MATATAGOS:
- Te parece que el mal que aqueja a tu primo Pelagatos puede ser una infección de orina.
- No conoces ningún remedio eficaz contra eso. Normalmente aconsejarías descanso hasta que el paciente mejorase por sus propios medios.
Llegan Correcta, Sino, Despedida, Frontera, Escudo, Niño Guerrero, y Tristeza.
- "¡Saludos, Hostigadores y Campamenteros! Debéis deteneros y acampar en este lugar. Al menos un día o dos." -
- "Traemos gansos y algunas liebres. Esta noche cenaremos bien." -
- "Este parece un buen lugar para acampar." - Dice eligiendo un sitio para su tienda.
Frontera sopla y se acerca a Attar. Señala su herida del pecho.
- "Eso tiene que doler..." -
Escucho las palabras de Correcta, no sin fruncir el ceño por lo que acababa de decir. ¿Que debíamos detenernos?
-Perdona Correcta, tal vez sea un poco atrevido de mi parte preguntarte, pero... ¿Por que debemos detenernos un día o dos?-
No lograba comprender del todo aquella orden.
- "Aquí podemos excavar un horno. Así el fuego no se verá en la noche. Tampoco el humo." -
Niño Guerrero asiente ilusionado ante las palabras de Escudo.
Tristeza mira intensamente a Dedos, después mira a Correcta y asiente, antes de responder en su lugar.
- "Hay dos motivos para detenernos, Dedos.
El primero es porque así lo ha ordenado la Sargento Falce.
El segundo es que en esta posición podemos observar bastante de los alrededores, y permitir que el Alto Mando pueda interrogar sin interrupciones indeseadas a los prisioneros." -
Desvío la vista hacia tristeza cuando es quien responde a mi pregunta. Tal vez lo hace con demasiada brusquedad pero asiento ante sus palabras. ¿Prisioneros?
-Y así se hará entonces... Gracias por responder a mi duda...-
Le digo con calma haciéndole una inclinación con la cabeza, antes de volverme al grupo.
-Nos detendremos dos días, quiero que los heridos se junten para revisar las heridas, los demás ayudad a los exploradores a preparar todo y ponerse cómodos...-
Hablo en voz alta, antes de volver a hacer una inclinación con la cabeza y volver al carro con los heridos.
Master, una pregunta. De que prisioneros habla?
-Creo que tienes una infección en la orina primo. No es nada grave y no conozco ningún remedio eficaz, en condiciones normales te mandaría descansar hasta que tu propio cuerpo curara la infección, así que en la medida de lo posible intenta no hacer demasiados esfuerzos, si es lo que pienso debería pasarte en unos días.
Después pensó en Chamán Rojo y R'Gaa. El Campamentero no le preocupaba demasiado, si era tal como Pelagatos decía tan solo necesitaba algo de descanso.
-Quizá el chamán no esté acostumbrado a entrenar tan duramente y Guepardo es un tipo muy atlético, lo único que se me ocurre es que bajen la intensidad, tampoco necesitamos entrenar muy duro en mitad de una misión pues debemos estar preparados para plantar cara a nuestros enemigos. Y lo de R'Gaa me preocupa, por ella y porque el resto del grupo depende de sus habilidades de curación. Dejemos pasar unos días y si no mejora iré a verla o mandaré que la acerques aquí.
Conversación con Pelagatos.
Se supone que fue durante los tres primeros días, así que tras la última actualización de estado de Dark si no mejoráis o hay otros enfermos volvemos a ver que pasó y que hacemos.
Keropis se sentía como si fuera el último mangoneado- Aquí mandan todos menos nosotros -pensaba mientras miraba a los exploradores, no les quitaría el ojo de encima.
El ermitaño se acercó a Escudo- Yo puedo ayudarrrte a excavarrr el horrrno -dijo sin apartar la vista de el hombre y después añadió- ¿Tenéisss prrrisssionerrrosss o tenéisss intención de tenerrrlosss?
Niña de Oro miró desorientada al grupo de exploradores que se movían entre ellos con total naturalidad, como si hubieran estado ahí toda la vida. "Prisioneros... ¿qué cosas estarán pasando allá adelante que desconocemos?", pensó tras escuchar la explicación de Tristeza.
Asintió a las órdenes de Dedos, no es que estar quieta en ese sitio la entusiasmara especialmente, pero había algo que le gustaría tratar... se acercó a Dedos junto al resto de los heridos.
- Dedos, esta mañana me he levantado un tanto decaída. No creo que sea gran cosa, más bien me preocupa un extraño zumbido que tengo en el oído izquierdo. Temo que se me haya metido algún bicho dentro...- estaba nerviosa. No le gustaban las enfermedades ni mucho menos los insectos que se metían dentro de uno y que luego no había manera de sacar. Más en su cabeza, ¿y si aquel bicho quería devorarle el cerebro y apropiarse de su persona? Volvió a rozar la lanza que traía a la espalda inadvertidamente y su tacto sólido e inalterable la tranquilizó un poco.
- "Espías del Triplete. Los tiene el Alto Mando. Sedoso les sacará todo." -
Lo de Dedos era verdadera atención personalizada. Era algo que quedaba claro en sus palabras, pues no acaban de darnos los exploradores las razones de haberse revelado cuando ya nos andaba pidiendo a los enfermos que nos juntáramos como ganado. Qué ganaba reuniéndonos cuando mientras trataba a uno no podía atender al resto era algo que se me escapaba.
Ya me llegaría mi turno cuando acabase con el resto y mientras terminaba no tenía por qué esperar como un borrego. Además lo que traían los exploradores era mucho más interesante que ver cómo la novia de Matagatos asentía al examinar las heridas del resto al tiempo que les decía “te vas a curar pronto”.
- Es de lo poco que Sedoso no mete…- solté al escuchar el despreciable nombre del mago.- ¿Cuántos son los pájaros cantores y dónde fueron capturados?
Aún seguía pensando en lo que había dicho serpiente. Sí, era cierto, el odio servía para unirnos en contra de él, pero eso lo excluía a el de la unión. No entendía por qué le importaba tan poco ser odiado, y no me creía que lo hiciese por el bien común. Se me estaba escapando algo de la retorcida forma de pensar de Serpiente, y no tenía idea de qué era.
Los exploradores se habían acercado a nuestra posición y nos traspasaron las órdenes de los altos mandos. Al parecer querían interrogar a prisioneros de guerra. Al parecer, los iba a interrogar un tal Sedoso, completamente desconocido para mí.
- ¿Logró escapar algún espía enemigo, o los han apresado a todos? - pregunto inquieto. - Deberíamos tener en cuenta que si algún espía ha escapado, perderemos la ventaja del factor sorpresa... y los enemigos la ganarán sobre nosotros, al saber donde estamos y en qué dirección nos movemos. -
"Quizá, con suerte, estén todos los que eran, y sean todos los que estaban. Si no tendremos problemas casi con seguridad."
Matagatos se acercó a Sicofante antes que partiera hacia su grupo.
-Me has dicho que en tu grupo todos estáis bien. ¿Ya se ha recuperado Campaña de su herida? Si es así Plumilla debe ser una sanadora competente. Pregúntale a Ponzoña si considera a la Campamentera preparada para esa responsabilidad en vuestro grupo o quiere que Dedos se incorpore cuando se recuperen los heridos.
Si no la necesitaban Dedos se incorporaría a su grupo pues seguía siendo el menos numeroso de los tres.
Así lo haré- responde el tagliano a las palabras de Matagatos- a la vuelta te daré la respuesta. Mientras tanto, esperemos que los enfermos se recuperen de su estado. Por el bien suyo y el nuestro.
Y es que no era agradable la posibilidad de llegar al combate con las fuerzas algo mermadas a raíz de una enfermedad