Partida Rol por web

TRIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: ANTES DE COMER. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

Escucho las palabras que el Cabo Ponzoña nos dedica en esta reunión que decide realizar. En ella, nos cuenta que será nuevamente sometido a una cirugía y Ballestero quedaría unos días probablemente a cargo del pelotón. Más que eso, las clásicas advertencias de nuestra posición y los resguardos que debemos tomar.

"Así que es un aquelarre de brujas el que nos declaró la guerra atacando el campamento. Bueno, me parece perfecto. Asesinar usuarios de magia es especialmente reconfortante."

 - "¡Señor, no, Señor!"

Respondo a la pregunta del Cabo de si tenía alguna duda pues me ha quedado completamente claro. Continuaré con mis labores y entrenaré duramente hasta que llegue el momento de enfrentarnos directamente con el enemigo, momento en que estaré preparado.

TRIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: ANTES DE COMER. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

Asintió. ―Bien, señor. Entendido. Quizá por la tarde, después de comer. Dejar las cocinas queden arregladas y limpias junto a Frontera y realizar entonces entrenamientos grupales.

Tenía alguna otra cosa en mente, pero quizá no era el momento de sacarla a colación.

TRIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: ANTES DE COMER. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

Reyezuelo esperó a que se terminara la reunión y se rompiera filas, después intentó acercarse a Chamán rojo para hablar en privado. - Chamán Rojo si tiene un momento me gustaría hablar con vos en privado. Comentó con rostro sincero, mirada seria, y gesto sereno.

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AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: ANTES DE COMER. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

Chamán Rojo asistió impasible al discurso de Ponzoña. La operación podía suponer un duro golpe para el escuadrón si salía mal. Tener a tullidos de compañeros tenía un pase, pero tener a uno como líder ya era otra cosa. Que los Espíritus decidieran. La confirmación de que la Cábala de brujas era la que estaba tras el ataque de los hombres-cabra hizo que ladeara la cabeza y dibujara en su impertérrito rostro una media sonrisa. 

Como ya lo había dicho.- Iba a tocar entrenar duro, al parecer. Ballestero ya ponía esa cara de halcón vigilante a punto de caer sobre sus presas que les indicaba que no iba a dejarlos en paz ni para hacer sus necesidades. Dejó escapar el aire de los pulmones con resignación. Fue entonces cuando Reyezuelo llamó su atención.

- Sí, claro , Hermano.- Dijo pavoneándose con el pecho henchido, cual faisán. Le gustaba que sus compañeros le requirieran, mucho más si lo hacían delante de todos.- Cuando quieras.- Ya había solucionado los problemas de sueño de Ballestero, los males de amores de su Hermana de Capa Dedos, podía hacer un hueco para aliviar los aires de grandeza del orgulloso Reyezuelo.

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AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: ANTES DE COMER. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

No era precisamente orgullo con lo que Sabandija se presentaba antes la llamada de su Cabo. Salió renqueante de la tienda de heridos con mala cara y peor aspecto. Su habitualmente lustroso cabello deslucía ahora apelmazado y sucio, incapaz en su estado de darle los cuidados que merecía. Los hombres-cabra le habían casi partido como un leño con sus hachas. Saber que la Cábala de Brujas, aún sin vencer, podía estar esperando cualquier momento para volver a atacarlos no le tranquilizaba precisamente.

- ¡Ay!- Se quejó ante un movimiento mal dado que estiró los puntos de las múltiples heridas y trató de recabar fuerzas para no desfallecer agarrándose del brazo del siempre amable Frontera. Les ordenaban entrenar, pero esperaba que él fuera liberado de aquella dura carga física, dado su estado de convalecencia. Sin embargo, Ballestero no era conocido por si piedad e indulgencia. Le daba miedo siquiera preguntarle, así que miraba a de un lado a otro con ojos de cordero degollado. Quizá alguien saliera en su defensa.

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MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: ANTES DE COMER. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

- Muchas gracias Cabo Ponzoña, le comentó haciendo después el saludo militar correspondiente. De todas formas esperó a que se disolviera la reunión para acercarse a Pelagatos. - *Señor Pelagatos tiene un momento para hablar...* le comentó al hermano.

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MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

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Estaba preparado para marcharse hacia las cuadras a echar un vistazo a sus monturas, y seguramente elegir alguna de ellas para entrenarla, cuando escuchó que pronunciaban su nombre. Se giró, de forma algo aparatosa por sus problemas de cadera, y contempló al k´hlata que se le dirigía. 

La respuesta rápida que cruzó por su mente fue la de un simple no, sin embargo el escuchar la palabra señor antes de pronunciar su nombre le hizo ser más compasivo.

—Si es un solo momento, sí, dime —dijo mirando a Indómito.

TRIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

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MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: ANTES DE COMER. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

* Oscuro: - Muchas gracias, señor. Le comentó dándose cuenta que había sido todo un éxito haberle dicho señor pues todos conocían el orgullo de Pelagatos, y su racismo hacia la tribu africana. - Como un siervo aprende de su señor, me gustaría que vos me enseñara a hablar mejor en oscuro, señor Pelagatos. Sé que está muy atareado pero a cambio podría ayudarle en otras tareas que me dijera. Ahora estoy algo convaleciente pero ya me falta poco, a cambio por sus clases yo podría cuidar de su montura, asearla, limpiarla y otras cosas... Le comentó en tono humilde el gran guerrero indómito, que ahora parecía algo menos fuerte debido a los días de postración en la tienda de los heridos.

TRIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: ANTES DE COMER. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

Sabía que tenía que entrenar, por una parte porque debía seguir mejorando y era mi deber cumplir las órdenes de los superiores, pero por otra y quizá más importante, debía mantener la mente ocupada en algo. Me preocupaba la operación del Cabo Ponzoña por partida doble, ya que tenía en alta estima al Hiena, y podía intentar imaginar la presión a la que estaba sometido Capitán, que ya tenía bastante estrés encima sin aquello.

Pensaba en sacar algo de tiempo para ir a desearle suerte. Hacía días que buscaba escusas para hablar con él de cualquier cosa, a ver si así la pregunta que me hacía a mí misma tenía respuesta, aunque dicha respuesta no me gustase, pero era mejor que la incertidumbre.

- Yo iré al campo de entrenamiento con el arco y la espada corta. - Dije para todos, pero sobre todo miré a Caracabra que había expresado su deseo también de entrenar.

TRIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: ANTES DE COMER. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

El rostro serio de Chamán Rojo indicaba que no estaba de acuerdo con lo que decía Reyezuelo sobre la prisionera. Prácticamente hablaba de desacato. ¿Quiénes eran ellos para desobedecer órdenes? Si querían "mimar" a la prisionera les darían órdenes en ese sentido. No quería acabar con la espalda rota.

- Puedo ayudarte a ti, pero no a ella, Reyezuelo. Puedo protegerte para que esa ramera no ciegue tu juicio y te sorba el seso con la oquedad de su entrepierna.-Las palabras eran duras, pero trató de dulcificar el tono de voz para sonar comprensivo.- Las mujeres oscuras son peligrosas, Reyezuelo, te lo advierto.- Sólo tenía que ver a la Quinta y cómo había reducido a su jefe de escuadrón a un mero títere suyo. Y ahora, en aquel mundo lejano al suyo, estaban rodeados de ellas.- Puede que no te estés dando cuenta y ya te haya atrapado con sus redes maliciosas. Mantente lo más alejado de ella posible mientras buscamos cómo proteger tu espíritu. ¿No te das cuenta que con sólo lo que me cuentas ya te ha puesto en riesgo?

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Ponzoña se había encargado de hablar en privado con aquellos a los que las circunstancias les impedían estar en aquella reunión de pelotón, pero el mensaje había sido idéntico.

Paseando arriba y abajo ante la formación, comenzó a hablar en K'Hlata.

-Hostigadores, muchos de nosotros hemos asumido el oscuro como nuestro idioma de comunicación habitual, al menos en cuanto a temas militares e internos de la Compañía, relegando nuestra lengua al plano privado. En ello no hay nada de bueno ni de malo. De hecho, ha servido para que muchos de nosotros mejoráramos en el uso del oscuro. Pero estos son tiempos nuevos, tiempos extraños, donde ojos y oídos invisibles nos escuchan en las sombras, como el leopardo que acecha a su presa entre los matorrales. Por ello, a partir de ahora, hablaremos en K'Hlata. En todo momento -dijo a sus soldados-. Para comunicaros entre vosotros, con los mandos, con cualquiera de la Compañía. El objeto de ello es que no puedan entendernos. 

Se detuvo un instante en su paseo. Miró los rostros de todos y cada uno de los presentes. Estaba orgulloso de ellos. 

-Por otra parte, no quiero que habléis con ninguno de los inquisidores ni con nadie que no sea de la Compañía -dijo rotundo-. Y si os preguntan algo directamente, y sospecháis que tratan de sonsacaros, alegad ignorancia y decidles que acudan a cualquiera de los mandos. Ballestero me ha dicho que el gordo lo ha intentado con él y dado que parecía saber algunas cosas, es posible que previamente ya hubiera hablado con otros. Así pues, absteneos de contactos no deseados y no les habléis salvo si es estrictamente necesario. ¿Entendido?

Tomó aire y lo expulsó. Llegaba la parte que menos le gustaba de todo aquello. 

-Todos sabéis que Reyezuelo está arrestado. Presupongo que hoy mismo se os informará de su castigo. Aún nos preguntamos, yo el primero, qué es lo que le llevó a actuar del modo en que lo hizo. Hasta ahora había sido un buen soldado, pese a su carácter a veces difícil. No obstante, sigue siendo un hostigador y un hermano. Será sancionado. Duramente -comentó a los presentes-. Pero estoy seguro que se redimirá y demostrará su valía para con la Compañía. Lo que os pido es que le ayudéis en ese proceso y que no hagáis leña del árbol caído -todos escuchaban en silencio, los rostros inmutables, la punta del ariete de la Compañía-. También habréis visto cosas extrañas que mejor no ver en el campamento -afirmó en clara alusión a aquellos muertos-. Zombus dirían algunos. Quizá lo sean, animados por la magia -se atrevió a decir-. Y junto al gordo, el flaco -una clara alusión a Serpejo-, pero no es zombu. Todo es difícil y extraño y sé que tendréis preguntas. Responderé a lo que pueda.

Alzó una mano frenando las posibles preguntas. 

-Pero antes, algo bueno dentro de la desgracia de haber perdido a un hermano. Cuando se oficie su funeral, Desastre recuperará a título póstumo su condición de soldado, y no será enterrado como recluta -en aquel punto miró a Frontera y asintió con la cabeza. Sí, él entendería.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Al ser llamado a formación por su superior Pelagatos interrumpió de forma temporal su entrenamiento. Se cuadró junto a sus compañeros de pelotón y escuchó con atención las nuevas órdenes que el cabo Ponzoña les transmitía. Guardó silencio respecto al idioma, aunque alguna mirada atenta podía notar un ligero movimiento en sus labios que ejemplificaba el desagrado que le producía el tener que comunicarse en k´hlata. Para él era una lengua arcaica, torpe y de sonidos eminentemente bruscos y tribales no muy diferente del ruido que practicaban algunos animales para comunicarse. Era casi una infamia compararlo con el directo y elegante lenguaje de su raza. Por desgracia para él la situación obligaba a tomar una medida de precaución que era necesaria.

Guardar silencio y no hablar con nadie ajeno a la Compañía era algo que se veía capacitado para hacer, tampoco es que él fuera demasiado hablador y menos con los siervos de Zon-Khuton. Ese mismo silencio fue el que mantuvo hasta que el cabo les dio opción a hablar.

—Cabo Ponzoña, si se me permite la pregunta. Al haber fallecido el inquisidor Serpejo ¿en qué situación nos encontramos ahora? ¿Cuál es nuestro contrato?

Le resultó incómodo hablar tanto en aquella lengua que rara vez empleaba, pero eran las órdenes. Cuando se le dieran las respuestas a esas dos preguntas, no necesitaría saber mucho más.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Frontera escuchó con atención e interés las palabras y explicaciones de Ponzoña. La verdad es que estaba muy confuso con lo sucedido respecto a Reyezuelo, ya que al no haber estado presente sólo había oído cosas de boca a boca y muchas de ellas tergiversadas por las opiniones o prejuicios de cada uno.

Cuando Ponzoña mencionó la restitución de Desastre y le miró directamente, Frontera llevó su puño al pecho y asintió, conmovido. Desastre habría muerto, pero al menos le despedirían con el honor que merecía y que nunca le tendría que haber sido arrebatado.

Ante la pregunta de Pelagatos, aprovechó para añadir.

—Pero entonces... ¿Serpejo está muerto o no? Cuando llegué al campamento se dijo que había muerto y hasta vi su cadáver. Más tarde apareció otra vez, vivo, pero decís que no es un zombu, y desde luego no lo parece... ¿Es algún doble? ¿Magia de incluso peor yuyu que la de los muertos? No me ha quedado nada claro...

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Renuente a intervenir dada mi nueva situación con respecto a los Hostigadores, había observado desde un segundo plano la reunión convocada por Ponzoña. Era aquella, ahora, una más de mis funciones. Ahora, el silencio duró lo que duró la sensatez de los soldados.

- ¿Acaso es tan importante para cumplir órdenes el conocer la letra del contrato, Pelagatos? - le respondí con una pregunta y una sonrisa aviesa. - ¿Acaso la obediencia debida, aquella a la que por juramento te encuentras atado, se ve condicionada por lo que sabes o no de los planes de patronos y mandos? Todo lo que se deba saber y no resulte evidente a las mentes más torpes, será revelado a su debido tiempo. Y lo que no... Bueno, lo que hace interesante a esta vida es que está llena de incertidumbres, aunque para unos siempre habrá más que para otros.

Tras soltar una aguda carcajada me giré hacia el otro soldado que había intervenido.

- Lo mismo es aplicable a ti, Frontera. Comprendo la curiosidad, la inquietud, pero lo que sea o deje de ser Serpejo es irrelevante. - En aquel instante una idea cruzó mi mente, una que era probable que llegara a cumplirse. - Al menos por el momento. Además, utilizando términos tan precisos, tan propios de un experto en lo arcano como los que has usado, me extraña que no tengas respuestas a las dudas que estás planteando.

RIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Guepardo acudió junto al resto de hostigadores a la reunión organizada por su cabo. Una vez formados, Ponzoña habló, comunicando el empleo del idioma k'hlata para comunicarse y así evitar que oídos indiscretos comprendieran qué hablaban. En esa línea indicó que no debían dar información alguna a los inquisidores. Finalmente se comentó el extraño enajenamiento de Reyezuelo y la despedida oficial de Desastre. Cuando hubo finalizado comenzaron a caer ciertas preguntas y dudas.

Pelagatos realizó una pregunta en mente de la mayoría, aparte de los mandos que ya sabrían la respuesta, y que creaba incertidumbre. Frontera habló sobre Serpejo y teorizó cosas complejas, como que no estaba muerto a pesar de haber muerto. Dando a entender que no era un reanimado como los que rodeaban la tienda de los inquisidores. Aquello sorprendió al joven que se planteó cosas como que el "cara de cuervo" era un monstruo con plenas facultades en vida o que había sido... ¿Revivido? Imposible. Una vez alguien moría su alma se iba al mundo de los espíritus para no volver. Aunque también estaban los rituales oscuros que podían hacer volver el alma que partió del cuerpo. O eso decían. Pero siempre se traía oscuridad consigo no siendo ya el mismo, sino una versión oscura y lúgubre de lo que fue en vida. O eso decían. O quizás fuera un zombu, aunque no lo parecía.

Un escalofrío recorrió la columna del jaguar, tenso por tener que soportar, ver y convivir con aquellos actos, criaturas y hechiceros aberrantes, teniendo que obedecer una disciplina marcial de no pegarles fuego a todos. Entonces tomó la palabra Serpiente.

Hablando de hechiceros y de quema...

Sus burlonas palabras evidenciaban un hecho y es que los de arriba sabían y ordenaban y los de abajo desconocían y obedecían. Así solían funcionar los soldados. Y aunque en mayor medida tenía razón y solo cabía la resignación había algo que el oscuro pintado de blanco pasaba por alto. El jaguar tomó la palabra.

- Nos encontramos, Mago Serpiente. Nos encontramos atados, querrás decir - corrigió con mirada y suave sonrisa sardónica, mirando al mago como quien pensaba que el Juramento era solo aplicable para el resto pero no para aquel.

El Juramento de lealtad... ata y condiciona, pero no obliga ni determina. De lo contrario nunca hubieran acontecido deserciones, pensó recordando a Sacorroto, el espectro ejecutado por deserción que eventualmente se le aparecía. O nunca se darían desobediencias con sus consiguientes castigos, ¿Verdad, Primer Mago?, preguntó en silencio al arcano, manteniendo la suave sonrisa y mirando con detenimiento al hechicero y recordando los latigazos que este recibió cuando desobedeció en Chon'Delor. Y cómo berreaba.

Para el soldado era vital poder confiar en sus mandos. La incertidumbre no ayudaba a eso. Creaba dudas y quebraba la confianza. Y con ello la obediencia inquebrantable. La confianza debía ser mutua, en ambas direcciones, y aunque el hostigador no esperaba recibir toda la información que podían manejar la plana mayor sí que deseaba algunas aclaraciones que intranquilizaban a la soldadesca. A no ser que los mandamases quisieran una tropa intranquila, insegura y recelosa.

RIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

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DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Como desde el principio nadie había hablado la lengua natal de Ballestero, hablar en K'Latha le daba lo mismo. La mejor pregunta posible según la creencia de Ballestero fue dirigida a Serpiente. Le brindó el tratamiento debido a un oficial. De más rango que Ponzoña. ―Señor, los caminantes de Galdan morían mejor si se atacaba la cabeza. ¿Cómo matamos a estos con más eficacia? ¿Y a los nuevos patrones?

Miró al suelo durante medio latido de corazón.

―Por si se da el caso de que haga falta. ―Aclaró. Al fin y al cabo ya habían acabado con un patrón. Era mejor estar preparados.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Tarado se encontraba lo suficientemente bien como para acudir sin problemas a la reunión planteada por su mando. Había pasado el día en cocinas y no estaba cansado, esperaba recuperarse lo suficiente como para poder empezar a entrenar.

Como era su costumbre, permanecía callado, escuchando. Si el jefe pedía que hablasen en K'Latha, él no tendría problema es eso. Negarse era ridículo.

Pero significaba desconfianza. Algo estaba mal, algo no funcionaba para tener que ocultarse de esa manera. No tenía ningún problema en no hablar con extraños, de hecho nunca lo hacía, pero marcar ese hecho también le daba la suposición de que algo no iba bien.

Serpiente, como siempre, le intimidaba mucho. No quería ni siquiera que le mirase y mucho menos que fuera para nada su centro de atención. Era mejor no preguntar nada. Obedecer, curarse, trabajar y luchar.

Y escuchar. Seguía cada comentario de la reunión con interés.