Partida Rol por web

- "Σας παρακαλώ, θα μπορούσε να σας τα συνοδεύουν στο παλάτι της έριδας;" -

- "Συμφωνούν, χρησιμοποιώ τον οδηγό." - Le responde al guardia que ha hablado.

Luego vuelve su mirada hacia Mentiroso y le mira de arriba a abajo. Le habla en K'Hlata Ancestral:

- "¿Eres uno de los Esclavistas de la Linde? Yo soy Sierra, anteriormente gladiadora de Dadiz. Imagino que sois de la tan cacareada Compañía Negra. La supuesta elite que faltaba por llegar. Toda la ciudad habla de vosotros..." -

Antes de que Khadesa se acercara el voluminoso Campaña ensombreció un poco más el panorama. Me informó de que Matagatos me necesitaba, lo que hizo que ampliara un poco más mi sonrisa.

Estaba dispuesto a responderle, a decirle lo que le podía decir a nuestro amado líder, pero antes de que pudiese hacerlo se marchó corriendo. Yo no le seguí, me quedé exactamente donde estaba. Matagatos quería muchas cosas. Demasiadas. Le vendría bien que se decidiese y que no se contradijese pues hacía solo unos días había dicho airado que no quería saber nada de mí ni de mi poder.

- ¡Khadesa! Muestra un poco de curiosidad. ¿No has escuchado nunca la fábula sobre cómo nacieron las primeras montañas?

La ciudad no mostraba nada bueno, y eso era en parte un alivio. Fue terrible haberse dejado seducir por Idon, pero aquí ya veían claramente lo que les esperaban si se descuidaban lo más mínimo. Sin haber pisado el interior de la ciudad ya habían muchas cosas llamaban la atención, y no de forma grata para la gran mayoría al ver los rostros de sus compañeros. Lo primero, o tal vez lo más notable, era la estatua de un enorme demonio encadenado; y aún así juraría que no parecía tan de piedra. ¿Sería efecto de la magia? ¡¿Sería un demonio de verdad?!

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de la mujer, y aún así tenía unas ganas terribles de acercarse a “la estatua demonio” y tocarla. Ese siempre había sido su problema, así que con un cabeceo de negación desechó la idea y se centró en Pelagatos. Sólo pensaba velar por el Hostigador mientras Matagatos estaba hablando con los guardias, pues aunque estaba aprendiendo el arte de la curación aúno no se sentía muy confiada.

“¡Por los Espíritus! Es Serpiente y sus fábulas…”, escuchó al mago. Sin embargo, como bien había aprendido a base de observar, dejó que Khadesa se ocupara de su primo.

Mientras Campaña buscaba a Serpiente la Mercenaria parecía divertirse cada vez mas y para demostrarlo comenzó a hablar con los guardias de la puerta, estaba claro que de ellos.

-Se están riendo de nosotros.(En Oscuro)

El intento de Mentiroso tan solo dejó claro que aquella mercenaria que parecía llamarse Sierra y había sido gladiadora sabía exactamente quienes eran. Parecía que la ciudad los esperaba, pero seguían sin tener respuesta a su pregunta.
La vuelta de Campaña sin Serpiente hizo que Matagatos se impacientara aún mas. Miró hacia atrás y vio a su primo remoloneando a un lado del camino, sin aparente intención de acudir hasta allí. Sabía que estaba enfadado por tener que cargar con sus cosas, pero estaba equivocado si pretendía desobedecerlo en público.

-Campaña, deja al prisionero con Attar. Dijo muy serio. Vete a buscar a Serpiente y tráelo aquí, no me importa si tienes que arrastrarlo o traerlo en brazos como un bebé. (En Oscuro)

Eso era lo que parecía, un estúpido niño caprichoso. Se volvió a Lengua Negra.

-Primo parece que esa mercenaria sabe quien somos y conoce el idioma de los guardias. ¿Puedes hablar con ella y decirle que les pregunte por el resto de la Compañía?

Seguramente la diplomacia de Lengua Negra solucionaría aquello pronto, o al menos eso esperaba.

-Oh, primo, ¿qué te pasa? ¿Has encontrado la fuente de todo poder sobre la tierra? Te vi traspasar esa línea oscura y no mirar atrás, ¿ahora intentas que te siga a través de ...?

No siguió, porque comprendió que Matagatos tenía problemas de verdad con el Guarda, y que la mercenaria no se lo ponía fácil.

-Vamos. Luego hablaremos.

Le hizo un gesto a Serpiente indicándole que andara. Ella lo hizo. Entendía bien a la mujer, aunque nada al de Cho'n Delor.

Attar escuchó cómo le nombraban, y algo de vigilar al prisionero, así que se acercó hasta donde estaba Campaña para cumplir con lo ordenado. 

Mientras, en la cola de la caravana, Rastrojo se aburría apoyado sobre su bastón. Su visión de lo que ocurría delante era obstruída por la carreta... y por los traseros de la mula de Sacorroto y del camello del tío de Mentiroso. Un paisaje nada agradable, pero mejor que ver la desolación que a izquierda y derecha mostraba el horizonte.

¿Cómo era esa rima que estaba preparando...? Veamos...

Árboles de los ancestros:

baobab, caoba y secuoya;

acudid a mí voz, espectros,

para que crezca mí... mí... ehm...

¿Para que crezca la comida en mi olla? Muy largo. ¿Y que encuentre una joya? Umh... ¿un hechizo para aumentar mis riquezas? Síiiiii... no esta mal...

KHADESA:

- No sabes qué pensar de los guardias, de la situación, ni de la mercenaria. En verdad te sientes algo confundida, y las palabras de Serpiente (y el recuerdo del pozo negro que creíste ver en él hace días) no están ayudando en nada.

Campaña se sorprendió gratamente al ver que Mentiroso se comunicaba con la mujer, eso le daba una oportunidad de hablar con ella a pesar de que no hablasen el mismo idioma.

- Mentiroso ¿Qué ha dicho la mujer? - preguntó Campaña en un susurro.- ¿Ha dicho algo de Campaña? - el gigante soltó una risita bobalicona mientras miraba de reojo a la mercenaria.

Pero allí se estaba gestando otro asunto mucho más importante que los gustos de Campaña, y es que estaban teniendo serios problemas para entrar en la ciudad. Matagatos no estaba de humor para las tonterías de Campaña, sólo quería entrar de una vez, y por eso volvió a enviarle a buscar a Serpiente, y esta vez tenía que ir de verdad.

- Vale, primo - dijo a regañadientes.- Toma, Attar, cuida de Saco, está un poco rebelde, Campaña no sabe por qué - el gigante se encogió de hombros.

De nuevo corrió hacia los otros buscando a Serpiente, que se disponía a contarles una historia a los demás, o algo así.

- Primo, Matagatos insiste, dice que vayas ya - dijo rápidamente.- O si no que Campaña te haga ir... mejor que vayas.

Attar asintió y cogió al prisionero.

"Campaña puede ser muy persuasivo si ha conseguido que le diga su nombre... Attar no sabía que se llamaba Saco."

Cuando lo tenía bien agarrado, aguardó pacientemente la resolución de aquel pequeño conflicto en las puertas. 

- Tan pálida como sus cumbres y tan muerta como sus entrañas…- Sonreí.- Puedes tomártelo como un piropo Khadesa porque no es ni la décima parte de lo que podría reprocharte por tu mojigatería. Pero como bien dices, luego hablaremos.

Luego miré a Campaña que había regresado para hacerme llegar ante Matagatos, le sonreí y eché a andar tras la Quinta. Cuando llegamos al corrillo que se había formado ante la puerta me tomé un momento para ver quiénes estaban allí reunidos. De entre todos me llamó poderosamente la atención una, ¿era una mujer?

Fuera lo que fuese, ella o ello, su misión en el mundo debía ser la de confirmar las bondades de los gustos de la gente como Lagrimitia. Y la de partir cabezas, por supuesto.

- ¿Qué quieres de mí Matagatos?

Cuando por fin llegó Serpiente esperó que pudiera comunicarse con los guardias de la puerta.

-Tu has estado con nuestros patrones. ¿Sabes hablar su dialecto? Los guardias no nos entienden y nosotros a ellos tampoco. Necesitamos saber donde está el resto de la Compañía.

Loor suspira pesadamente y se acerca a Sierra mirándola con curiosidad

- ¿Es que acaso te hemos ofendido en algo, guerrera? Si, asi es, somos parte de la Compañía Negra. Y te aseguro que merecemos algo de respeto. Todos hemos sangrado, todos hemos peleado. Todos hemos matado. Pero no te queremos mal, ni somos tus enemigos. ¿Acaso tu eres la nuestra? La diosa nos ampara a todos, guerrera. Dime, ¿qué sabes del resto de nuestros compañeros? Empecemos nuestra relación con mejor pie

Aún con la ciudad a la vista Ojopocho había seguido revolviendo y re-ordenando su bolsa, había andado resecando hierbajos y demases y estaba entretenido como un niño K'hlata con sus hallazgos, pero cuando ya estuvieron en el camino y comprendió que la sombra de la ciudad les llevaba cubriendo desde que entraron en el territorio, dejó sus cosas quietas y empezó a atender a la conversación

Ojopocho no estaba ni mucho menos en vanguardia del tumulto, se apoyaba en su arco que descansaba en el suelo frente a él, un buen observador vería la cuerda bien anudada y lista. Observó a la guerrera y observó al guardián acorazado, Ojopocho siempre estaría listo, y se movió un poco entre el gentió para tener una buena línea hacia cualquiera de los dos, y entonces siguió escuchando la conversación. Por más bestia que fuera esa K'hlata, y por muchos músculos que tuviera, se veía capaz de abatirla antes de que hiciera un daño irreparable en los hostigadores .... pero el acorazado... la armadura no tenía rendijas, no tenía espacios al aire... habría que probar a disparar lado por lado hasta encontrar el rincón más débil... -Espero no hayamos venido a hacer enemigos, espero que las habilidades diplomáticas de Matagatos nos hagan pasar rápido- Murmuraba en retaguardia

LOOR:

- Los guardias te parecen típicos hombres civilizados, bien alimentados, tal vez bien entrenados, pero en el fondo acomodaticios. Es improbable que hayan visto muchos combates serios en su vida.

- Claro que Cho'n Delor lleva años en guerra, pero la Guardia de la Ciudad es una fuerza estrictamente de guarnición, policial y de defensa. Y una cosa tienes clara, la guerra no hay llegado todavía nunca hasta las puertas de Cho'n Delor.

- En cuanto a las armaduras, son muy caras, decoradas e impresionantes, lo mismo que las armas. Incluso tienen un truco que las hace brillar con una luz azul mágica. Pero en el fondo no te parecen más sólidas que las armaduras, mucho más prácticas y funcionales, que usan los Oscuros de alto rango dentro de la Compañía.

La mercenaria aguarda a que Mentiroso conteste a su pregunta, parece bastante enfadada por su falta de educación.

Después escucha las palabras de Loor, pronunciadas en dialecto Ancestral.

- "No somos enemigos. Trabajamos para los mismos patrones, aunque yo voy por libre.

De hecho, estos amables guardias me están pidiendo que os ayude a llegar a vuestro cuartel general.

En cuanto al respeto, bueno si toda la ciudad dice que sois la leche, tal vez sea cierto. O puede que no. Lo sabré cuando os vea combatir al enemigo.

Y ahora seguidme." -

Se da media vuelta y cruza las puertas de la ciudad.

Los guardias se apartan para franquear el paso de los Hostigadores a la ciudad, diciendo:

- "Καλώς ήρθατε στο Cho'n Delor, Skirmishers." -