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ESCUADRA DE HOSTIGADORES:

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

DESPUÉS DEL OCASO. - TIEMPO EN CALMA.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

DESPUÉS DEL OCASO. - TIEMPO EN CALMA.

Volvía de conversar con Serpiente cuando vio a Dedos y se acercó hasta donde estaba la menuda K'Hlata. Se agachó y se la quedó mirando cómo trabajaba hábilmente en la trampa. De alguna forma, ella sabía que podía hacer lo mismo. Extendió la mano hacia el trabajo que estaba haciendo la Hostigadora pero la retiró en el último momento. Empezó a hablar tratando de no distraerla de su tarea.

—Me gustaría volver a entrenar juntas, Dedos. Desde que caímos a este lugar, no hemos podido hablar mucho... y te echo de menos.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

DESPUÉS DEL OCASO. - TIEMPO EN CALMA.

Una vez echas sus abluciones, muy ligeras pues no había exceso de agua, llegó hasta las pieles que compartía con su marido. Las sombras acechaban fuera y sólo a su lado se sentía segura. Sonrió al verlo ya estirado y mover las mantas para hacerla sitio en el lugar más protegido. Se acercó con paso sinuoso y se deslizó a su lado, notando su calor. Se acomodó, apoyando su cabeza en el hueco del hombro del guerrero, dejando escapar un ligero suspiro de satisfacción.

—Buenas noches, amor mío. Hoy ha sido un día muy largo pero la caza y las expediciones han sido victoriosas. ¿Viste el tamaño de ese árbol?-preguntó, sabedora de la pasión de su marido por la talla de la madera- Es impresionante. Seguro que de él se pueden sacar buenos tablones... Haría falta más enseres domésticos. Hoy mismo hablé con Analista y le propuse que la mesa que me regaló Carpintero sea usada por los oficiales, además de las dos sillas. También le ofrecí mis enseres de escrituta y, ¿sabes?- se incorporó sobre su codo para mirar a su marido con sus ojos brillando como dos esmeraldas al cerca del fuego- Me ofreció ser su ayudante. No como para reemplazar a Reyezuelo, sino para ayudarle con la intendencia y la instrucción de su nuevo pupilo. 

Puso su mano sobre el amplío pecho de Ponzoña, maravillándose una vez más del contraste entre sus pieles. 

—También me dijo que hay una cábala de brujas, y le gustaría que lo acompañara cuando vaya a visitarlas. Sólo espero que no sean como los pueblerinos que vinieron aquí. Me miraron... como un bicho raro. Uno con ganas de mandarme a la hoguera, el otro con ganas de levantarme las faldas... - notó la náusea subir y bajar por su garganta. Eran miradas que tenía grabadas a fuego, de la gente de la Compañía no hace tanto. Tan distintas pero tan similares- El caso es que dispongo de otra fuente de información sobre magia que no es Serpiente. 

Por otro lado, quería consultarte una petición. De Hostigadora a su Cabo. He llegado a un acuerdo con Ballestero y, si los oficiales aprobáis que pueda usar mi mesa durante no menos de diez horas para la reparación de su ballesta, él me ayudará a entrenar con la ballesta mientras practica con el resto de Campamenteros. ¿Apruebas eso?

Aún quedaba la pregunta más importante, pero rodaba sus labios, sin atreverse a materializarse en palabras.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

DESPUÉS DEL OCASO. - TIEMPO EN CALMA.

Aquel era el momento. El momento del reposo, de sentir su calor contra su piel, de sentir la caricia de su cabello en el cuello, de olerla, de aspirar aquel extraño almizcle que parecía emanar de forma natural, de sentir su pierna entrelazarse entre las suyas y de escuharla, mientras uno de sus dedos se deslizaba por el pecho haciendo intrincados e incomprensibles dibujos.

-Una buena oferta. Seguro que lo agradecen. Reunirse de pie o sentados en el suelo no es lo más cómodo. Al menos no para ellos -dijo sin asomo de crítica-. ¿Ayudar a Analista? ¿Con Reyezuelo? ¿Y te apetece? Me parece bien, pero es a ti a quien te lo tiene que parecer -escuchó lo de la cábala de brujas en silencio y sonrió. Conocía aquella forma de exponer las cosas. Primero las trivialidades, como el cachorro crecido al que la leona le da un gazapo vivo para que se entretenga y aprenda a cazar. Después irían llegando el resto de cosas-. ¿Levantarte qué? -su pecho empezó a subir y bajar con más ímpetu y acabó de lado, apoyado sobre su codo, mirándola con ojos de tormenta-. Si uno solo de esos hombres te molesta, dímelo. Yo haré que deje de hacerlo -la voz ronca de Ponzoña era como el trueno que retumbaba antes de la tempestad. Segundos depués, volvía a tenderse de espaldas.

Lo que Khadesa había dicho de las brujas pasó a un segundo plano total, mientras el Hiena pensaba en terribles y variopintas formas de emascular a aquel individuo. Solo cuando pidió consultarle como Hostigadora, se centró.

-Sí, claro. Cuanto aprendas te vendrá bien y más en estos nuevos tiempos. Y podrás defenderte de hombres que te miran de mala forma -dijo con un siseo-. Pero habrá que comentárselo al Capitán.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

DESPUÉS DEL OCASO. - TIEMPO EN CALMA.

Levanté la cabeza en busca de la voz que reconocía, y sonreí al ver a Khadesa. Por algún motivo, me reconfortaba que ella estuviera allí, hablándome.

- Yo también te echo de menos. - Dije mientras me levantaba. - Pero no quería molestarte. Pensaba que, dadas las circunstancias, todo el mundo estaría atosigándote para conseguir predicciones, información, o cualquier otra cosa. Me alegro de que te dejen tranquila, la verdad.

Después, señalé la trampa colocada en el suelo, como había hecho ella.

- A ver si sirve de algo. Y, ¿entrenar? Por supuesto. Hay que mantener la forma y entrar en calor. Moverse es una gran idea, siempre. Odio este frío, Khadesa. Lo odio con todas mis ganas.

Y si el frío hubiera sido algo que pudiera matar, hubiera lanzado más amenazas hacia él que las que se lanzaron en su día contra la Heroína.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

DESPUÉS DEL OCASO. - TIEMPO EN CALMA.

En medio de todo aquel horror, su hombre conseguía pintar una sonrisa en el rostro de la Oscura.

—Sé lo que estás pensando... y si alguna vez lo llevas a cabo, yo quiero estar presente para aprender a hacerlo. Y entrenarme también me podría servir para el día que decida convertirme en recluta-lo dijo con convicción. No era algo que fuera a suceder de un día para otro, pero la actual situación y las palabras de Analista la habían hecho reflexionar acerca de su posición en la Compañía. Y que Ponzoña hiciera alusión a su capacidad defensiva, reafirmaba su decisión-. No será mañana, ni pasado mañana. Ni siquiera sabemos si sobreviviremos. Pero convertirme en Hermana Juramentada reforzaría mi posición y la tuya. Analista se ha ofrecido a ser mi Hermano de Capa.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

DESPUÉS DEL OCASO. - TIEMPO EN CALMA.

-¿Hermana juramentada? ¿De verdad? -una amplia sonrisa se dibujó en su rostro-. Aunque siendo Hermanos, no sé si estaría bien lo nuestro -su mano se deslizó por el voluptuoso cuerpo de su hembra-. ¿Analista se ha ofrecido? Magnífico -refrendó-. Y si lo deseas, puedo entrenarte para que aprendas a luchar sin armas. Puedo convertir tus manos en armas letales -dijo cogiendo ambas manos y mirándola con intensidad.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

DESPUÉS DEL OCASO. - TIEMPO EN CALMA.

La sonrisa que se pintó en el rostro de la Pitonisa habría hecho palidecer al mismo sol de la sabana. 

—No creo que se mire mal una relación entre este tipo de Hermanos-besó suavemente los labios de su marido-. Y me encantaría entrenar contigo. Y más cosas también, pero esta falta de intimidad espero que no se prolongue mucho tiempo...-concluyó en alusión a que ahora estaban en un "barracón" diáfano.

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. MAÑANA GÉLIDA.

Allí los tenía. Diez hostigadores. Uno menos que cuando las dos partidas iniciaron sus respectivas misiones.

-Bienvenidos los recién llegados -les dijo sentado en su silla a escasos metros de la Granja, bajo aquel cielo azul y asaeteados por las agujas de un frío invernal nunca conocido. Ponzoña dudaba que se acostumbraría a algo así-. Antes de proceder, apilad algo de leña y haced una fogata. Se nos helará el culo si estamos aquí quietos. Y siento no levantarme pero como algunos ya saben, resulté herido en nuestra misión y hace poco fui operado para evitar quedar lisiado. Hubo suerte y me recuperaré pero debo andar con cuidado y no forzar la pierna.

Cuando la fogata estuvo montada, hizo una señal para que se colocaran en derredor, en pie o sentados.

-Procuraré ser breve. Nuestra misión fue un éxito. Acabamos con los Capas Rojas tras descubrir su base y nos hicimos con un buen botín. Al regresar a este campamento nos encontramos con una situación anómala. Hombres a caballo con una pequeña guarnición enzarzados en una pelea con uno de los campamenteros. La situación se desbocó y los que habían permanecido aquí se lanzaron ala lucha. Algunos de los miembros de la partida de los Capas Rojas, desobedeciendo órdenes directas, se sumaron al ataque. La victoria fue para la Compañía y en un extraño giro de los acontecimientos, los hombres a caballo quisieron parlamentar con Capitán a quien en Verdín ofrecieron un nuevo contrato y cuyo contenido desconozco de momento -explicó someramente a los presentes-. Entiendo que Capitán quiere que todos los oficiales estén presentes cuando exponga sus términos. Al mismo tiempo que Capitán iba a Verdín a hablar, Piojillo se insubordinó contra mí y ordené su arresto. Poco después, Capitán lo destituía y se nombraba a Ballestero como líder provisional de los Campamenteros, escuadra cuyo futuro pende de un hilo.

Guardó un instante de silencio, para que todos reflexionaran acerca de lo dicho.

-Y como podréis comprobar, Uro no está presente. Ha muerto. El campamento ha vivido jornadas extrañas. Piojillo ha sido poseído por un espíritu, el llamado tío Samuel y que vivía en la granja. Bajo su posesión, Piojillo mató a un niño de Verdín. Y de igual forma, salvó la vida de la Quinta, la pitonisa Khadesa aquí presente cuando el campamento fue atacado por un explorador, que es quien mató a Uro -relató de forma sucinta-. Todo es muy raro. Deciros también que cuando las conversaciones de Capitán con los jinetes de Nidal concluyeron, estos sacaron al alcalde del pueblo, lo colgaron en la entrada principal, los destriparon y luego lo quemaron vivo. Mal que me pese, no podemos tocarlo al ser uno de sus sacrificios rituales en favor del Señor de la Medianoche -en aquel punto escupió a un lado-. Maldito sea.

Se mantuvo callado, el ceño fruncido, masticando su odio y frustración.

-Es posible que debamos abandonar este lugar. Aún no se ha decidido nada así que no quiero que corran bulos, pero me jugaría el pellejo a que acabaremos en Rocasone, el campamento de los Capas Rojas. Imagino que queréis detalles. De lo ocurrido aquí, puede hablaros Khadesa. Y lo que me interesa es saber lo ocurrido en vuestra partida. He podido ver que Mastador no ha regresado y que Analista iba acompañado de un extraño personaje, calvo y flaco como un leño seco.

Era hora de que los demás hablaran e hicieran preguntas.

-Se me olvidaba. Una advertencia para todos. Pisar Verdín está prohibido así como relacionarse con sus gentes salvo el leñador que ahora convive con nosotros. Y Capitán ha decidido establecer un entrenamiento a fuego para recuperar el orden y la marcialidad de la Compañía. Ahora, hablad.

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. MAÑANA GÉLIDA.

Guepardo cogió varios leños apilados en la entrada de la granja y poco después realizó una hoguera con ellos. La mañana era muy fría, las explicaciones largas y un fuego sería bienvenido durante ese rato. Ponzoña se dirigió a sus hombres y relató someramente lo ocurrido. El jaguar trató de asimilar la información y se sintió sorprendido ante la posesión de Piojillo e incrédulo al oír la noticia de la muerte de Uro. Con éste, el explorador había tenido combates codo con codo, saliendo siempre airosos. A pesar de que era un adorador de la Reina Oscura había sido un buen compañero y un buen soldado. Guepardo realmente lo sintió. El funesto final del alcalde a manos de los brutales soldados de una manera cruel y ritual hizo que el hostigador frunciera el ceño con evidente desagrado.

Y para colmo son los que nos contratan. Escapamos de Chon Delor y caemos en Nidal, sirviendo ambos al mismo dios. No veo la diferencia. Nada ha cambiado, pensó con pesar el joven.

- Cabo, has dicho que un explorador atacó a la Quinta y asesinó a Uro. ¿Trabajaba para alguien? ¿Fue abatido? - preguntó con gravedad.

Ya se estaban perfilando los grupos que allí moraban. Los Capas Rojas, ahora aniquilados, y soldados de Nidal, seguidores del Señor de la Oscuridad, se unían a la lista de poderes regionales. Pero había otros que debían ser mencionados en el relato de los que viajaron con Barril.

- Partimos con la intención de encontrarnos con una caravana y escoltarla. Para ello nos internamos en el Bosque Sombrío e intentamos cruzarlo. A la tercera noche se nos presentó de la nada, en mitad del campamento, Seldocha. Una mujer que creí entender pertenece a la Corte Umbral. Se traía a un vidente y a Sabueso, el de los ojos cosidos. Nos informó que la caravana que buscábamos había sido destruida hace días y que le hiciéramos un trabajo a ella: matar a una persona. Una antigua amiga suya había caído en manos de un culto de druidas oscuros que habitaban en una zona de ese bosque y sabía que la habían transformado en algo terrible. Nos pidió que la libráramos de su miseria. Analista aceptó y antes de desaparecer como había aparecido, Seldocha nos dio unas piedras mágicas que nos abrieron una puerta mágica al Mundo de las Sombras. También "regaló" a Sabueso para que nos guiara. Caminamos brevemente por las sombras y la salida nos dejó en la zona del culto, un área de bosques corruptos - relató explicando así cómo toda la misión cambió bruscamente -. Guiados por el instinto del ciego, que ve mejor que muchos, nos internamos con rapidez. No había mucho tiempo y el trabajo tenía que hacerse en breve tiempo o los abundantes cultistas nos descubrirían y acabarían con nosotros. Abatimos varias patrullas y llegamos a un fortín de madera... cerrado por fuera. Realmente era una jaula y dentro había numerosos monstruos y engendros, similares al día de la Hecatombe, que una vez fueron personas. Uno de ellos era Adriana, la amiga de Seldocha, totalmente perdida y transformada en un temible monstruo. Nos costó acabar con ella y el resto. Demasiado - dijo callando unos instantes con cierto pesar antes de continuar -. Matador logró terminar con ella pero a la vez fue su perdición. El combate lo enloqueció y acabó atacándonos a nosotros mismos. Más engendros aparecieron y lo rodearon mientras huíamos ya que cultistas y druidas oscuros ya llegaban. Creo que al final Matador volvió en sí y viéndose acabado y sin poder huír se quitó la vida para acabar con su locura - murmuró con pesar -. Huimos a la carrera, perseguidos por numerosos enemigos. Y por el Cazador, otra monstruosidad aun más terrible que Adriana, buscando venganza por esta. Pero la Madre nos sonrió dos veces. Repentinamente hallamos el portal aun abierto y lo cruzamos, saliendo de allí. Lo malo es que el Cazador, de alguna manera, también cruzo el Mundo de las Sombras con nosotros y apareció al otro lado,en el campamento. Esa cosa nos hubiera destrozado, sin lugar a dudas, pero repentinamente aparecieron los Harapientos - dijo obligándose a hacer una pausa y aclaración -. Según nos explicaría después Sabueso, los Harapientos fueron en el pasado una compañía mercenaria como nosotros. Seldocha los contrató para atacar a una Cábala de Brujas que moran en la zona más Oeste del Bosque Sombrío, hogar de cosas oscuras. Los mercenarios debieron fracasar y se convirtieron en dementes salvajes y sanguinarios, manejados como muñecos por las Brujas. De alguna manera la Cábala debió detectar a Seldocha haciendo tratos con nosotros y envió a un grupo de esos locos embrutecidos a por nosotros. Y eso nos salvó - afirmó irónicamente -. Nos esperaban a nuestro regreso del portal con la orden de acabar con todos nosotros... y no fueron capaces de discriminar al Cazador, lanzándose muchos a por él al ser, sin lugar a dudas, el más llamativo. Dimos cuenta de los nuestros y el monstruo de los suyos, pero quedando muy malherido. Un jabalina muy afortunada terminó con aquel ser desde la distancia y eso volvió a salvarnos la vida, pues estalló repentinamente derritiendo todo a su alrededor - relató de manera extensa.

- El resto fue volver. No fue sencillo, pues el Bosque Sombrío te da facilidad para entrar, pero no para salir. Allí la corrupción de la naturaleza es palpable y moran seres y grupos perdidos en la oscuridad que solo desean que te unas a ella. Pero aquí estamos.

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. MAÑANA GÉLIDA.

Ante el gesto de invitación del Cabo Ponzoña, a que la Escuadra de Hostigadores se expresara, Campaña se animó a preguntar. Se levantó y echó unos leños más al fuego, para intentar animar algo el ambiente y para pensar qué decir.

Cabo Ponzoña, Señor, ¿Quién es ese fantasma? ¿Por qué está en Piojillo? Piojillo hace cosas raras con los ojos, y no le gusta eso a Campaña.

Campaña siente que Uro y Matador estén muertos. A Campaña le gusta Gobaldet. Y a Campaña no le gusta el Señor del Caballo.

Campaña era uno de los que había acompañado a Capitán a la conferencia con el Noble Nidalés. La otra era Palomita. Allí se había cerrado el nuevo acuerdo. Pero de los detalles no quiso hablar, tras vacilar un poco.

Capitán habla -murmuró para sí.

Se dio la vuelta despacio para no tirar nada, y se sentó de nuevo sobre su capa, colocando el casco a su lado para que no estorbara. Su piel, muy blanca, destacaba en su gran calva. Sus ojos parpadearon, fijos en el Cabo.

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. MAÑANA GÉLIDA.

Madre mía... Estas no son horas para celebrar una reunión. Debería estar durmiendo. Vamos, brío, brío... Id a lo concreto. Al grano. Sin florituras. Cuanto antes acabemos, antes podré ir a dormir.

No se había percatado de la falta de Matador hasta que lo mencionaron, pero no era mucho más sociable que Uro. Lo que le seguía preocupando a Rastrojo era que la reunión se prolongase más de la cuenta. Se confirmó que así era cuando Campaña y Guepardo se pusieron a hacer preguntas. Iban dirigidas a Ponzoña, pero el chamán tenía prisa así que se adelantó en contestar.

El fantasma que poseyó a Piojillo es el antiguo dueño de esta granja, el Tío Samuel. El explorador que mató a Uro trabaja para Zon-Kuthon, pero Cielo dice que no podrá dar esta ubicación a su señor hasta dentro de un año. Supongo que porque se lo ha dicho el Tío Samuel a través de Piojillo.

Miró a Ponzoña y se encogió de hombros. Si no querían que Rastrojo se enterara de las cosas, que no le llevaran a la reunión de los mandos; si no querían que Rastrojo las contara, que no le hicieran madrugar tanto.

Venga, venga, venga... dadle vidilla. Vamos, vamos...

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. MAÑANA GÉLIDA.

La Quinta tenía el semblante grave, el regreso de Ponzoña herido, y su propia dificultosa recuperación tras el ataque que casi la mata, la mantenían callada y concentrada, tratando de encajar piezas.

Las explicaciones de Guepardo acerca de la misión que la expedición de Barril eran preocupantes cuando menos. 

-Estamos en un mundo aún más oscuro que el que abandonamos...

Susurró, para sí misma más que para nadie en concreto. Era cierto, y aunque para Khadesa eso no quería decir lo mismo exactamente que para muchos en la Compañía, sí que su rostro se ensombreció con la afirmación. Asintió a las palabras del Chamán.

-Lo que dice Rastrojo es cierto. Breve, y cierto.

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. MAÑANA GÉLIDA.

-Por qué lo eligió, no lo sé. Probablemente fuera casualidad o Piojillo es más débil que otros frente a los espíritus. Ya no importa -dijo a Campaña, antes de volverse hacia Rastrojo y Khadesa, a los que asintió con la cabeza, agradeciendo su intervención-. Guepardo, como dice Rastrojo, el explorador es un eviado del señor de la Madianoche. El espíritu que posee a Piojillo, un enemigo suyo. Pero que esto no os lleve a pensar que esa posesión es algo positivo y que tenemos un aliado. Nadie merece un destino como este y desconocemos el peligro que el tal Samuel supone. Para él y para nosotros.

Ningún otro Hostigador parecía querer intervenir.

-Habéis hecho un buen trabajo, Guepardo -miró a Palomita que, encerrada en su mutismo, no hizo la más mínima mención a la reunión del Capitán. Posiblemente, seguiría molesta por su inclusión en la escuadar de Hostigadores o celosa de su fidelidad a Capitán, prefiriera guardar silencio, algo en ningún caso motivo de queja por parte del Hiena-. Uno de los nuestros ha muerto y sus restos se encuentran enterrados en estas tierras. No dudo que lo despidirían como merecía, pero su escuadra, los Hostigadores no lo han hecho. Este atardecer, con las últimas luces, le daremos nuestro último adiós. Vestid vuestra capa y broche para la ocasión. Que no falte nadie. 

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. MAÑANA GÉLIDA.

Saber que Uro fue asesinado por un agente del Dios de la Oscuridad, El Enemigo, hizo que el rostro de Guepardo se tornara sorprendido al principio y claramente disgustado al igual que saber que los soldados con los que Capitán había llegado a un acuerdo, adoradores de esa inmunda deidad, eran sus contratistas. Al jaguar se le escapaban muchos datos y detalles, como el chocante hecho de que el Señor de la Medianoche matara al seguidor de la Reina de la Oscuridad. El hostigador siempre pensó que serían caras de la misma moneda, o la misma deidad con diversas caras. Por ello o bien el agente asesino era un perfecto imbécil e ignorante matando a uno de los pocos apoyos o fieles de su dios que podría encontrar en la Compañía, o eran dioses distintos y rivales que peleaban para demostrar... ¿cual era más oscuro? Aun así, si todo rondaba en torno a Zon-Khuton, desde agentes enviados contra ellos a patrones que les daban encargos, no creía que nada bueno deparara a la Compañía en el futuro. Mas no dijo nada.

Resultaba pasmoso que el espíritu que habitaba en Piojillo fuera enemigo de la entidad oscura y a la par... fuera un asesino de niños. Al parecer ningún espíritu o entidad benévola se había dignado siquiera a mirar aquellas tierras. Y el explorador se preguntó si no habrían caído en una región maldita donde diversos dioses crueles y malvados se la disputaban, disfrutando cómo los seguidores de una u otra deidad se despedazaban entre ellos. Y la Compañía en medio.

Que la Madre nos asista, oró en silencio. Pensó en sugerir reunir información sobre el tal Samuel con los habitantes del lugar, pero recordó la prohibición expresa de Capitán.

- Quizás el nuevo, el carpintero, sepa algo sobre el espíritu - dejó caer el joven, cayendo en la cuenta que el verdinés era el único contacto no prohibido que restaba del pueblo.

Asintió grato con la cabeza ante las palabras de su superior y volvió a hacerlo cuando Ponzoña ordenó presencia para el rito de despedida para Uro. Así se haría. A pesar de ser opuestos y enfrentados en creencias, él y el Ungido habían combatido juntos, codo con codo, en varias batallas y sus creencias no habían interferido. El jaguar comprendió que en ocasiones, para combatir un mal mayor, quizás hiciera falta otro tipo de mal. No deseado pero útil y efectivo. Y de eso se despediría al atardecer.

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MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. MAÑANA GÉLIDA.

Pocos, debilitados y solos ante un enemigo terriblemente peligroso que les odiaba sin una razón aparente. Cada baja en la Compañía Negra contaba por tres, el número del que disponían era mucho menor, habían perdido a dos soldados veteranos y letales y para sustituirlos habían logrado adquirir a un leñador y un fanático sin ojos. A simple vista y usando su experiencia como tesorero, no parecía un acierto.

Vivían tiempos complicados, como de costumbre, cada vez más complicados, como de costumbre también. Echaba en falta tener que luchar contra la Alianza de los Castores, enemigos normales que no servían a entidades demoníacas de un poder superior a lo humanamente imaginable. Miró a sus compañeros y contuvo el suspiro que le provocaba todo eso. No había hablado mucho con Uro, realmente no era alguien que le gustara más allá de lo eficiente que era en combate, sin embargo lamentaba su pérdida.

—Espero entonces que dentro de un año no estemos aquí, la verdad —dijo en tono bajo para acto seguido asentir a las órdenes de Ponzoña.

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AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. MAÑANA GÉLIDA.

¿En serio? ¿Iba a ser obligatoria la asistencia al maldito entierro? ¿Es que Ponzoña se creía que no tenía cosas más importantes que hacer que perder el tiempo? Además, qué diablos había hecho para merecer aquel castigo. ¡Ah, sí! Precisamente salvar la vida al muerto hacía no demasiado tiempo. Antes de la ruptura de la roca, antes de todo aquello…

Y sí, el estúpido simbolismo que tanto consuelo traía a las mentes maleables y sencillas, no se me escapaba. Todos querían sentirse formar parte de algo con significado. Todos querían pensar que sus vidas importaban y que una vez llegara el día de sus muertes, día que no había duda que llegaría, todos perderían el mismo tiempo que ahora ellos perderían por honrar el cacho de carne que no tardarían en deshonrar los gusanos. Y a nadie importaría la hipocresía de tal acto.

Oh, sí, recordemos al querido hermano Uro, tan amado por todos. Era tan espontaneo y dicharachero, tan agradable en el trato y con ese gusto incuestionable a la hora de usar cabezas cortadas como complemento para su taparrabos, que sin duda jamás será olvidado…

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. MAÑANA GÉLIDA.

Cuando pudieron salir, Palomita fue de las primeras en hacerlo. No tenia que dar reporte alguno de su expedición y por supuesto lo hablado dentro de la cabaña entre Capitán y el señor de esta tierra era algo de lo que ella no iba a hablar.

Lamentaba la muerte de su compañero, cualquier baja dentro de la compañía la hacian mas debil frente a un mundo, que como bien apuntaba la Pitonisa Khadesa, era oscuro aunque de un modo distinto del que habian venido.

VIGÉSIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 21, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: PRIMERAS HORAS DE LA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. MAÑANA GÉLIDA.

-Quizá sepa algo, sí. Siendo de estas tierras es lógico pensar que así sea. Y un año es mucho tiempo, se mire como se mire. Dudo que estemos aquí mucho tiempo más. Y una cosa más antes de marcharos. Quiero que, como escuadra, se hagan algunos entrenamientos. Formaciones de ataque, entrenamientos personales, en pareja y en grupo. Quiero aprovechar todo lo que tenemos, desde la magia de Serpiente y Rastrojo, a las monturas de Pelagatos y Palomita, pasando por los ataques a distancia y cuerpo a cuerpo. Comenzaremos mañana, después del desayuno. Podéis retiraros salvo que alguien tenga algo más que decir -dijo a los presentes.