Partida Rol por web

Al despertar por la mañana en este día decretado de descanso me siento aún algo enfermo. El cansancio de la marcha ha cortado en seco mi recuperación, vuelvo a sentir congestión y la tos sigue ahí conmigo.

Los turnos de guardia diurnos serán iguales que los nocturnos, de cinco horas de duración cada uno.

Hago la primera guardia tal como me corresponde pero inmediatamente después me retiro a descansar. Necesito recuperarme, no me encuentro todo lo bien que debería para continuar la marcha y estar preparado si surge algún problema. Solo me levanto para atender al caballo y asearme un poco. Aprovecho para pedir a Khadesa un pergamino si lleva (creo que así es) y escribo algunas notas sobre el viaje.

Recordad que nadie debe salir solo.

Es lo poco que comento durante el día salvo por una larga conversación con Serpiente y una charla con Campaña.

No mucho llevaba durmiendo cuando Ojopocho la despertó. Hacía poco había terminado su guardia y el calor de su manta la arropaba agradablemente. Sus ojos eran dos pequeñas y somnolientas rendijas, muy al contrario de la expresividad habitual, pero en cuanto se percató del estado del ojo de su compañero se abrieron de la sorpresa.

- Eso tiene mala pinta –señaló aún sujetando la manta, sentada sin demasiada convicción en el suelo. Quería dormir un par de horas más, pues al saber que ese día sería tomado de descanso había apurado el entrenamiento la noche anterior. Sólo de ver la vitalidad de aquel hombre le daban ganas de enterrarse entre los pliegues de su calentita manta- Tengo pensado entrenar, y te sería un estorbo ahora mismo -terminó con un bostezo- Espera -le cogió del antebrazo antes de que se marchara- En serio, encuentra algo para ese ojo porque tiene una pinta horrible.

Con la manó espantó un par de moscas que, como era habitual en la sabana, revoloteaban alrededor de los humanos en sus peores momentos. Con la misma despreocupación le indicó que partiera, mientras negaba con preocupación la mala suerte del hombre.

Tal vez por eso durmió poco más de una hora tras su partida, pero se sentía bien y con ganas de aprovechar el día. La quietud no iba con ella, y como se sentía con fuerzas se dispuso a emprender un nuevo y fructífero día. Comenzó por colocar sus pertenencias, bien doblada la manta y el resto de equipo organizado dentro de su mochila. Luego fue hacia la fuente de agua, bebió un poco y tomó un cubo para coger lo que utilizaría para asearse lo mejor posible.

Cuando regresaba vio a Ratrojo peleándose con el contenido del carromato. En un principio sonrió, pero luego se acordó de Portaestandarte. ¿Estaría aún dentro?

- Rastrojo, ¿no encuentras tus cosas? –preguntó al tiempo que ojeaba hacia donde creía que podría estar aquel hombre. No sería grato para el Chamán que se topara con Portaestandarte en su búsqueda- Puedo ayudarte si quieres. Estuve metiendo parte del equipo ahí –señaló el carro- Está hecho un desastre.

Sonrió, era raro que no lo hiciera. Sin duda tenía un carácter bastante optimista, y en absoluto lo ocultaba. Entonces recordó una cosa y chasqueó los dedos, algo por lo que su padre no dudaba en reprenderla.

- ¿Qué piensas hacer hoy?

Jabali se acercó a Campaña, esa mole de musculos parecia más un barbaro de las tribus que un Oscuro, de hecho ahora que había visto a Portaestandarte, tenía más pinta de ser familia más que directa, aun así a Jabalí no le impresionaba, había tenido poco contacto con él, y durante la instrucción estaba más interesado en seguir dentro de la compañía que en sus futuros o posibles camaradas.
Antes de acercarse a Campaña, había intentado acercarse a Uro o a Guepardo pero estos parecían estar ocupados y solo Campaña había hecho un gesto de interes, asi que el ex-León no tuvo problemas para entrenarse con el Oscuro, de heco parecía que Campaña iba a disfrutar, se veía claramente en su físico que el entrenamiento iba a ser duro, pero tambien sabía Jabalí que debía tener cuidado, el accidente con Escarabajo no se había olvidado.
Bien Campaña, ¿Que tipo de entrenamiento quieres hacer?

Hacía ya unos cuantos días que Campaña no descansaba tan bien como aquella noche. Todo era magnífico en la sencilla vida de Campaña: Escarabajo había recibido su merecido, había hecho nuevos amigos, su herida se había curado completamente y estaba inmerso en una importante misión para la Compañía. Se durmió pensando que era la persona más afortunada del mundo, decidido a darlo todo al día siguiente, y tuvo un sueño. Fue uno de esos sueños que inquietan, que parecen reales y que, al contrario que la mayoría, una vez despierto recuerdas con todo lujo de detalles. En definitiva, fue un sueño revelador.

Había tantas cosas que hacer que Campaña no supo por donde empezar. Se incorporó y permaneció unos instantes contemplando el horizonte, como si allí se encontrara la respuesta a todas sus preguntas. Después se colocó el casco y se puso en pie, respiró hondo y suspiró. Dedidió dejar el asunto del sueño para más tarde, el día de descanso le brindaba muchas oportunidades, lo que más le importaba en esos momentos era el entrenamiento. Un gran guerrero como él no podía descuidar su entrenamiento, y ya había perdido bastante tiempo por culpa de la herida, ahora que gozaba de buena salud tenía la necesidad de recuperar el tiempo perdido.

Campaña y Ponzoña habían quedado en entrenar juntos, aunque el gigante sabía que su amigo el Hiena estaba enfermo y quizás preferiría dejarlo para otro momento. De todos modos, decidió comprobarlo personalmente y fue a buscarle. Ponzoña estaba tallando un tozo de madera y al ver a Campaña le saludó con la mano. Campaña sonrió y le devolvió el saludo, para después acercarse y cotillear lo que estaba haciendo.

- ¿Qué estás haciendo, amigo? - preguntó Campaña con curiosidad - Es un palo muy bonito, a Campaña le gusta - entonces recordó a lo que había venido en realidad - Campaña quería saber si Ponzoña sigue enfermo, Campaña quiere entrenar.

Mientras los dos amigos conversaban Jabalí se acercó a ellos y expresó sus intenciones de entrenar. Al parecer no había muchos interesados, algunos estaban enfermos y otros ocupados, así que decidió probar suerte con Campaña, que estaba dispuesto a todo desde que se había recuperado de su herida.

- Campaña iba a entrenar con Ponzoña - le dijo a Jabalí - pero si Ponzoña no quiere Campaña entrenará con Jabalí - Campaña vio la lanza de Jabalí y entrecerró los ojos debajo del casco - A Campaña no le gustan las lanzas... pinchan... A Campaña le gusta usar las manos y... la cabeza - y se dio un golpe en el casco con el puño cerrado.

Sacorroto estaba aburrido. El tiempo pasaba despacio y ya estaba cansado de jugar a las piedras. Sabía que el idioma iba a ser un impedimento, pero no que iba a ser tan desesperante. Decidió dar otro paseo por el campamento. Intentaría practicar el idioma, pero sería difícil que alguien estuviese dispuesto a enseñarle. Ni tan siquiera en las guardias sus compañeros le hablaban, en realidad no hablaban tampoco entre ellos...cosa que le sirvió de consuelo.

Dio una vuelta por el campamento. Unos descansaban, otros entrenaban y otros, simplemente, charlaban. Quiso acercarse un par de veces a un grupito de esos pero había una pitonisa, hecho que le daba muy mal espina. Continuó su camino y vio a dos hombres hablando: Campaña y al que llamaban Jabalí. No sabía que quería decir aquello pero le parecía un nombre con mucha clase. Seguramente fuera un Dios o un héroe mitológico. Se acercó a los dos hombres y les dijo: Sacorroto. Hola. El gigante era el que hablaba más lentamente de todos, sería un buen profesor. Se quedó mirando a la espera de que alguno de ellos le dijera algo.

Tal como había echo cada mañana desde que comenzara su misterioso viaje, URO inició su día recorriendo el campamento, dando un par de vueltas por el perímetro para estirar las piernas y asegurarse de que todo estaba en orden.

Sin embargo, en aquella oportunidad, un hecho extraordinario pronto interrumpió su rutinaria inspección. Para sorpresa de muchos, antes de que la mayoría terminara incluso de desperezarse, LENGUA NEGRA consiguió llamar la atención de todos, y se apresuró a impartir las órdenes del día. Semejante disciplina era toda una novedad en el caótico pelotón, y el Cazador de Cabezas recibió el cambio de actitud con profunda satisfacción. Parecía que su confundido, y muchas veces distante líder al fin empezaba a hacer honor a su rango.

De inmediato, el bárbaro se dispuso a cumplir con la tarea asignada. Le correspondía el primer turno de guardia, así que pasó casi toda la mañana vigilando el perímetro del campamento, ocupando su tiempo en largas caminatas por los alrededores.

En verdad, sus patrullas se extendían también hacia las afueras del sitio de acampada, internándose profundamente por las proximidades. En su puntillosa vigilancia, el salvaje aprovechaba también para escrutar cada palmo de terreno, buscando en la tierra cualquier signo de algún movimiento ocurrido durante la noche anterior.

Por supuesto, también estaba atento a otras sorpresas, y sus ojos nunca permanecían demasiado tiempo apartados de la infinita inmensidad de la sabana. Incluso se pasaba largos ratos encaramado a las colinas cercanas, asegurándose de que ningún visitante inesperado irrumpía en su pequeño universo. En verdad, a estas alturas URO tenía muy pocas esperanzas de que algo semejante ocurriera jamás, pues cada vez tenía más en claro cuál era su misión. Simplemente, trasladarse hasta algún punto indefinido de la sabana, llevando consigo a la sugerente PITONISA y a su misterioso acompañante. De todos modos, tampoco era prudente bajar la guardia.

Cerca del mediodía, cuando por fin hubo terminado su turno de guardia, se acercó a una zona cercana a la hoguera central de campamento, un lugar bastante despejado y relativamente llano. Con un potente pisotón, clavó su propio talón en la tierra reseca, y luego fue haciendo con él un suave surco. Cuando terminó, había dibujado un círculo en el suelo, bastante irregular, pero claramente reconocible, que debía de tener varios metros de diámetro.

Tras ello, se paró en medio de la zona delimitada y, con aquel vozarrón profundo y gutural, clamó su desafío a los cuatro vientos.

- Aquí lugar de URO !!! – dijo mientras señalaba el círculo en el suelo que delimitaba su zona - ¿Alguien sacar a URO?
 

El día había empezado de forma extraña, muchos se quedaban dormidos, y los que se levantaban a la hora habitual no se dedicaban a recoger sus enseres como de costumbre, quizá se había perdido algo la noche anterior, cuando sin poder ignorar los quejidos de su vientre se alejó del grupo para "quitarse un peso de encima". Si ocurría algo ya se enteraría.

Cuando Uro le pasa el machete, asiente con la cabeza. - Gracias Uro-Bwana, estaré ahí - Señala el carro y se dirige hacia el con paso lento, reparando en la extraña jornada que tiene por delante. Parece que Ponzoña no sólo le ha arrebatado el lugar si no que también la idea, sonríe y se coloca en el otro lado del carro, esto no debería llevar demasiado tiempo. Con una posición cómoda empieza empieza a pasar el machete por la punta de la lanza, haciendo que se vayan desprendiendo virutas de la misma, poco a poco y con cuidado.

Pasado un rato escucha la voz del oscuro enmascarado y ladea la cabeza, ¿entrenar?, alza las cejas y mira enderredor, la gente sigue durmiendo y nadie ha desmontado, Uro también parece que quiere entrenar, falta bastante gente... No nos movemos. Finalmente Lengua Negra se hace escuchar, a Caracabra le toca el último entonces.

Pasa parte de la mañana dando forma a la lanza y descansando, ha podido escuchar desde la posición que ocupa que alguien se ha ido a cazar, y que otros llevan toda la mañana durmiendo. Cuando la lanza ya está lista (solo le ha añadido un acabado en punta a la parte roma de la misma) se pone pié y se va a buscar a Uro, le devuelve el machete y al ver su posición a la espera le ofrece irse de caza con él, podrían ir corriendo si quería almenos hasta que encontraran un rastro.

Hola, Dedos. Pues sí. Es un auténtico desastre. Pero el carro es de la Quinta, ¿no? No esperaba otra cosa. Seguro que ha revuelto las cosas para olisquear las mudas de los Reclutas. ¡Todas las pitonisas son unas depravadas!

Siguió buscando, y parecía que estaba todo. Como no tenía otro sitio dónde colocarlas, las dejó en el carro.

Aún no tengo pensado qué hacer hoy. Me acabo de despertar y me duele todo... y estoy de mal humor y me gustaría ir a la Tienda del Grog y jugar una partida de puñales, pero por algún motivo la Tienda del Grog parece que está a un millar de millas en vetetuasaberqué dirección.

Espera... ¿porqué me lo preguntas? Ah...

Recordó lo que habían hablado en el campamento de instrucción. No es que fuera una conversación importante para él, pero el resto de recuerdos de los últimos días eran horribles.

¿Vamos a algún sitio?

Sacorroto se unió al improvisado grupo formado por Campaña, Jabalí y Ponzoña. La última vez que Campaña había tratado con Sacorroto, cuando trató de mover el bulto del carro, pensó que era un poco sordo y por eso no entendía lo que le decía, sin embargo, alguien le sacó de su error explicándole que no entendía muy bien el idioma. Eso fue lo que hizo que Campaña dejase de estar enfadado con él, al fin y al cabo no tiene la culpa. Campaña pensó que si se juntaban unos cuantos guerreros podrían hacer una especie de simulación de batalla, lo que le pareció una idea genial.

- Campaña. Hola - respondió el gigante imitando a Sacorroto, después señaló a Jabalí y por último a Ponzoña - Jabalí. Hola. Ponzoña. Hola...

Mientras Campaña presentaba a sus compañeros, Uro se levantó con ganas de entrenar y dibujó un círculo en el suelo. Después llamó en voz alta a todo aquel que quisiera jugar con él, a Campaña le pareció divertido.

- Campaña tiene una idea - dijo sonriente - Sacorroto. Ven - movió la mano para indicarle que le siguiera - Vamos, Jabalí... Cuando Ponzoña esté listo puede venir con nosotros.

Y los tres se dirigieron hacia el círculo de Uro, dejando a Ponzoña con sus labores artesanales. Al llegar, se colocaron alrededor del círculo, mientras Uro permanecía en el interior con los brazos cruzados. Campaña dio un paso al frente, entrando en el círculo, y se colocó justo en frente de Uro.

- Campaña quiere jugar con Uro, será divertido - sonrió - Campaña está listo.

Adoptó una posición marcial aprendida tiempo atrás, ligeramente encorvado, con las piernas flexionadas y los brazos al frente, preparado para recibir una acometida.

Por un momento tomo un pequeño descanso de mi entrenamieto. El grandullón de Campaña y Uro parece que van a pelear.

"Esto puede ser divertido"- pienso mientras me seco un poco y me pongo la camisa y las mayas. Me acerco al círculo, situándome al lado de Sacorroto y Jabalí, que parece que van a ser espectadores también.

- ¿Por quién votáis?

Pregunto con algo de sorna.

Mientras garabateo perezosamente las notas que deseo tomar para el maestro Analista observo la lucha de titanes que se avecina así que me acerco para lanzar una sencilla recomendación.

Entrenad si queréis pero aseguraos que nadie resultará herido. Deberíais luchar sin armas para evitar riesgos.

Me quedo mirando a Campaña.

Y para igualar la contienda deberías quitarte tu yelmo. Te da ventaja.

- Los cubos que estáis utilizando para recoger agua con la que lavaros en realidad pertenecen a Sicofante y Khadesa.

- Ellos pueden decidir si dejan que los demás los utilicen o no.

DIA DE DESCANSO: ESTADO DE PARTIDA Y ACTIVIDAD.

1. Attar: Tiene insomnio e insolación leve. – Guardia y descanso.
2. Campaña: Sano. – Entrenamiento intenso conjunto con Jabalí.
3. Caracabra: Sano. – Salir a cazar.
4. Dedos: Sana. – Entrenamiento intenso.
5. Guepardo: Sano. – Entrenamiento intenso.
6. Jabalí: Extremadamente sano. – Entrenamiento intenso conjunto con Campaña.
7. Khadesa: Sana. – Entrenamiento extra intenso.
8. Lengua Negra: Tiene un resfriado mal curado. – Descanso completo.
9. Loor: Agotada. - Inactiva.
10. Mentiroso: Sano. – Conseguir disfraz.
11. Ojopocho: Se siente agotado y maldito. – Entrenamiento intenso en solitario. – Recogida de hierbas.
12. Pelagatos: Sano. – Guardia y entrenamiento intenso.
13. Peregrino: Sano. - Guardia y entrenamiento intenso.
14. Ponzoña: Fiebre leve. – Descanso parcial, talla relajada.
15. R’Gaa: Sana. - ¿Inactiva?
16. Rastrojo: Estado físico lamentable. – Guardia y descanso.
17. Sacorroto: Sano. – Entrenamiento intenso.
18. Serpiente: Salud inmejorable. – Entrenamiento parcial. – Enseñar a Khadesa.
19. Sicofante: Fuerte resfriado y agotamiento. – Descanso parcial. – Ayudar a entrenar físicamente a Khadesa.
20. Uro: Sano. – Entrenamiento intenso.

Al parecer no iba a entrenar solo, no solo Campaña se unía, sino que Sacorroto y Ponzoña tambien entrenarían.
A la salutación de Sacoroto respondió:
Hola, vamos a entrenar ¿Te unes?
Avanzaron hasta que Campaña encontro divertido ty como si fuera un juego meterse con Uro.
Pelagatos hizo un comentario sobre la posible contienda entre los dos gigantes de la unidad.
Creo que con el Casco Campaña, sin el casco, creo que los dos acabarán inconscientes si no se controlan. ¿Tu no quieres entrenar?¿un combate conmigo Sacorroto o tu Pelagatos?

Disculpad- dice mientras se acerca a los guerreros que tenían los cubos tanto suyo como de la pitonisa- no tengo problemas en dejar mi cubo, siempre y cuando me lo pidáis. Ahora bien- y coge el de Khadesa- el de la pitonisa queda excluido. Es único para su uso y nada mas. Espero que haya quedado claro- no lo dice con ningún tono de amenaza, simplemente lo hace para cerciorar ese hecho.

Sacorroto sonrió ante las presentaciones del Gigante. Al menos sabía los nombres de los otros dos. Por fin podría tener algo de charla y empezaría a parender el idioma. La sonrisa se le borró de golpe cuando vio a Campaña ponerse en posición de pelea. Aquellos bárbaros no querían hablar...querían molerse a palos. Está bien. Se dijo para sí mismo. Lo cierto es que no tenía nada mejor que hacer y entrenarse solo podía ser muy aburrido.
Jabalí le dijo algo cuando Campaña y otro hombre comenzaron a entrenar. Supuso que querría que ellos también luchasen. Así que le dijo: Sacorroto. Jabalí. Si.

Entonces dejó la parte de arriba de su vestimenta en el suelo bien recogida y los pantalones también. Si iba a pelear no estaba dispuesto a ensuciar nada de su atuendo. Allí no había servicio para lavarle la ropa, quizás le dijera a alguna de esas mujeres de los cubos que se la lavaran. Un par de monedas deberían bastar. Se quedó solo con los calzoncillos puestos. No le gustaba un pelo dejar sus posesiones ahí tiradas pero no le quedaba más remedio. Les echaría un ojo mientras machacaba a aquel hombre. Miró de nuevo a Jabalí y dijo: Ya.

Alejada del carro, hablando con Serpiente, Khadesa vio llegar a su primo Lengua Negra, quien le pidió un pergamino para escribir unas notas. La Quinta asintió.

-No tengo inconveniente en dejarte uno, pero deberás reponérmelo en cuanto puedas. Me los dio el Analista para escribirle las Crónicas del viaje, y me recomendó que fuera cuidadosa con ellos, y que no los derrochara. ¿Tienes que escribir una carta, o algo? También tengo tintero y pluma, si los necesitas.

Tanto entusiasmo por parte de la pitonisa me provocaba urticaria. Me revolví molesto en mi sitio mirando a mi alrededor con la esperanza de que ninguno se hubiese percatado de la situación. Pero allí estaba Lengua Negra, inoportuno como siempre…

- La ratona realmente no puso el huevo, se lo prestó la codorniz para engañar al búho- le aclaré mientras me rascaba el cuello obviando la presencia de mi primo-. Otro día te lo cuento. No perdamos más tiempo, empecemos antes de que los llantos acaben con cualquier progreso. Sígueme.

Me puse en camino hacia uno de los extremos del campamento, cerca del arroyuelo, donde esperaba que nadie nos molestase, cuando por Sicofante escuché que el cubo que tenía pertenecía a Khadesa. Cambié de rumbo y me dirigí hacia el extranjero.

- Su dueña lo necesita- fue lo único que dije antes de arrebatárselo de las manos con una amplia sonrisa, para luego continuar mi camino.

Aunque no le gustaba quitarse el casco en presencia de tanta gente, Campaña pensó que Lengua Negra tenía razón, para igualar las cosas y que resultara divertido era conveniente que se lo quitara. Se desprendió de él como quién se desprende de algo muy valioso, y en realidad así era. Cuando sintió el aire de la mañana en su cara se sintió vulnerable, como se sentía siempre que se quitaba su armadura. Colocó el casco en un lado del círculo, justo al otro lado de la línea que Uro había dibujado. Campaña respiró hondo mientras escrutaba a su adversario.

- Campaña está listo - declaró con cierta inseguridad, mirando de reojo su pequeño tesoro

Se colocó en posición y comenzó el combate. Ambos contendientes giraron alrededor del círculo, observando los movimientos del otro, esperando a ver un punto débil. Ninguno se acercaba ni se alejaba, simplemente daban pasos cortos trazando un círculo dentro del propio círculo, hasta que uno de los dos estuvo seguro. Campaña se lanzó hacia Uro en una especie de abrazo, cerrando sus brazos alrededor de su cuello. Uro, en respuesta, hizo lo mismo y ambos quedaron atrapados en una maraña de músculos y polvo.