Partida Rol por web

DÉCIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 14, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA NOCHE, UNA HORA DESPUÉS DEL OCASO.

Demasiadas preguntas y poca información para lo que no era sino poner fin a la vida de una mujer bajo la excusa de impedir su sufrimiento en el plazo de tres días. Algo olía a podrido en el Bosque Sombrío.

-Y entiendo que, además, deseáis una respuesta inmediata. Seldocha, pretendéis contratarnos para cometer un asesinato, bajo las razones que sean, cuando aparentemente poséeis el poder y la capacidad para hacerlo vos misma. Y habéis acudido a nosotros cuando estamos inmersos en otra misión que puede quedar en entredicho si aceptamos la vuestra, amén de que habéis hecho acto de presencia ante una partida avanzando por el Bosque Sombrío y no en el campamento de la Compañía Negra, donde hubiéramos poder haber discutido todos estos términos en presencia de nuestro Capitán -dijo serenamente. A Analista no le pasaba por alto los beneficios que el pago por aquella misión podría reportarles en una potencial lucha contra los Harapientos o en un futuro inmediato. Guardó silencio un instante, serio y reflexivo-. Quisiera saber más sobre Cheliax y la Colmena, pero antes debo hablar con mis oficiales en privado para tomar una decisión. Si nos permitís unos minutos. 

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AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 14, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA NOCHE, UNA HORA DESPUÉS DEL OCASO.

El Augur se acerca a Seldocha y le susurra algo al oído. Ella se queda un momento en silencio, mirando hacia el Oeste y asiente, indicando a Augur y a Sabueso que se alejen para dejar espacio a los miembros de la Compañía Negra.

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DÍA: 14, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

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- "Me dice mi Augur que vuestra presente misión ya no tiene objeto. Al parecer aquellos que queríais proteger murieron hace tres días, a unos sesenta kilómetros de aquí hacia el Oeste.

Por si esto pudiera ayudaros a decidir, añadiré a la recompensa una bolsa con veinte piezas de oro, o la respuesta a una pregunta, algo por lo que habitualmente me pagan al menos cien monedas de oro.

Y ahora, os dejo que deliberéis." -

Seldocha se levanta de forma un tanto mecánica y se aleja junto con sus subordinados hacia el otro lado del gran claro de bosque.

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La última nueva fue un jarro de agua fría para Analista y una nueva fuente de dudas. ¿Era sincera o mentía en su desesperación por que hicieran aquel trabajo? Había aumentado incluso la prima por la aceptación de la misión y por otra parte había eludido darle respuestas acerca de la Colmena o Cheliax. Tenía entre manos una piedra caliente y sabía que, tarde o temprano, aquello acabaría quemándolo.

-Gracias -dijo escuetamente al verles retirase dejándoles un momento de intimidad. Se giró hacia Serpiente y Barril, a los que pidió acercarse más antes de empezar a hablarles en un quedo susurro alejado de los oídos indiscretos que sin duda estarían atentos a loq ue allí podía llegar a decirse.

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-Señores, tenemos un serio problema. Si es cierto lo que Seldocha dice y la caravana varisia ha sido atacada y sus miembros asesinados, la recompensa prometida y que ya estarán ejecutando en el campamento tendrá que ser amortizada de nuestro bolsillo -dijo sombríamente-, además de perder las ventajas de futuro también negociadas y que consisitía en un sustancioso descuento en las ropas de invierno. No confío en ella pues no la conozco, pero si nos negamos a este trabajo y lo que ha dicho es verdad, volveremos con el rabo entre las piernas y los bolsillos aún más vacíos. Y reconozco que por piadoso que parezca, tampoco me convence este tipo de trabajo. Estamos obligados a confiar ciegamente en lo que se nos dice. Por otra parte, jamás cuestionamos las razones de quienes nos contratan, por lo que los juicios de valor a título personal sobran. Así pues estamos en una encrucijada. Aceptar el trabajo o negarnos y correr el riesgo de volver de vacío. Y no podemos negar que la paga es sustanciosa. Además, no tenemos demasiado tiempo y la posibilidad de buscar al Capitán de cara a una respuesta es una utopía ridícula. Debemos decidir y asumir el acierto o el error de nuestra decisión. En este orden de cosas, prefiero aferrame a una certeza que a una eventualidad. Por mi parte, estoy dispuesto a asumir las consecuencias de una elección equivocada. Así pues, voto por aceptar este trabajo. ¿Y vosotros?

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Después de una primera observación, tal y como mi primo había pedido, dejé las manos quietas, aunque no porque él me lo hubiera pedido. Mi gesto, al apartar la mano de las piedras que había sobre el suelo, en nada tuvo que ver con la petición hecha por Analista. Se parecía más al ademán del doctor que temiendo hacer más mal que bien, aleja sus manos del paciente sabiendo con certeza que una intervención por su parte significará la muerte para el pobre convaleciente.

Pero aquella “enfermedad” tan solo afectaba a las piedras con las que aquellos extraños habían venido, cuya magia languidecía sobre el suelo. Cosa muy diferente era el caso de aquellas que Seldocha había entregado al esclavo para cumplir con la misión que quería encomendarnos. Pero ya habría tiempo. Primero había que tratar otros asuntos. En privado…

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Me acerqué a Lengua Negra que, buscando privacidad, se había alejado de los oídos de aquellos que en su tienda fingían estar dormidos pero prestaban más atención de la que debían a la toma de una decisión que no les incumbía. Su deber era cumplir las órdenes que se dieran, no escuchar los argumentos a favor o en contra de una decisión, por mucho que esta terminara afectando a sus vidas hasta el punto de provocar su ausencia.

- La certeza de un trabajo frente a la incertidumbre de otro. Con el éxito la promesa de una útil aliada y un esclavo que parece capaz de cumplir como soldado en las menguadas filas de la Compañía, aunque también tenga funciones de espía para conseguir la información con la que ella dice comerciar. – Sonreí. – No obstante, de tomar contacto con esos druidas y no poner fin a la vida de testigos, podríamos ganar también un interesante enemigo, más peligroso que una simple panda de bandidos…

Sin declarar abiertamente por qué votaba, miré al líder de la Infantería y sonreí.

- ¿Tú qué opinas, Cabo Barril?

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El gargantuesco Barril se inclinó, volviendo la placa frontal de su casco hacia el joven Mago. Sabía que su opinión personal sobre el asunto en curso bien le valía un ardite, así que no dedicó ni medio momento a buscar una razón a su pregunta. Burla, deseo de interno regocijo, mera diversión, tanto le daba. Pero aprovechando que sus interlocutores ya no formaban parte de la conversación, el cabo consideró un buen momento para dejar clara una cosa cosa al menos:

— Bueno, principalmente opino que si te vuelves a meter en cosas sobre los hombres y su comportamiento como unidad armada te corregiré de manera expeditiva. Probablemente te parta esa boca de lengua bífida para empezar, muy al estilo Sargento Vientos, a la que recuerdo con mucho cariño. Y ni Analista, ni el Capitán, ni que se reencarne el puto Señor del Dolor podrán evitar eso, así que vigila tu parcela como yo hago con la mía, Primer Mago.

En cuanto a lo de ésta — señaló a Seldocha por encima del hombro —, estoy de acuerdo con vosotros dos. Y no voto nada, ¿desde cuándo esto es una puta democracia? Si no está el Capitán, tú eres el que está al cargo de estas cosas. — Señalo a Analista con un dedo gordo como una rama. — Punto fin, coño. —

Barril había hablado con un tono más comedido del que solía utilizar normalmente, pero parecía que hablar en susurros no iba con él. De todas maneras a la distancia que estaban no podrían oírles salvo si gritaban, y probablemente el soplapollas del Augur podría oír o adivinar lo que allí se estaba diciendo. La verdad que le parecía un método demasiado sofisticado para quitar de en medio a los guardianes de una caravana de jodidos buhoneros, salvo que llevasen cargados los carros de oro puro. Pero se jugaba el casco a que allí había más de lo que se percibía a simple vista. Pero para eso estaban "los listos", que se ganaran la paga, joder.

Apenas entró a la tienda dejó de enterarse de nada. Rumió en silencio acerca de lo poco que logró escuchar y tras una corta deliberación, decidió que no le importaba demasiado. A pesar de estar preocupado -pero no tanto como Preocupado-, Matador era, al fin y al cabo, un soldado, y seguiría órdenes. Pudo escuchar a Mago Serpiente, Analista y al Cabo Barril cuchichear en voz baja. — Decisiones, todo es cuestión de decisiones —pensó, mientras observaba el techo de pequeña tienda—. Ellos las toman, nosotros cargamos con el peso de los acontecimientos que desencadenen.

El cansancio empezó a debilitar al infante, así que decidió irse a dormir antes de que fuese la hora de su guardia.

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-Ni me vuelvas a señalar, ni me hables así, Cabo Barril -dijo con una seriedad gélida-. Y vuestros asuntos los solucionáis en donde corresponda. Os he pedido, como oficiales que sois, opinión, no juicios de valor ni recordatorios de cómo funciona o debe funcionar la Compañía. Si es cuanto voy a recibir, sé a qué atenerme. Podéis retiraros. Hablaré con Seldocha y ya os comunicaré mi decisión. Buenas noches. 

Dicho aquello, se levantó y se dirigió hacia la visitante y sus dos acompañantes, dejando atrás a Serpiente y a Barril.

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Tras hablar brevemente con los otros dos oficiales de la Compañía, Analista se levantó y se dirigió hacia la visitante y sus dos acompañantes, al otro lado del claro, dejando atrás a Serpiente y a Barril.

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Así que el cachorro enseñaba los dientes. Barril se rió interiormente mientras veía como se alejaba Lengua Negra. Por más que le doliera y que no le guste cómo hablara (lo cual le importaba poco al grueso Oscuro), le había dicho la pura verdad. Él le había pedido un voto, no un juicio de valor. El que había pedido una opinión era Serpiente, y a ese no pensaba darle nada que fuera a terminar en su cubo de orines y chanzas.

Miró al Mago por un segundo y luego se encogió de hombros, para alejarse con paso pesado en dirección al curso de agua cercano. Mientras aquellos extraños siguieran por allí no se metería en el catre tranquilo, así que después de llenar su odre se acercó a las inmediaciones de su tienda, mientras cruzaba una mirada con Lagrimita, el Infante de guardia actualmente, dándole a entender que vigilara a Analista y al trío de visitantes. Luego remoloneó por los alrededores de la tienda un rato mientras comprobaba el atalaje y los vientos, mientras Analista hablaba con los probablemente siguientes patrones de la Compañía. Aún quedaba bastante noche y esperaba aprovechar el tiempo durmiendo del tirón una vez quedaran solos de nuevo en aquel vado.

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Fuera lo que fuera lo que se había hablado en la breve reunión que había mantenido con Barril y Lengua Negra, hizo que saliera de ella con una enorme sonrisa. Poco se diferenciaba de aquella con la que había llegado salvo porque parecía contener una carcajada que no apenas escapaba por consideración hacia nuestros vecinos los animales de aquel bosque que habían sido tocados de forma tan especial por la magia.

Regresé a mi tienda y me metí en ella. Su interior no tardó en iluminarse con una luz que en nada se parecía a la de una antorcha. Necesitaba ver, y ver bien, para lo que tenía en mente hacer. Una vez terminara podría descansar, y descansaría muy, pero que muy, bien…

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El gran claro de bosque en el Bosque Sombrío es excepcionalmente hermoso por la noche, bajo la luz de un sinfín de estrellas y de la luna.

Un hermoso arroyo parte más o menos por la mitad el claro en dos. El sonido del agua resulta relajante.

Es extraño encontrar tal remanso de paz en un Bosque que se sabe lleno de bestias, monstruos y peligrosos dementes.

Seldocha alza sus ojos-joya hacia Analista cuando éste se aproxima a su lado. Algo retirados, los dos Doloritas, el Augur y el Sabueso observan en silencio, pero con curiosidad. El primero sólo se juega su reputación como oráculo fiable. El segundo se lo juega... absolutamente todo.

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¿Cuándo la Compañía había caído en aquel rango de dejadez? ¿Desde cuándo todo el mundo se creía en posesión del derecho a la palabra en cualquier circunstancia? ¿Desde cuándo la soldadesca se permitía el lujo de desprecios y miradas veladas por no gustarles o dejarles de gustar tal o cual cosa? 

Lengua Negra rumiaba su frustración mientras caminaba en dirección a Seldocha. Le había dolido y picado la intervención de Barril, quien pese a negar el concepto de democracia se creía imbuido del derecho a expresarse libremente y de forma peyorativa. El nuevo Analista se preguntó para qué servía alguien como él y qué hacía allí, una figura sin poder real pero cargada de responsabilidades.

Negó con la cabeza en medio de la oscuridad, despejando aquellas brumosas ideas, hasta llegar a donde estaba Seldocha esperando pacientemente.

-Gracias por tu paciencia -dijo por mera cortesía-. Seré sincero. No nos conocemos y no hay razones para confiar en ti, así que lo que nos encargas bien podría ser un asesinato concertado de alguien cuya existencia te desagrada, oculto bajo buenas intenciones. No negaré que el pago es tentador y aun así... Además, está la visión de tu Augur que de ser real nos deja en una situación más que incómoda para quienes nos encargaron la protección de la caravana varisia, algo a un tiempo muy oportuno de cara a tomar una decisión en relación a tu encomienda -Lengua Negra inclinó la cabeza y se peinó con el pulgar y el anular las cejas en un gesto de impotencia-. Además, has obviado mis preguntas acerca de Cheliax y la Colmena -hizo una pausa mirando al cielo, para finalmente fijar sus pupilas en el rostro joya. Las palabras se le secaban en la garganta-. Acepto tu trabajo. Daremos muerte a Adriana de Pangolais, cuyo rostro nos has mostrado. Y acepto tu pago, incluido el plus de veinte monedas o la respuesta a una pregunta en su momento. De igual forma, aceptaremos los servicios de tu hombre, Sabueso. Al concluir el mismo, él decidirá como un hombre libre cuál ha de ser su destino, si regresar contigo o permanecer junto a nosotros.

Tendió una mano para sellar el trato.

-Aun así, necesito algún dato más. ¿Que mal irreversible afecta a la mujer? Has mencionado, si mal no recuerdo, que en el presente su aspecto quizá no responda a aquel que nos has mostrado. No quiero sorpresas ni cometer errores.

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La mujer guarda silencio unos instantes, observando las frías estrellas.

- "Hay momentos, maese Analista, en que olvidamos que lo que para nosotros es obvio, para otros es nuevo.

Nidal es la nación más antigua, todavía en existencia, de todo el continente. Hunde sus raíces nueve mil años en el pasado. Es una nación vieja, que como tal tiene su orgullo, si bien lo que es ya no tiene nada que ver con lo fue en sus orígenes.

Hace poco más de un siglo, Aroden, el dios de la humanidad murió de repente, sin que nadie lo predijera, ni siquiera los demás dioses. Eso produjo una oleada de consecuencias devastadoras en todo el mundo.

Cheliax había sido una de las muchas colonias de Taldor, otro imperio antiguo. Pero llegó a independizarse y a construir su propio Imperio. Con la caída de Aroden, sin embargo, sufrió una guerra civil que acabó con una dinastía nueva en el trono. Una dinastía fírmemente asentada en poderes Infernales y dedicada en buena parte a la adoración de Asmodeus, el Duque del Infierno. Quizá el único Diablo que es a la vez un Dios por derecho propio y un Diablo, que es otra clase de entidad.

Durante los años de la Ruptura de la Sombra, el Imperio Infernal de Cheliax invadió Nidal. Algunos dicen que nos domó, que supuso una humillación nacional de una magnitud inimaginable. Otros piensan que en realidad Nidal se dejó invadir sin oponer una seria resistencia para así influir sobre Cheliax.

Actualmente, Nidal vuelve a ser independiente, aunque se mantiene una cierta alianza con Cheliax. Algunos ultranacionalistas no han olvidado esa humillación, la de la invasión infernal.

No sé a ciencia cierta qué es Colmena, pero sospecho que es el instrumento de venganza de una determinada facción extremista. Un instrumento extremo y descontrolado.

No es su misión principal, pero le agradeceré que compartan cualquier cosa que puedan averiguar sobre qué es "Colmena".

En cuanto a Adriana, sospecho que se encuentra sometida a alguna clase de corrupción, no sé si física, espiritual, o ambas. Probablemente por causa de Colmena. Es todo cuanto sé, maese Analista." -

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Seldocha y Analista conversan en voz baja. Nadie alcanza a escuchar sus palabras, pese al silencio circundante.

Se escuchan claramente los sonidos del bosque nocturno, del arroyo que cruza el gran claro de bosque, y el crepitar de los leños ardientes de la fogata de campamento.

Frontera es el único que duerme.

Lagrimita monta guardia. Igual que, a su manera, Augur y Sabueso.

El Cabo Barril y el Mago Serpiente permanecen sentados junto al fuego. Los demás aguardan en sus tiendas, fingiendo que duermen.

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-Gracias por las explicaciones. Y sí, si accedo al algún tipo de información, no tendré problemas en compartirla. Me gustaría sembrar la semilla de una relación recíprocamente beneficiosa -dijo Analista que retiró la mano tendida al no ver intención alguna por parte de Seldocha de estrechársela. Quizá le repeliera el contacto físico-. Y ya una última cosa. Las piedras, ¿podría indicarme cómo funcionan? Se trata de partir hacia un punto y regresar sin que tengamos problemas. De igual forma, las ramitas yesqueras, ¿cómo usarlas y para qué sirven? He visto también pociones curativas. ¿Qué rango de curación tienen?

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Lombriz había escuchado una parte de la conversación, cosas que no significaban nada para él, como cajas con cosas, piedras blancas, y momento emotivos que no le interesaban lo más mínimo. Lo de meterse en un bosque sombrío plagado de 'Drudas' si que le inquietaban un poco, y puede que quizás fuese por esas palabras que se perdió el resto de la conversación, enfrascado en sus propias imaginaciones. Se aburrió finalmente, y totalmente cansado a pesar de haber pasado diez minutos desde que salieran del campamento, apoyó la cabeza en el suelo de su tienda y se durmió. Quién quisiera algo que lo despertase.

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Seldocha no se había percatado de la mano tendida de Analista hasta este momento, cuando se la tiende y la estrecha cuando el Oficial de la Compañía Negra vuelve a dársela en respuesta. El guante es de cuero y la mano que hay debajo es dura, como un juguete mecánico.

- "Tenemos un trato." - La mujer-gema asiente.

- "El Camino de Piedras es un objeto mágico poderoso, pero limitado en su uso. Las piedras deben ponerse en el suelo en línea más o menos recta y separadas entre sí un paso. Quien las pise, entra en un sendero, un atajo, por así decirlo, por el Plano de las Sombras, y es acaba llegando a un lugar previamente programado en la creación de las piedras. Aparecen también en el punto de destino, y duran tres días. Para regresar, hay que pisarlas en sentido inverso. Al completar el viaje de vuelta por parte de todos los viajeros habilitados, que son aproximadamente una docena que no lleven sobrecarga, las piedras desaparecen." -

Seldocha hace una breve pausa.

- "Las ramitas yesqueras son un objeto alquímico. Están hechas de madera, y en un extremo tienen una sustancia que prende llama ante el roce con cualquier material con una superficie irregular. Sirven para encender fuego rápidamente, sin usar yesca y pedernal, y sin tener especiales conocimientos sobre supervivencia.

Las pociones sólo son eficaces contra heridas leves, pero pueden salvar la vida a un agonizante, estabilizando su estado si se le hace beber una." -

La mujer mira a Analista a los ojos y añade:

- "En cuanto a los fuegos de Alquimista, son frascos pensados para lanzarse. Al romperse y entrar el líquido en su interior en contacto con el aire se prenden fuego. Pueden resultar útiles para provocar incendios, o si se utilizan contra criaturas vulnerables al fuego, como los Trolls y otros seres." -