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La Conspiración del Halcón: La Venganza del Halcón

[2] Capítulo VII: Donde Acecha el Mal

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29/10/2017, 17:34
Eritai

Tal como hace vuestro amigo Talasek, os retiráis a vuestras celdas para pasar el resto de la noche. Vuestras cabezas no dejan de darle vueltas al relato del abuelo del paladín y a la situación actual en la que os habéis visto envueltos.

La noche pasa tranquila, sin ningún acontecimiento reseñable. Lo que os permite descansar hasta una hora más avanzada de lo habitual. Cuando despertáis y os reunís Talasek sigue todavía dormido. Estuvo hasta altas horas de la noche estudiando el diario y es normal que ahora necesite más tiempo para reponerse.

Un acólito os acompaña a un gran comedor donde todos los sacerdotes del templo comparten un más bien humilde desayuno. Sois invitados a la mesa de Eritai donde también hay un hueco vacío para Sir Talasek.

Acercaos - dice la suma sacerdotisa -, espero que halláis descansado bien. Ahora reponed fuerzas mientras esperamos a nuestro hermano Talasek. Según tengo entendido, estuvo estudiando el diario largo y tendido. ¿Queréis compartir su sabiduría conmigo? - Eritai trata de ser amable en todo momento, tratando de que su posición dentro de la iglesia no cree verdaderas fronteras con el resto de la orden.

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29/10/2017, 21:43
Élise de Sable

No la costó mucho despertarse, al contrario que había ocurrido al irse de nuevo a la cama. Durante un buen rato había estado dando vueltas a aquella información. Por mucho que pensaba en ello, no daba con una solución a aquél problema. ¿Una palabra de mando quizás? ¿Algún objeto mágico que les proteja frente a aquellas criaturas? ¿Tal vez algo les identificaba como miembros del culto, o puede que al contrario fuera algo que a ellos les marcaba como enemigos? ¿Pero el qué? Aquellas preguntas rondaron por su mente durante mucho, incluso después de cerrar los ojos, y sus sueños estuvieron llenos de muerte y malos presagios. Espero que nada de esto se cumpla.

El desayuno, por suerte, fue mejor que el descanso. Aquella duermevela rodeada de sombras no la había ayudado demasiado, pero se sintió mucho mejor en cuanto se llevó algo a la boca. Con el estómago lleno, uno veía las cosas mucho mejor, eso tenía que aceptarlo. Además, allí, tenían la posibilidad de saber algo más de todo aquello. Tasalek podía seguir durmiendo un rato más.

Gracias por la hospitalidad, Suma Sacerdotisa. –Miró de reojo a sus compañeros, evitando que su rostro mostrara su opinión–. No nos merecemos semejante trato. –Era obvio, eso si, que no habían sido invitado a la mesa principal por lo agradable de la compañía. En ese sentido, en realidad, tendrían suerte si les dejaban estar con los perros. Eritai quería información, quería saber como iban las cosas, y de momento se fiaba de ella. Lo justo al menos para contarle algo por encima–. Creemos haber descubierto la verdadera naturaleza del mal que se esconde bajo la ciudad. –Cerró el puño, que emitió un sonido metálico, y asintió, como queriendo reforzar sus palabras y dar prueba de su compromiso con acabar con aquello–. Y gracias a nuestra visita ayer a los almacenes cercanos a la Zona Quemada de la Ciudad Vieja, también creemos saber dónde se esconden. Un pasadizo secreto en uno de los sótanos parece llevar hasta la guarida de un culto a Iuz. Sin embargo, algo protege el pasillo. Los acólitos pasan por allí sin problemas, pero a nosotros nos atacaron unos pequeños bichos en cuanto avanzamos un poco. –Se encogió de hombros, emitiendo un largo suspiro–. No sabemos que son. Eran como pequeñas criaturas de forma ovalada con concha. Tenían una docena de patas cortas y púas y una cola en forma de diamante. Su rostro era algo parecido al de esos grandes anfibios que traen desde lugares cercanos y que a veces viven en los pantanos. Cocodrilos. Con ojos hundidos y una boca plana y circular, rodeada de dientes afilados. Eran poco más que escarabajos, pero había tantos que era imposible pasar. –Gruñó–. Estoy segura que de alguna forma saben que no pertenecemos a la orden, que somos enemigos... Pero no sé de que manera. Si queremos seguir adelante, vamos a tener que encontrar la manera de burlarlos.

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01/11/2017, 17:50
Barakanar

- Tea dice Barakanar, Tea y aceite ardiendo, Seguro que los alquimistas de la ciudad pueden preparar un aceite que en vez de arder horas arda solo segundos.

Los bichos salian de agujeros en las paredes, deben tener su guarida cerca y el fuego los ahuyentará lo suficiente como para que pasemos.

Todavia no he encontrado ningun ser que no huya de MUCHO fuego, aunque igual esas criaturas nos sorprenden. Acabó su reflexion en voz alta encogiendose de hombros

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01/11/2017, 21:56
Talasek

A los pocos minutos, Sir Talasek aparece en el gran salón.

El paladín va ataviado con su resplandeciente armadura y visiblemente bien aseado. Al observarle mientras se dirige hacia vosotros, casi podéis percibir su aura divina.

Disculpen que me haya retrasado, amigos míos - se excusa -. ¿Les importa que me una a su charla? - La pregunta es casi retórica. El paladín toma asiento mientras regala una mirada de complicidad a Eritai.

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03/11/2017, 19:38
Élise de Sable

Claro, únase, Sir. Estábamos hablando de lo que sabemos hasta ahora.

Se quedó en silencio, mirando al hombre con el rostro torcido. Al ver a Sir Talasek acercarse a ellos de aquella manera, casi un santo guerrero, un pensamiento al que, como tantos otros, había estado dando vueltas para al final rechazar, regresó a su mente, con más fuerza si eso era posible. La noche anterior, pensando en todas las posibilidades, había incluso creído que aquellas pequeñas criaturas podían haberles detectado por su culpa. Ella, como sacerdotisa, poseía un poderoso aura que atraía a las criaturas del bien y ahuyentaba a las del mal. O eso ocurría de normal. A veces, aquella presencia casi divina tenía el efecto contrario con algunos seres de la oscuridad, que se veían atraídos, generalmente su último error, hacia ella. Igual que las abejas a la miel. Al ver al paladín, podía sentir en él el mismo aire a su alrededor, como un manto que le cubría. Y al hacerlo, el pensamiento no parecía tanto un simple desvarío de altas horas de la noche. Podría ser, que no fuera únicamente su imaginación.

Mmm. —La idea del druida, como último remedio, estaba bien, más que eso incluso, aunque no tanto si lo pensaba con frialdad. El fuego alquímico era una herramienta muy útil, pero también muy peligrosa. Los frascos eran volátiles y difíciles de llevar, una dura lección que había visto en muchos mendigos otrora aventureros y soldados. Así que aunque como opción sería tal vez viable, y no quería pisar su plan, ella decidió contar el suyo. Tenía otro. Uno mejor. Uno que, si salía bien, les permitiría pasar totalmente desapercibidos por aquellos pasillos—. Sin duda podría funcionar, pero no sabemos si las llamas lograrían acabar con todos. En realidad, no creo que una simple explosión ígnea sea capaz de entrar por los nidos que tengan, y a saber cuantas de aquellas criaturas esperan escondidas. —Negó. Era fácil darse cuenta de que los bichos que les habían atacado parecían no tener fin, saliendo de todas partes, apareciendo dos donde antes solo había uno. Sin tregua—. Pero tal vez no esté todo perdido. Esos seres... Parecían estar guardando la entrada. Al principio les tomé por simples insectos estúpidos, pero no lo son. ¿Os disteis cuenta? No nos persiguieron. Dejaron que nos alejáramos, y volvieron a proteger su lugar. Están ahí por algo, han sido 'puestos'. Estoy segura. —Cerró el puño—. Y si eso es así, es para alejar a gente como la que hace años acabó con ellos. Gente como nosotros. —Aunque ese 'nosotros', iba más bien por Sir Talasek y por ella, no era necesario decir nada al respecto sobre que opinaba de los demás—. Estaba pensando en porque los sectarios son capaces de pasar y nosotros no. Que sea algo que lleven queda descartado, lo habríamos visto en los cadáveres de los que matamos. Que sea una entrada falsa parece poco problable. Así que nos queda una palabra de mando o que nos descubran por algo que... —¿Como podía definir la moralidad? ¿Cómo podía explicar que ella, solo por ser lo que era, ya estaba a un mundo de distancia de ellos en cuanto a rectitud? Carraspeó —. Que tenemos. Por lo que somos. Tal vez esas alimañas no son simple carroña, sino que son capaces de detectar los corazones sin mácula, almas puras encaminadas a hacer el bien. ¿Comprendéis? 

En realidad, de nuevo, la pregunta era más para quienes podían saber de eso. Eritai, Sir Talasek, otros sacerdotes, monjes y adalides de los dioses. Que un salvaje de la floresta, un ladrón de poca monta y un bibliotecario que confiaba en poderes arcanos que jamás desentrañaría antes que en el poder del panteón, entendieran aquello, era complicado. Pero tal vez algo podían suponer, al menos lo justo para seguir el hilo.

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05/11/2017, 00:39
Hodrum

Hodrum escuchó detenidamente mientras Élise y Barakanar comentaban la aparición de las criaturas que les habían asaltado en el pasillo y de como podrían librarse de ellas. Hodrum decidió no interferir ya que por ahora no tenía idea de como poder desacerse de esos bichos, aunque en la huida si que se le había pasado por la cabeza el lanzar una bola de fuego, pero por el riesgo que eso conllevaba decidió no hacerlo y seguir a sus compañeros en la huida sin detenerse.

Al poco rato apareció Sir Talasek por la puerta. Su rostro estaba alegre, aunque no tenía pinta ser precisamente por los decubrimientos del diario. Un atismo de sonrisa aperció en el rostro de Sir Talasek cuando su mirada se cruzó con la de Eritai.

Hodrum se puso en pie cuando Élise terminó de hablar y carraspeó para que le prestasen una pizca de atención. - Señorita Eritai, Sir Talasek - dijo mirando a cada uno mientras pronunciaba sus nombres. - Ante todo deseo disculparme por el comportamiento inadecuado de esta noche. No fué un comportamiento adecuado, al menos como actué después de la reunión, ya que las medidas que propuse respecto a su seguridad sigo pensando que no eran descabelladas. - Ahora Hodrum intuia en realidad el motivo del enfado de Sir Talasek. No había sido por ser una falta de respeto y desconfianza a la guía espiritual del templo y toda la gente que allí vivia, sino que más bien era por una falta de respeto a su compañera sentimental. - Me alegra saber que está bien y que no ha recibido ninguna visita indeseada. Ya nos ha informado Eritai que estubo toda la noche ocupado metiendole mano ... - hizo como si le entrasen ganas de estornudar, dejando la frase en el aire durante unos segundos, se froto la nariz - ... perdonad, quizas haya cojido algo de frio esta noche. Como decia nos ha dicho que ha estado toda la noche metiendole mano al diario con lo que espero que haya podido profundizar hasta el fondo en busca de algún dato más que pudiese ayudarnos con nuestros problemas actuales. -

Volvió a sentarse ya que en realidad no había querido pedir disculpas por su actuación nocturna antes debido a la ausencia de Sir Talasek en la sala. Ahora era turno de responder a Élise, con ella no debía de medir sus palabras, ya que los trataba como simples analfabetos que pensaban que las tormentas se producian porque los dioses se habían enfadado.

- Lo primero que deberiamos saber sobre esas alimañas que nos atacaron son que tipo de criatura son, si son de este plano o de otro, y que puntos fuertes o debiles tienen. - se pauso y miró a Eritai - perdona señorita Eritai, ¿su bibliotecario tiene libros sobre especies de este y otros planos? seguramente nos ayude para saber la procedencia de los bichos que nos atacaron, y si él los ha leido incluso nos podría ayudarnos describiendole el aspecto de estos bichos. - Volvió la vista al resto de la mesa para seguir pensando opciones. - Élise, según indicas, la posibilidad de que esos bichos detecten nuestros corazones y su pureza sea lo que nos impide el paso no me parece lógica. - Decidió hacerla esperar un poco y de paso humedecia los labios y la boca, que después de tanta charla a primera hora de la mañana le resecaba la boca. - El primer afectado fue Raff, y ya sabes como es Raff, una cosa son las intenciones que tenemos y otra la moralidad de cada uno. Lo que implica que los únicos atacados deberiais haber sido tú y Sir Talasek, por dicho motivo pienso que seguramente eso no sea lo que nos impide el paso. Es más, opino que si eso era una trampa mágica se activó en el momento en que Raff bajó a lo que parecía parte del alcantarillado. -

Notas de juego

Creo que se me está pegando lo de ser algo cabroncete ya que Nithael no esta con nosotros... XD
 

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07/11/2017, 18:33
Acólito

De repente, la puerta principal del salón de abre de par en par y uno de los acólitos del templo se dirige apresurado hacia vuestra mesa.

Tras él, dos sacerdotes más tratan de mantener en pie a un malherido miembro de la secta que se debate entre la vida y la muerte. Podéis distinguir sus ropajes oscuros y su cara demacrada. Su piel se ha tornado verdosa y su rostro denota una enfermedad avanzada. El pendiente que aún lleva colgando de su oreja izquierda le delata como miembro del culto maligno.

Reverenda Madre Eritai -, dice el acólito casi sin aliento - cre... creo que este hombre tiene algo muy importante que deciros.

Casi sin poder acabar su frase, el hombre malherido cae de bruces al suelo intentando articular sus últimas palabras ante el estupor de los presentes.

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07/11/2017, 18:41
Encapuchado

Me... me temo que es... de-ma-sia-do... tarde... - interrumpe al acólito con una voz ronca y casi apagada.

¡Ella está libre! ¡Ahora es libre! ¡¡¡Y Greyhawk está... condenada!!!

El hombre parece fuera de sí, se ha esforzado demasiado en su intervención y ahora parece estar a punto de perder la conciencia.

Voces dispares se alzan por todo el salón: - "¡Que alguien sane a ese hombre!" dicen algunos. - "¡Dejadlo morir, es un aliado del mal y merece su castigo!" dicen otros. Algunos incluso van más allá "¡Su presencia aquí es un desafío para el mismísimo San Cuthbert!. Dejadlo morir en la calle..."

Talasek se echa la mano al pomo de su espada, temeroso de que esto sea algún tipo de estratagema. Mientras, Eritai parece perpleja ante esta interrupción.

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08/11/2017, 20:27
Hodrum

Hodrum esperaba a las reacciones de los allí presentes, pero no dió tiempo a ello. Uno de los acólitos del templo entró corriendo a la sala, pero el malherido hombre que acopañaron dos sacerdotes casi no le dió tiempo para hablar.

Las noticias que traía no fueron buenas, además de que tan solo su presencia en la sala alteró a la gran mayoría. Incluso Sir Talasek se exaltó y llevó su mano a la empuñadura de su espada.

- ¡Si alguien intenta hacer algo a este hombre que no sea para ayudarlo se las verá conmigo! - dijo levantandose de la silla y elevando su voz por encima de las demás - Quizas este hombre sea el único capaz de ayudarnos con el problema que tenemos encima, y si es cierto lo que dice tenemos un grandísimo problema, así que no se a que tardais en mantenero consciente e intentar curarlo - mantenerlo vivo y despierto era ahora mismo su mejor opción y quizas la única esperanza para poder detener a Lady Halcón. Si pudo escapar de la prisión que la mantenía encerrada implicaba que era poderosa y necesitaban la información que el enfermo hombre podía ofrecerles. Cabía la posiblidad que les estubiesen tendiendo una trampa, pero a parte de sus vidas no tenían nada que perder.

- Sir Talasek, Eritai, no os quedeis ahí plantados y traed a los sanadores, si hay algún incidente con el hombre nosotros nos ocupamos. - Si las personas más importantes del templo no actuaban, tampoco lo harían los acolitos y sacerdotes.

Hodrum esperó a ver como evolucionaba la salud del hombre para poder empezar las preguntas, ya que en su estado no podría contar mucho.

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09/11/2017, 17:26
Élise de Sable

Si muchos se sintieron alterados, ella no fue menos, aunque en otro sentido, con mucha menos indecisión. En lo que Sir Talasek llevaba la mano a la empuñadura de su espada, ella ya había desenvainado y se había interpuesto entre el paladín y la entrada; cualquiera que quisiera dañar al hombre, tendría que vérselas con la punta del acero sagrado que ella portaba. Sin embargo, al menos en apariencia, no hubo que lamentar los incidentes que ella esperaba. No entraron tras el encapuchado una banda de sectarios armados, no sintió la vibración de ninguna explosión causada por la magia ni el moribundo comenzó a recitar un ensalmo allí, dispuesto a invocar un demonio en el santuario de St. Cuthbert. En vez de eso Hodrum, por una vez despierto, tomó el control de la situación.

Tal vez el mago no tenía demasiadas dotes como orador —era demasiado directo, demasiado brusco, demasiado indisciplinado—, pero al menos sabía lo que hacía. Pese a regalarle una mirada furibunda cuando se dirigió sin respeto ninguno a la Suma Sacerdotisa, no dijo nada. Al menos, estaba de acuerdo en intentar salvar a ese hombre. La información que podría tener, los conocimientos que guardaba, podían ser valiosos para lo que tenían por delante. Y si era cierto lo que acababa de decir, si de verdad ella había despertado y vuelto a Greyhawk, enotonces no tenían un momento que perder. Primero sanarían las heridas del que, seguramente, era una acólito de la secta sacrificado por el fin mayor de Iuz. Después, ella misma le interrogaría.

Daos prisa, por favor —dijo girándose hacia Eritai, intentando sacarla de su confusión—. Mi señora. Le necesitamos capaz de hablar. Debemos descubrir lo que sabe.

Notas de juego

Como te mola darnos un vuelco al guión jaja.

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10/11/2017, 19:58
Barakanar

-Co-jo-nu-do, acertó a decir lentamente mientras arrastraba la silla en la que estaba sentado y se levantaba.

- A que esperais, pasmarotes !, exclamó el druida, Este hombre necesita ayuda y nosotros necesitamos saber donde se esconde Lady Halcon. Ya no hay dudas, tenemos un problema MUY gordo entre nuestras manos.

PLAS, PLAS, PLAS, las palmas de las manos de Barakar repicaron con prontitud, Vamos, algo para tranquilizarlo y despues hablamos con él, mira a los clerigos y sacerdotes de la sala no me creo que ninguno tenga algun conjuro de tranquilizar y curar en la sala, tan imbeciles no pueden ser. O igual si

- Venga vamos, rapido el druida increpó a los presentes Lady Halcon y su culto de adoradores ya nos sacan una ventaja enorme. Han roto los sellos, no debemos dejar que campen a sus anchas

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12/11/2017, 08:41
Eritai

Sir Talasek deja su empuñadura dispuesto a ayudar al sectáreo, sin embargo, éste cae al suelo inconsciente antes de que nadie pueda reaccionar. Varios sacerdotes se apresuraban en su ayuda pero, algo ha hecho que este hombre caiga en un profundo coma. Eritai reacciona en seguida: - Llevadlo a una celda y prestadle toda la asistencia que requiera, bien vigilado. Estudiaremos su aflicción con más calma.

La suma sacerdotisa parece severa pero amable, sabedora de la importante información que os puede proporcionar ese hombre cuando logren sanarle.

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12/11/2017, 08:47
Talasek

El paladín queda pensativo por un instante.

- ¡Esperad! - exclama atusándose el bigote -. Los pendietes, puede que así identifiquen a sus miembros - señala la oreja del hombre en coma.

- Registradle, mirad en sus bolsillos - solicita.

Dos de los acólitos obedecen las órdenes de Sir Talasek como si procediesen de la misma Eritai. En sus bolsillos, hay media docena de pendientes formando una garra de halcón en bronce.

Notas de juego

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13/11/2017, 20:24
Élise de Sable

Esta vez fue al druida al que miró con cara de pocos amigos, casi como si cada palmada que daba el hombre la estuviera dando sobre su cara. Que tamaña falta de respeto fuera pasada por los seguidores de St. Cuthbert era tan solo una muestra de que las cosas iban mal en aquél lugar, y del shock al que estaban sometidos todos los presentes. Al menos, eso quería creer, o perdería en seguida la fe en el justo castigo del Garrote. En lugar de pensar en eso, siguió al paladín, que se había acercado al acólito tendido, y se quedó unos pasos tras él.

Vaya. —Así que no eran sus auras, las de él y ella misma, las que había causado el ataque. Les faltaba aquello. Sin embargo, parecía demasiado fácil, demasiado propicio, que aquél hombre que había ido a avisarles tuviera tantos pendientes. Es casi como si nos estuvieran invitando a ir. Casi como si la mujer halcón quisiera venganza. Gruñó—. Es una trampa. Quiere que vayamos a por ella —sentenció encogiéndose de hombros, y adelantándose para coger una de las garras de bronce.

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17/11/2017, 21:02
Barakanar

- A ver, dejame revisar un pendiente de estos, dice Barakanar mientras lanza un conjuro. - Hodrum, tu tambien deberias investigar otro.

 

Notas de juego

Lanzo detectar magia sobre los pendientes

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20/11/2017, 10:04
Director

Barakanar examina el pendiente con detenimiento pero su conjuro no lo identifica como mágico. Eso sí, hay algo realmente extraño en él, su forma evoca maldad.

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20/11/2017, 20:02
Élise de Sable

Miró el pendiente que tenía entre sus dedos, sujeto con el pulgar y el índice, con tal detenimiento que parecía estar concentrando algún tipo de energía en él. No era así. En realidad, aquél objeto destilaba maldad de algún tipo, la misma contra la que ella había jurado luchar siempre allá donde la encontrara. Fuera lo que fuera, cada vez tenía menos dudas: pertenecía al culto. Y siendo así, no veía el motivo por el que perder el tiempo de aquella manera. Mágico o no, un simple objeto ligado a las criaturas o a la mujer halcón —como parecía proponer la forma de garra que poseía—, o cualquier otra cosa, era su llave para entrar a los subterráneos y al templo que aguardaba.

¿Encontráis algo? —gruñó más que dijo, impaciente, dirigiéndose al druida y al mago—. Si no, es hora de partir. Sabemos el camino y como entrar. Nos esperan, y no es educado hacer esperar a nuestros anfitriones —desvió su atención hacia el paladín—. ¿Sir Talasek, nos acompañará de nuevo?

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24/11/2017, 01:04
Raff Stonecrow

Todo había pasado ridículamente rápido. El súbito entrar del acólito había hecho que Raff se sobresaltase mientras trataba de tragar algo, y como consecuencia se había atragantado. Mientras el resto vociferaba órdenes a los clérigos de la sala, el pobre pícaro estaba dándose de golpes en el pecho, tratando de respirar. Ya desesperado tomó una jarra de agua de la mesa y se la tomó entera, liberando sus vías respiratorias, pero todavía tosiendo y con los ojos llorosos.
En semejante revuelo parecía que nadie le había prestado atención, y no iba a ser él quien hiciera notar su accidente. Asique un poco más calmo, se enjugó las lágrimas y volvió a sentarse rápidamente poniendo una mano sobre la daga que llevaba al cinto, pretendiendo interes en la situación, pero tratando de mostrarse cauteloso y preparado ante cualquier sorpresa.

¿Pendientes? Nunca me he perforado las orejas. Espero que funcionen sin tener que ponermelos. Pensó. Ya sabía que iba a pasar de ahí en adelante. Pero aún así...

¿Segura que lo mejor es salir ya mismo? ¿Cuando TAN convenientemente nos ha caido un regalo "divino"?

Notas de juego

Si, no sabía cómo entrar en escena y fue lo mejor que pude pensar para justificar por qué tanto tiempo callado. El lunes vuelvo con toda normalidad ;)

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24/11/2017, 09:39
Talasek

El cultista parecía sumido en un coma profundo. Sin embargo, al revisar sus ropas, pudísteis comprobar que llevaba otros cuatro pendientes en sus bolsillos. El hombre parecía haber planeado una incursión contra el culto pero ahora no podría proporcionar más información.

Pongámonos en camino - dijo Talasek tras recuperar los cinco pendientes -. No hay tiempo que perder.

El paladín no había respondido a Elisé explícitamente pues, daba por sentado que ésta era su lucha y más teniendo en cuenta su legado.

Notas de juego

Hay 5 pendientes, uno para cada uno de los pj y otro para Talasek. Os recomiendo no entrar con familiares ni compañeros animales al complejo por razones evidentes.

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24/11/2017, 15:28
Élise de Sable

En marcha entonces —dijo sin comentar nada más. Un objetivo. Un enemigo. Y ellos debían triunfar dónde hace años habían fracasado. Esta vez, la mujer halcón y su culto debían morir para siempre.

Ignorada con toda su voluntad la maldad que aquella pequeña sortija irradiaba, cogió el pendiente con forma de garra dentro de su puño cerrado, gruñó y se lo guardó en uno de los bolsillos. Rápidamente apartó la mano, pues incluso allí, entre la tela y pese al guante armado, destilaba oscuridad. Era un objeto sacrílego del que deseaba deshacerse cuanto antes.

Sin perder un solo segundo más, taconeó en el suelo y se puso en marcha, decidida, sabiendo el camino marcado.