Partida Rol por web

TRIGÉSIMO PRIMER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 4, DÍA DEL BIENESTAR (ESTA NOCHE HAY LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: SUELO HELADO. TEMPERATURA FRÍA.

Tras investigar la granja abandonada con el apoyo de Reyezuelo, encontró una serie de piedras que podrían servirles para el campamento a futuro. Otra cosa es que pudieran llevarla con todo lo que tenían en su haber. Por lo pronto lo más inmediato eran las plantas medicinales, que eso si lo necesitarían para más adelante. 

Si, hay que marcar este lugar- contesta a Preocupado- seguramente tendremos que volver para recoger más material, puesto que no vamos a poder llevarlo todo de un viaje. 

TRIGÉSIMO PRIMER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 4, DÍA DEL BIENESTAR (ESTA NOCHE HAY LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: SUELO HELADO. TEMPERATURA FRÍA.

La noche se echaba encima. No era momento de especular con lo que se podía o no se podía haber hecho. Me dirigí hacia los matojos de adormidera. Mientras recogía materiales para las hogueras, había estado dándole vueltas a una forma de llevarme aquellas flores lo más intactas posibles al campamento. Podía ser una pérdida de tiempo. Pero mejor prevenir que curar. 

Saqué la cuerda de mi mochila y volví a calzarme el petate. Dejé el escudo en suelo y una lanza a su lado. Con los tres elementos juntos, repasé mentalmente mi plan y me puse manos a la obra. La idea me había venido a la cabeza al recordar como las mujeres K´hlata de mi tribu porteaban cargas parecidas llevando una cuerda en la frente de la que colgaban los paquetes que portaban. En mi caso eso no valía. Mi petate y mi portalanzas iban a mi espada. Pero el concepto, con alguna variación, era válido para llevar al hombro. O eso creí.

Pasé la cuerda longitudinalmente por la cara exterior del escudo siguiendo como guía el astil que servía de eje y agarre de mi escudo. Até dos lazadas a los extremos del astil que sobresalían de la estructura del escudo, arriba y abajo, dejando un buen trecho de cuerda liberado tras cada nudo. Levanté el escudo delante de mí por los dos trechos de cuerda como si fuese una bandeja, para comprobar que el equilibrio era el adecuado.

Acto seguido realicé dos lazada más en la parte superior de los trechos de cuerda. Así quedaban dos huecos en cada lazada por los que introducir la lanza.  Me preocupe por dejar la distancia suficiente para que el escudo se pudiese asentar en mi cadera al colgarme al hombro la lanza. Con todo el aparataje me llevé la lanza al hombro izquierdo para comprobar que todo se mantenía estable en mi improvisada creación para portear los matojos de flores con sus raíces y algo de tierra.

No era cómodo, el escudo sobresalía bastante de mi cadera. Se clavaba cosa mala, pero parecía equilibrado. La curva del escudo permitiría introducir las flores con su tierra a modo de cuenco poco profundo y mantenerlas estables. Además era algo que podía dejar rápidamente en el suelo con un movimiento de hombro en caso de combate. Sí, perdería el escudo, al menos momentáneamente. Pero me había asegurado de que las lazadas se pudieran deslizar sobre el astil del escudo y la lanza, para recuperar mi escudo lo suficientemente rápido. Eso arruinaría las flores, claro. Pero en una reyerta no iba a priorizar eso sobre mi vida. 

No era perfecto, estaba claro. Pero a nadie en el campamento se le había ocurrido fabricar cestas para este tipo de salidas. Cuanto más lo pensaba, más me quedaba claro lo poco preparados que estábamos. Echaba de menos la capacidad de los Campamenteros para estas tareas. Eran una pieza fundamental de la Compañía. Pero estábamos diezmados y actuábamos todos sin planificar lo más mínimo. Movidos por la necesidad imperiosa de la recompensa inmediata. Estaba claro que las circunstancias no nos concedían margen más. Pero me preocupaba que nadie entre los mandos se hubiese dado cuenta. Traté de recordar quién entre mis hermanos y hermanas había estado destinado a los Campamenteros para comentarle mis preocupaciones.

- ¿Era Piojillo? Tendría que preguntarle. - pensé para mí.

Finalmente me dirigí a la zona de matojos, enfrentando la extrañada mirada del resto de la partida. Empecé a excavar con cuidado la zona de las adormideras con mi lanza y las extraje con su raíz y tierra. Las deposité en el interior de mi "escudo porteador". Añadí algo más de tierra para rellenar los huecos y cuidadosamente tapé las raíces. Regué la tierra con el agua que razonablemente creí poder prescindir, no demasiada, lo justo para mantenerlas frescas. Me eché la lanza al hombro para llevármelo todo. Había sido bastante trabajo. Tal vez en balde, pero me daba igual. Nadie había dicho que no pudiera hacerlo.

Con la faena hecha, me encaminé hacia mis compañeros para ayudarles con el tronco. Posé con cuidado el escudo y les dirigí una mirada como haciéndoles ver que podíamos llevarnos alguna planta más. Tal vez una de las plantas medicinales.

Mi mente divagó por un momento. Un pequeño huerto al lado de una choza empezaba a tomar forma. En ese huerto había una preciosa mujer K´hlata de piel tostada. Arrodillada. Cuidando con delicadeza las plantas como cuidaba de los heridos.

Al notar mi presencia, se giraba y me sonreía.  

TRIGÉSIMO PRIMER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 4, DÍA DEL BIENESTAR (ESTA NOCHE HAY LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: SUELO HELADO. TEMPERATURA FRÍA.

-No me preguntes por qué Romo, pero este lugar no me gusta nada, me da muy mal yuyu.- El castor miraba atento la granja abandonada, o más bien, los cimientos de una antigua granja.

-¿Y si mejor vamos pegando la vuelta? Podríamos dejar las cosas que hemos recolectado aquí e ir a por ese tronco, otro día podemos regresar con una de las carretas y las mulas para reciclar los materiales de la granja y recuperamos las cañas y demás.- El grupo de patrulla y recolección tenía una buena cantidad de cañas, paja y ramas. -Si es que siguen estando.- Susurró su pensar, ¿Estaría realmente abandonado ese lugar?

A la distancia veía a Preocupado, haciendo algo raro con su escudo, tal parecía que quería transportar una de las hierbas con propiedades especiales sin estropear la raíz. Lo vió dar unos pasos incómodos hasta que su idea resultó en un fracaso absoluto.

-¡Oye! ¿Estás bien? Tengo una bolsa de cinto vacía por si te viene bien para transportar eso con tierra y todo, desde luego, tu la limpias luego.- Dijo el castor mostrando su bolsa de monedas, vacía como hacía ya buen tiempo a pesar de que Capitán había dicho que se repartiría la soldada el día del castigo a Desastre. Quizás maestro Analista no ha tenido tiempo con tanto movimiento, ojalá comience a confiar más en mi así puedo alivianar sus responsabilidades.

TRIGÉSIMO PRIMER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 4, DÍA DEL BIENESTAR (ESTA NOCHE HAY LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: SUELO HELADO. TEMPERATURA FRÍA.

Lo mejor será que nos marchemos ya- responde a Reyezuelo, ante sus comentarios- cogeremos el tronco y las plantas medicinales que podamos llevar en nuestras bolsas. El resto de materiales los dejaremos atrás y ya volveremos a por ellos. 

TRIGÉSIMO PRIMER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 4, DÍA DEL BIENESTAR (ESTA NOCHE HAY LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: SUELO HELADO. TEMPERATURA FRÍA.

Usamos todo lo que teníamos contra el maldito tronco. Cuerdas, palanca con las lanzas, fuerza bruta. Hasta gemí alguna oración a los ancestros para sacarlo de allí. El esfuerzo se tradujo en una constante columna de vapor que ascendía de mi piel hacia el cielo.

- Aaaaaaautgggghfff.... ah, ah, ah. Imposible. - gemí con el esfuerzo mirando como mis valientes adormideras allí plantadas aguantaban el frío mientras tirábamos estúpidamente como búfalos tratando de arrastrar una montaña.

El maldito tronco parecía relleno de hierro. Conseguimos sacarlo de la maleza que lo agarraba y poco más. Ni entre el esfuerzo de tres conseguimos arrastrarlo más que un par de pasos. Pensar en llevarse aquello así hasta el campamento era una locura.

- Romo, esto es imposible. Si seguimos perdiendo el tiempo me preocupa que no podamos conseguir nada de nada. Mejor llevarnos lo más pequeño y dejar lo grande para mañana. Con más gente, carros y bestias, será mucho mejor. Nos llevamos lo suficiente para hoy e informamos o que hemos descubierto. Mañana será otro día. - me quejé amargamente viendo que la luz se filtraba cada vez más al rojo.

Solté la cuerda frustrado y tiré de la lanza que cargaba con el escudo y las adormideras para llevármela al hombro y enfatizar mis palabras. Escuché un sonido como de madera rebotando.

- ¡¡¡Dang!!! - resonaron lanza y escudo cuando saltaron por los aires dejando un rastro de tierra volcado y las adormideras medio enterradas.

- ¡¡¡¡Uaaaaaaaaarggghhh!!! - reprimí en mi mente un grito de frustración mientras cerraba los ojos, mis manos se tensaban y rechinaba los dientes.

Pateé la tierra y me agaché para recoger lanza, escudo y cuerda. Reyezuelo trató de reconfortarme con amabilidad. Pero en ese momento no quería oír nada de nadie. Ni un comentario. Nada salía como quería y estaba harto. Rechacé el ofrecimiento más bruscamente de lo que debiera cortando el aire con una mano. Recuperé, escudo, lanza y cuerda, desenredando como buenamente pude el desaguisado. El escudo estaba lleno de tierra. 

Otra tarea más a suma por mi brillante idea - Estúpido, estúpido, estúpido. - repetí por lo bajo para mí. 

Recogí las adormideras llenas de tierra y, sacudiéndolas, las introduje como pude en el petate junto con la cuerda. Me preocupaba haberlas echado a perder.

Me aparté un par de pasos del resto con la excusa de limpiar el escudo para que evitaran verme en ese estado por más tiempo. Cuando me recuperé, esperé las órdenes definitivas de Romo con el petate ya a la espalda y escudo y lanzas recogidos.

Si quería llevarse el tronco, nos llevaríamos el tronco.

TRIGÉSIMO PRIMER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 4, DÍA DEL BIENESTAR (ESTA NOCHE HAY LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: SUELO HELADO. TEMPERATURA FRÍA.

Asiente a las palabras de Preocupado- tienes razón, el tronco es más pesado. Tardaríamos mucho en llevarlo y es demasiado esfuerzo. Lo dejaremos aquí junto con las piedras de la granja. Coged el material más liviano que podáis y cuando estéis bien cargadnos, volvemos al campamento. 

TRIGÉSIMO PRIMER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 4, DÍA DEL BIENESTAR (ESTA NOCHE HAY LUNA LLENA).

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: SUELO HELADO. TEMPERATURA FRÍA.

-¿Estás seguro Romo? En la ciudad algunos tienen stock de madera, pero o no lo venden, o lo hacen por un dineral. Ya he comentado lo difícil que es acceder a la madera, además de la distancia se necesitan dos permisos en aquellos lares. Creo que hemos tenido suerte de encontrarlo, bah, mejor dicho, tenemos suerte de tener a Guepardo que lo ha encontrado oculto entre la maleza. No deberíamos dejar pasar la oportunidad, seguro que entre todos podemos llevarlo al campamento - Dijo el castor ante el cambio de opinión del designado líder.

TRIGÉSIMO PRIMER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 4, DÍA DEL BIENESTAR (ESTA NOCHE HAY LUNA LLENA).

HORA: POCO ANTES DEL OCASO. - CLIMA: SUELO HELADO. TEMPERATURA FRÍA.

Arrastrando el tronco entre todos y llevando las hierbas medicinales, la partida de exploración comandada por Romo, regresó al Campamento Principal cuando el suelo ya oscurecía y las temperaturas comenzaban a descender todavía más.

TRIGÉSIMO SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO (LUNA LLENA). - DÍA DE LOS HUESOS.

HORA: DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: LLUVIA MODERADA. FRÍO LEVE.

-Os comento -dijo Analista a sus compañeros-. Nuestro objetivo es efectuar las compras necesarias para esta semana. Iremos a diferentes destinos, pero empezaremos por la Posta de Diligencias. Su tabernero nos proporcionará la información necesaria acerca de los distintos lugares a los que debemos ir. Compraremos carne, verduras, leche, queso y otros derivados, salazones, legumbres... Frontera ya lo tiene decidido. Evitaremos el pueblo en la medida de lo posible. Hay una curtiduría, un matadero y una lechería en el perímetro. La panadería está en el mismo pueblo y dado que contamos con hogazas, la evitaremos de momento -les comentó-. Visitaremos esos lugares, haremos la compra o encargos pertinentes y nos iremos. Evitaremos los conflictos y la socialización con los lugareños de momento. Yo, y conmigo Frontera, nos encargaremos de las negociaciones. ¿Alguna duda o pregunta?

TRIGÉSIMO SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO (LUNA LLENA). - DÍA DE LOS HUESOS.

HORA: DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: LLUVIA MODERADA. FRÍO LEVE.

Frontera se cubría con su capa en el pescante del carro, aunque la capa ya estaba prácticamente empapada. A su espalda, el portalanzas se estaba empezando a llenar de agua y un chorrito de la misma salía por un pequeño agujero en la base.

—Ninguna duda, señor. Mi intención es saludar a los comerciantes pero sólo hablaré cuando usted me lo indique, salvo que quiera que proceda de otra forma... Sí tengo una pregunta. ¿Qué tal ha sido el trato con la gente del pueblo hasta ahora? 

TRIGÉSIMO SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO (LUNA LLENA). - DÍA DE LOS HUESOS.

HORA: DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: LLUVIA MODERADA. FRÍO LEVE.

El traqueteante carro llegó al fin a la posta de diligencias. El edificio de dos plantas dejaba bien claro al primer vistazo que ya no estaban en Verdín y que Carnonegro era un pueblo mejor comunicado y más visitado que la pequeña aldea de Gobaldet. Un par de carromatos cargados hasta los topes permanecían estacionadas en el amplio patio frontal de la posta y en los establos podían distinguirse varios caballos. Unos hombres de mirada ceñuda y bien provistos de acero no quitaron ojo de encima a la escueta comitiva de la Duodécima mientras Analista conducía el carro hasta la fachada de la construcción principal.

—Guarrrdiasss de carrravana... —le susurró el eremita a Desastre, señalando con un leve cabeceo hacia los matones.

Al detenerse el carro, Keropis bajó de un salto haciendo tintinear su desaliñada armadura. Se quedó plantado escudo en brazo, sin apartar la mirada de los escoltas de la caravana. La mantuvo durante unos segundos, los suficientes para mandar un mensaje de advertencia. Después su resplandecientes ojos verdes se pasearon por el resto del patio, estudiando las idas y venidas del resto de lugareños y viajeros que se afanaban en sus propios quehaceres.

TRIGÉSIMO SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO (LUNA LLENA). - DÍA DE LOS HUESOS.

HORA: DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: LLUVIA MODERADA. FRÍO LEVE.

Los líderes de la caravana parecían ser dos hermanos. Lucian, que dirigía los aspectos diplomáticos, comerciales y logísticos; y su hermana Voctorina, una endurecida asesina al cargo de la seguridad. Ambos saludaron brevemente con la cabeza a Analista al verlo pasar hacia el interior del edificio de la taberna, pero por lo demás no le prestaron demasiada atención.

TRIGÉSIMO SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO (LUNA LLENA). - DÍA DE LOS HUESOS.

HORA: DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: LLUVIA MODERADA. FRÍO LEVE.

La distancia a recorrer era corta, pero lo suficientemente larga como para responder a Frontera con tranquilidad.

-Poco puedo decir al respecto. En mi paseo de ayer, más que nada por conocer localizaciones, tantear precios y poco más, apenas encontramos a lugareños. Coincidimos con un personaje bastante desagradable desde mi punto de vista y con un pasado sin duda atormentado que no me inspiró demasiada confianza. El verdugo del pueblo, un ser desfigurado y con demasiada vocación por su trabajo -dijo en voz alta de tal modo que todos le pudieran escuchar- y que también desempeña las labores de herrero ahora que el anterior ha fallecido. Visitamos un par de lugares y acabamos en la posta de diligencias como un buen punto donde conseguir información. Allí encontramos a dos varisios. Él, el jefe de la caravana. Ella, su hermana y una magnífica guerrera. Ambos supervivientes de la caravana que debíamos proteger y de la que Seldocha nos dijo habían sido atacados y perecido todos. El mundo al final acaba siendo muy pequeño. Acerca de esto, ellos no saben nada. Así que aunque os he pedido discreción, ahora debo insistir aún más en ello. Un comentario desafortunado puede ponernos en un aprieto. No podemos dar puntada sin hilo y en el silencio hay una gran virtud -apostilló-.  El posadero es un tipo de negocios con el que se podía hablar. No es tonto y sabe que con nosotros por aquí, puede hacer negocio. 

Tironeó levemente de las riendas y enfiló el carro hacia la fachada principal de la posta.

-Hemos llegado -tiró del madero que hacía de freno y bajó del pescante-. Frontera, Palomita acompañadme al interior. Keropis, Desastre, permaneced junto al carro. Manteneos alertas pero las armas enfundadas. Cualquier cosa, dad una voz y saldremos. 

Analista, acompañado de Frontera y Palomita cruzó el umbral de la posta. Fue consciente de las miradas, pero no le concedió mayor importancia. Nada nuevo frente a la víspera. Saludó con un gesto de cabeza y una sonrisa a Lucian y Voctorina cuando los vio, para luego dirigirse al posadero.

-Buenos días, Maese Malagente. Necesito que me eches una mano. Tengo toda una serie de compras que efectuar y no quiero perder el tiempo pululando de un lado a otro. Sé dónde se encuentran el matadero y la lechería, pero necesitamos también verduras y legumbres. ¿Podrías decirnos a dónde dirigirnos? De igual forma, ¿hay tejedores? Luego, cuando concluyamos la ronda, regresaremos. También tengo que negociar contigo -dijo Analista amablemente. 

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AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO (LUNA LLENA). - DÍA DE LOS HUESOS.

HORA: DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: LLUVIA MODERADA. FRÍO LEVE.

Asintió y bajo del pescante por el otro lado, dando un pequeño trote para ponerse a la par, un paso por detrás de Analista a su izquierda. Entraron en la posta y pudo ver cómo muchas miradas se dirigían hacia él. Estaba claro que no habían visto ningún K'hlata en su vida.

Se fijó en muchos de los rostros, intentando averiguar qué pasaba por aquellas cabezas, pero no sacó nada en claro. Parecían todos gente bastante fría y seca, salvo quizás los dos morenos que devolvieron el saludo a Analista. Una vez en la barra dejó hablar y guardó silencio, dispuesto a escuchar la información que el tabernero pudiera ofrecerles.

TRIGÉSIMO SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO (LUNA LLENA). - DÍA DE LOS HUESOS.

HORA: DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: LLUVIA MODERADA. FRÍO LEVE.

- "Bienvenido a mi humilde establecimiento, noble señor. Pues hay un mercado matinal en la plaza del pueblo. Lugareños y aldeanos venden ahí sus productos. Es probable que estén cerrando ya a esta hora. Si buscáis ropa de calidad noble, con ricas sedas, encajes y pieles vistosas, puede que los caravaneros varisios tengan algunos arcones." -

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DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO (LUNA LLENA). - DÍA DE LOS HUESOS.

HORA: DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: LLUVIA MODERADA. FRÍO LEVE.

Analista negó con la cabeza.

-El mercado matinal suena bien pero necesitamos grandes cantidades. ¿No hay alguna granja con huertos en las inmediaciones? -insistió Lengua Negra-. Y no, no busco ropas de lujo. Cuando hablo de tejedor, me refiero a alguien que se dedique a ropa de trabajo o sencilla, además de a tejidos de lana, hechos para protegerse del frío. 

Miró un instante en dirección a los varisios. Sabía cómo se las gastaba ella, pero también cómo se desenvolvía él. Eran el puño de hierro y la mano de seda. Un extraño pero sin duda efectivo combo. Y su próxima parada tras Malagente. 

TRIGÉSIMO SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO (LUNA LLENA). - DÍA DE LOS HUESOS.

HORA: DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: LLUVIA MODERADA. FRÍO LEVE.

- "Por una pequeña comisión de una pieza de oro por pedido, tal vez yo podría ejercer de intermediario con los campesinos y ocuparme de hacer el encargo. Estoy seguro de que eso os ahorraría mucho tiempo y esfuerzo, mi señor." -

TRIGÉSIMO SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 5, DÍA DEL JURAMENTO (LUNA LLENA). - DÍA DE LOS HUESOS.

HORA: DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CLIMA: LLUVIA MODERADA. FRÍO LEVE.

La parquedad de Maese Malagente que parecía olvidar la mitad de lo que se le preguntaba y, sin embargo, mostraba gran rapidez para ofertar servicios a cambio de una generosa comisión, hizo que Analista cerrara los ojos, tomara aire y suspirara calmadamente. Miró por un instante a Frontera, para que este fuera consciente de cómo funcionaban aquellas cosas más allá de los límites del Campamento. Las malas formas o el mal genio no conducían a nada, o mejor dicho sí, a un mal resultado. 

-Una generosa oferta la vuestra, Maese Malagente. Y sin duda, nos ahorraríais trabajo y preocupaciones. Sin embargo, me temo que la economía de nuestra Compañía no es tan fuerte como para poder satisfacer vuestra comisión. Hablamos de cuatro pedidos mensuales, uno por semana y eso se traduciría según vuestra demanda en cuatro monedas de oro mensuales. Para que os hagáis a una idea, y no os miento, el grueso de nuestra soldada necesitaría entre cuatro y ocho meses para llegar a cobrar esa cantidad como soldada. Si la gestión que ofertáis se ajustara a, digamos, un oro y cinco platas al mes, podríamos establecer las bases de un trato. Si no, me temo que deberé recorrer los puestos del mercado yo mismo o tratar de localizar alguna granja -dijo Analista al posadero-. E insisto en otro tema, que ha quedado en el aire. El de la ropa de abrigo. ¿Hay tejedores de lana en Carnonegro?