Partida Rol por web

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA. - UNAS HORAS MÁS TARDE.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

AVANZADA LA TARDE. - NUBLADO.

Grito me habla, preguntándome si puedo ayudarle con su tienda, a lo que asiento sin palabras y me pongo a armar su tienda. No me cuesta mucho, es solo una tienda cualquiera y armarlas es algo que no tiene mucha dificultad para mí. Cuando he terminado, comienzo a hacer las guardias que me han ordenado, como es mi deber.

Entonces, escucho el llamado del Capitán para donar sangre. Algo acerca de una suerte de rito para aplacar a las entidades oscuras que plagan este lugar y que, según lo que dice el Mago, nos acabarán durante la noche si no hacemos algo para evitarlo.

Levanto la mano y me ofrezco también:

 - "Voluntarrio."

La verdad es que estoy tan acostumbrado a que me corten, quemen, desangren, pinchen y una larga lista, por lo que me da absolutamente lo mismo perder un poco más de sangre si con eso ayudo a mantener a la Compañía Negra a salvo.º

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA. - UNAS HORAS MÁS TARDE.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

AVANZADA LA TARDE. - NUBLADO.

Ballestero no se ofreció. Miró al capitán con frialdad, sin embarazo. Observó la entrega del recluta Dolor. Asintió ostentosamente. El único que no había entregado su sangre por la compañía. Al menos de manera oficial. Se levantó y se quedó mirando a Dolor, apoyando su candidatura, por así decirlo.

Dejó pasar unos segundos de pie, mirando al recluta, y luego le señaló con el brazo bien extendido y dijo en voz bien alta y clara, con el curioso acento de Idon, que tras tantos años seguía teniendo: ──Yo seré su hermano de capa si le dais la oportunidad de dar su sangre por la compañía.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA. - UNAS HORAS MÁS TARDE.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

AVANZADA LA TARDE. - NUBLADO.

Ballestero era muy mal actor. Lo que se transparentaba era que parecía estar haciendo un rol que odiaba por completo, pero también parecía entregado a él a conciencia, como quien da brillo y esplendor en su cocina a base de frotar, aunque apeste la lejía y le duelan las manos. Qué le empujaría a eso, no se sabe.

Eso tuvo oportunidad de ver Dedos cuando se relacionó con él mirándole de cerca.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA. - UNAS HORAS MÁS TARDE.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

AVANZADA LA TARDE. - NUBLADO.

Matador avanza sin vacilar hasta llegar al lado del Capitán.

Capitán no me gusta que sigamos con estos pactos o remiendos con poderes oscuros ya que creo que son los que nos han llevado a esta situación. Ahora bien, si vamos a seguir adelante con el sacrificio, yo seré el primer voluntario. Gente de la Compañía sangro a causa de mi furia incontrolable en batalla y ahora me ofrezco a ser yo quien sangre por ellos.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA. - UNAS HORAS MÁS TARDE.

No -replicó a Rastrojo-. Tigre no muerto, fuera del ciclo. Tigre quiere devorarme, pero yo huyo. El tigre fue compañero de Desastre -se llevó una mano al pecho para señalarse a él mismo-. El amuleto es mío -señala el amuleto que le entregó Caratótem-. Y tras ello Caratótem dice tu nombre y el tigre se desvanece. No hay más sueño.

Explicó con cierta paciencia. Aunque le había quedado claro que quería algo con Dolor, que no le gustaba y quería que peleasen por un amuleto. También entendió que era una batalla que Rastrojo no iba a atreverse a afrontar. Aunque quería ser un guerrero bravo, en aquel momento escuchó las instrucciones que le asignaban una guardia y dio una palmada en su pecho a la vez que un pisotón en el suelo para reafirmarse a sí mismo ante el chaman.

Hoy mis hermanos me necesitan más que yo necesito el amuleto. Con el nuevo amanecer veremos, pero seré un gran guerrero, Rastrojo, favorecido de Caratótem.

Se giró para encaminarse hacia su guardia, cuando escuchó al Mago Serpiente hablar de cosas de sacrificios de sangre. Se acercó, había escuchado lo que había que hacer de boca del Capitán. Y gruñó.

El dolor llama al dolor.

No daría su sangre para alimentar el dolor si no recibía una orden directa, eso lo tenía claro. En su lugar prefirió ir a preparar su guardia y su descanso.

DÍA DE LA FISURA DE LA FOSA. - UNAS HORAS MÁS TARDE.

AÑO: 202 DE KHATOVAR / 1 DE NEK (NUEVA ERA K'HLATA).

MES: DEL LEÓN / DEL RASTROJO VALIENTE (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

AVANZADA LA TARDE. - NUBLADO.

Rastrojo iba perdiendo interés en la conversación con Desastre a medida que las cosas se ponían feas en el templo. Podía ignorar las palabras de Pelagatos, que empezara él con los cuidados a los animales. Ya se encargaría Rastrojo de hacer bien el trabajo con esos caballos después de terminar de construir la tienda. Pero el tema de los sacrificios era algo que no podía pasar de largo. Bueno, sí podía. Podía cuando los voluntarios eran el Cabo Barril y Pelagatos. Pero que los K'Hlatas se estuvieran prestando a aquello... Miró alrededor, como quién descubre un día y sin previo aviso que está rodeado de gilipollas integrales.

Disculpa, Desastre. Buen punto llevar ese amuleto de Caratótem. En ese caso mi segunda opinión ha de ser que para protegerte del tigre necesitas batatas. Las batatas protegen de los espíritus, es un clásico que siempre recomiendo. Hablaremos más tarde de ello.

Dio un paso al frente y alzó la mano. Alguien que no conociera lo suficientemente bien a Rastrojo pensaría que se estaba presentando voluntario. Nada más lejos de la realidad, solo trataba de llamar la atención para hablar.

¡Pero vamos a ver...! ¿A quién se le ocurre? Es de primero de chamanismo-dijo, dando a entender que estaba entre las primeras lecciones que se impartían-: un sacrificio se hace para alimentar a un dios, desde frutas a carne, pasando por la sangre. Si lo alimentamos se va a volver más fuerte.

¿Pero qué estoy diciendo? Si a mí Zon-Kuthon me ofreció montañas de oro. Solo tengo que dejar que esos sacrificios sucedan para que venga y me recompense. ¡No! ¡No está bien! ¡Sacrificios de sangre a espíritus sí, pero no a dioses! ¡Los chamanes tenemos nuestros principios!

Precisamente, si le servían la comida en el altar, es cuando se personaría para alimentarse. Se sentía como aquella vez en el que intentó convencer a los Campamenteros de que no cogieran el queso del armario. Le ignoraron, ¿y cuál fue el resultado? Que los espíritus les castigaron matando a su líder Cochinillo. Rastrojo tenía la razón, y todos los demás estaban equivocados.

Pensad una cosa... Zon-Kuthon no sabe que estamos aquí. Si no, ya habría venido a por nosotros. Si le alimentamos, él sabrá que estamos en este templo. Fortaleceremos el vínculo de ese dios cabrón con este plano de existencia, y podrá manifestarse con más fuerza. Incluso sería más recomendable salir a cazar y darle la sangre de un animal que no pueda reconocer como la nuestra.

Y eso dejando de lado lo que le ha llevado al Capitán concluir que es necesario un sacrificio. Ya tuvimos al Viejo con la mente trastornada por culpa del Dios del Dolor, a lo mejor es Zon-Kuthon el que habla a través del Capitán para tendernos una trampa...

Rastrojo intuía que era Serpiente el que estaba detrás de aquella propuesta, pero era mejor para sus intereses minar la autoridad del Capitán que del asocial mago al que todos ya evitaban.

Este templo tiene dos energías enfrentadas: la piedra de la que está hecho y las raíces que lo están minando. Si es un templo dedicado a Zon-Kuthon...-ya había dicho su nombre tres veces, ¿se les iba a aparecer?-hace mucho que ya no lo habita. Deshacer ese equilibrio de energías con un sacrificio decantará la balanza. Si viésemos una batalla entre dos tribus, ¿nos lanzaríamos al combate decantando el bando ganador, así, gratis? ¿O esperaríamos a que nuestros servicios fuesen requeridos por una de las dos tribus, y las arcas fuesen llenadas a modo de recompensa, como ha sido siempre la naturaleza mercenaria y gloriosa de la Compañía Negra?

No habrá recompensa por derramar nuestra sangre en esta batalla. Hoy, ahora, estamos habitando entre estas paredes sin pagar alojamiento. Y seguiremos así hasta que una de las dos fuerzas que pugnan por este templo se hagan con él y reclamen ser el propietario y nuestro casero. Solo tenemos que ser lo suficientemente astutos como para no...

Rastrojo estaba a punto de decir "...no meter una puta lanza en la tierra abriendo un portal a otro plano como un maldito Oscuro niño de papá que no tiene ni la menor idea de las consecuencias de sus actos", pero se lo calló. El nuevo Rastrojo era mejor persona, más diplomático, por muy imbécil que fuese su actual Capitán.

Como para no meter la pata...

Otra vez, Matagatos.

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Por la tarde, con sus menguantes fuerzas en franca retirada, el Capitán logró organizar el campamento en la iglesia abandonada con la ayuda de los Cabos Barril y Ponzoña, aunque los Campamenteros parecían dejados a su propio albur.

Con ayuda de varios compañeros, Sabandija se pasó la tarde preparando el escarabajo gigante para que sirviera como cena para todos.

Serpiente pidió un sacrificio de sangre, pero sólo obtuvo unos pocos voluntarios, sacrificando finalmente su propia sangre ante el altar de Zon-Kuthon mientras pronunciaba palabras de adoración en un idioma extrañamente similar al Oscuro que todos comprendieron (quizá por haber pasado años en el Plano de las Sombras siendo torturados por los Kytons, que empleaban ese idioma, el Común Taldano). Gracias al siniestro ritual, las adormecidas defensas místicas del templo se reactivaron, manteniendo a raya durante toda la noche a unas dos docenas de Sombras no muertas ansiosas de venganza contra los ocupantes vivos de la iglesia, fueran éstos o no adoradores del Dios de la Tortura. Durante las guardias nocturnas, varios de los centinelas vieron a estas Sombras hambrientas del calor de los miembros de la Compañía Negra con mayor o menor claridad.

Algunos durmieron en pareja, siendo el caso más escandaloso quizás el del Capitán y Dedos. Al parecer el Capitán no era consciente de lo mal visto que eso podía ser tratándose él del mando superior de toda la Duodécima.

La mayoría se encontraba mejor por la mañana, gracias a la cena, las fogatas y las tiendas de campaña.

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

La noche se pasa, es lo mejor que puedo decir. La sensación de frío está incrustada en mi cuerpo, en mis huesos, y no se va. ¿Cuánto tardaré en volver a sentirme bien? Lo desconozco, pero no consigo recuperarme.

Miro fuera, envuelto en la manta, temblando. Busco a alguien de los campamenteros o, si no, a alguien que pueda avisar a Ballestero y Capitán.

Una vez Ballestero llega me encontrará tumbado. Ballestero, quiero que seas mi intermediario con el resto de Campamenteros mientras no pueda levantarme y organizarlos yo mismo. ¿Te ves capaz?

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA. - UNAS HORAS MÁS TARDE.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

AVANZADA LA TARDE. - NUBLADO.

Cielo se acercó al escarabajo gigante para ver qué piezas se podían hacer con él, y mientras se acercaba vio a una figura arrodillada que lo estaba examinando y parecía hablar sola. - Saludos Sabandija soy Cielo, he venido a ayudarte creo que algo se puede hacer con esto, comentó iluminando con su antorcha a la criatura mientras en su mano derecha llevaba su lanza. - El caparazón podría ser un escudo, ¿qué opinas? Comentó a Sabandija que parecía más engatusado por la carne. - ¿Crees que sólo se podrá utilizar para comer? Vio como su compañero parecía confirmarlo. - Bueno si es así puedo ayudarte a despellejarlo tengo maestría con la lanza, comentó a Sabandija mientras le ayudaba a diseccionar el esqueleto de la criatura. 

- "Encantar un edificio entero de este tamaño es una gran hazaña. No conozco a ningún Mago vivo que hubiera podido hacerlo. Descontando al Señor del Dolor, por supuesto. Además, sospecho que quienes hicieron esto ni siquiera sabían gran cosa de magia, al menos no como nosotros la entendemos. En nuestro mundo tendíamos a considerar que la magia era Magia, sin más. Aquí parece que hay que hacer distinciones según el origen y tipo de magia.

Unos tipos ignorantes de la magia realizan unos rezos y sacrifican a un buen montón de gente y consiguen un encantamiento protector permanente, al menos de forma latente o mientras se cumpla con su mantenimiento de sangre y rezos. Diría que estas salvaguardas están vinculadas a los propios cimientos, por lo que el daño que han sufrido las paredes y el techo no ha sido de por sí suficiente para destruir las defensas. Pudiste reactivarlas durante una noche al coste de parte de tu fuerza vital, sin necesidad de un sacrificio humano completo.

De todos modos, Serpiente, esto no deja de tener sus peligros. Esa herida tiene mal aspecto, muy posiblemente esté más allá de las habilidades de Matagatos el curarla. Creo que no mejorarás mientras sigas en este lugar." -

- "Creo que en esto consiste la verdadera divinidad, en ser capaz de otorgar a otros un poder de semejante magnitud, simplemente a cambio de adoración y sacrificio.

No hay duda de que el Señor del Dolor, y, por supuesto, mi antiguo Maestro, hubieran podido replicar algo así. Directamente o a través de los Tomados u otros hechiceros de al menos Tercera Magnitud, puede que con ayudantes de la Segunda.

Las salvaguardas han funcionado muy bien. En toda la noche, veinticuatro entidades no muertas insustanciales han intentado incesantemente entrar en la iglesia con intención de matar con sus garras devoradoras del calor vital a todos los vivos que había en el interior. No han estado ni siquiera cerca de conseguirlo.

Diría que el sótano además tenía un nivel reforzado de protección. Puede que ese escarabajo se arrastrara hasta aquí durante el día, huyendo del frío, y que se quedara aletargado en el fondo del sótano. Las Sombras, que al parecer sólo salen de noche, no sintieron la presencia de un ser vivo, y las protecciones residuales del sótano y de la iglesia sin duda las disuaden de querer entrar cuando en su interior no hay nada que les interese, es decir, seres vivientes." -

- "Creo que ahora entendemos un poco más de cómo funcionan estos poderes, Serpiente.

Intuyo que Zon-Kuthon le llevaba una gran ventaja inicial al Señor del Dolor, pues seguramente no nació siendo humano, sino más bien un espíritu celeste, hijo de un espíritu de gran poder.

Te preguntarás si en este mundo es posible seguir la senda del Señor del Dolor, la tortuosa senda hacia la propia divinidad. Es una senda muy tentadora: inmortalidad, poder mágico abrumador, y puede que el poder para influir sobre el destino de naciones enteras. Sin embargo, no parece fácil cuando uno comienza como mero mortal, es una seria desventaja de partida. Sin duda.

Creo que aquí no vamos a poder averiguar nada más. Necesitamos estudiar otras fuentes de divinidad. Posiblemente hayan por ahí, ocultas, algunas pistas. Como un camino de miguitas de pan en mitad de un denso bosque." -

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

—Si.

Aunque Ballestero tenía resuelto el problema con la temperatura, parecía como si no hubiera dormido nada. Con su habitual amargura, añadió: —¿Órdenes?

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA. - CERCANO YA EL ANOCHECER.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

AVANZADA LA TARDE. - NUBLADO.

El discurso del ignorante Chamán fue todo lo que necesité para dar por finalizado mi ejercicio de paciencia y la búsqueda de voluntarios. Ya había obtenido lo que quería y el resto era perder el tiempo, más cuando iba acompañado de las peroratas sinsentido soltadas por un estafador con excesivos individuos deseosos de ser estafados.

Que lo creyera quien quisiera. Yo no tenía intención de discutir con quien no tenía ni entraría en razón. Es más, tan útil como conocer quiénes estaban dispuestos a ser voluntarios para el sacrificio era saber quiénes estaban dispuestos a creer de buena voluntad todo lo que les dijera un mentiroso...

Sonreí. Los actos hablarían por sí solos y lo que aconteciera aquella noche probaría quién tenía la razón, aunque nunca faltarían aquellos dispuestos a retorcer la realidad para acomodarla a su parcial visión del mundo. Ahora, por mucho que creyeran, lo que era no dejaría de serlo, solo la magia podía hacerlo.

Las sombras se empezaban a arremolinar, lo sentía. Se acababa el tiempo. Había llegado el momento de comenzar el ritual.

Sin mediar palabra alguna avancé hacia el altar, ascendí las escaleras y extraje mi daga antes de pronunciar las palabras que darían comienzo a todo.

Destructor de almas,

Constructor de sombras

Encadenador de voluntades

Alabado sea nuestro amo

Oh poderoso Zon-Kuthon

Señor de los abismos infinitos

Señor del justo tormento

Aniquila a los viles infieles

Y vuelca sobre nosotros

Tu justo castigo a los pecadores.

Con un rápido movimiento deslicé el filo de la daga por mi brazo trazando un delgado camino que no tardó en teñirse de bermellón. Apreté el puño con fuerza dejando que el flujo de sangre siguiera mientras con brillantes ojos observaba todo a mi alrededor.

Pocos lo sentirían pero yo lo vi a la perfección. Vi cómo las defensas del templo se alzaban, muros de magia allí donde la piedra ahora estaba desnuda y resquebrajada. Un reflejo de lo que el templo había sido en todo su esplendor.

A pesar de la herida sangrante, del aspecto nada halagüeño que presentaba ya a escasos segundos del ritual, estaba extasiado con lo que contemplaba y probablemente me dedicara toda la noche observar, a aprender y a asimilar...

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

AVANZADA LA TARDE. - NUBLADO.

Frontera subió las escaleras cargando con el escudo de Piojillo y miró en derredor buscando al silencioso K'Hlata acorazado. Lo localizó deambulando sin rumbo a cierta distancia del altar, alrededor del cual estaban los mandos de la Compañía y Serpiente. Escuchó lo que decían pero hizo caso omiso a la petición de voluntarios para dar sangre al altar. 

Y una mierda, no pienso alimentar a ningún dios que demande sangre para recibir su protección... -pensó, pues era un tema bastante contrario a la cultura y religión K'Hlata, aunque Frontera no era especialmente religioso.

Se acercó a Keropis y le tendió el escudo.

Toma, compañero. Es el de Piojillo. Dice que te lo quedes hasta que él esté recuperado.

Como no esperaba que su interlocutor de ojos esmeralda dijera nada, salvo quizás un siseante "gracias" si ese día se sentía generoso, o quizás algún mensaje críptico de los que Frontera nunca encontraba el sentido, se dio la vuelta y volvió a bajar al sótano, para echar un sueñecito antes de que le tocara hacer guardia.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

EN PLENA NOCHE. - NUBLADO.

Se sumió en un sueño profundo relativamente rápido, y su cuerpo descansó como no había hecho en meses. Soñó con cosas normales, viejos recuerdos del pasado, fantasías por cumplir, en lugar de con los habituales fantasmas vengativos. Hasta que uno de ellos se le apareció. Correcta se presentó flotando a meros centímetros sobre su cuerpo tendido entre las mantas.

¿Vas a dejar que todos mueran por no atender tus guardias? -le espetó el espectro- Más te valdría haberte degollado a tí mismo en aquella escaramuza como hice yo, para dejar de deshonrar a tus compañeros...

Se despertó de golpe, entre sudores fríos, y salió casi corriendo de la tienda. Era noche cerrada, pero el fuego aún crepitaba, encendido, para asegurar la recuperación de todos los enfermos. Las tiendas estaban intactas, y los bultos que se movían y roncaban en sus interiores atestiguaban que sus compañeros aún estaban entre los vivos. Regresó dentro, respirando algo más calmado, y se puso su armadura y cogió sus lanzas. Cogió la bolsita de hierbas de su cinto y la miró fijamente, sopesando si debería... y agitó la cabeza, furioso, y la lanzó contra una esquina de la tienda.

Cuando subió la escalera a la planta principal de la iglesia abandonada vio a Guepardo conversando con Campaña y Caracabra. Parece que llegaba justo a tiempo para el relevo, menos mal. 

Hola Hermanos. Podéis ir a descansar si queréis, ya nos encargamos nosotros...

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Cuando Keropis y Rastrojo les sustituyeron finalmente de su guardia, Frontera volvió a su tienda, pero no logró volver a conciliar el sueño. Estuvo mirando al techo un par de horas hasta que amaneció, lo que dedujo no por ningún cambio de luz, puesto que aquel sótano estaba aislado del exterior, sino por el aumento de movimiento que oía en la planta superior.

Se incorporó, algo agarrotado pero irónicamente bien descansado. Se acordó de su bolsita de hierbas y se estiró para recogerla del rincón al que la había arrojado previamente.

Hmmm...

La miró fijamente y la abrió. Esparció sus contenidos, aún húmedos, sobre una losa de piedra de las que componían en suelo de aquel lugar. Separó las distintas hojas y raíces, e intentó recordar cuáles tenían qué efectos, para clasificarlas por categorías. Perdió algo de tiempo en ello, mientras su cerebro trabajaba.

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

El ritual llegó sin que su sangre fuera empleada, pues Serpiente fue el único que se cortó. Las palabras que empleó el mago y el significado de las mismas provocó un escalofrío al hostigador. Seguían vinculados a la maldad y quizás hubieran huido del Señor del Dolor para caer en las garras de algo peor. Poco podía hacer él y menos en ese estado. Cenó su parte correspondiente y silencioso bajó al sótano para descansar.

La noche no fue placentera y su pirético estado contribuyó a ello. Su sueño fue inconstante, interrumpido en varias ocasiones por pesadillas del pasado que tomaban la forma de aquella niña que había rescatado siendo devorada por los monstruos en los que se habían convertido sus antiguos compañeros. La preocupación por el estado de sus caballos y los peligros que les acechaban fuera tampoco ayudaron a que su descanso fuera plácido.

Agradeció la llegada del alba pues pese a su débil estado deseaba que volviera la actividad al grupo y que mantener la cabeza ocupada le alejara de aquellos pensamientos nocturnos. Con algo de dificultad se puso en pie y subió al piso superior para ver a sus dos caballos y comprobar que habían pasado la noche bien.

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MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Capitán se despertó razonablemente mejor de lo que se había acostado aquella maldita noche. No podía decir que estuviera contento, por múltiples razones. La primera de todas, el condenado frío y su enfermedad. Debería encontrarse mucho mejor de lo que estaba, debería ser él el que cuidara de los convalecientes. Y, sin embargo, ahí estaba, hecho un despojo tembloroso y débil. 

El siguiente motivo era el condenado rito que había ocurrido anoche. No le hacía la más mínima gracia. Ni la escasa cantidad de voluntarios, ni las conflictivas palabras de Rastrojo, ni el rito en sí, ni el aspecto de la herida de Serpiente. Se parecía todo demasiado a lo vivido con el maldito Señor del Dolor, y aquello había estado tan lejos de acabar bien que más valía poner entre un acto así y la Duodécima toda la distancia posible. Pero Serpiente no bromeaba. Estaba demasiado enfermo para intentar ver a través de los velos y mentiras del mago, pero eran ya muchos años tratando con él. Y cada vez que quería mostrarse más listo que nadie, sus peroratas eran más largas, más retorcidas... Y, desde luego, pocas veces era tan directo como lo había sido en aquella ocasión. Muy, muy pocas veces, y siempre ante una necesidad urgente. Así que se había visto obligado a hacer su apuesta, una que esperaba no haber perdido. 

Por último, pero no menos importante, estaba el lamentable estado general. No tenían comida. Malditos fueran si permitía que bebieran aquel agua verde de aspecto ponzoñoso, al menos no sin antes hervirla y filtrarla. No tenían apero de cocina alguno. Iban faltos de tiendas y de herramientas de todo tipo. Y, por si fuera poco, parece que estaban en un lugar maldito. 

"Simplemente fantástico" pensó, saliendo de la tienda. No sin antes dedicar una última mirada a Dedos. Al menos quedaba alguno bueno. Pero no tenía tiempo para relajarse. Era su deber sacarles de aquel brete, aunque habría quienes podrían pensar que ya había cumplido salvándoles a todos de la aniquilación absoluta ante el choque del Señor del Dolor y el Triplete... Y otros que sin duda le condenaban y maldecían por haberles llevado hasta allí. Por lo que a él correspondía, estos últimos podían irse al infierno, nadando a través de las heladas aguas si querían. 

-¡Informe y estado!-ordenó una vez fuera, con voz ronca y tomada por la enfermedad, aunque mucho más firme que la noche anterior. Escuchó con preocupación lo que se compartía sobre las sombras rondando el exterior. Que Serpiente hubiera acertado, al menos aparentemente, le suponía muy poco alivio en esos momentos. No podían quedarse allí, simplemente no podían. No tenía ni idea de magia o dioses, de cuanto aguantaría aquella barrera o lo que fuera, pero lo que sabía es que no quería plantar cara a aquellas sombras. No en ese estado, al menos. Había que salir de allí. Y su mejor apuesta eran las huellas que habían visto. 

-¡Quiero un grupo de exploración, uno rápido y eficaz! ¡Debe encontrar ese rastro de huellas, su origen y valorar si podemos encontrar refugio en ese lugar! No sabemos donde estamos o qué vamos a encontrar, así que quienes lo formen deben ser prudentes y no comprometernos en exceso hasta tener alguna idea de la situación. ¡Cabos Ponzoña y Barril, Ballestero! ¿Qué hombres proponéis?

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DURANTE LA NOCHE Y DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Guepardo se acercó al altar y atendió el ritual que realizara Serpiente, esperando que su sangre fuera tomada si era necesario. Sin servir de precedente compartía alguna de las afirmaciones del birrioso chamán. Era la primera vez que oía de una entidad que exigía sacrificio para otorgar protección... contra ella misma.

O es una trampa o es una extorsión. Me suena a lo mismo, pensó el jaguar.

Una deidad oscura nunca ayudaba sin pedir nada a cambio y posiblemente, para ella, verter sangre era mucho más que unas cuantas gotas rojas. E implicaría futuros problemas para la Compañía. Aun así escuchó las palabras del rito, la oración a Zon-Khuton, la plegaria al Señor Oscuro, al Creador de las Sombras. Y los temores del joven jaguar se confirmaron... pero de una manera mucho más tenebrosa de la que él esperaba.

No. Al Creador de Sombras, NO, pensó el hostigador ya no tan conforme de seguir con aquello. El explorador prefería enfrentarse a ellas que abrirle las puertas de sus almas. Hizo amago de avanzar hacia Serpiente y detenerlo, pero el arcano con rapidez ya se había herido y vertía su sangre, casi jubiloso de hacerlo él en exclusiva. El jaguar creyó ver o quizás imaginar, por un instante, cómo unas cortinas traslucidas y fantasmagóricas de tonos azulados, similares al del espectro de Sacorroto, se alzaban y taponaban los accesos y agujeros de la maltrecha ruina como si de un armazón se tratara. Solo fue un momento y la sensación hizo que se estremeciera. Sabía del poder del mago y no le cupo duda de que había logrado su objetivo pero, ¿a qué precio?

Se encaró a él y quiso recriminarle el acto de devoción y adoración al Señor de la Sombra pero su rabia e indignación pronto murieron. Llevaba años enfrentándose a las sombras y había aprendido que en ocasiones la única manera de combatir un mal era mediante otro tipo de mal. No iba a darle las gracias por aquel acto blasfemo y terrible, pero era consciente de que quizás los había ayudado. A corto plazo. Suspiró y aferró la muñeca del mago y miró el feo tajo de su palma.

- No deberías alegrarte tanto, hechicero. Esto puede infectarse y darte problemas - le dijo mientras miró con poco agrado la sombra especialmente corrupta que recobraba vigor en el cuerpo del mago. Lo miró con una mezcla de desaprobación y lástima y finalmente soltó su muñeca -. ¿De qué te sirve ganar poder si pierdes tu alma? - le susurró -. Sígueme si quieres. Te limpiaré la herida y la vendaré - dijo encaminándose hacia los petates de los hostigadores, dispuesto a buscar alguna de la vendas de Capitán o Khadesa si el arcano accedía, como si supiera tratar lesiones.

Durante su turno de guardia, junto a Frontera, se asomó en una ocasión a una de las entradas y los vio reptando, entre la oscuridad de la noche pero reflejados por la pálida luz lunar y el cercano amanecer. Los Sombríos, cómo él los llamaba. Aquellos seres originarios del Mundo de las Sombras que tantas veces y durante tanto tiempo había visto, tanto en sueños como estando despierto. Uno de aquellos oscuros seres se acercó y le gritó con un gemido gélido antes de volver a la cada vez menor negrura y que provocó un leve escalofrío por la columna del joven. Mas cuando aferró con fuerza su lanza la sensación se esfumó. Era un grito de impotencia, como el canto de un gallo, que mostraba la imposibilidad de hacer nada ante la próxima salida del sol.

Antes de hacer el cambio de guardia se permitió probar la carne que había cocinado Sabandija, Cielo y otros, y que él mismo había extraído del escarabajo. Le supo a pollo y asintió con la cabeza al castor por su buen hacer mientras se dirigió masticando hacia las tiendas para dar aviso al nuevo relevo. No hizo falta, pues Keropis "Nuncadurmiente" y el refunfuñante Rastrojo "Nuncaestoyconforme" ya ascendían por las escaleras. Muy diligentes.

- Qué tengáis buena guardia. Si oís ruidos fuera del templo, ignoradlos - les aconsejó. No sabía si se habían enterado del ritual y las sombras que merodeaban por fuera e indicárselo no estaba de más.

Durmió soñando con una tenebrosa sabana, con sombras amenazantes y acosadoras, como de costumbre, pero en esta ocasión una serpiente apareció reptando por la zona. Como si los Sombríos temieran ser mordidos y envenenados por el reptil, retrocedieron quedándose a distancia, pudiendo el jaguar sentarse cómodamente bajo un negro baobab y descansar plácidamente.

El grito ronco de Matagatos lo despertó, al igual que al resto de la Compañía, e hizo que Guepardo se personara para atender al maltrecho Capitán. Ante las preguntas y exigencias de este, no pidiendo a alguno de los oficiales por un informe, sino esperando la respuesta de cualquiera, el jaguar se la dio.

- Con su permiso, Capitán. La noche ha transcurrido aparentemente tranquila. La magia del Mago Serpiente ha debido funcionar pues los Sombríos no han accedido al recinto. Aun queda carne del insecto gigante que Sabandija u otro puede calentar para alimentar a los hermanos. Y... el estado de salud de los soldados es desigual, mi Capitán - informó someramente.

Ante el último requerimiento calló. Era una pregunta directa a Barril, Ponzoña y Ballestero. Ellos debían dar contestación.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

EN PLENA NOCHE. - NUBLADO.

Le despertaron a mitad de la noche, interrumpiendo un descanso hasta ese momento sin sueños. Al principio, sacó la cabeza de la tienda y miró a Desastre con una expresión interrogativa en su rostro, pero cuando vio aparecer a Ballestero, recordó su cometido, hacer guardia con Tarado.

Salió de la tienda sin armadura, arropado con la pesada manta de viaje, con el escudo a la espalda y una de sus lanzas cortas en la mano, mientras echaba una visual al resto de la compañía. No se sorprendió de los que se agitaban en sueños, murmurando dormidos, agitados por experiencias pasadas, y a otros roncando como si no hubiese mañana. Era normal, la noche afectaba a unos y otros de manera diferente.

No encontró a Tarado y se asustó.

—¿Se lo habrá comido el zombu?— Preguntó para sí mismo, mientras empuñaba su lanza corta con fuerzas.

Fue hacia su tienda y se dio cuenta de que aquel 'Kalata' estaba pasando de todo aquello que le habían dicho.

—Ya sé porqué me cae mal, es un vago idiota, o al menos es lo que pienso ahora de él—

Se rascó la nuca y se puso a vigilar solo y en silencio, oteando el horizonte por si alguien o aquel maldito zombu aparecían.

Y vaya si apareció algo.

Ya se lo había comentado Desastre, pero no le creyó del todo, le había dicho que en la oscuridad del exterior había sombras malignas con ganas de sangre, pero que no se preocupase, ya que no podían entrar.

Tenía razón, aquellas sombras proyectaban una maldad y unas ansias de sangre gargantuescas. Lombriz se acercó a cierta distancia del borde, donde la luz y el calor de las hogueras aún llegaban, aunque vagamente, para observarlas bien.

 Perdió la cuenta en 16 y pudo sentir su odio e ira. Gruñían y se retorcían en las afueras, se desvanecían y volvían a aparecer, sombras gélidas, irradiando helor casi hasta donde él se encontraba, no entendía o no encontraba lógica a lo que decían, pero estaba bien seguro de que clamaban contra ellos por estar vivos en aquella iglesia donde habían muerto.

Asustado y con el corazón a mil, retrocedió hasta las proximidades de una de las hogueras, sin dejar de otear el horizonte, preparado para gritar alarma por si alguna de aquellas cosas traspasaba los muros de la iglesia.

Transcurrida aquella agitada hora de vigilia, despertó al que llamaban 'Muro' y a 'Cobra', un 'Oscurecido' que supuestamente era mago.

—Menos mal que pregunté donde se acostaban estos dos antes de meterme bajo la manta, si no, estaría despertando a todo el mundo hasta encontrarlos por azar, al menos el mago tendrá que saber algo sobre las sombras—

-Señor Mago Cobra- Comenzó dirigiendose a Serpiente.

-Hay unas sombras malvadas afuera,  quieren entrar pero no pueden, tened cuidado los dos, tienen hambre de gente viva igual que  los zombus-

No sabía que Serpiente conocía todo aquello, no en vano había levantado las protecciones con su propia sangre y la de otros. Miró a Uro mientras volvía a su tienda.

—El Mago Cobra estará bien protegido por este enorme 'Kalata', tienen razón en llamarle 'Muro'—

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MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Despertó tras los gritos de los últimos centinelas, el resto de la noche lo había pasado de pena, soñando con aquellas abominaciones que había visto. Agitado en sueño, se desarropó por la noche y no pudo recuperarse de todos su males físicos. Helado, se frotó los brazos para entrar en calor mientras se colocaba la armadura y la pesada manta por encima.

Bramó el Capitán órdenes, pero Lombriz no se dirigió a él, si no que fue a ver a Ballestero. Todavía no estaba familiarizado con todos aquellos extraños y tenía la sensación que de ir con sus tonterías ante el que parecía el jefe de todos, solo le acarrearía problemas.

-Oye, señor de la ballesta, es cierto que había sombras oscuras anoche en el exterior, yo lo vi también, conté por lo menos dieciséis-  Señaló el bosque. -Estaba por ahí, alrededor de todo, parecía que nos odiaban por estar vivos y por estar en esta iglesia, creo que son espíritus o reflejos de los que murieron aquí, no lo sé-

Continuó frotándose las heladas manos -Lo que a mí me parece, es que de día estamos a salvo, y que si nos vamos de aquí no nos seguirán- Asintió -Esa es mi opinión, Señor de la Ballesta, aunque puede que el 'Mago Cobra' sepa algo más, anoche cuando lo desperté se lo dije, seguro que ha averiguado algo más que yo-

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

DESPUÉS DEL ALBA. - CIELO GRIS.

Matador se levanta bastante bien, parece que las tiendas y el añadido de la iglesia le han ayudado a recuperarse del frio que se metió en su cuerpo nada mas aterrizar en este lugar.

No le hizo mucha gracia el tema del altar y el sacrificio a un nuevo señor del mal, aunque al menos se libro del sacrificio. No es que no se ofreciese en serio, lo de sacrificarse por los compañeros iba en serio, lo que no le entusiasmaba era ofrecer sangre a ese señor maligno que se había convertido en la nueva sombra de la Compañía.

Por suerte la guardia había transcurrido sin problemas y había podido conciliar un buen sueño y no las pesadillas que le atormentaron apenas unas horas antes.

Escucha a Matagatos de fondo pedir un informe, supone que se referirá a una reunión con los jefes de cada escuadra. Los miembros de cada guardia han ido informando a los relevos y estos a Barril por la mañana. Encogiéndose de hombros se acerca a una de las hogueras, estira un poco los músculos mientras observa si disponen de algo para comer.

Permanece atento por si le encargan salir de exploración o hay que ayudar a recoger las tiendas.