El psiónico le preguntó, interesado. No sabía qué estaría pasando por su cabeza, pero Raliet solía ser inteligente. Su aspecto sencillo ocultaba una mente muy rápida y eso ya lo sabía Thanar.
- No sé quién lo ha dicho exactamente. Ha venido de esa zona. Podemos levantarnos y preguntar por más detalles.
Le dijo, tratando de explicarse. Cuando dijo "podemos levantarnos", se refería más bien a los demás, pues él venía a ser una persona poco sociable, que gustaba más de la lucha que de la charla.
- Vamos a ver -digo también interesado en que la camarera no vuelva a preguntarme. Si Thanar quiere acompañarme es bienvenido, aunque si prefiere comer y no el contacto con desconocidos también me parecerá bien.
Me acerco a una de las mesas en la dirección en la que ha indicado el clérigo y cuando no estén hablando, me presento:
- ¡Saludos! Mi nombre es Raliet y formo parte de un grupo de aventureros que está de paso por la ciudad. ¿Sabéis si alguna autoridad local o costumbre regula nuestro posible trabajo por aquí?
Thanar se levantó de su asiento para seguir al monje, o lo que fuera Raliet. Claro que su compañero no estaba esperando jarra, ni comida, así que era libre de ir de un lado para otro, no como él, que estaba sediento.
Raliet tira reunir información con un +2 por la ayuda de Thanar, oculta.
Tirada oculta
Motivo: Reunir información
Tirada: 1d20
Resultado: 20(+2)=22
- ¡Eh Chico! ¿Tienes hambre? Estás en los huesos.- dice uno de los parroquianos mofándose del aspecto de Raliet- Jajajaja...
Tras una pequeña pausa, el parroquiano se acerca a Raliet y le susurra al oído.- No sé de qué hablas chico, pero te diré que esta ciudad se ha vuelto insegura de la noche a la mañana y de forma muy extraña. La semana pasada alguien asaltó la casa del tesoro pero no se llevó ni un mísero común de cobre...
Tirada oculta
Motivo: Rumor
Tirada: 1d20
Resultado: 7
Tirada oculta
Motivo: Rumor
Tirada: 1d20
Resultado: 14
Estoy a la espera de que alguien vaya a hacer la reserva de habitaciones.
- ¡Eh Chico! ¿Tienes hambre? Estás en los huesos.- dice uno de los parroquianos mofándose del aspecto de Raliet- Jajajaja...
- ¿Exactamente cuanta gente entra en esta posada sin tener hambre? -contesto mientras el hombre se acerca, sonriendo para que perciba que su presentación no me ha molestado.
Tras una pequeña pausa, el parroquiano se acerca a Raliet y le susurra al oído.- No sé de qué hablas chico, pero te diré que esta ciudad se ha vuelto insegura de la noche a la mañana y de forma muy extraña. La semana pasada alguien asaltó la casa del tesoro pero no se llevó ni un mísero común de cobre...
- ¿Se habla de algún sospechoso por las calles? -le devuelvo en voz baja.
Dalibor permanecia con la cabeza baja observando la bebida de hidromiel que le había servido la apuesta muchacha en aquella taberna. Como si pudiera ver a través de aquel liquido, siguio estudiandolo en un estado contemplativo, abstraido del plano material, mientras que Kraag daba cuenta de los primeros pollos recien horneados.
La interrupción de un parroquiano que se dirigia a Raliet, tampoco lo saco de su estado.
Sólo el recuerdo de su asesinada amada lo trajo de vuelta a la realidad. Con un leve temblor en su mano derecha, asio con fuerza la jarra y la engullio de un solo sorbo.
El temblor de su mano desaparecio.
Mirando en derredor, con sus sentidos más agudizados, prestó más atención a la conversación del parroquiano con su compañero de viaje.
- No chico... - continúa susurrando a Raliet- Pero te diré que se nota la tensión entre la Guardia. Está siendo mucho más restrictiva e irascible. Tus amigos y tú deberíais llevar cuidado por aquí, prácticamente se ha decretado el toque de queda.
Los lugareños no habían tardado en advertir la escueta figura del extraño monje, pero le estaban comentando algunos rumores interesantes, así que trató de escuchar.
Dalibor parecía haber salido de sus pensamientos, así que Thanar le hizo indicaciones para que fuera a la barra y le mostraba un dedo.
- ¿Podrías encargar una habitación para todos?
Le comentó, ya que ellos dos andaban un poco ocupados.
- Gracias, no dudes en avisarnos si te alcanzan estos problemas, podemos ayudar -finalizo en voz baja: no es seguro alargar una conversación a cuchicheos en medio de la taberna, seguro que si necesita decirme algo más podrá visitarme en un momento menos concurrido.
Al girarme veo como Thanar hace lo mismo para ponernos frente a frente, y le comento abriendo lo menos posible la boca y mientras miro hacia otro lugar lo que me ha dicho el hombre:
- Parece ser que alguien asaltó un sitio llamado La casa del tesoro y aunque aparentemente no se llevó nada la guardia de la ciudad sigue buscando agresivamente al culpable, por eso los forasteros son mirados con mal ojo.
Espero una posible respuesta del clérigo, y después sigo preguntando en otras mesas: no creo que obtenga nada útil, pero de nuevo, si hay alguien al acecho, es mejor que no marque como sospechoso al ciudadano que me ha dado la información.
Y tampoco tengo nada que pedir aún a la camarera...
El clérigo asintió, creyendo que ese tipo de cosas podría traerles problemas.
- Es interesante, sí. Quizá ofrezcan recompensa. Si ofrecen recompensa es que es importante capturarlo. Si no la ofrecen, es que no merece la pena.
Trató de razonar, con el objetivo de saber qué opciones tenían para hacer algo.
Dalibor atendio el gesto de Thanar y dirigiendose a la barra, pidio una habitación para todos. Exclamando en tono amigable, ya que no era de pagar mucho: La sencilla, maese, cual es el precio? buscando unas monedas en su bolsa, acerco su jarra al posadero.
LLena por favor! El viaje ha sido largo y mi garganta esta seca! Engullendo de un trago el liquido como si de agua se tratará.
A cada trago que daba, más fuerte y resistente se sentía Dalibor!
Terminando de engullir el primer pollo entero, Kraag vació la jarra de un trago finalizando con un sonoro eructo de satisfacción. Decidió acercarse a la barra para acompañar a Dalibor en su charla con el dueño, parecía tener una fuerza impresionante y eso llamaba mucho la atención del Chamán.
¡Que sean dos! - dijo dejando su jarra en la barra con un golpe seco, dando a entender que se refería a la bebida.
Aura Dracónica: Presencia: bonif. +1 a Diplomacia, Engañar, Intimidar
El dueño de la posada se mantiene amigable en todo momento con Dalibor, a pesar de su imponente tamaño.
- Entonces una de cuatro, ¿Es así?- dice mientras cuenta y sopesa detenidamente las monedas de Dalibor.- Muy bien, si me disculpas un segundo te doy las llaves. ¡Disfrutad de vuestra estancia en el Pez Silbador!
En un instante Gruenab te da las llaves para acceder a las habitaciones.
- Vuestras habitaciones están en el piso de arriba, cuando acabéis la cena una camarera os enseñará el camino. ¡Gracias amigo!
Mientras estáis tomando vuestra segunda ronda, alguien se acerca a vuestra mesa. Parece que habéis atraído la atención de algunos dentro de la posada. El hombre parece engalanado con varios símbolos religiosos.
- Disculpadme viajeros... ¿Podría acompañaros en esta ronda?
Dice educadamente.
- Mi nombre es Talasek.
Podéis hacer una tirada oculta de Saber Religión.
Thanar advirtió la llegada de aquél sacerdote o similar, cuyos símbolos le costaba reconocer, por ahora.
- Claro caballero, venga y siéntese aquí.
Dijo más por educación que otra cosa, mientras trataba de traer a su mente aquellos dibujos.
Tirada oculta
Motivo: religion
Tirada: 1d20
Resultado: 3(+3)=6
Tiro.
Yo soy Kraag - dijo mientras volvía con la jarra llena - siéntate y cuéntanos tu historia - dejó de hablar justo a tiempo de dejar caer su peso sobre la robusta banqueta de madera, que volvió a rechinar ante el peso del semi-orco.
No tiro.
Dalibor sonrio a Kraag y tras pagar las monedas al posadero, volvio a pedir que le llenara de nuevo la jarra.
Dandole un sorbo, vio por el rabillo del ojo a un hombre que vestia ropajes religiosos, quizas alguna orden guerrera.
Cogiendo su preciada bebida, volvio a la mesa sentandose junto a Kraag, el cual ya se había presentado.
Mi nombre es Dalidor! Haciendo un saludo marcial y disiciplinado con su mano izquierda asiendo su mano derecha cerrada a la altura de su menton e inclinando la cabeza levemente, como muestra de respeto.
- Sois muy amables.
Dice el hombre mientras toma asiento.
- Sed bienvenidos a Greyhawk, entiendo que sois extranjeros. Tengo entendido que os habéis interesado por algunos de los problemas locales, lo que me hace pensar que buscáis trabajo... Pero empecemos por el principio, ¿Habéis reservado ya vuestras habitaciones en El Pez Silbador? ¿Necesitáis que os aconseje sobre algún lugar en la Ciudad Libre?
Talasek parece amable y dispuesto a ayudaros con vuestras dudas sobre la ciudad.
No sabéis nada al respecto de una posible orden a la que pertenezca Talasek.