Partida Rol por web

La Compañía Negra: El Dios del Dolor.

Tierras de Cho n Delor: Grupo III.

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26/01/2013, 20:50
Caracabra.
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Caracabra no se había resistido al registro, ni siquiera cuando fue conducido a empujones a la celda. No se había rendido para perder la oportunidad de escapar, si es que había alguna posibilidad, en una acción estúpida como enfrentarse a los guardias. Permaneció callado sumido en sus pensamientos, engañándose a si mismo, diciendo que esa era la única solución que tenia, que no podía haber huido, que era la única posibilidad de salir vivo del combate. Los gritos de la muchacha le sacaron de su ensimismarían. Aparto la vista, el no podía hacer nada,  el tiempo de la venganza llegaría.

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27/01/2013, 04:53
[RIP] Jabalí.
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El hombreton no recordaba con claridad los momentos siguientes a su captura a manos de enemigos. De pronto se vio en una jaula. Miró a su alrededor, reconoció a Peregrino y a Lombriz además de a su compañero de misión.

Sus heridas aún latían sobre en su piel, aunque sangre ya no brotaba de ellas. Eso lo tranquilizaba. Su mirada recorrió el lugar, pese a que sus ojos se negaban a enfocar con claridad. Se recostó sobre las rejas de madera y se mantuvo en silencio mientras volvía en sí.

- ¿Que será de nosotros ahora? - Murmuró para sí, a la vez que su mente escapaba a algún otro lugar y época para olvidar el dolor.

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03/02/2013, 21:54
Triplete: Caballero Noble.
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El noble del Triplete se acerca a la jaula donde están los prisioneros de la Compañía Negra.

- "Ah, estos bandidos, son unos salvajes. Pero un comandante a veces ha de permitir que sus hombres se diviertan, y venguen a sus compañeros caídos en combate.

En el Triplete generalmente no aprobamos las tácticas que podríamos denominar como "crímenes de guerra", pero estos son tiempos desesperados que requieren medidas desesperadas.

El Señor del Dolor quiere destruirnos porque hemos sido independientes de su yugo de dolor y dominación durante cien años.

Vuestra pequeña compañía mercenaria se ha labrado una reputación de imbatibilidad en los últimos veinte años, según nos han informado nuestros agentes. También tenéis reputación de ser gente honorable, por lo que nos extrañó que en esta guerra escogierais el bando claramente maligno del conflicto.

Además de ser los malos, Cho'n Delor está perdiendo. Les tenemos arrinconados, hemos saqueado casi todas sus aldeas y cosechas, les hemos cortado las rutas comerciales y de suministros. Tan sólo mantienen la capital y otros dos enclaves importantes. Sólo la hechicería maligna de su gobernante les ha salvado por el momento de la derrota total.

El Cuerpo de Exploradores Pastel, lo que vosotros conocéis como los Fantasmas Irredentos, controla todo el territorio, y vuestra presencia aquí no va a servir para desequilibrar la balanza del lado de Cho'n Delor.

Hemos testeado vuestra fuerza. En Idon y en los caminos de Cho'n Delor. No sois malos, para ser mercenarios, pero vuestra reputación os sobrepasa. Me temo que os hemos sobreestimado.

Y ahora vendría un largo interrogatorio con tortura, feo y desagradable. Aunque no sé si es realmente necesario.

Conocemos todo lo que hay que saber de vosotros:

Contáis con menos de doscientos combatientes, la mitad muy verdes, la otra mitad veteranos de la Guerra contra la Alianza de los Castores. Nosotros tenemos miles de soldados, incluyendo cuerpos de elite que os barrerían en una batalla abierta.

Tenéis cuatro brujos que son poco más que unos farsantes. Y si toda la hechicería del Señor del Dolor y sus adláteres no ha valido de nada contra nosotros... ¿de qué os servirán cuatro estafadores con trucos de salón?

Cargáis con centenar y medio de seguidores de campamento, vagos, maleantes, putas y parásitos. Una debilidad, a mi entender.

Cierto, tenéis además algunos combatientes individuales que se han hecho muy famosos, como vuestro Portaestandarte. Pero nosotros tenemos a otros que podrán igualarle: Chugrar, Inmortal, la Segadora...

En resumen: No tenéis nada que hacer. Excepto sufrir una humillante y degradante derrota, y el destino incierto que aguarda a todos los derrotados. Eso es lo que os espera.

Y no se me ocurre muy bien de qué manera podrías eludir vuestro destino..." -

Notas de juego

[EN K'HLATA CON ACENTO ANCESTRAL]

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03/02/2013, 22:08
EL TIEMPO SE AGOTA.
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AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 10.

POR LA MAÑANA.

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03/02/2013, 23:57
Triplete: Fantasma Irredento.
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LLEGAN REFUERZOS:

- Llegan cuatro Fantasmas Irredentos y cuatro bandidos chondelorianos.

- Todos tienen aspecto de haber luchado una batalla (habiendo sido tal vez derrotado) y mirando con extremo odio a los prisioneros de la Compañía Negra.

Notas de juego

// Entran en escena: Cuatro Fantasmas Irredentos, cuatro bandidos chondelorianos.

// Proceden de: Tierras de Cho'n Delor: Grupo I.

TOTAL TROPAS TRIPLETE:

Grupo Operativo 4: Total: 37.

  1. Caballero del Triplete.
  2. Fantasmas: 10, 7. +4 refuerzos grupo 2. – Total: 11.
  3. Mercenarios Chacales: 20, 8.
  4. Bandidos locales: 20, 13. +4 refuerzos grupo 2. – Total: 17.
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04/02/2013, 16:49
Caracabra.
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Escucho las palabras del Caballero Noble, no creyó ni en un momento nada de lo que decía, solo quiere debilitarlos, que perdieran la esperanza de seguir luchando, y que no hay ninguna esperanza, pero eso no iba a suceder.  La compañía lo era todo para el jorobado, nunca podría ser derrotada, si la compañía desaparecía, con ella se iría todo lo que había ganado con tanto sudor, ser aceptado dentro de una tribu. Tampoco los hechiceros de la compañía eran unos farsantes. No lo podía creer nada de lo que decía ese soldado del triplete. Además el jorobado ya estaba acostumbrado a las burlas e insultos, aunque esta vez eran de forma educada, el jorobado había vivido toda su vida, hasta que se unió a la compañía, rodeado de gente que nunca había creído en él, y que le insultaban y maldecían.

El guerrero permaneció inmóvil, con una mirada inexpresiva, enfurecer al caballero del Triplete con una mala contestación no serviría de nada, además  era un soldado, aunque estuviera enjaulado y su unidad había sido disuelta, había un superior en el grupo, Peregrino seguía siendo el líder, y le correspondía a él tomar las decisiones. Pero si había alguna posibilidad de huir no dudaría en utilizarla.

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12/02/2013, 15:18
EL TIEMPO SE AGOTA.
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TRANSCURRE EL RESTO DEL DIA:

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 10.

OCASO.

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12/02/2013, 23:30
El Cráneo de Plata.
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- El grupo mixto de Reclutas y Soldados liderado por Pelagatos y Serpiente avanza hasta situarse en la periferia del campamento enemigo, que no parece protegido por ninguna empalizada ni fosos.

- Todos se detienen a distancia prudencial, conscientes de la importancia del sigilo.

 

Notas de juego

ENTRAN EN ESCENA:

- Exploradores: Escudo, Niño Guerrero, Masutsu.

- Hostigadores: Pelagatos (con Orgullo), Serpiente.

- Campamenteros: Belleza, León Anciano, Mogowa, Perdida.

- Reservas: Ikharus.

- Seguidores de campamento: Seis Rufianes de Usurero.

PROCEDEN DE: Territorio de Cho'n Delor.

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13/02/2013, 12:50
León Anciano.
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Me dirijo a los mandos; Pelagatos, Serpiente, esperamos instrucciones. Por mi parte se me da bien el arco y el sigilo, aunque no muy bien a mi edad el cuerpo a cuerpo, pero si es necesario, me defenderé.

Dicho esto, obserbo el lugar donde tan sólo hace unos dias tuvimos que salir huyendo para salvar nuestras vidas, pues el planteamiento del ataque no salió bien. Espero que en esta ocasión los mandos tengan mejor cabeza; muchas vidas están en juego, incluídas las nuestras y los posibles detenidos que aún respiren. Este debía de ser nuestro principal objetivo, intentar liberarlos antes de que el enemigo esté presto para el combate, así tendríamos mas opciones de victoria.

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20/02/2013, 19:47
Peregrino.
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Prisionero, esa es la triste verdad. Soy un prisionero de guerra capturado por mi debilidad e ineficacia en combate. No logré acabar con los enemigos y por eso ahora pago mi derrota como un animal expuesto al público y esperando ir al matadero. Aun así mi espíritu no se desvanece y no pasa un segundo en el que no medite cómo escapar para poder conseguir la libertad. La jaula en la que me encuentro es una construcción de madera y cuerdas lo suficientemente firme para apenas evitar que salgamos por estar atados, pero estoy convencido que una vez nos libremos de las amarras, podremos intentar salir.

Mis esperanzas renacen cuando en la oscuridad de la noche escucho lo que de seguro es el rumor de una batalla. Mi pecho se inflama al entender que miembros de La Compañía no nos han abandonado e intentan rescatarnos para seguir luchando. Desato las sogas que unen mis manos y que ya están secas por las horas transcurridas. Caracabra y Jabalí también se han soltado e intentan soltar los barrotes. No creo tener tiempo para ello e intento colarme por entre los barrotes de otro sector de la jaula, pero no logro hacerlo pues mi pecho no cabe. En ese momento los enemigos que estaban al lado de la jaula notan que intentamos escapar y comienzan a lanzar estocadas hacia dentro. Uno de esos golpes me impacta de lleno en las costillas, causándome un gran daño, pero por suerte logro esquivar un segundo golpe a milímetros, lo que me permite seguir con vida.

Caracabra y Jabalí logran desarmar al Chacal que los estaba atacando, dejándolo inconsciente a sus pies. Rápidamente me concentro en mi defensa y me alejo del alcance de las lanzas de mis enemigos, refugiándome en el otro lado de la jaula, listo para salir apenas tenga espacio para hacerlo.

De pronto, un ruido de muchos cascos de caballería resuena en toda la zona. El noble enemigo da con voz atronadora la orden de retirada y los enemigos comienzan a huir en desbandada. Rápidamente le quito la lanza a Caracabra y salgo de la jaula para plantarme en el camino entre el comandante enemigo y su caballo. Le miro fijamente a los ojos y le hablo:

- "Te estaba esperando."

El enemigo me mira fijamente y ambos entendemos que sólo uno saldrá de allí con vida. El tipo se acerca con la intención de golpearme, pero me adelanto a su movimiento y le lanzo una estocada que sólo atraviesa el aire. Esquivo su golpe de espada y me preparo para continuar el combate cuando Jabalí a mi lado se da la vuelta para ir por el caballo, lo que el enemigo aprovecha para cortarle de muerte. El tipo se ríe y me amenaza, a lo que respondo palabras de ira. Lamentablemente su nuevo golpe es muy certero y no logro esquivarlo, lo que me hace un feo corte en el toráx, que me derriba inconsciente, moribundo y deshonrado.

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21/02/2013, 20:42
Serpiente.
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Inspiré profundamente para llenar mis pulmones del aire que muy pronto vibraría con intensidad por el fragor de la batalla. Era la calma que precedía a la tempestad, el orden inmediatamente anterior al caos. Y en mi opinión había pocas cosas más divertidas que la impredecibilidad del caos, que intentar prever que ocurriría en el instante siguiente. Eso, sin olvidar, que una vez acabase la batalla habría montones de cadáveres con los que entretenerme.

Con una amplia sonrisa producto de mi excitación me giré hacia la espesura al escuchar chirriar a los grillos.- Shh…- les ordené callar y a punto estuve de soltar una carcajada. Pero no… Debíamos ser discretos, al menos hasta que se percatasen de nuestro ataque, hasta que la noche se inundase con los gritos de agonía y el entrechocar de espadas. ¡Y demonios! Ansiaba tanto que llegase ese instante.

- “Sí, sí. Lo sé. Sé que tú también quieres salir. Sé que quieres hacerles sufrir… Pero debemos esperar. Solo un poco. Solo un poquito más.”

La oscuridad que gestaba en mi interior se mostraba impaciente, una impaciencia compartida. Ella deseaba salir y yo deseaba que saliera, pero para ello debíamos esperar al momento adecuado. Un momento que yo mismo haría que llegase más temprano que tarde.

Mientras los exploradores, los rufianes y hasta mi propio padre avanzaban bajo el amparo de la noche, yo esperé pacientemente y agucé la vista y oído para encontrar entre el follaje el campamento enemigo. Quería objetivos, necesitaba personas sobre las que lanzar mi hechizo y, cuanto más fueran, mucho mejor.

No obstante, aun teniéndolos, no era tarea sencilla lanzarlo pues entre yo y mis enemigos no solo se interponían árboles y maleza, también había algún aliado y si mi hechizo se movía de sitio podía armar todo un estropicio. Pero precisamente en esa complejidad, en el riesgo que existía, residía gran parte del encanto.

Sonreí al encontrar el sito perfecto y miré a Pelagatos al que hice el mismo gesto que le había hecho a los grillos: finalmente había llegado el momento.

Abría la boca y de ella surgió un centenar de serpientes de ojos rojos y con escamas tan negras como la noche que en un suspiro recorrieron la distancia que las separaba de nuestros enemigos. Lo hicieron en silencio, sin quebrar en su recorrido ni una sola rama u hoja. Un silencio que duro tan poco como ese suspiro porque se vio roto tan pronto alcanzaron a su objetivo.

Las serpientes estallaron en una pestilente nube negra que se llevó por delante tiendas de campaña, matorrales…- “Y hombres.”-  Los había escuchado gritar, unos gritos a los que respondí con una carcajada. Sí, mi hechizo había sido menos discreto y más espectacular de lo que había previsto, aunque qué más daba cuando había sido tan extraordinariamente divertido.

Pero el juego en el que los hombres apostaban sus vidas tan solo acababa de comenzar- “Y ya era hora.”-, así que todavía quedaba mucho por delante.

Sudando y embriagado por un sinfín de emociones, tambaleándome como una parturienta después de engendrar la oscuridad  que había albergado en mis entrañas, di un paso hacia mi izquierda dispuesto a comenzar a conjurar mi siguiente hechizo. Estaba seguro de que iba a ser igual de divertido...

Notas de juego

Parte 1. Se corresponde a lo roleado por web.

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21/02/2013, 22:39
Asesina.
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Estoy tirada en el suelo, tiritando, medio muerta. He logrado salir de mi estado convaleciente un par de veces y una de ellas he logrado abrir los ojos. Estoy en una jaula de madera y cuerdas, encerrada, presa como una fiera, a merced de mis enemigos. Al menos no estoy sola. Los párpados me pesan y no puedo evitar cerrar los ojos. Vuelvo a despertar, alertada por gritos y sonidos de batalla.

El abrir los ojos de nuevo es peor que muchos de los combates que he vivido, todo un acto de voluntad y resistencia. Veo a mis compañeros, aunque no consigo reconocer quién es quién. Tratan de escapar, de abrir las celdas. Observo como golpean a uno de nuestros enemigos y lo desarman. La furia crece en mi interior al no poder unirme a ellos en la batalla.

No sé cuándo ha sido, pero he debido volver a perder la conciencia pues todo ha cambiado. Algunos de mis compañeros han salido de la jaula. Logro reconocer a uno de ellos, Peregrino, encarándose con el noble enemigo. Otro de los nuestros, cuyo nombre no recuerdo, se acerca hacia él con la intención de combatir.

Cierro sólo un segundo los ojos. Al volver a abrirlos veo como Peregrino cae al suelo herido, junto al cuerpo de mi otro compañero. El noble se retira, victorioso.

¿Hemos ganado? ¿que ha ocurrido?

Me siento sola, fuera de lugar, perdida entre dos mundos, el material y el etéreo. Me falta algo, pero no sé bien qué es.

Dolor, no siento dolor-pienso, profundamente aterrada.

Usando todo mi coraje clavo mis uñas en la palma de mi mano, logrando que poco a poco la sangre brote de estas y, junto a ella, el dolor renazca.

Estoy viva, lo he conseguido-susurro tratando de gritar mientras escucho como alguien viene hasta nosotros.

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22/02/2013, 01:14
Serpiente.
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Enemigos y aliados cayeron, y de entre estos últimos los malditos rufianes huyeron. Mientras yo seguí dando forma a la magia que me rodeaba, acumulando un poder que transformaría en el hechizo que deseaba.

En momentos como aquel pocas cosas más que mi arte me importaban. Tan solo me preocupaba la perfección de las pinceladas con las que daría forma al paisaje que imaginaba; un paisaje que aunque fuera ideal en el instante en el que en él pensaba, terminaría siendo tan real como el suelo que pisaba. Y es que tan solo nosotros, los magos, teníamos la capacidad de alterar la realidad de un modo tan radical: nuestras mentiras se volvían verdad tan pronto escapaban de nuestros labios.

A punto estaba de terminar mi hechizo cuando me di cuenta del cariz que tomaba la batalla. La ventaja que había supuesto nuestro ataque inesperado había dejado de tener importancia frente a la superioridad numérica del enemigo, aun cuando ya habíamos conseguido reducir sus efectivos a la mitad. Si la cosa seguía así pintaba muy mal para nosotros, pero eso tan solo le daba mayor emoción a la batalla y aun mayor sería la satisfacción que obtendríamos cuando reclamáramos la victoria a pesar de todo lo que teníamos en contra. Claro que para eso tendríamos que ganar y para ganar lo mejor que podía hacer era cambiar de táctica.

Con una sonrisa en mis labios desgarré el cuadro que aun no había terminado y comencé de nuevo con otro lienzo en blanco. En este tenía intención de que las pinceladas fueran más fluidas, menos físicas y más etéreas. Que evocaran más que crearan… ¿Y tuve éxito?

Los sonidos de la caballería aliada llegaron a mis oídos justo cuando terminé mi hechizo. Que eso fuera o no lo que tornara la batalla a nuestro favor tan solo dependía de la reacción de nuestros enemigos. Y nuestros enemigos huyeron.

Con una sonrisa cansada y el sudor perlando mi frente, observe su retirada.

- Como alguien se mueva del sitio...- dije a los que me rodeaban.- Como alguien se le ocurra por un instante perseguirlos… Le arranco las piernas- añadí en tono distendido con una sonrisa sádica que iba de oreja a oreja.

Y allí quieto espere mientras el sonido de los cascos de la caballería aliada se seguía acercando, más atento a esos ruidos a mi espalda que al enemigo que huía.

Notas de juego

Parte 2. Y acabé.

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22/02/2013, 10:06
Perdida.
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Cerré los ojos durante un momento que pasó demasiado rápido. No estaba preparada y no iba a estarlo, así que pronto desistí de mis intentos por conseguir unos niveles de concentración y preparación que estaban más que fuera de mi alcance. Tomé mi posición en la retaguardia, manteniendo una actitud silenciosa y expectante, algo que se me daba muy bien. Avancé entre la maleza mientras sujetaba con fuerza la lanza corta que siempre llevaba conmigo. Pronto llegamos a la periferia del campamento enemigo, e hice todos mis esfuerzos para analizar al máximo la situación.

Era penosa en el ataque, en la defensa y en todo lo que estuviese relacionado con armas o lucha de cuerpo a cuerpo. Lo único que me quedaba era apostar por el sigilo y el ataque por la espalda, algo por lo que ya habíamos apostado antes de partir. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. No encarar al enemigo de frente sólo traía malas consecuencias, eso lo sabía todo el mundo. Por tanto, por mucho que ganásemos esta batalla, se nos haría pagar de alguna forma esta decisión.

Un fuerte cosquilleo inundó mi estómago y se extendió por todo mi cuerpo. Un instante después los miembros del Grupo de Rescate se habían puesto en marcha para perpetrar nuestro ataque. Intenté moverme pero una fuerza invisible me mantuvo en el sitio. Mi cabeza empezó a funcionar a toda velocidad mientras absorbía todo lo que estaba ocurriendo a mi alrededor. No sabía qué paso debía dar. Esto no eran los entrenamientos de la Compañía Negra, en los que León Anciano y Vieja Gloria velaban por mi seguridad y compartían conmigo sus éxitos. Ahora estaba sola, y la experiencia de la anterior batalla (demasiado reciente para mi gusto) no resultaba ser un buen ejemplo.

Aunque estaba bloqueada, sólo necesité unos minutos para volver a la realidad y ponerme en marcha. Centro mi atención en mi alrededor, intentando esclarecer la posición de cada uno de los enemigos y amigos. La luz tenue de una de sus fogatas me permite hacerme una idea bastante clara de la situación. – Ineptos – pensé entre divertida y defraudada.

La calma y el silencio sólo eran el telón de la masacre que estaba por llegar, y que no tardó en hacer su aparición gracias a la ayuda de Serpiente. Un fuerte estallido hizo saltar por los aires numerosos matorrales y varios cuerpos de nuestros enemigos. Vista la situación decido desviarme hacia el sur para evitar el enfrentamiento directo con el enemigo. Una vez conseguida una buena posición, enfoco mis esfuerzos en el enemigo, desvaneciendo todo atisbo de duda o miedo. Me acerqué al primer enemigo, un bandido chondeloriano, y, con toda la agilidad posible le asesté un fuerte golpe con la lanza corta. Poco después hago lo propio con el siguiente, un guerrero Chacal. Por desgracia no consigo darle con la intensidad que quería. Suelto un gruñido al ver el poco éxito de mi ataque.

Antes de poder avanzar en el campo de batalla un estruendo llama mi atención. Una fuerza de caballería está acercándose a toda velocidad, y el Comandante del Triplete ordena la retirada. Sonrío esperanzada, pero mantengo la guardia por si se da alguna sorpresa. Aun así, parece que las cosas se tranquilizan. Serpiente ordenó que nadie atacase y que dejase al enemigo escapar.

Lo miré fijamente mientras repetía sus palabras en mi mente. Detestaba a ese maldito hechicero y sus constantes amenazas. – Quien adora la muerte y el sufrimiento nunca encontrará la paz, ni si quiera cuando pierda la vida – pensé de forma automática mientras volvía a quedarme en un segundo plano a la espera de la llegada de la caballería.

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22/02/2013, 14:20
León Anciano.
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Era el dia que estaba esperando, poder demostrar por fin mi valía en el campo de batalla. Mis deseos se habían cumplido y tampoco me asustaba la posibilidad de morir. Qué mejor muerte para un soldado veterano que en el campo de batalla.

A pesar de todas estas emociones bien sabía que ya no era el mismo guerrero que antaño y una batalla a cuerpo a cuerpo sería bastante peligrosa, con lo que decidí no acercarme mucho a los enemigos y aprovechar mi arco para acabar con algunos de ellos. Avancé con sigilo sin que el enemigo me detectara. Cuando descubrí al primero de ellos, tensé el arco y disparé. Por suerte la flecha pasó lejos y no alerté de presencia alguna. Los nervios y la tensión crecían, así que tuve que serenarme y volver a intentarlo de nuevo. Justo cuando preparaba mi arco de nuevo, se oye un gran ruido, una explosión y varios enemigos volando. Esto debe ser cosa de Serpiente, pienso.

Con la explosión empezó el caos, la batalla, la sangre. Los Rufianes de Usurero corrieron en busca de los enemigos y estos, tras la desorientacion que les provocó la explosión, buscaban quienes eran los atacantes. Así comenzó la batalla.

Apunto con mi arco y esta vez a otro enemigo y rápidamente con dos flechazos impacto en mi oponente que cae al suelo. tras  verlo caer, me desplazo unos metros y diviso otro rival, al que de nuevo disparo en dos ocasiones, logrando herirle aunque no cae. Vuelvo a intentarlo, pero esta vez la flecha no llega a su destino.

Miro a mi alrededor y los malditos Rufianes huyen. Parece que la batalla está perdida, aunque aún hay esperanzas.

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22/02/2013, 15:11
Caracabra.
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El jorobado llevaba todo el día forcejeando con las cuerdas, pero no consiguió nada, salvo lacerarse las muñecas. La noche estaba en calma, hasta que escucho algo moviéndose entre los arbustos. Seria mucha casualidad que la compañía negra viniera a rescatarnos pensó el jorobado. De repente un gran estallido de fuerza hizo saltar por los aires a varios enemigos. Al instante comprendió que había comenzado el ataque, y retomo la tare de liberarse de las cuerdas con más ahincó, en un último esfuerzo las ligaduras cedieron. Todo era confusión, el enemigo dio la alarma y Jabalí, que se encontraba a su lado, también se liberó. Con el máximo sigilo y discreto, empezó a forzar las cuerdas de la jaula. Un golpe le saco de su concentración, era un guardia que le había visto, y le alcanzo con su lanza. Sin perder tiempo el jorobado cogió las cuerdas con las que le habían atado y trato de agarrar la lanza. La sangre que manaba de la herida le pringaba sus manos e hizo que soltara la cuerda y no pudiera agarrar la lanza. Maldigo a la cuerda entre dientes. Mientras tanto en el resto del campamento el caos era patente, muertos y heridos caían al suelo, pero la visión generar era que los atacantes estaban ganando.

Intento de nuevo arrebatarle la lanza al maldito chacal, tiro la cuerda a un lado le molestaba más que le ayudaba. El chacal volvió a arremeter con la lanza pero fallo, Jabalí también se lanzo por la lanza, está casi se escapa pero en un último esfuerzo desesperado el jorobado la agarra con firmeza, tiramos de ella. El chacal que la sujeta cae de bruces en el suelo ante el inoportuno revés que ha tomado el combate, se golpea la cabeza y empieza a sangrar profusamente. Uno menos.

En una amplia zona del campo de combate se empiezo a oír el estruendo que causa una unidad de caballería, el comándate enemigo ordenando retirada. Los chacales y fantasmas empiezan a correr desordenadamente. A lo lejos la voz de serpiente ordenando que no se persigan a los enemigos. El jorobado busca un sitio donde cubrirse de la inminente carga de caballería.

Peregrino paso como un rayo cerca y le arrebato la lanza, para encararse con el comandante enemigo. Otra orden se oye por el norte, es Pelagatos, que también ordena que no se persigan a los enemigos.

Peregrino se enzarza en un combate contra el comandante enemigo. Jabalí corre hacia el caballo del comandante para impedir su huida, pero un diestro golpe del comandante le alcanza y cae inconsciente en el suelo. Con otro potente golpe alcanza a Peregrino que también cae inconsciente. El comandante grita algo que el jorobado no llega a entender, escupe a los dos cuerpos inertes, y escapa a lomos de su caballo.

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22/02/2013, 21:58
Pelagatos.
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Tras un día de sufrir la derrota todo había cambiado. Nuevas fuerzas habían aparecido y parecía ser que el juego no había terminado, sino que había dado un giro.

Tras sopesar las posibilidades nos acercamos al lugar del campamento enemigo con nuevos refuerzos y un objetivo básico: acabar lo que habíamos comenzado.

El ataque empezó de manera sigilosa, tal y como el anterior, pero de manera más efectiva. Contábamos con los sigilosos asesinos del usurero, Exploradores expertos y, aunque no el más agradable de los recursos, las artes oscuras de Serpiente.
En pocos segundos el campamento enemigo había comenzado a caer sin que éstos se diesen cuenta. Todo iba cómo se podía desear. La idea era aprovechar el silencio para mermarles y la sorpresa para sobreponernos. Desde mi posición aguardaba sin moverme, pues sabía que el más leve fallo haría que perdiésemos ése factor sorpresa, con lo que no podía ver la totalidad de la batalla. Me pareció que Serpiente se dirigía a mí, pidiendo silencio, cosa que no entendí pues no podía nadie estar más callado que yo. Poco después vi como volaba la mitad del campamento enemigo y saltaba la voz de alarma. Sin duda era obra de Serpiente.

“Maldito mago, ¿no podía mantenerse quietecito hasta el último momento?”

Pero ya era tarde para quedarme esperando, así que de un salto me puse en pie y comencé a correr en dirección a la batalla. Era el momento de luchar. Por mi honor, por La Compañía, por los soldados perdidos, por Orgullo, e incluso por la pequeña Codorniz.

Ataqué blandiendo la espada al primer enemigo que se me acercó, pero la sorpresa ya no estaba de nuestro lado y él estaba preparado. Esquivando mi ataque no le costó hincarme su arma, lo que me provocó un gruñido de dolor, pero no detuvo mis movimientos. En un abrir y cerrar de ojos tenía otros enemigos alrededor, y no era fácil mantenerlos a raya. Entre estocadas, fintas y sangre, la pelea continuaba a mi alrededor, y un paso en falso significaría una herida mortal. Al fin, uno de mis enemigos cayó bajo mi espada, y eso no hizo más que acrecentar mi adrenalina. Aún batiéndome con el otro enemigo que tenía enfrente, algo llamó la atención de todo el campo de batalla por tan solo un momento. Caballería, alguien se acercaba. No tuve tiempo de pensar en qué significaba eso plenamente, pero la reacción de mi contrincante no dejaba lugar a duda: eran las fuerzas que mi padre comandaba.

Escuché a Serpiente ordenar que no se persiguiese al enemigo, y por un momento pensé en contradecir por completo lo que él había dicho. Al fin y al cabo, él era un mago de la Compañía, su presente o su futuro no estaban en el mando. Pero entonces la razón ganó a la adrenalina: un rápido vistazo me mostró que los rufianes habían huido en algún momento, y que la mayoría de nuestro grupo estaba cansado y débil, perseguir al enemigo era un suicidio.

- ¡Aguantad, por la Compañía! ¡Manteneos en posición, no persigáis su retirada!

El último enemigo que quedaba cerca de mí cayó con un hacha clavada en la espalda. No quedaba nadie cerca de mi posición, lo que me permitió echar un mejor vistazo a la batalla. Acerté justo a ver que los capturados eran ahora libres, pero que el noble hacía caer a Peregrino antes de subir a su caballo y huir al galope.

“Se terminó… Y parece que esta vez si ganamos.”

Dejé mi brazo caer en mi costado, y respiré con dificultad tras la batalla acontecida. Esperaba ver la cara de mi padre al ver el resultado, incluso tal vez aquellas palabras de orgullo que tanto había ansiado anteriormente. Yo era un buen soldado y un buen guerrero.

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22/02/2013, 22:28
Belleza.
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El miedo invadió cada célula de mi cuerpo al caminarnos hacia la batalla. Sabía que no estaba preparada. No era una mujer para la batalla y no era ningún secreto. Pero allí estaba, con la lanza en la mano dispuesta a luchar para rescatar a los compañeros apresados.

Respiré muy lentamente para encontrar la calma que necesitaba, pero no encontré nada. Mis compañeros comenzaron a avanzar y allí me quedé, acompañada de mis temores.

Vamos, vamos, vamos pensé para infundirme valor. No podía quedarme quieta sin hacer nada, las consecuencias serían terribles. Intenté observar todo a mi alrededor, pero no veía nada. ¡Nada! Estaba tan oscuro y la vegetación era tan vasta que apenas conseguía distinguir algo más allá de mi nariz. Decidí cerrar los ojos, esperando que eso agudizara mis oídos... Pero, si la batalla había comenzado, nadie hacía ruido. Escuché algo a mis espaldas y me giré asustada. Sólo eran el ruido de unos grillos frotando sus patas. Mis ojos intentaron acostumbrarse a la oscuridad, pero sin éxito. ¿Mi destino era estar allí quieta, esperando la muerte?

Un estallido de fuerza resonó por todo el bosque, consiguiendo que diera un salto por el susto y agarrara la lanza con fuerza, girando mi cuerpo hacia todos lados, buscando el origen de aquel estruendo. Lo que tenía claro en esos momentos es que no me iba a quedar allí. No me iba a arriesgar a que el culpable de ese ruido fuera un enemigo y me encontrara allí quieta. Ni hablar.

Avancé agachada entre la maleza, mirando al suelo para buscar zonas menos espesas donde mis pisadas no fueran escuchadas o, al menos, se confundieran con los sonidos de la noche. Me detuve unos instantes a recuperar el aliento y relajar mis músculos tensos. Hasta ese momento no había pasado nada que hiciera peligrar mi vida, si olvidaba que nos encontrábamos en pleno ataque. Cogí aire y asentí. Era el momento de continuar.

Tras otros pocos pasos, me topé con un grupo de enemigos y, luchando contra ellos, Perdida y Pelagatos. Algo que nunca había sentido inundó mi pecho, algo semejante al valor. Agarré la lanza con fuerza y ataqué al bandido que tenía más cerca, hiriéndole. Vi sangre en la punta de mi arma y me quedé sorprendida. ¡Había herido a un enemigo!

Me dieron ganas de golpearme con la mano en la cabeza. ¿Qué esperaba, mariposas? Vi como Pelagatos impactaba al mismo enemigo que yo, pero aún seguía con fuerzas para luchar. Levanté la lanza para atacarle de nuevo, pero era tarde. Me había desprotegido, error que aprovechó otro de los bandidos. Me atacó con su machete, provocándome una profunda herida. Se me escapó un pequeño gemido de dolor; los ojos se me nublaron y casi se me cayó la lanza. Con toda la fuerza que fui capaz de reunir, retrocedí y me quedé quieta y vigilante, para poder defenderme de cualquier ataque.

El resto del combate estaba confuso. Mi cabeza tenía su batalla propia contra la inconsciencia. Vi aparecer a Ikharus entre la espesura de la vegetación y, tras situarse tras los enemigos, mató a uno con su hacha. Escuché cómo una flecha atravesaba el aire e impactaba contra el bandido que se enfrentaba a Pelagatos. Descubrí, siguiendo la trayectoria inversa de la flecha, que tras ese ataque se encontraba León Anciando con su arco. Al mismo tiempo, Pelagatos sesgaba la vida de otro de los enemigos.

Una poderosa fuerza de caballería ensordeció el lugar, llenándome de esperanza. ¿Estaban llegando los refuerzos? ¡El combate estaba ganado! Y no era la única en pensarlo. Se escuchó al capitán del Triplete ordenaba la retirada. Además, Pelagatos ordenó no perseguir al enemigo. ¡Se ha acabado! ¡Y sigo viva!

Me dejé caer al suelo y me llevé la mano a la herida. Sangraba, pero no importaba. Todo había terminado por hoy.

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23/02/2013, 12:05
[RIP] Jabalí.
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Sentado en una de las esquinas de mi prisión de madera, las manos presas en el abrazo férreo del los grilletes. Me recuesto sobre los barrotes y cierro los ojos. De repente, el lugar empieza a devolverme un rumor distinto, una intranquilidad en la maleza que mis captores parecen ignorar. Esfuerzo el oído y creó escuchar pisadas, imperceptibles, en el suelo de hojas del bosque. Nos asechaban, allá lejos entre la maleza había quienes no querían ser vistos por nuestros captores. Empecé a forzar mis ataduras.

Si los sentidos no me estaban jugando una mala pasada, había algo que que caería sobre nosotros de un momento a otro. El problema recidia en que bien podrían ser aliados que vienen a nuestro rescate, como bien podrían no serlo y terminar todos muertos. Decidí dejarlos a su suerte, en ambos casos morirían gente del triplete, yo era feliz.

Mis muñecas fueron venciendo la fuerza de las ataduras, dejándolas a punto de zafarse. Cuando se diera la oportunidad, estaría listo.

De repente, se escucha el clamor de la alarma en las gargantas de los enemigos. Una multitud de soldados corren de cara al norte a responder el llamado a las armas. Un puñado queda alrededor nuestro para custodiarnos. Veo como mis compañeros liberan sus manos y empiezan a intentar aflojar los barrotes de la jaula. Tomo el que tenía entretenido a Caracabra, y con un movimiento de caderas, logro quitarlo de su eje. Podríamos pasar por allí. Los guardias se alertan de nuestros movimientos y caen sobre nosotros con hierro. Un golpe certero me quita el aliento, las rodillas parecen vencerse. Con mi compañero de comando logramos arrebatar el arma al Chacal, éste termina caído inconsciente dentro de la jaula de lo violento del tirón. Del otro lado de la jaula, Peregrino intentaba evadir los filos viciosos de los soldados del Triplete. A lo lejos, la batalla se escuchaba feroz.

Debíamos librarnos de nuestros guardias y escapar. Cerca de allí ví al camello de Mentiroso y a un caballo, como si estuviesen esperándonos para escapar. De repente, se escucha un estrépito de cascos contra el suelo del lugar. El enemigo huye de la caballería que no tardaría en caerles encima.

Del cuerpo inconsciente del chacal, tomo un pequeño filo, cuando peregrino le arrebata la lanza a Caracabra y sale al encuentro del Noble del Triplete. Se trenzan en combate. La vida se escapaba de mi cuerpo, decidí ir a por el caballo y escapar del lugar mientras podíamos. Así lo intenté, cuando sobre mi cayó un vicioso golpe del oponente de Peregrino. Mi rostro da contra el suelo, las luces se apagan.

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23/02/2013, 19:14
León Anciano.
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Los malditos rufianes huyen al ver al enemigo contraatacar. Al fondo consigo ver como Caracabra y Lombriz aprovechan la confusión para intentar escapar de la jaula en la que están. Hay batallas por todos lados y nos superan en número, aunque aún no está todo perdido, si en el caos de la batalla, los prisioneros logran escapar, podremos huir; nuestra misión tendrá exito, aunque no va a ser fácil.

Ikharus lucha junto a Pelagatos con los bandidos y me dispongo a atacar al fantasma enemigo que guerrea con Pelagatos; el tiro es difícil, pues puedo dar al soldado. Apunto con cuidado y sosiego y la flecha impacta de lleno con el objetivo, cayendo este al suelo. - ¡¡Uno menos!!,- grito a mis compañeros tratando de infundir valor.

Pelagatos consigue eliminar a otro enemigo; parece que la situación mejora por momentos. Más lejos, a mi derecha otra melé entre varios aliados y muchos más enemigos tiene lugar, cayendo varios de estos últimos. Se escucha a lo lejos a Serpiente invocando un conjuro, concentrado termina su ejecución. De repente se escucha como llega una poderosa fuerza de caballería y el comandante del Triplete, asustado, toca retirada. El enemigo huye.

Serpiente da orden de no seguir a los enemigos que huyen, puede ser peligroso, así que nos quedamos en nuestras posiciones, manteniendo el orden, aunque algunos más alejados no oyen el mandato y siguen a los enemigos dispuestos a acabar con los que puedan. Esta desición les cuesta la vida a algunos. Pelagatos no está de acuerdo con la orden de Serpiente, pero tras pensarlo mejor ratifica la orden para no perseguir al enemigo.

Peregrino y Jabalí se topan con la huída del comandante del triplete, intentando que éste no escape, pero el comandante es curtido en la batalla y desde nuestra posición vemos como derrota a los dos; podrían estar muertos. El precio de la batalla ha sido alto. Finalmente los enemigos que aún estaban con vida han huído todos.

Ahora toca curar a los heridos y reapruparnos.