Partida Rol por web

Vale, me has convencido, seguiré así de bello XD

Mañana empezamos

Decido informarme sobre las justas en la arena. Tal vez sea una buena forma de sacarme algo de dinero y de practicar mis habilidades de cara a formarme como duelista. Parece un buen lugar donde averiguar si existe un maestro duelista en la ciudad...

Tal vez sea mucho decir que eres un experto en la arena. Pero se ajusta bastante a la realidad. Has ido en muchas ocasiones y has apostado por uno u otro gladiador. Conoces bastante bien los entresijos de ese mundo, que son los siguientes:

El coliseo de la arena es uno de los mas importantes entretenimientos para la sociedad de la Ciudad de las Cadenas. En el mismo gladiadores son obligados a luchar a muerte para complacer las ansias de sangre de la población de la ciudad. Los juegos se producen los días 15 y 30 de cada mes, y siempre congregan a un buen número de personas. Las distintas casas nobiliarias suelen siempre tener una cuadrilla de esclavos destinados a tal fin, aunque cualquiera puede inscribir a cualquiera de sus esclavos para participar en las justas. Generalmente la decisión de si se combate, donde y contra quién se realiza por la Señora de la Arena, Nirsine La Oscura, una guerrera y adepta que dirige con lleva con firmeza el control sobre toda la arena. Se sabe que su amor por los combates es innegable, y que su máximo deseo es que la arena funcione como un reloj bien engrasado. También se sabe su perfección en el entrenamiento de hombres y bestias, y su deseo de que cada combate sea entretenido.

Las reglas de la arena son sencillas. Uno puede incribir cuantos esclavos o esclavas desee. Eso implica ceder la propiedad de los mismos temporalmente a la Arena, quien se compromete a buscarles enfrentamientos adecuados a sus victorias previas y a sus condiciones físicas. Los combates pueden ser con armas específicas, sin ellas, individuales, en grupo, y con cualesquiera condiciones alteradas. Pero hay un compromiso de que se realizan sin buscar superioridad de unos adversarios sobre otros. Cuando un combatiente cae, el sumo sacerdote de Hextor o el duque pueden indultarlo, lo que hace que pase a ser esclavo bien del indultador, bien del amo del esclavo vencedor, si elige esto último. También puede vivir si el esclavo (se supone que siguiendo órdenes de su amo), lo toma como esclavo a su vez. Siempre que el esclavo perdedor muera la Arena abona al amo del esclavo vencedor una cantidad igual a un procentaje de las apuestas. En el caso que quien se quede con el esclavo sea el sacerdote de Hextor o el duque es a estos a quien les corresponde abonar dicha cantidad.

Al finalizar el año los combatientes que han acumulado 19 victorias combaten una última vez. El vencedor recibe la libertad y su señor un porcentaje de las apuestas de todo el año, así como los restantes combatientes que no hayan fallecido.

Por supuesto, se puede uno apuntar a sí mismo como libre. Ello supone de un lado que no hay traspaso de propiedad alguno y que el gladiador libre puede realizar su vida habitual con la salvedad de su obligación de presentarse en el día de su combate. Si vence las posibilidades del propietario del vencedor pasan a él, en su condición de propietario de sí mismo. Si pierde perderá o la vida o la libertad.

Un gladiador libre puede solicitar combatir las veces que desee, mientras sea libre. Pero contra quien combata depende de los deseos de Nirsine La Oscura.

A pesar de su importancia debe resaltarse que Nirsine no es la única que se ocupa de la Arena. Sería imposible. Además de ella hay toda una buena cantidad de personal al servicio de la misma y con las mas variadas funciones.

Entonces, si participara, el premio seria que mi rival pasaria a ser mi esclavo?

No exactamente. A quien vencieras pasaría a ser tu esclavo... salvo que lo mataras en el combate (que suele ser bastante habitual) en cuyo caso tu premio pasaría a ser un porcentaje de las apuestas

y lo puedo dejar en cualquier momento?

Si... simplemente tienes que no solicitar a la señora de la arena que te inscriba. Pero una vez inscrito estas obligado a participar. Es decir, puedes decir que se te inscriba para el próximo combate. Y entonces estás obligado a combatir ese día. Pero luego no tienes obligación de combatir nunca más. Hasta que te inscribas para un combate, y así sucesivamente.

Entonces creo que probaré por lo menos un combate. Me dirijo a la arena.

No es un día de combate, pero a pesar de todo hay cierta agitación en las cercanías del coliseo, y algunas personas han acudido a observar desde las gradas circulares del gran edificio como en la arena los esclavos, bajo la supervisión y el látigo de la señora de la arena, entrenan con armas romas.

Al llegar has escuchado el ruido de algunas bestias, que supones serán también traidas para algunos combates especiales.

Me acerco a la señora de la arena. Cuando parezca que tiene un segundo de respiro me presento.

-Salud, Nirsine, señora de arena. Humildemente me presento. Soy Zandar, ciudadano libre del imperio Nigerthiano. Soy un gran seguidor del espectáculo de la arena y me gustaría, si vos juzgais mis habilidades merecedoras de tal honor, participar en los combates.

Mi actitud finge ser sumisa. En realidad estoy calibrándola como guerrera. Su pose, sus movimientos, su equilibrio.

Para acercarte a la Señora de la Arena tienes que bajar al círculo central, y varios guardias te salen al paso. Sin embargo cuando te identificas te permiten pasar. Nirsine es una mujer que ya hace tiempo cumplió los treinta, de cuerpo musculoso y con cierto gesto de permanente enfado en la cara. Es demasiado atlética y tiene un aire demasiado desdeñoso para responder al canon de belleza normal, pero tampoco se la podría definir como fa. Lleva el pelo corto y ligeramente en punta y lleva una armadura metálica de color gris oscuro casi negro.

Al hablar te mira apenas un par de segundos, sin cambiar su cara de perpetuo enfado

- ¿Así que otro ciudadano de Nigerthia esperando sacar algo de dinero fácil en la arena no? Muy bien. Pero no esperes que te ponga combates fáciles o que vayas a tener cualquier tipo de premio por tu sangre. La derramarás, te lo aseguro, como todos. ¿Cuando querías tener el primer combate?

Adopto un tono de coqueteo, intentando ganarme su favor:

-Estoy completamente a vuestro servicio, mi señora, en todos los aspectos...Solo decidme cuando y donde y allí nos encontraremos...en cuanto al combate, cuanto antes mejor. estoy ansioso por demostraros el buen hacer de mi estoque...y de mi otras armas, por supuesto.

Retiro mi túnica para que se vea la empuñadura de mi estoque y, ya de paso, mi entrepierna...

La mujer se te queda mirando con expresión indescifrable durante unos segundos. y luego por fin se decide a responderte

- No tan deprisa. Quiero ver ese manejo de tus armas el que tanto alardeas. Para saber de qué estamos hablando. Tengo una bárbara que me han traido para que combata en la arena. Te batirás contra ella en una sala privada, usando armas de madera. Eso me dará una idea de lo bueno que eres con las armas de metal. Y si ganas, como espero que hagas, espero que te diviertas con ella con tus "otras armas". Y ya dependiendo de lo que vea, te diré. - una sonrisa sardónica se forma en la cara de Nirsine- Si ello no ofende a tu honor por supuesto

-Para mi será un placer daros una muestra de mis artes, mi señora...En todos los sentidos.

Sonrío satisfecho. En mi fuero interior aún tengo dudas sobre si estoy preparado para esto, asi que una prueba con espadas de madera me viene al pelo. Si consigo ganar, además, y acostarme con Nirsine, puedo ganarme su favor en las justas, lo cual no tendría precio...

- Cuando termine el entrenamiento de los gladiadores veremos lo que sabeis hacer - te dice Nirsine y se dedica a observar y gritar órdenes. En efecto, no es hasta bastante tiempo después que eres conducido hasta una habitación privada en la que hay una pequeña arena y una tribuna, con espacio para unas ocho personas. Pero ahora mismo solo está en ella Nirsine y tres de sus guardias.

Eres conducido hasta la arena y se te entrega un arma de madera.

- Veremos que tal espectáculo das - te dice Nirsine mirando con interés- Sacadla - ordena al guardia que te ha llevado a la arena.

Al poco una mujer aparece en la arena. Va vestida con pieles y su mirada muestra una mezcla de cansancio con un punto de locura. Como a ti le han dado un arma de madera. No es la mujer mas hermosa que has visto, pero no está mal del todo. Lleva del cuello y de los brazos unos grilletes y sus desnudos brazos dejan ver una marca de esclava que la identifica como propiedad de la casa del dragón

- ¿Por qué estás aquí? - te pregunta sorprendida en lengua esclava al ver que no tienes grilletes.

Sin embargo se apresta a preparar su arma.

-Vengo a clavarte una espada. Dos, en realidad, si gano.

Me pongo en posición de combate, estudiando a mi rival. Balanceo la espada de madera y la hago girar sobre mi palma, demostrando mi habilidad con las armas pequeñas.

Si gano la inciativa intentaré usar una finta para cogerla desprevenida y realizar un ataque furtivo.

- Cabrón - murmura en lengua indigna mientras apresta su arma... aunque tu eres mas rapido.

Lanzo un ataque rápido para probar las defensas de mi rival. No conozco su CA ni el daño del arma, asi, si le doy, tiralo tu...No hace falta decirlo pero me concentro en esquivarla.