Partida Rol por web

Escucho la voz de Derviche, quien suena muy distinta a como me habló la última vez que lo hizo, antes de la batalla en la que yo no estuve por apoyar al grupo de Matagatos y en el que ella cayó inconsciente. Ha pasado suficiente tiempo de eso como para que una relación cambie así.

Giro mi cabeza y la miro de frente antes de comenzar a hablarle:

- "Yo no tengo dioses y tu tampoco, no lo olvides. Si caemos y nos volvemos a levantar es solo por nuestro propio mérito y nuestro dominio de la espada."

Me mantengo mirándola. Aun no se ha recuperado de sus heridas, las que parecen de gran consideración, o así lo habrán sido al momento de ser inflingidas. Esta guerra se ha cobrado valiosas vidas para La Compañía, por lo que solo puedo esperar a que quienes quedamos seamos lo suficientemente valiosos y vayamos mejorando lo necesario para cubrir los vacíos que el enemigo ha dejado en nuestras filas.

- Belleza sale de la Tienda de los Heridos.

-Mi diosa... No pude luchar más... no pude... me abandonó... La respiración se le acelero y agarró la manta con fuerza, escupía las palabras y se notaba la furia y el malhumor que sentía al recordar como cayó en batalla. Pero me he levantado y he entrenado, hasta volver a caer y otra vez, hasta que me obligaron a estar quieta. Sanaré y seguiré con mi entrenamiento, no volveré a caer. Después de un rato, se tranquilizó y volvió a hablarle como antes, tranquila, incluso divertida. Tu amigo, Lengua Negra, es el nuevo jefe de los campamenteros, tendrá mi apoyo, lo necesita, somos un puñado de... salvajes, y yo... dijo con orgullo, más que todos.

Sonrío con un poco de amargura ante como la ira irracional se apodera de la joven K'Hlata cuando habla de las deidades. Su devoción se arranca de mi capacidad de comprensión, dobre todo porque sé que estos "dioses" son solo seres humanos que han dado la espalda a su especie para autocoronarse con el oscuro e impío poder de la hechicería oscura. Intento reflexionar acerca de mis intentos de instruir a mi pupila y de lo útil de eso.

"No entiendo por qué estos humanos de piel oscura se dejan manipular tanto por las supersticiones de dioses maliciosos y sanguinarios. Son inferiores, pero tienen un potencial físico innegable. Si solo pensaran con ls cabeza..."

Pero la verdad es que quiero mostrarle la verdad para que tenga un buen motivo para luchar y ser el aporte para el grupo que necesitamos. Le contesto, pues tampoco tengo nada mejor que hacer ahora:

- "Siempre es importante seguir entrenando y mejorar, el Camino de la Espada nos enseña que es la única manera de sobrevivir en este mundo. Eso, mejorar e instruirse, no ser un... Salvaje, como dices tu."

Respiro con un poco de dificultad, pues en realidad no puedo esperar a estar en condiciones de salir de aquí y reportarme con mi líder, pues todo puede acabar de una vez cuando me reporte con Matagatos.

Por fin tenía algo que hacer en esa maldita tienda. La voz de su tutor la tranquilizaba y aunque había cosas, en lo que decía, que no le gustaban, no se atrevía a llevarle la contraría.

-Me enseñaste una gran lección, antes de las batallas. No he abandonado a mi diosa, hasta que ella no lo haya hecho conmigo. Ahora sé que tenías razón. Suspiró y miró a su tutor, se sintió vacía e inútil. ¿Ahora me pides que sea...? No se atrevió a acabar la frase, no quería decir una palabra, que significaba lo contrario de lo que ella era, de lo que creía, de lo que la hacía sentirse viva.

-Dentro de poco vamos a jurar. Necesito un hermano de capa. Bajó la mirada y se mostró frustrada, indigna. Sé que no soy merecedora de tenerte como tutor y mucho menos de tenerte como... hermano... Además, en tu estado, el matasanos puede que no te dejará moverte. Aun así, la fanática volvió a su estado de antes, sentirse débil no formaba parte de su carácter, sería un honor poder jurar, teniéndote como hermano de capa.

-En cuanto me cambien las vendas, saldré a buscar a alguien que sea igual de buen guerrero como tú, no podría sustituirte por cualquiera, y si no lo encuentro, no juraré. No lo decía por sus méritos, no tenía ninguno, matar por placer no la hacía buena guerrera o compañera, solo una sádica criminal.

- De acuerdo Plumilla. - le digo. Hablaré con Matagatos sobre ello.

Luego asiento a las palabras de Sabandija.

- Me alegro de verte despierto. - le digo a Peregrino. Sin duda es una Gran Noticia. ¿Como te encuentras?

Suspiro pues a Derviche le falta mucho para estar encaminada. Aun así sonrío un poco y me alegro en mis adentros al saber que ha comenzado a abrir los ojos:

"Un paso a la vez..."

Aparto la vista de ella y la vuelvo a concentrar en el techo antes de responderle:

- "No sé si pueda ser tu Hermano de Capa pues no depende de mí aun. De poder, aceptaría siempre que jamás te niegues a la posibilidad de creer en mis palabras. No las pronuncio mucho y no con todos, por lo que no las menosprecies."

Luego me habla Ojopocho, a quien saludo con un gesto de mi cabeza. Hago un gesto de conformismo en respuesta a su pregunta de mi estado, pues es a todas luces claro que estoy lo más mal que puede estar un hombre aun capaz de hablar y mantenerse despierto. Aun así le contesto pues hay algo, lo cual no quiero hacer esperar:

- "Ojopocho, necesito hablar con Matagatos."

La verdad es que él es mi líder y es con él con quien debo tratar el importante tema que se cierne sobre nosotros y que ha sido sellado en el momento de mi derrota. Es el momento de dejar las cosas en claro, hacer mea culpa y repartir las responsabilidades a quienes las merecen.

- Plumilla, necesito que te quedes un instante con los heridos. - le digo a la pequeña exploradora. Voy a buscar a Matagatos.

Lombriz poco a poco va mejorando de sus heridas pero sigue con fiebre a ratos y dolores. No es muy recomendable aun que se mueva. Tiene muchas pesadillas que hacen que necesite dormir casi todo el dia para poder descansar lo necesario, pues mucho rato es sueño perdido.
En dichas pesadillas ve una y otra vez la violacion y masacre hecha a su compañera...las caras de los agresores las tiene marcadas a fuego en su memoria, si aun le consideran para la capa no cogera hermano y no se pondra la misma hasta no haber vengado tal violacion.

- Ojopocho sale de la Tienda de los Heridos.

POR LA TARDE.

- Matagatos pasa a la Tienda de los Heridos.

Mis pertenencias son cuchillo, escudo, lanzas cortas, portalanzas, estera, pellejo de agua, mochila, cuerda, yesca y pedernal, manta de invierno y tienda de campaña individual.

Si es que han recuperado todo despues de encontrarme.

Logra articular entre sueños Lombriz cuando ve pasar a Plumilla cerca suyo.

Plumilla tomó la mano de Lombriz y asintió.

-Lo comunicaré, Lombriz, creo que buscan gente que pueda montar. ¿sabes?-se inclinó sobre Lombriz pasándole una mano por la frente.

No entrenado. Pero no ser torpe, creo que poder. Gracias por cuidar mi. Yo compensar si poder.

Cojo la mano que me pasa por la frente y la aprieto con afecto.

Entró en la tienda ansioso por volver a reencontrarse con Peregrino y poder al fin hablar con su compañero. Ahora mismo era el único Hostigador que permanecía dentro de la tienda, pues el resto aunque heridos ya habían ido retomando poco a poco los entrenamientos.
Vio a Plumilla y a Lombriz hablando y haciendose gestos cariñosos aunque no les prestó mayor atención porque su única preocupación ahora era su compañero de pelotón, que junto a Asesina seguían siendo los más graves.

-Buenos días. Dijo mientras pasaba de largo entre las esterillas y se acercaba a Peregrino. Se agachó junto a él y le acercó una escudilla con agua. Me alegro de verte consciente, la herida era bastante profunda pero veo que estás empezando a recuperarte y eso es bueno. Bebe un poco de agua, Ojopocho me ha dicho que querías hablar conmigo, pero no quiero que te esfuerces demasiado. Los primeros combates han terminado y ahora debes descansar.

De todas maneras Peregrino no había sido nunca de muchas palabras y mientras este bebía miró a su alrededor y comprobó que ya eran pocos los heridos que tenían en la tienda.

Veo a Matagatos entrar en la tienda de los heridos y ponerse a mi lado para hablar. Me siento en la camilla y, con esfuerzo, me pongo de pie sin decir palabra alguna. Le miro a la cara, a los ojos y le hablo:

- "Deseo hablar contigo... en privado."

Digo mientras miro al resto de Campamenteros que está en este momento en la tienda. Algunos descansan sus heridas, otros incluso flirtean. El hecho es que sobra gente y, ya que no puedo mover a los heridos, prefiero yo mismo caminar. Ya estoy en condiciones de hacerlo, si no conlleva demasiado esfuerzo, por lo que prefiero salir de allí un momento e ir a algún sitio más privado.

Matagatos miró a su alrededor, aquel no era un lugar que pudiera considerarse adecuado para una conversación privada como quería hacer Peregrino, pero en su estado era reacio a moverlo de la esterilla. El propio Peregrino, con esfuerzo, se incorporó hasta quedarse sentado.

-Está bien, moverte no es lo más recomendable pero veo que no estás dispuesto a esperar.

Le ayudó a levantarse y dejó que Peregrino se apoyara en él rodeándolo con su brazo. Saldrían fuera y buscarían un sitio tranquilo en el que hablar.

Derviche suspira prolongadamente, las palabras de su tutor eran como el agua fría en un caluroso día de verano. Al principio la dejaron helada y la diferencia de temperatura era insoportable, pero luego el frescor fue agradable y relajante. Sabiendo que iba a estar ahí por ella, era reconfortante, aunque el "jamás" que le pedía, era un precio muy grande. Era cierto que el hombre casi no hablaba, aunque con ella si, algo que agradecía. Tenía que creer en algo, ahora que su diosa ya no era una prioridad, ya no era nada, creer en sus palabras era lo mejor.

- ¡Jamás negaré esa posibilidad! Confirmó la fanática, con su extraña voz calmada y con una inclinación de cabeza.

Pensando en el resto del día, recordó la cantidad de cosas pendientes que le quedaban por hacer. Por la noche, Lengua negra había puesto unas cuantas tareas y ella, por estar muy cansada, no respondió todavía, en cuanto la dejaran salir de la tienda se iba a poner con tal asunto.

Lombriz se encuentra mejor, nota que ya no tiene fiebre y las pesadillas ya han desaparecido. Sigue teniendo sueños con su compañero violada y masacrada, pero ya no son pesadillas, se ve a si mismo persiguiendo y matando a cada uno de los culpables de maneras realmente dolorosas.

Despierta y llama a Plumilla, quiere que le diga como se encuentra y si puede caminar algo o es mejor que descanse y se recupere del todo.