Partida Rol por web

Ponzoña se levantó. Serio, contenido, como las oscuras nubes antes de la tormenta y se acercó hasta el caído Attar y que Campaña había recogido.

-Llévalo a tu tienda, Campaña. Has vencido. Corresponde a su derrota y cuida de él hasta que Matagatos regrese y pueda atenderle -dijo-. R´Gaa, toma agua en un cubo y llévala a la tienda de Campaña.

Se volvió hacia el resto.

-El entrenamiento ha acabado. Preparad la leña para una fogata en el centro y terminad de montar vuestras tiendas, los que la tengáis.

Se acercó a la orilla. Estaba molesto. El Cabo Barril había interrumpido sus labores y había sabido imponer su voluntad sobre el grupo, por mero aburrimiento. Unos pocos habían aprovechado la oportunidad para apostar, sacando un rendimiento que consideraba ilícito de un combate que había dejado postrado a un guerrero hostigador. Attar era fuerte y se recuperaría pronto, mas no era excusa. Negó con la cabeza, murmurando para sí. Cosas de oscuros. Regresó nuevamente al lugar de la pelea, donde rastrojo seguía coreando a Campaña por su victoria.

-Cobra tus platas, recluta, y recuerda que las letrinas llevan tu nombre -dijo recordándole su obligación.

Antes de que Loor pudiera apostar el combate dio inicio y termino rapidamente con la victoria de Campaña

- Parecia previsible pero yo habria apostado por Attar. Bueno he tenido suerte esta vez - penso para si y a continuación al oir las instrucciones de Ponzoña se dispuso a buscar madera

- Yo recogere leña para la fogata pero espero que alguien me ayude a encender el fuego que no se me da demasiado bien -

- "Toma, aquí tienes tus platas, chamán. ¿Quién iba a decir que Campaña fuese tan fuerte? Es preocupante, es como una fuerza de la naturaleza..." - Dice mientras le da dos platas a Rastrojo.

Barril cobra sus ganancias por apostar por Campaña.

- "¡Bien, sabía que ganarías sobrinito! Toma estas dos platas y compra vino cuando lleguemos a Cho'n Delor. Dicen que allí hacen vino del bueno, y también cerveza." -

Indómito mira a Campaña con renovado respeto:

- "Tal vez podrías dejar a Attar en la tienda de vuestra Pitonisa. Así cuando vuelva le echa un vistazo." -

Campaña escuchó atentamente a Ponzoña, había ganado el combate pero parecía que su Hermano no estaba contento, estaba más bien decepcionado. Pero Campaña no tuvo tiempo para hacerle preguntas, el Cabo Barril e Indómito enseguida se acercaron para felicitarle. El gigante sonrió con entusiasmo cuando su tio le dio las monedas.

- ¿De verdad? ¿Esto es para Campaña? - preguntó sin terminar de creerlo.- Campaña te agradece tito Barril, pero a Campaña no le gusta el vino... Padre siempre dice que el vino vuelve idiotas a los hombres - se encogió de hombros y escuchó a Indómito.- Campaña llevará a Attar a la tienda de Campaña... Ponzoña ha dicho y Campaña cumple, Campaña cuidará de Attar pero Attar es fuerte, no le pasará nada.

El gigante dejó a los que habían apostado con sus transacciones y se dirigió a buen paso hacia donde había plantado la tienda para dejar allí a su Hermano y después cuidar de él hasta que despertara.

Escarabajo ha estado observando con suma atención el combate. No participa de las celebraciones. Simplemente cuando escucha las palabras de Ponzoña, se acerca a Loor cojeando aunque de forma menos acusada conforme van pasando los días

- Voy contigo - dice con sencillez

Jabalí se mantuvo al margen de todo aquello. No podía permitirse perder ni una sola moneda de las que llevaba en su bolsa y tampoco tenía preferencias directas sobre a quien apostar, así que optó por animar a los dos.

Cada vez que uno daba un buen golpe, Jabalí lanzaba un grito felicitándolo, pero cuando era el otro quien arreaba un golpe lleno de táctica o hacia un movimiento imprevisto salvando un golpe seguro, Jabalí lo jaleaba tambien.

Cuando Attar cayó al suelo inconsciente, Jabalí se acercó a Campaña para felicitarlo con una enorme palmada en su espalda, que sonó a hueco.

-¡BUEN COMBATE CAMPAÑA! Ponte a buen recaudo cuando se despierte -dijo señalando a Attar con su cabeza- ¡le has dado una buena y yo que él querría la revancha!

Así esta bien pensó Jabalí uno disfruta, no pierde monedas y al final siempre gana. Eres tonto Jabalí, podrías haber ganado unas monedas, pero ¡te lo has pasado bien! JAJAJAJAJAJA

La pelea había sido dura, y limpia. Había ganado Campaña, pero Attar también había hecho un buen papel. R'Gaa saltó y rió cuando el enorme fortachón del casco ganó el combate, y fue a felicitarle. No había apostado nada, porque no entendía eso de las apuestas, y porque no tenía ni una moneda. Ni una, ni platas, ni cobres, nada. Aunque ella era feliz con su modo de vivir, y su simplicidad.

Pero, cuando iba a hablarle a Campaña, Ponzoña le ordenó que fuera a por agua, con el cubo, y se la llevara a la tienda para Attar. Miró al Segundo, con el ceño fruncido. Trajo el cubo con agua, pero no pudo evitar preguntarle al pasar.

- ¿Te has enfadado? Pero... Si hubieran entrenado también se habrían golpeado, ¿no? ¿O es por eso del intercambio de monedas? ¿No está bien? ¿No es un juego divertido para ti? No lo entiendo...

Poco tardó Ponzoña en matar su júbilo.

Aguafiestas...

No era solo que no le dejara disfrutar de ese respiro. Se habían congregado varios Soldados de otros pelotones para apostar, y Ponzoña había humillado a Rastrojo delante de todos al señalar su ingrata tarea de hoy.

Tomó las monedas de Preocupado sin añadir ni una sola palabra, y fue a su mochila a guardarlas. Estaba allí, junto a la tienda aún por montar, en el lugar que había escogido para acampar. Lejos del carro de Khadesa, para evitar situaciones incómodas. ¿Alguien se lo agradeció? No, los novios de Khadesa siguieron machacándole. Daba igual su actitud conciliadora... salvo por aquel comentario envenenado sobre el ojete de la Quinta... al que Rastrojo no daba demasiada importancia: ni al comentario ni al culo de Khadesa.

De nuevo en la letrina... no la de la última vez, que ya estaba lo suficientemente profunda, sino que había pasado a la siguiente. Esta, de momento, aún estaba sin usar... aparentemente. Así que cogió la pala y se puso manos a la obra.

Se había olvidado completamente de la conversación interrumpida con Guepardo, pero ahora el chamán volvía a revolcarse en su autocomplacencia y su odio contra las pitonisas y su séquito.

Guepardo tenía las batatas. Eso era lo único que le importaba. Le daba igual que Campaña, como era de suponer por su tamaño, hubiera machacado a Attar. - Tendría que haberlo matado. - Dijo Sacorroto interrumpiendo los pensamientos de Guepardo. - Fue el primero en golpearme, y además lo hizo con saña el bastardo. - Sacorroto lo miraba fíjamente, hecho que intuyó Guepardo por la postura del cuerpo del espectro ya que el amasijo de vísceras que era ahora su cabeza no le dejaba adivinar la posición de su cara.

- Veamos, no tengo tienda ni escudo. - Recordó que Rastrojo le había dicho que las colocase en uno de esos sitios. Me las tendré que apañar.

Pensó que lo mejor era hacerse un collar, pero para ello necesitaba un pequeño trozo de cuerda. Y no tenía cuerda ni le apetecía estar detrás de nadie buscándola. Debía haberle pedido al comerciante un trozo junto a sus batatas. Ya era tarde, seguro que le pedía más monedas. No obstante se fió en algo que llevaba. Era el collar de piedras que le regaló su padre cuando se convirtió en un guerrero de la tribu de los jaguares. Quizás era el momento de retocarlo...eso era sacrilegio en su tribu, pero también lo era el hablar con espíritus, así que estaba condenado de todas formas. Buscó una ramita fina pero resistenete y atravesó tres batatas con ella. Después cogió el colgante y sacó las piedras. A continuación metió una batata y después una de las piedras rojas; y así fue intercalando todas. Al final tenía un nuevo collar de lo más variopinto.

- Eso no te va a valer para nada. Vamos a segu... - En cuanto se lo puso, Sacorroto desapareció. Gueparado sonrió complacido.

- "Ya se pudrirán esas batatas, ya. Antes o después." -

Sus poderes chamánicos le hicieron sentir la presencia de Sacorroto cerca.

Estoy confuso...-susurró mientras cavaba-Guepardo dijo que ahora eráis amigos. ¿Porqué quieres que la magia de las batatas interrumpa su efecto? Los demás espíritus le harían daño...

Reflexionó sobre la aparición de Sacorroto. Sin duda debía ser la manifestación de un espíritu vengativo, y todos los Hostigadores, que lo ajusticiaron, podrían ser su objetivo. Rastrojo hizo bien en romperle la mano durante su apaleamiento, de momento eso ha servido para que no atacara directamente a nadie. Pero los espíritus también pueden hacer mucho daño indirectamente...

No dije nada a Guepardo, pero existe un ritual... El ritual para invocar a la Diosa Khadi.

Acuñó la terminología que usaría Khadesa.

La Diosa matará, comerá, absorverá... llámalo como quieras... a todos los espíritus que ronden por la zona. Incluído tú, Sacorroto. Khadi es la diosa de la Quinta, ella ya la invocó en una ocasión según me contó. Ella es el obstáculo más importante para cualquier intento de venganza. Mientras ella viva, tu espíritu podrá ser destruido con un simple ritual.

No era fácil predecir la reacción de Sacorroto a toda esta información. Puede que el espíritu se asustara lo suficiente como para dejar a los Hostigadores en paz. Puede que Sacorroto convirtiese a Khadesa en su primer objetivo. En cualquiera de esos dos escenarios, Rastrojo se daría por satisfecho.

Has tenido suerte de que Guepardo hablara conmigo antes que con esa pitonisa.

Sacorroto sonríe a Rastrojo, y al hacerlo su carne se desprende gradualmente hasta mostrar sólo una calavera sonriente.

- "Rastrojo, eres un perturbado. Yo tan sólo soy fruto de tu mente enferma." -

Y entonces sin más desaparece, y sólo queda la letrina, la tierra y la pala.

El Hiena se volvió hacia R´Gaa. Eran muchas preguntas las formuladas por la exploradora y requerían de una adecuada respuesta. Mas Ponzoña no era un hombre acostumbrado a las largas explicaciones, por lo cual, sus palabras se demoraron un tanto.

-Una pelea nunca es un juego, exploradora. En el entrenamiento, el cuerpo aprende sin que tu mente actúe, porque sabes que tu vida dependerá de ello. En la batalla, es la vida contra la muerte o un destino peor. Quien lucha por diversión, olvida ese propósito. Quien lo hace por dinero, lo mancilla. Ahora pertenezco a la Compañía, pero fui un guerrero Hiena. No puedo olvidar mi herencia. No puedo rechazar lo que sé que es cierto. Los golpes, heridas y magulladuras de un combate digno, son las cicatrices del viejo león macho que luchó por conquistar un territorio y a su hembras y que luchó por mantenerlo hasta que otro lo desterró -dijo con su habitual tono grave-. No hay animal en la sabana, jungla o desierto que pelee sin otro propósito que la supervivencia. Así lo quiere la Diosa. Estas heridas sanarán -su mano señaló vagamente la tienda en la que ahora reposaba Attar-. Pero, ¿y si Campaña hubiera quebrado un hueso a Attar? Desconocemos nuestro destino inmediato, pero a la Compañía solo se la contrata con un fin. La guerra. Y un guerrero herido por la sed de apuestas de los ociosos o por el orgullo de demostrar una mayor fuerza... -dejó la frase en ssupenso para que R´Gaa extrajera sus propias conclusiones-. No, no estoy enfadado. No con Campaña ni con Attar. Ambos son oscuros y han respondido al rugido de los suyos. Pero soy K´Hlata y sigo sin entenderles.

Y para el Hiena la falta de comprensión era debilidad. Y la debilidad el camino que conducía al error. Pero su desazón obedecía sobretodo a la facilidad de los restantes K´Hlata de adoptar unas prácticas que no les eran propias.

Jabalí escuchó la conversación entre R'Gaa y Ponzoña y no pudo evitar comentar tambien.

-Ponzoña, no le des tantas vueltas. Ha sido una forma de divertirse, de relajar sus músculos después de todas esas horas sobre esa cosa en el rio, ¿como se llamaba? -dijo ráscandose despreocupadamente la cabellera- ¡balsa! si, eso era, ¡balsa!. No les ha pasado nada, bueno, Attar tendrá un poco de dolor de cabeza y de espalda mañana, pero nada importante. Lo único malo de todo esto es que venía con ganas de entrenar mis músculos, que aún protestan por tener agarrada la vara tantas horas y luchar contra el agua y las rocas-dijo mientras se estiraba y hacia crujir los huesos de sus dedos.

Se volvió hacia R'Gaa- Yo no entiendo que se combata por monedas, no le veo sentido. Tal vez por un buen conejo para la cena, o un buen puñal. ¿Pero por un trozo de metal? -negó con la cabeza, resignado- Aun sigo sin entender muy bien como funcionan... Pero cada uno que luche por lo que quiera, en eso Jabalí no se va a meter.

Se quedó escuchando atentamente al líder. Pensativa, fue perdiendo su sonrisa. Finalmente hizo que sí con un amplio y repetido movimiento de la cabeza, que agitó sus rizos.

- Entiendo...

Pero Jabalí habló entonces. Compartía el punto de vista que R'Gaa había defendido hasta hacía un segundo.

- Pero Ponzoña dice cosas con sentido. El guerrero no debería desperdiciar su fuerza, ni exponerse al peligro innecesario, es cierto. Es absurdo, ningún depredador lo haría, ningún cazador. - Movió la cabeza de nuevo. Y sonrió de nuevo también. - ¡Yo tampoco entiendo eso de las monedas! No tengo ninguna de esas pequeñas cositas metálicas. ¡Ni una! No me sirven, no las busco. Si no las tienes, tampoco puedes perderlas. - Sonrió aún más.

Después de dejar a Attar durmiendo en su tienda, Campaña se sentó en el suelo para descansar. A lo lejos vio a R'Gaa, Jabalí y Ponzoña que parecían discutir sobre algo, Ponzoña seguía molesto y Campaña estaba a punto de comenzar a sentirse culpable de algo que no sabía ni lo que era.

Campaña repasó mentalmente el combate y recordó que Attar le había dado un golpe en el brazo. Lo había notado, si, pero la realidad es que no había sentido dolor alguno. Casi como por un acto reflejo Campaña se miró el brazo, justo donde Attar le había golpeado, y descubrió que su pálida piel estaba ahora un poco enrojecida. Se tocó la zona con el dedo pero no sintió nada, no había dolor.

-Lo hecho, hecho está. Atendamos a Campaña y a Attar. Es cuanto podemos hacer ahora mismo.

Dicho aquello, se dirigió hacia la tienda de Campaña a quien vio sentado fuera. Al llegar a su lado, se sentó junto a él.

-Has peleado bien, hermano -dijo tras unos segundos de silencio-. Te has vuelto peligroso en la batalla.

Campaña atendió a las palabras de Ponzoña, pensando que si se había acercado a hablar con él entonces no estaría tan enfadado como parecía. Aún así, Campaña pudo notar que su Hermano callaba más de lo que decía, por alguna razón que desconocía.

- Gracias, Hermano, pero Attar también luchó bien, los entrenamientos de Ponzoña nos hacen mejorar - dijo Campaña mirándole desde el suelo.- Campaña ha visto que Ponzoña enfadado ¿Campaña ha hecho algo malo?