Partida Rol por web

Roderick se arrepintió de haberse metido de cabeza en el agua del charco, pero lo mismo si no le había pasado nada ya era porque todo iba bien... O al menos eso fue lo que se dijo a sí mismo tras la reprimenda de la americana.

Por eso y algo arrepentido por lo que había hecho bajó su cabecita y no dijo esta boca es mía hasta que se presentó el dilema de para donde ir.

- Em circunstancias normales yo diría de ir justo al contrario de la dirección de las voces... Si se escuchan por algún lado será porque algo ocurre en esa dirección... Pero como hemos venido precisamente a por eso... Con todo mi pesar... Nuestra dirección tendría que ser las de las vocecitas esas... - suspiró sin estar convencido... En realidad ni siquiera estaba convencido de estar en el desierto.

Seguisteis el mismo camino que el día anterior con la ligera corrección que había sugerido Sonny y tras cinco horas de intenso calor volvisteis a encontrar otro oasis en el que descansar. Algo dentro de los soldados les decía que el camino que estaban siguiendo era el correcto y las mismas voces que oyeron Matt y Sonny fueron oídas por el resto mostrándoos un camino cual baldosas amarillas por el que transitar.

Conforme fueron pasando los días las ligeras reticencias iniciales a no beber agua de los oasis fueron vencidas por la poderosa sed, el calor y la deshidratación, pues a todos os quedó claro que de no ser por las voces que os llamaban y que os conducían por el desierto no habíais durado más de dos días con vida.

Vuestra ruta os llevaba cada vez más al norte, al interior del desolador desierto, sin cruzaros con una sola alma durante el trayecto, así fue hasta el sexto día, cuando a media mañana, cuatro horas después de salir, divisasteis en la lejanía lo que parecía un grupo de hombres a caballo, parados justo en mitad de la ruta que os habían marcado las voces la noche anterior.

Dudasteis si continuar la marcha, pero sabíais que este era el único camino correcto. Poco a poco fuisteis recorriendo la distancia que os separaba hasta ellos, con la intención de pasar de largo.

Ya podíais verlos, cinco hombres, a lomos de caballos marrones y vestidos de negro, con las ropas típicas del pueblo bereber que solo dejaban ver sus ojos. En ese momento, el que estaba en el medio del grupo saca una pistola y hace un disparo al aire. Tras eso chilla algo en un idioma parecido al que se escuchaba en el protectorado de Aden y que evidentemente desconoceis.

Roderick... cobarde por naturaleza dio un blinco hacia uno de sus compañeros en busca de protección en cuanto escuchó el disparo y vio a los desconocidos.

- ¿Pero quienes son?- dijo acojonado queriendo desaparecer- parece que no quieren que sigamos por ahí... lo mismo podemos ir por otro... un atajo o algo de eso- sugirió clavando los dedos en el brazo de su compañero- todos los caminos llevan a Roma... o eso dicen

–Si nos vamos, puede que nos disparen por la espalda– susurró sin mucho sentido Daphne– lo mejor será...no lo sé.

El hilo de voz de la mujer se fue apagando hasta que de pronto, volvió a subir preguntando de forma que no la oyó ni el cuello de su camisa.

¿Hablan nuestro idioma?

¿EH? ¿QUÉ SI HABLÁIS NUESTRO IDIOMA? ¿INGLÉS? ¿FRANÇAIS? (daph, tú hablabas alemán, ¿no?)¿DEUCH?

o como se diga

El chorro de voz se elevó por encima del ruido del viento y de los camellos-

¡Seis días!Jamás hubiera pensado que hubieran podido tardar tanto en encontrar a sus hijos o lo que fuera que habían ido a buscar en el maldito desierto. Sus iniciales reticencias con el agua se le habían pasado cuando se vio con los labios tan agrietados y tan deshidratado que había pensado que llegaba su fin. En su desesperación el encuentro con personas le devolvió el ánimo, aunque solo fuera por ver algo diferente a dunas y más dunas de abrasadora arena. La euforia inicial se fue desvaneciendo al ver que iban armados y que no podían ni entenderse. Ante el disparo elevó las manos al aire indicando que eran inofensivos.

- ¡Sólo buscamos a nuestros hijos, joder!

Ab dejó que sus compañeros llevaran la voz cantante. No quería intervenir ni hacer ningún movimiento que les pudiera parecer ofensivo a los jinetes. Pero estaba alerta, por si ocurría alguna cosa, poder intervenir al instante.

Miró los ropajes de los jinetes y las armas que portaban. Se fijó en las monturas y si llevaban agua y comida. Todo le podría dar información de quienes eran y si estaban cerca de algún campamento.

Con claridad ves que los hombres portan unas cantimploras, lo que no ves es comida ni equipo para pasar la noche en mitad del desierto.

En un francés macarrónico y marcado acento uno de los hombres os dice.- Volved. No sois bienvenidos aquí.

Ab miró a los jinetes y lo por lo que vio debían de tener una base cercana. Con cuidado dio un golpe a Matt con el codo y por lo bajo le dijo: -fíjate, llevan agua pero nada más. Su campamento debe estar cerca.

Dando un paso adelante intentó hablar con ellos.

-No nos podéis dejar aquí, sin más necesitamos algo de agua y víveres -comenzó a decir-. Si nos dierais algo de ambas cosas nos iríamos, aunque si nos llevarais a vuestro campamento quizás nos podamos poner en contacto con alguien para que nos recoja.

La respuesta llega con un tiro a los pies del camello de Abraham, lo suficientemente lejos como para no asustar al camello, pero lo suficientemente cerca como para que sirva de advertencia.

El camello puede que no chillase pero Roderick lo hizo por él con un saltito de susto de regalo... Y es que estaba cada vez más asustado.

-¡NOS HEMOS PERDIDO! ¡NO SABEMOS VOLVER! -dijo en un francés horroroso... Pero entendible-¡"OH MODIE“!

Daphne tragó saliva. Había pensado en mantenerse callada, pues no sabía como se tomarían que una mujer tomase la palabra, pero de nada serviría la prudencia si significaba que no volverían a ver a sus hijos. Recordando la historia de Yusuf, la mujer tomó la palabra, hablando muy despacio en francés.

–Por favor, les ruego que escuchen...–dijo con un tono de súplica– Han raptado a mi hijo, venimos de muy lejos para buscarlo. Por favor, dejen que continuemos... Creemos que tiene relación con los Espíritus de Fuego, esas luces, esos demonios se han llevado a mi pequeño. Dejen que vayamos en su busca.

Sonny empezaba a ponerse nervioso. ¡Qué hacían esos hombres allí? ¿Por qué Yusuf no les había dicho nada de aquel posible encuentro? Cada vez empezaba a sospechar más de aquellos hmbres y, por Dios, ellos eran militares, no hermanitas de la caridad. Apretó los puños con fuerza tratando de calmarse y a la vez buscar algún sitio, duna o lo que fuera, donde poder tirarse al suelo para disparar.

Cuando el tipo disparó su arma delante de su camello, Ab levantó instintivamente las manos en señal de paz. No quería empezar una lucha y menos con teniendo un problema mayor al que atender.

Pero la cosa no quedaría ahí. su mente y su vista ya estaban elaborando un plan para poder dar un rodeo y llegar hasta su campamento. Además, si realmente estaban cerca de éste, por la noche se vería su ubicación perfectamente.

-No queremos problemas, nos marcharemos hacia el oeste- dijo Ab señalando la dirección a la que se refería.

Las palabras de Daphne son ignoradas con un silencio que parece durar una eternidad. Al final os queda claro que esos hombres no se moverán de allí ni os dejarán internaros ni un paso más.

Siguiendo los consejos de Abraham, comenzáis una marcha en dirección oeste, aunque sentís en lo más profundo de vosotros que ni encontrareis un lugar donde pasar la noche en esa dirección y ni que llegaréis a reuniros con vuestros queridos hijos si vais por ese camino, pero todo por evitar un enfrentamiento con hombres armados que puede acabar con alguno de vosotros herido de gravedad o tal vez muerto.

Continuasteis la marcha hacia el oeste a lomos de vuestros camellos durante algo menos de dos horas antes de volver a cambiar de rumbo de nuevo y volver a dirigiros en la dirección correcta. Pero no había pasado ni media hora de este hecho cuando volvisteis a divisar en la lejanía a los cinco jinetes vestidos de negro.

- Pero qué coñ...no puede ser...- Sonny se frotó los ojos hasta dejarlos enrojecidos e irritados. No podía creerse su mala suerte.- Será una broma, ¿no?

–Mierda– masculló Matt buscando alguna duna donde parapetarse. En lugar de seguir avanzando, hizo reducir la velocidad de su montura y se acercó a su mujer.– Quédate detrás. Usa al camello como parapeto. No voy a dar otro rodeo.

-Me lo has quitado de la boca, Matt. Esto tiene que acabar ahora.

Ab sacó su arma, se separó unos metros de sus compañeros y se tiró al suelo. Se había separado unos metros y tirado al suelo para ofrecer un blanco más difícil de acertar. 

Aunque en principio iba a protestar, la mujer estaba tan angustiada por su hijo que no dijo nada. Con torpeza, se quedó en la retaguardia del grupo, no sin antes tirar del brazo a Roderick. Habían tenido sus más y sus menos pero dudaba de la aptitud de este en combate.

–Venga conmigo...Dios no lo quiera, pero quizás le necesiten para atenderlos– la mujer sacó su pistola, aquella arma ligera, adecuada para ser usada con una sola mano. El pero no se atrevió a moverse. No por el momento. El Mayor Leighton tenía razón, había sido capaz de aprender a disparar de nuevo...aunque en aquel momento dudase

– Espero que le caiga bien a Dios. A un sacerdote debería hacerle más caso...