Partida Rol por web

- "Para un trabajo de fundición necesitaríamos una forja de verdad. Tal vez en la Fortaleza de Puerta de Galdan haya una." -

Plumilla volvió a alejarse de la tienda donde descansaban los heridos y pasó junto al carro donde, escasas horas antes, habían estado torturando al bandido chondeloriano, sin esconder en las miradas que cruzó con los que se encontraban cerca la repulsa que le provocaba el salvajismo cometido contra éste. Sorteó seguidores del campamento, guerreros, carros hasta llegar ante  Gordo Wem, que atendía a su escasa clientela.

-Los heridos necesitan alimentos para reponer fuerzas y mejorar-dijo la muchacha levantando un poco la barbilla y enderezando la espalda para resultar más solemne al hombrezuelo.

- "Vale, Recluta. Enseguida preparo una olla grande de gachas. Toma, ayúdame con esto." -

Gordo Wem prepara las gachas con la ayuda de Plumilla y después hace que varios seguidores de campamento la ayuden a repartirlas entre Soldados y Reclutas.

- Campaña espera que haya una forja... y espera también tener tiempo para ayudar a padre a fabricar armas - dijo como soñando despierto.- Padre, a Campaña se le ha ocurrido una cosa y le gustaría intentar hacerla, pero seguro que Campaña necesitará ayuda de Padre - entusiasmado, se acercó a Herrero y, mientras gesticulaba para hacerse entender, trató de explicar la idea que había tenido.- Campaña ha vencido a muchos enemigos con sus puños, el guantelete es fuerte y aplasta los huesos de los enemigos... Pero Campaña ha visto que a veces si pinchas al enemigo, le sale mucha sangre y a veces no hay que pegarle más y uno puedo pegarle a otro. Entonces un día Campaña pensó que podía hacer una cosa de metal con pinchos que pudiera agarrar con la mano, y cuando le pegase a un enemigo además de romperle los huesos le clavaría los pinchos para que saliera sangre - paró un momento para coger aire, porque se lo había soltado todo del tirón.- ¿Tú crees, Padre, que Campaña podría hacer eso?

Plumilla repartió entre algunos raciones de gachas, y , sin pedir permiso ni contemplar la opción de ser castigada por ello tomó algunos cuencos y avanzó hacia los prisioneros.

-La cena.-dijo escueta mirando con verdadera lástima a esos cuerpos atados que se habían estado asando bajo la inclemencia del astro rey, que no habían podido huir de los gritos del bandido. Giró el rostro hacia el carro arrugando la nariz en una mueca de desprecio y melancolía. Después, avanzando cautelosa, se acercó a los prisioneros, deshidratados y les proporcionó algo de agua con la que mitigar su sed, apoyando después el barro de los cuencos y deslizar en sus bocas las gachas. 

-No es mucho...-se disculpó dulce. Obviamente había tenido que dividir el contenido escaso de cada plato para que todos pudieran contar con algo en su estómago.

Yo guiaré al caballo durante unos minutos. Familiarízate con él: con su ritmo, sus movimientos... no hagas nada brusco y trátale como si fuera un compañero mas. Cuando te vea mas tranquilo te dejare que lleves las riendas- se coloca delante de Recio y agarrando las riendas, comienza a avanzar con él a paso lento. Tenía que acostumbrarse un poco con el animal para luego poder dejarlo que lo llevase él. Y así controlaría que Michou no cometiera ningún error y Recio no le tirase al suelo. 

Los ojos del herido guerrero volvieron a enfrentarse a la mirada de su maestra, de Loor. Sus palabras habían aplacado un poco la vergüenza, era una mujer sabia y podía aprender muchas cosas de ella. Sin embargo.. el orgullo era algo innato en el hiena, no sería tan fácil curarlo.. 

Agua -  musitó con bastante esfuerzo..

El contacto de la mano de Ojopocho en su frente le transporta a la realidad. Una realidad desgarradora, como el dolor que sentía en el vientre. ¿Entonces su mentor no había muerto? Recordaba haberlo visto ensartado por la lanza del enemigo, pero no recordaba mucho más. De todas formas se aferró a sus amables palabras, "te pondrás bien". No sin esfuerzo abrió lo ojos, y parpadeó hasta que la simágenes se fueron clarificando.  Efectivamente Ojopocho estaba ahí si no le engañaba la vista. El joven trató de incorporarse, sin mucho éxito. El mivimiento hacía el dolor insoportable.

-...Duele...

- "Claro, además no parece algo difícil de hacer. Aunque querría hacer un buen trabajo, ya que si el metal es blando, se deformará, y si resulta quebradizo se hará trizas en pocos usos. Cuando dispongamos de un campamento más permanente, estudiaré la manera de hacerlo.

También sería posible pensar en alguna clase de arma para ti, hijo, una que te permitiera aprovechar tu tremenda fuerza." -

El noble del Triplete no para de mirar el carromato de Sedoso, del que ya no llega sonido alguno, con mirada perdida.

Rechaza distraídamente la comida que le ofrece Plumilla, todavía estremecido por la tortura del bandido chondeloriano, pero acepta el agua que le ofrece la Recluta Campamentera.

Plumilla regresó donde repartían raciones de gachas y tomó varios cuencos para llevarlos a los heridos portando además un par de odres con agua bajo los brazos.
-La cena-anunció dejando uno de los cuencos junto a Rastrojo, también dejó junto a él uno de los odres para los heridos que atendía.-Fuera están dando las raciones a quienes las solicitan,deberíais tomar algo-opinó sin intención de dar órdenes. Sonrió al ver a Odio y a Sabandija conscientes-Bienvenidos de nuevo.-Miró dónde poner los cuencos y agachó la cabeza -Creo que con esto ya está.

- Estáte quieto. - le digo a Sabandija. Todavía estás muy débil para intentar levantarte. Además las heridas podrían abrirse de nuevo.

Al llegar Plumilla con la cena asiento con la cabeza y cojo un cuenco para Sabandija al que lentamente ayudo a incorporarse un poco para que pueda comer.

- Despacio. - le digo a Sabandija.

Una vez Sabandija a terminado de comer le ayudo a acostarse de nuevo y le reviso las heridas para ver el estado en el que se encuentran.

Campaña desdeñaba el uso de armas aunque no había un motivo aparente para ello, realmente ni siquiera para él. En cierto modo, sólo se sentía a gusto peleando con armas que le resultaran familiares de algún modo, y no había nada más familiar que sus propios puños. Su armadura y su casco habían sido fabricadas por su padre, y además de ser objetos de una calidad excelente tenían para él un importante valor sentimental, por esta razón disfrutaba mucho al utilizarlos en combate y se sentía muy cómodo con ellos. A Campaña no le interesaban las armas que tenía la Compañía, ni tampoco las que podía recoger del campo de batalla, pero un arma fabricada por su padre o por él mismo es algo de lo que se sentiría muy orgulloso.

- ¡Si, a Campaña le gusta eso! - dijo entusiasmado.- Campaña y Padre fabricarán los pinchos en la forja ¡Bien! - exclamó dando saltitos.- Padre, Divisora enseñó a Campaña a utilizar la espada de puño y medio, a Campaña le gusta esa espada, es fuerte y rápida... Campaña y Padre podrían fabricar una espada grande para Campaña... Grande y muy afilada para partir en dos al enemigo de un solo golpe.

A medida que el caballo caminaba de forma lenta siguiendo a su amo, Michou iba perdiendo aquel miedo a lo desconocido, sintiéndose mas a gusto moviéndose al compás de aquel trote. Intento controlar no solo su respiración, sino también la del caballo, acariciándole de forma lenta el cuello, notando como el aire entraba y salía de su garganta.

Decían, o eso había oído, que los animales como los caballos o los leones, esperan un respeto por parte de los humanos, ya que su naturaleza salvaje les obliga a defenderse de lo hostil. Por eso mismo cada movimiento que hacía intentaba mantener el mayor respeto posible hacía el animal.

Miró finalmente a Sicofante esperando su aprobación o su corrección.

Le fue facil seguir las indicaciones de Ojopocho. Apenas tenía fuerza por lo que se quedó quieto hasta que Plumilla trajo la cena y le incorporaron para comer. El dolor le quitaba el apetito pero fue agradable llevarse algo a la boca. Sabía que para reponer fuerzas tenía que comer algo, por lo que se esforzó lo más que pudo en comer un par de cucharadas de las gachas. Antes de volver a acostarse y descansar, consiguió dedicar una palabra a sus cuidadores.

- Gracias.

Piojillo se había echado en una tienda y pese a llevar la noche en vela, no se podía dormir. Al parecer su plan no había servido de nada, aunque tampoco le habían dado ninguna oportunidad. Tal vez debería haber liberado al noble y haber huído, deasde luego le hubiera sido más provechoso y mucho más grato. Estubo pensándolo un buen rato.

Cuando el estómago se quejó con borboteantes ruidos, el K´Hlata se aproximó donde estab el resto y recogió su ración de gachas. Tras dedicar una mirada furtiva a sus compañeros, se alejód e nuevo a la tienda. Tenía permiso para descansar y eso era una novedad en la última semana.

Veo que eres listo- había estado observando por el rabillo del ojo a Michou, para saber como trataba a su animal. Y no podía negar que el trato estaba siendo exquisito- ganar el respeto de tu montura es fundamental si quieres ser un buen jinete. A pesar de que eres tu el que controlas al caballo, eso no implica que puedas tratarle con desprecio. Eso es un verdadero error. El respeto es fundamental. Sino hay respeto el caballo no confía en tí, así de sencillo. Y eso puede ser malo puesto que puede dejarte tirado en cualquier momento. 

Yo llevo con Recio bastante tiempo, y para mi es mas que mi montura. Es mi familia. Me ha salvado en mas de una ocasión- calla durante unos instantes, rememorando su pasado. Aquella huida en lomos de Recio, ¡que lejos quedaba!- bueno, veamos a ver que tal se te da llevar al animal tu solo. Estaré cerca por si acaso. No seas brusco con él y ve despacio. Y ni se te ocurra darle un golpe con tus piernas para que corra. No te lo aconsejo en absoluto. A no ser, claro está que quieras tener una buena caida. 

- "Hace mucho que no fabrico un arma de esas características. No es nada fácil forjar un mandoble como el de Attar, se requiere la pericia de un verdadero maestro forjador de espadas más que las humildes artes de un simple herrero de herraduras." -

La Sargento ordena descanso y también repartir algo de vino entre las tropas.