Partida Rol por web

A pesar del suave entrenamiento no pude evitar caer dormido. Despierto con una sensación de pesadumbre y añoranza. Las extrañas costumbres que estoy cogiendo en la compañía, me hacen moverme de forma automática. Tal vez nuestro nuevo cometido despierte nuevas sensaciones en mi. Me consuelo de forma vana mientras cogo la escudilla para ir a por la cena.

El ambiente parece enrarecido tras el entrenamiento matinal, como si todos estuvieramos deseando ponernos en marcha y escapar de aquel lugar. La ración vuelve a saber insípida y escasa, pero es lo que nos podemos permitir. Almenos has vivido otro día del que poder quejarte Avestruz. Tal vez mañana no corras tanta suerte. Sonrío irónicamente volviendo sobre mis pasos.

Keropis vagaba por el palacio cuando decidió que debería comer, no sabía cunado podría hacerlo de nuevo en condiciones, ya que todo esto se acabe y estén de camino, los ¿lujos podríamos llamarlo? se desvanecerían hasta la próxima.

Asique, con un poco de agobio y tensión, se pone en la fila para recibir su comida, parece molesto de estar cerca de tanta gente, algunos poco vale, pero tantos... parece agobiarse y mirar por encima del hombro, se remueve un poco inquieto y no para de cambiar el peso de pie de apoyo cuando está parado.

Cualquiera que lo viera se pondría también un poco nervioso.

Solo esperaba no tardar mucho en recibir su comida.

-ANTES DE SALIR DEL VESTÍBULO-

Cuando Ojopocho se aparta de la cola con la comida en la mano, me acerco a él

-¿No lo oiste? Astado comentó que tenía algo, y que fuéramos los Campamenteros y Hostigadores que pudiéramos. Que fuéramos discretos. Yo he comentado a los que pueda ir, que vayan en grupos de tres y no de golpe- le digo guiñanole un ojo. A pesar de que todos los presentes, o casi todos, lo oyeron, no quería decirlo más alto de lo debido.

- No, no he oido nada. - le respondo a Cochinillo. Siguiendo las indicaciones de Ponzoña estuve durmiendo desde que acabé el entrenamiento hasta justo antes de volver a hacer mi turno de guardia.- añado. Acabo de terminar mi Turno de Guardia hace apenas un instante.

- Bueno es saberlo. - le digo. Luego me acercaré por allí.

- Gracias por la información. - añado mientras me siento tranquilamente a cenar.

Cuando estoy llegando junto a Astado, veo a Peregrino marcharse a comer apartado del resto, parece preocupado por algo, aunque no lo se con certeza.

Astado me sirve la cena y la comida (que había apartado Cochinillo para los que nos encontrábamos descansando o inconcientes). Le doy las gracias y me acerco al lugar donde se encuentra cenando Peregrino. Mientras que me dirijo hacia allí lo voy observando.

Algo le preocupa… o al menos no es capaz de quitárselo de la cabeza y no para de darle vueltas a ese algo. Pienso mientras simplemente intuyo que puede haber llevado a Peregrino a apartarse de los demás en la cena de hoy.

Cuando estoy junto a el, lo único que se me ocurre decir es:

Hola Peregrino, ¿puedo sentarme aquí? Me gustaría hablar de algo contigo si no te molesto.

Entreabrió los ojos lentamente y se encontró acostado mirando al techo en su rincón habitual, alguien lo había llevado hasta allí. Lo primero que sintió fue un terrible dolor de cabeza, producto en parte de la resaca de la noche anterior pero agudizado por el último golpe que Derviche le había dado en la frente.

Derviche... ¿Me habrá traído ella aquí? Igual no es tan despiadada como parece.

Tenía la boca seca y al pasar la lengua por sus labios sintió el gusto de la sangre reseca. Tenía todo el mentón y parte del cuello sucio por una fina costra de sangre y le dolían varios dientes y la boca.

Me ha dejado hecho un asco y todo por culpa de Cochinillo que la ha tomado conmigo.

Todavía recordaba vagamente lo que había ocurrido la noche anterior aunque sus recuerdos eran bastante confusos, en todo caso sería mejor no darle muchas vueltas y dejar pasar el asunto, tan solo esperaba que Cochinillo tampoco tuviera muy en cuenta el episodio o le haría la vida imposible.
Intentó incorporarse lentamente pero a medio camino una especie de mareo pareció apoderarse de él y volvió a tumbarse. Quizá los golpes habían sido más fuertes de lo que parecía. Giró la cabeza y vio a su alrededor algunos compañeros descansando y trató de llamar su atención.

-¿Hay alguien por aquí? Necesito ayuda.

Su voz sonaba cansada y algo preocupada.

Matagatos se despertó dolorido, había tenido una mañana muy intensa de entrenamiento junto a Rastrojo y finalmente con Ponzoña que lo había vencido en un combate. Los golpes le dolerían durante algún tiempo, aunque ya estaba acostumbrado a ello. Intentando ignorar el dolor salió de su celda para comprobar como estaba todo por afuera.
No había dado ni dos pasos cuando Mentiroso se acercó hacia él con intención de hablarle. Esperó en el sitio a que su compañero llegara.

-Dime Mentiroso, ¿Necesitas algo?

La pregunta de Matagatos no pudo ser mejor que esa.
¿Qué necesitas Mentiroso?, dijo dejándome un perfecto pie para exponer mi idea.

Ayudar, le dije mirándolo a los ojos sin decir más…mi idea era comenzar creando una interrogante.

La respuesta de Mentiroso le cogió por sorpresa, aunque más todavía que se acercara a él con aquel misterio, como si nadie debiera escuchar aquello.

-¿Ayudar? Eso está muy bien.

Dijo algo dubitativo, al fin y al cabo de Mentiroso nunca podía fiarse uno, más de una vez había demostrado que sus intenciones siempre solían ser egoístas.

-¿Y como quieres ayudar?

Acción y reacción.
Todas las cosas seguían este precepto.

….
 

Te explicare lo que pienso, déjame exponerlo todo.

….

Le invite a sentarnos en algún lugar mas cómodo, elegí dicho lugar para tener un buen ángulo de visión del patio por el que se movía la gente que formaba la compañía, ya que era importante valerse de los ejemplos para explicar lo que pensaba.

….
 

Durante estos días he prestado especial atención a los que me rodean, le dije mientras comenzaba a desmadejar el nudo, he visto los entrenamientos, las relaciones, las disputas, el equipo y la movilidad de la tropa.
Creo que no hará falta el decirte, le dije mirándolo de reojo, que algunos de los hermanos no están nada bien pertrechados.
Que carecemos de un vehículo de carga propio ahora que la carreta y sus bestias de tiro vuelven con los campamenteros.
Tampoco tenemos un buen manejo de los recursos de los Hostigadores, a mi parecer.

….

Levante la mano antes de que pudiera replicar alguna queja indicándole que pretendía seguir.
Quiero que sepas que mi interés es ayudar a los Hostigadores, como sabrás, tengo algo de habilidad para el comercio, planificación y uso de los recursos, y quisiera poner ese talento al servicio de mis hermanos.

Le sonreí ampliamente entonces, para continuar.
 

Antes de que me respondas te diré que no pretendo ningún beneficio por ello.
¿sorprendido?.

Escuchó a Mentiroso no sin cierta sorpresa pues todo lo que ahora decía ya se lo había ofrecido anteriormente y lo había rechazado, aunque se alegraba de la disposición de su compañero a ayudar nuevamente al pelotón.

-Me alegra que hayas recapacitado Mentiroso, pero el puesto que te ofrecí lo tiene ahora Lengua Negra y no tengo intención de cambiarlo, sobre todo después de que fuiste tu mismo el que lo rechazó. De todas formas te agradezco tu ofrecimiento y hablaré con Lengua Negra para que cuente contigo, de todos es conocida tu gran habilidad negociadora y sabes que siempre hemos contado contigo, estoy seguro que Lengua Negra querrá que le ayudes, aunque en este caso el tendrá la última palabra. Hablaré con él.

Su primo era muy inteligente y sabría aprovechar las cualidades de Mentiroso, pues era un experto en las negociaciones de productos. Y que Mentiroso estuviera dispuesto a echar una mano le granjearía la confianza del resto del grupo.

-¿Tienes algo más que decirme?

Si, le dije luego de escucharle, quiero un permiso para ir a ver a serpiente se que está incomunicado en su celda.

Plumilla se incorporó de golpe y porrazo encogiéndose sobre sí misma por el dolor de lo que, bajo la tela era un moratón negriverde a la altura del pecho.

La joven K’Hlata gruñó por lo bajo y de fondo se oía la voz de Cochinillo hablando. Lanzó una mirada de soslayo con temor con encontrarse al monstruoso humanoide que la atacaba en sueños una y otra vez... encontrándose con el jefe de los campamenteros normal y corriente sin colmillos ni aspecto de demonio jabalí.

-A propósito. Cuando acabéis, si os sentís con fuerzas, venid de tres en tres a la zona de los seguidores (...) a la hora de las brujas.

¿Qué habrá a la hora de las brujas a esa hora?

No pudo seguir dándole vueltas al tema, la voz de Pulga se oía no muy lejos de ella y girando la cabeza vio que no sólo ella se había echado una larga siesta aunque ya había alguna esterilla vacía donde presumiblemente había habido alguien inconsciente.

-¿Hay alguien por aquí? Necesito ayuda.

-No tengas prisa-dijo con voz ronca sintiendo la boca pastosa sentándose sobre lo que parecía su tienda estirada en el suelo, se echó el pelo oscuro hacia atrás retirándoselo de la cara y vio lo que en su momento habían sido unas gachas calentitas. Titubeó un poco, pero , la perspectiva de levantarse  no la atraía para nada por el momento y, bien mirado, unas gachas frías eran mejor que nada, asíque se llevó el cuenco a los labios para dar cuenta de las gachas.

A Matagatos le extrañó la petición de Mentiroso, pero no tenía ningún problema en que viera a su primo.

-No está incomunicado, pero sigue inconsciente, al menos lo estaba la última vez que lo vi. En cuanto despierte podrás hablar con él. No tengo intención de aislarlo del resto, eso ya lo hace él solo.

Me levante entonces una vez Matagatos termino de hablar.
Sea le dije extendiéndole mi mano para darle un fuerte apretón.
Cuenta conmigo para lo que precises le dije, antes de marcharme a ver a Serpiente.

Y mientras caminaba con la luna plena sobre el cielo, sonreí ampliamente para mí.
Las cosas marchaban….y eso era bueno.

Pulga escuchó la voz de Plumilla, o al menos algo parecido pues sonaba más ronca de lo habitual y giró torpemente la cabeza hacia donde dormía su compañera intentando esbozar una sonrisa. Parecía que los entrenamientos tampoco le habían sentado muy bien a la chica y que acababa de incorporarse tras una larga inconsciencia como la de él. Intentó sonreír pero le dolía la boca.

-¿Tu también te has desmayado? Parece que hoy no nos han ido bien las cosas. Dijo con una voz apagada.

Por la luz que podía ver parecía que ya era muy tarde y todos los planes que había hecho para aquella tarde estaban ahora obligatoriamente suspendidos. Vio a Plumilla coger una escudilla y comenzar a comer, él también tenía una a su lado pero en aquella posición no sería capaz de alimentarse bien.

-¿Puedes ayudarme a incorporarme? He intentado hacerlo yo pero todo me da vueltas.

Al menos si le apoyaban la espalda en la pared podría comer algo si las fuerzas le acompañaban.

Plumilla miró a Pulga por encima de la escudilla con los grandes ojos de color miel aún algo desenfocados por la desorientación. Dejó lo que quedaba de las gachas a un lado y se levantó con un pequeño gemido.

-Venga, que te echo una mano...-dijo pasando por encima de algunos durmientes hasta llegar a su compañero- tienes una pinta terrible, parece que te hayas pasado de rosca con el grog....-opinó inclinándose hacia Pulga y ayudándole a incorporarse lo necesario. Una vez sentado, Plumilla le sujetó hincando una rodilla sobre la esterilla de Pulga dejando un brazo en la espalda para sostenerle.- ¿cómo te encuentras?-se preocupó ladeando la cabeza para retirarse un nuevo mechón que le caía sobre la nariz.

Matagatos estrechó la mano de Mentiroso y se acercó al resto de integrantes del pelotón buscando a su segundo. Cuando lo encontró le felicitó por la pelea.

-Me has dado duro Ponzoña, la próxima vez mi piel estará mejor preparada para el combate. Dijo con una sonrisa. ¿Alguna novedad en estas horas? Veo que he estado inconsciente un buen tiempo.

Los entrenamientos parecían haber terminado y ya comenzaba a repartirse la cena, había dormido durante toda la tarde.

Pulga apoyó su cabeza en Plumilla mientras esta le ayudaba a incorporarse mientras soltaba algunos sonidos de dolor al movers y cuando estuvo con la espalda contra la pared siguió agarrando a Plumilla de una de sus manos.

-Gracias Plumilla, tu si que eres una buena compañera. No solo es el grog, creo que el golpe en la cabeza fue demasiado duro. Si estuviera aquí mi madre me lo curaría con un beso, eso siempre funciona. Dijo en tono melancólico. ¿Y tu que tal estás? No hago más que quejarme y seguro que tu también estás dolorida.

Mientras hablaba una gran sombra oscureció todo. Cochinillo se había acercado a interesarse por su estado y ahora que lo veía creía recordar haber oído su voz mientras estaba inconsciente.

¿Me habrá estado cuidando o es que ya estoy obsesionado con él?

Alargó el brazo libre torpemente hacia su escudilla hasta que logró enganchar el borde con un dedo y tiró de ella hacia él arrastrándola por el suelo del palacio. Cuando la tuvo al lado de sus piernas miró nuevamente a su líder y le hizo una mueca que en otras circunstancias sería una bonita sonrisa pero que ahora solo era un intento.

-Al menos he sobrevivido, no dirás que no me esforcé. ¿Podría alguien acercarme la cuchara? Está dentro de mi mochila.

Subió el brazo como si le pesara una tonelada y señaló hacia su mochila con un dedo.

-¿Quien me trajo aquí?

Plumilla miró la mano de Pulga que sujetaba la suya y luego miró la cara de su compañero que decía algo sobre su madre y un beso y que qué tal estaba.

-Oh, bueno-se llevó una mano al pecho en la zona que abarcaba el golpe que le había propinado Cochinillo- el jefe me dió un buen palo... espera, que pido que te curen.

Miró a Cochinillo y haciendo acopio del escaso valor que le quedaba tras las pesadillas porcinas  alzó la voz.

-Jefe, Pulga necesita un beso para curarse rápido- dijo ingenua antes de dar una palmadita en el dorso de la mano de Pulga que mantenía su agarre con una sonrisa confiada- no te preocupes, Pulga, el jefe se ocupará de que te cures... y a la hora de las brujas podrás venirte conmigo donde ha dicho Cochinillo, porque vendrás conmigo...¿verdad?-parpadeó varias veces empezando a dudar de que Pulga quiera ir a ningún sitio después de la somanta de palos que se llevó a mano de Derviche.