Dolida por lo que acabas de pasar acompañas a Dobby hasta donde te espera el patrocinador
-Así que tu eres aquella que quiere mi favor -dijo el patrocinador con una medio sonrisa- Bébetelo -dijo señalando el bote de cristal que era un anticonceptivo mágico
Te lo dejo así para ver si finalmente te acuestas con él, de ser así, ponlo
El dolor lo hace fuerte a uno, o eso quiso recordarse a sí misma la drow; con la práctica de los años levantó la mirada, la sonrisa y su propio ánimo hacia el patrocinador. Era importante dedicarle a aquel momento la atención que merecía.
- Soy Anazareth, poderoso Sudrak, y mis deseos son muchos-sonrió bajando la vista con fingida vergüenza- ; vuestra compañía, simiente y agrado sólo son los primeros -alzó los ojos hacia los suyos con intención- y sobrevivir para recordarlos viene después.
Tomó el frasco con los dedos de una mano, dejando que se deslizasen desde su sello, pasando por el cuello y llegando a la base antes de aferrarla con su otra mano y con la punta del pulgar descorcharla para beberla, todo un ritual de entrega hacia el patrocinador.
Te resistes a la poción y te acuestas con el patrocinador, pero algo no parece ir bien, mientras finjes que te gusta, ves que la voz va perdiendose, en un inicio piensas que es de finguir, pero una vez acabas te das cuenta que no puedes hablar, tu voz se ha ido
Preguntas:
No teniendo rangos en Conocimiento de Conjuros: ¿tengo alguna manera de saber si es un hechizo? No
De ser un hechizo ¿de área o personal? Al no saberlo, no lo sabes
La falta de voz ¿le afecta también a él o sólo a mí? o sea ¿le oigo? Solo a ti
Aferró su cuello con preocupación, aquello era real, no era su imaginación; estaba ocurriendo. Con mucho esfuerzo procuró no acelerar su respiración ni dar comienzo a palpitaciones que pudieran llamar la atención del patrocinador. Pudiendo ver en aquella oscuridad de la habitación buscó alguna reacción o gesto por su parte, saber si dormía o si le acechaba.
Sudrak, el forjado, después de haber tenido relaciones contigo, sin saber muy bien por tu parte si esas razas eran capaces de sentir o disfrutar, ya que durante todo el momento su aspecto era el mismo, y su miembro parecía un trozo de hierro que subia o bajaba por voluntad, de manera automática, nada que ver con los de las otras razas.
Una vez ha terminado se levanta echandose encima su túnica y sale sin mediar palabra
De ser una persona con escrúpulos Anazareth sentiría vergüenza, asco y pena por lo que acababa de acontecer pero suya era una cultura y credo donde el poder era la única moneda de cambio y el placer y la magia herramientas para obtenerlo; lo único que sentía era rabia por verse obligada a recurrir a aquellas tretas para raspar un mínimo de influencia entre los patrocinadores, alimentando la ilusión que fuera a serle de ayuda para salir de allí y participando del juego al que jamás pidió sentarse a la mesa.
Se fue a poner de pie pero trastabilló para golpear el suelo cual muñeca de porcelana, creyendo hacerse añicos contra los azulejos a la par que agradeciendo su frío tacto contra su piel. Aquel monstruo había usado su cuerpo como una pieza de maquinaria, requiriendo ahora de una eternidad para recuperar control de sus extremidades y Llolth sabría cuánto más para que sanase el resto.
Mientras que Sudrak salió de allí por su propio pie Anazareth salió arrastrándose y boqueando, incapaz de pedir ayuda ahora, incapaz de pedirle que parase entonces.
"¿Manada?" Aquella mujer se atrevía a usar esa palabra, qué sabía ella del lobo. Villtur había convivido con ellos, cazado junto a la manada, compartido la sabiduría de sus ancianos y velado por sus cachorros, pues todo ello formaba parte de la iniciación de entre los suyos para acoger la forma del cazador. El sabía que los lobos se organizaban en jerarquías totalmente ajenas a las de los hombres que trataban de simplificarlas comparándolas con las suyas al creerse que en verdad la estructura respondía a la voz de un solo alfa.
Pero cómo iba a saber aquella drow, cegada por sus retorcidos deseos nada de todo aquello. Y sin embargo, por qué el se encontraba tan molesto. Esa rabia nacía de una dura verdad que le costaba reconocer, la necesitaba, la fuerza del lobo no se encuentra en la suya propia, si no en la de su manada y ella había comenzado a formar parte de la suya. Dejándose llevar por la rabia que sentía por tener que reconocer la evidencia, mantuvo el silencio a la espera de Anazareth desapareciera de su vista. Dejó de lado al mercader, no necesitaba el dinero, apenas sabría qué hacer con él y aún le quedaba comida y bebida con la que sustentarse. De hecho aprovechó para tomar las manzanas y el odre saciar su hambre y sed antes de dirigirse hacia el acceso a la próxima prueba a la espera de que regresase la elfa.
Disculpad, quise postear ayer pero no me fue posible, he tenido el fin de semana a tope y además el lunes comenzando con trabajo nuevo.
Arrastrándote llegas hasta el mercader para ver que Villtur no se encuentra allí, las 13 monedas de oro siguen sobre la mesa, donde las dejaste. El mercader te comenta que su "amigo" no ha tasado ninguna de las mercancías.
Andando como puedes, más bien arrastrandote con esas 13 monedas llegas a un sanador que comienza a explorarte
-Tal y cómo temía, tienes una enfermedad relacionada con el sexo, es una enfermedad crónica y terminal, si mis cálculos no fallan morirá en 10 días si no se cura. Para curarte de esta enfermedad mortal necesitaré 90 monedas de oro
Te he descontado 3mp de la consulta del sanador
Esta "enfermedad" si te afecta
Asintió hacia el sanador antes de salir de allí, tenía que hacerse con el dinero, con el dinero curarse de aquella enfermedad del patrocinador, con la ayuda del patrocinador pillar a Vincent, Lidar y Lobatov por sorpresa y matarles, muertos podría pedir su deseo y ser libre para esclavizar a Viltur a su servicio y a partir de allí...
Las rodillas le cedían y necesitaba un momento para descansar y recuperar el aliento, estaba haciéndose ilusiones de una victoria muy difícil mientras su cuerpo apenas podía sostenerla, su voz se había apagado y aquella enfermedad iba a quitarle la vida a menos que se curase.
Arqueando los dedos hacia dentro un poco y entrecruzando sus pulgares hizo la forma de la araña como le habían enseñado de bebé, una de las primeras familiarizaciones con La Reina Llolth y un recuerdo de la infancia que necesitaba en aquel momento revivir para encontrar fuerzas en su fe para seguir adelante y no rendirse.
Quería rezarle pero hasta eso se le había arrebatado en aquel momento, la capacidad de susurrar su fe de manera íntima para que sólo ella y su diosa la oyesen. Ante aquella impotencia no pudo evitar que le entrasen ganas de desesperar y rendirse a su suerte, fue entonces que los calambres de sus piernas la sacaron de su ensimismamiento para recordarle el terrible final de quienes fallaban a Llolth, transformadas en grotescas drañas y rondanado las profundidades insondables en contínuo estado de desorientación y olvido.
Estoy aquí -surgió su propia voz en su mente-, puedo pensar, rezar y latir desde dentro, estoy viva; adelante...-pero su cuerpo se negaba a alzarse- ¡Muévete! -las uñas de sus manos laceraron sus piernas y muslos hasta que los sintió despertar de dolor- ¡Muévete, maldita seas! ¡Muévete!
La boca abierta en un grito inaudible y cargado con toda su frustración Anazareth logró empujar sus caderas hacia delante, agarrarse al mobiliario cercano y escalar hasta encontrarse de pie una vez más. Cada paso una victoria, cada pasillo una odisea y venderlo todo era sólo el primer escalón hasta alcanzar sus deseos.
Con los 10 de oro que me quedan mando examinar lo que Viltur cedió de dos en dos piezas, vendiendo todo lo no mágico para continuar con el proceso y ahorrar para la operación.
Vendes la ballesta y la armadura liviana y entre los dos consigues 100 monedas de oro. Tendrías para pagar por la operación que te devolvería la salud
Procurando agarrarse a todo apoyo por el camino para no caer Anazareth llegó hasta el curandero y sin mediar palabra, no por descortesía sino por incapacidad, dejó sobre su mesa la bolsa con todo su oro. Que se cobrase por su trabajo y se pusiese a ello cuanto antes.
Llegas al médico y comienza la ardua tarea de curarte, después de un largo rato curándote, te sonrie diciendote que no hay rastro de enfermedad en tu cuerpo, estás en perfectas condiciones, puedes volver a la prueba cuando desees
Probando a emitir sonidos Anazareth quedó convencida del resultado de la operación y marchó a terminar de vender lo que Viltur había dejado atrás, por si acaso algo fuese de valor. Necesitaba confirmar que nada fuese mágico y descansar sus 4 horas para que la magia volviese a ella.
No iba a ser fácil.
Vas a esperar hasta que Anazareth descanse sus 4h?
Una vez metió en su bolsita de monedas las pocas que tenía buscó su habitación pero se encontró con Viltur entre los pasillos del Capitolio. Creyendo que ya se habían dicho todo, con palabras y silencios, no fue hacia él pero sí se lo quedó mirando, los dedos de su mano derecha apretando con fuerza.
Las ropas de Anazareth estaban en peor estado que antes, su pelo sucio y la piel visible había perdido parte de su lustre natural; adicionalmente desprendía un olor a productos químicos y medicamentos desagradables.
Villtur se levantó del suelo donde se había encontrado esperando sobre sus piernas cruzadas al ver llegar a la elfa. En un primer momento evitar mencionar palabra alguna, simplemente asintiendo y dirigiéndose a la plataforma que los llevaría hasta la siguiente prueba.
-Tan solo la manada sobrevive al invierno.- Pronunció en un susurro apenas audible para Anazareth hasta que dio el paso final esperando que ella lo siguiese.
Si no dice nada más Anazareth, me pongo en el transportador para ir a la siguiente prueba.
Anazareth escuchó y asintió en silencio - ¿Partimos o descansamos? Sin magia será peligroso pero puede que seamos los primeros en salir.
Villtur detuvo su avance y miró por encima del hombro en busca de la drow. Ambos habían sufrido daños y era posible que ella estuviese peor de lo que el mismo se encontraba, por lo que quizás era una buena idea esperar hasta que estuviese lista, a fin de cuentas, si iban a ser realmente una manada, su voz también debería ser escuchada.
-Si así lo quieres, podemos ir a las zonas de descanso y reponer fuerzas, aún puede que quede algo de comida o podrías comprarla con lo que sacaste por las armas que encontramos.- Fue todo lo que se le ocurrió decir por el momento.