocará al romper de un plumazo los años de esclava en busca de algo que ya jamás creía que volvería a usar.

La esclava estaba lamiendo con delicadeza la piel del explorador cuando oyó la pregunta de este. Afortunadamente había cerrado la mente a las emociones que preguntas como esa le podían producir: sabía bien que muchos nigerthianos disfrutaban con la tortura que podía suponer para una esclava recordar los tiempos en que era libre.

- Alicia, mi señor - dijo mientras te acariciaba las rodillas y los muslos, arrodillada entre tus piernas

Sin esperar tu respuesta la esclava se apretó contra tu cuerpo, haciéndote notar su cuerpo apetecible, mientras su lengua reaudaba su camino, acercándose a tu sexo, sin llegar a tocarlo aun, aumentando la duración y número de sus lamentones, mientras sus manos iban acariciando de tus piernas a tu espalda.

Vuelvo a subir mi diestra hasta tocar de nuevo su pelo, momento que uso para agarrarlo fuertemente y provocarle un pequeño tirón que la hace separarse de mi piel. Pero mis ojos vuelven a enfocar a la niña en lugar de a ella, posiblemente más pendiente de que aprenda bien que de llegar a disfrutar yo.

- Esta respuesta podría premiarte con una patada en la cara. - le advierto - Hasta que no conozcas a tu amo, lo más prudente es limitarse a obedecer literalmente.

Dejo de tirar del pelo de Orgullosa para permitirle seguir con lo que estaba haciendo a la vez que vuelvo a prestar mi atención en ella.

- Pero yo creo que siempre se debe mantener algo de iniciativa.

Mi voz vuelve a adoptar ese tono zalamero, que parece ser el que reservaré para ella durante esta velada, y tras ésta pequeña indicación sobre mis gustos me recuesto en la cama con los ojos cerrados para itentar disfrutar al máximo de lo que Orgullosa es capaz de hacer con sus labios o cualquier otra parte de su cuerpo cuando no se ve obligada a ello.

- Voy a encontrar a Alicia, Orgullosa.

Mis palabras suenas a más a una promesa susurrada al oído de un amante que a una petición u orden, incluso parece como si la retara a que escondiera esa parte de ella, pero tenía tiempo para esa tarea y de conseguirla, quizás pudiera llegar a domesticar por completo a ésta fiera.

Dos horas y media extraordinariamente placenteras. Orgullosa logró dejar de pensar en la niña que miraba con la boca abierta y los ojos desorbitados. Todo quedaa reducido a un cuerpo y a la mejor posibilidad que se le había presentado en años para mejorar su situación. Era mejor follar solo con uno, después de todo, y Girac parecía valorar seriamente la posibilidad de que adiestrase a Mañana desde el punto de vista sexual. Eso supondría probablemente dedicarle muchos dias durante los próximos dos años al menos.

Quien sabía siquiera si viviría tanto tiempo. En todo caso....

Orgullosa usó primero su boca pequeña, y tras lamer todo el cuerpo de Girac se concentró en su sexo, jugando con su lengua con la verga del explorador y haciendo que oleadas de placer atravesasen a Girac. Supo mantener la excitación del nigerthiano y luego se dejó guiar por los deseos de este, dejándose y facilitando que su amo le penetrase. Y en general leyendo sus deseos y logrando que durante dos horas y media el adistrador nigerthiano fuese un hombre feliz, extraordinariamente feliz. Y muy relajado.

Era ovbio que el nigerthiano medio no sabía como sacar el máximo partido a los esclavos, limitándose a golpearlos hasta que éstos obedecían por miedo a las palizas cuando aún no habían resultado demasiado dañados por éstas o vendidos una vez su amo se había cansado de ellos.
Pero en ésta habitación, oculto a los ojos del resto del imperio, estaba demostrando que siempre era mucho mejor motivarlos con pequeños premios para que se mostraran más voluntariosos. Gracias a ello, se mantenían más interesados en agradar a su amo, obteniendo éste mayores placeres por su servicio, se evitaban palizas innecesarias que acaban dañando al esclavo y se bajaba más lentamente la escalera que descendía al hastío.
En parte ese era uno de los motivos por el que también intentaba buscar a Alicia en el interior de Orgullosa, besándole en el cuello, acariciando sus senos, recorriendo su cuerpo con mis manos hasta alcanzar su clítoris y jugar con mis dedos antes de siquiera llegar a penetrarla. Si conseguía hacerle disfrutar, también sería un plus para la proxima clase, consiguiendo que su cabeza buscara otros métodos que alguna vez había observado, sufrido o imaginado con los que consiguiera agradarme.
La otra parte era mostrarle a Mañana, las formas de hacer disfrutar a una mujer. Porque estaría equivocada de pensar que sólo debería contentar a hombres. La homosexualidad no era ningún misterio en el imperio, al igual que existían los amos que simplemente deseaban mirar a sus esclavos mantener relaciones, ya fueran con otros esclavos, sus mujeres, animales o incluso criaturas salidas de algúna sima oscura. Es por ello que la pequeña debía conocer bien todas las posibilades que el sexo podía ofrecer, siendo la que ahora mismo contemplaba de las más simples.
Al final, conforme la excitación del momento iba en aumento, parecía que las barreras de la esclava cedían ligeramente ante mis empeños en buscar también su placer, pero por desgracia, yo carecía de los conocimientos que disponía Orgullosa para hacer disfrutar a la otra mitad, por lo que no me quedaba más remedio que cejar en mis empeños por derribar sus muros y acabar eyaculando sobre la cara de la esclava después de dos horas de clase.

Orgullosa fingió recibir más placer del que verdaderamente estaba recibiendo con las caricias y besos de Girac. Al fin y al cabo eso era lo que se suponía que debía hacer una esclava cuando su amo le premiaba con un beso o una caricia, o tratándola con una mínima dulzura. En todo caso Orgullosa disfrutó de las largas dos horas mucho más de lo que había previsto.

Cuando el adiestrador ya estaba próximo a terminar le hizo un gesto y la esclava se quedó de rodillas mientras Girac se corría en su cara. Orgullosa entonces lamió el pene de Girac hasta limpiarlo de cualquier rastro de semen y, arrodillada, esperó nuevas órdenes, mientras se calmaba de la excitación que había dado y recibido.

Tenía la respiración acelerada por el esfuerzo, pero mentiría si dijera que había sido desagradable. En verdad Orgullosa se había esforzado por alegrarme, seguramente pensando más en los beneficios que obtendría mientras permaneciera interesado en ella que en cualquier otro asunto, pero ese era un detalle mínimo para mí más preocupado por el aprendizaje de Mañana que por el bienestar de la esclava.

- Ve pensando lo que te apetecerá la semana que viene.

Le aviso de mis intenciones de repetir la sesión dentro de siete días mientras me siento en la cama y comienzo a vestirme.

- Espero que prestases atención Mañana. - me dirijo a la niña mientras tanto - Orgullosa se esforzó y yo no me entretuve intentando hacerla disfrutar por nada. - me vuelvo a incorporar para poder subirme los calzones - Podeis hablar entre vosotras si os apetece mientras me visto.

Les doy permiso entretanto ando ocupado con la ropa, aunque puede que la niña no consiga emitir ningún sonido impactada por las dos horas de sexo entre su amo y Orgullosa.

Orgullosa se quedó mirando a Mañana. La pobre niña no había abierto la boca y la miraba como si estuviese viendo a un fantasma. Un ramalazo de ira atravesó a la esclava. Pero se contuvo. Nada ganaba perdiendo esta oportunidad de vivir mejor.

Orgullosa contuvo su impulso de quitarse el semen de la cara y del pelo. No había recibido permiso para limpiarse. Tragó saliva con dificultad, intentado quitar el sabor de sexo de la boca, sin conseguirlo. Miró a Mañana. Era una niña. ¿Cómo empiezas a explicarle algo así?, ¿cómo....?

- ¿Duele mucho? - preguntó Mañana en un susurro

Sí, esa era una buena manera de comenzar. Y mientras Girac se arreglaba Orgullosa empezó a contarle lo que se iba a esperar de ella como esclava, y como podría soportarlo