Antes de siquiera intentar dirigirme hacia dentro de la taberna a buscar ayuda, me detengo al escuchar lo que el joven espadachín y el almirante tenían que hablar. Entonces me disponía a seguir por mi cuenta, ya que veía que mi presencia no parecía de demasiada ayuda en ese lugar ni en esa situación. Sin embargo, un hombre nos pedía que continuásemos junto al almirante, por lo que decido seguirlos, sólo para ver en qué terminaba ello.
Vayamos y atendamosla primero, por supuesto, no es mi intención que muera, y si no hubiese disparado contra mi no hubiese atravesado su hombro, pues no era mi intención... Almirante quizas sea joven, pero es a la primera dama a la que atravieso con mi espada y no con otra parte de mi... dijo Iñigo con una sonrisa picara. Los demás señor Almirante pueden venir, pero me gustaria que se respetase que es mi prisionera y se la tratara con delicadeza, eso es nada de puñaladas por la espalda ni dedos clavados en el hueco del hombro... por cierto señor, aqui tiene su montera, un oficial no deberia ir sin ella... dijo entregandosela de entre sus ropas al almirante con gesto triunfante.
Mientras tanto, a Rudolph le había dado tiempo de sentarse con un viejo vecino, un campesino nativo enterado de todo cuanto acaecía en la zona. Se pidió una cerveza, y entre palabras intranscendentes, le dirigía a su compadre interrogaciones que le pudiesen desvelar conocimientos sobre Straham o derivados.
Sorana y Rudolph se internaron en la taberna. La mujer pirata, pese a parecer ser muy independiente, quería inmiscuirse poco a poco en la historia (le estaba picando la curiosidad) hasta el punto de querer participar activamente con la mujer desmayada... Rudolph concretamente pedía alcohol y comenzaba a conversar con el tabernero.
Mientras el almirante, ya dentro con Íñigo, daba instrucciones a sus subordinados para que fueran en busca de ayuda y un consejo rápido para las heridas.
En esos momentos, el señor Edmus Russell, el ahora servidor de De Córdoba irrumpió en la taberna vociferando a todos los presentes, haciéndo notar su pequeña y envejecida figura entre las velas que iluminaban la estancia.
¿Cerveza? Eso esta hecho. ¿con mucha o poca espumm.............?
luego mire cómo entraba un grupo por la puerta violentamente. Uno de ellos portaba una mujer con grandes manchas de sangre en su ropa.....
Eeeeehh!!!!Eeeeehh!!!! Eeeeeeeeeeeehhhhh!!!!!!!.... un momento!!
Luego miré a los borrachos y parroquianos del bar. Mandé a uno de mis mozos a que apartara de la mesa a los ebrios y dejaran un sitio a la mujer herida. Muchas personas llegaban así: marinos que habían arribado a puerto tras una disputa con mercenarios en mar, hombres y mujeres que se pelaban, indigentes... intentaba siempre ayudar.... Pero esta vez parecía grave...
Apártad de ahí, ¡escoria!, Hay una mujer herida.... Tú!!! -grité al hombre que la llevaba-, túmbala encima de la mesa... ¡¡rápido!!
Rudolph, para averiguar cosas, tirada de carisma.
Tirada: 1d20
Motivo: sonsacar información
Resultado: 2
Straham... -mmm djie pensando-, Sí... es un corsario que llegó hace escasamente unos días... Llegó aquí y contrató, en esta misma, taberna a varios tipos que bebían y bebían y be.... y bueno... parecía un maleante...
Mmmm.... los rumores que oigo cada día por aquí dicen que es una especie de corsario o pirata... y otros que incluso trabaja con una patente de la mismísima corona británica.... ¿quién sabe...?
Luego le serví la cerveza.
Puedes compartir esta info cuando quieras.
Al oir las explicaciones de Iñigo me dí la vuelta de inmediato y me dirigi hacia el grupo. Su afan de protagonismo y su excesiva amabilidad con el Almirante me mosqueaban. Ahora queria dejarnos a los demas fuera del asunto, pues no seria tal. Les seguí a la taberna con las armas ya guardadas y permanecí con ellos escuchando mientras de alguna manera me agencié la botella de ron de un borracho para calentarme el gaznate.
Sanar una mujer desconocida no era lo mío, pero intentaría aportar con algo, a lo que me dirijo al tabernero -Veo que necesitaremos a su mejor costurera- en un tono algo sarcástico. Había visto de estas heridas en varias grescas con otros piratas y autoridades marinas y, si no se cosía su herida, tal vez la mujer moriría desangrada.
Siguiendo las instrucciones del tabernero recosté a la dama sobre la mesa y cuando me aseguré que la atendian correctamente decidí mantener unas palabras con el Almirante a solas...
Almirante deseo hablar con usted en privado, por favor, pida a su hombre de más confianza que atienda a la dama con su vida en juego, y recojamonos, deseo comentarle algo que seguro le gustará, aunque no se trate de oro, ni joyas, y solo es util para usted...
lamento el ritmo estricto de un post diario, pero el computador es compartido y las 7 horas de diferenciatambien juegan su parte.
- Señor López, procure una habitación limpia a la señorita, mientras converso con el joven Montoya.
Miro al resto de los presentes
- Si son tan amables, deberían traer a la taberna al alguacil. Hay bastante que discutir con él. Y es menester esperar a mi Galeno.
Busco un mocillo joven que haya por la taberna y le doy el mensaje de que debe ir a la nave anclada en puerto. Describo la nave y le ordeno que debe traer a mi médico de a bordo. Cuando cumpla eso, se ganará un cobre.
Me acerco luego al señor Montoya
Aunque el efecto de la cerveza le había relajado seguía recapacitando cuál sería la mejor manera de abordar el asunto. La ligera ebriedad le permitía ver las cosas desde otra perspectiva.
Súbitamente su mente recibió una intuición, como cae un rayo en un olivo. Se hacercó a la joven pirata y al holandés para expresarse cautelosamente: - señores, he podido observar que su interés por el caso no se corresponde al interés que tienen en ustedes los que lo llevan. Si desean un aliado fiel, aquí lo encontrarán. Sepan que poseo... algunos datos ventajosos -
- Vuesa Merced dira, joven Montoya, ¿que es eso que nadie más debe escuchar?
Lo envio a director y añade a Iñigo
El director que añada a Iñigo o no lo leera.
Mensaje de director: ya os he puesto. Id hablando lo que queráis que os lo mando a los dos.
La mujer fue puesta en una sala contigua de la taberna. Concretamente era el almacén. No es que estuviera muy limpio, pero servía como improvisada sala de curas. La colocaron encima de otra mesa. Estaba allí, tendida. A su lado estaba Edmus Russel.
Un jóven, mandado por el Almirante de Córdoba, dejó las jarras vacías en la barra y corrió al puerto donde el navío se encontraba. Iría de parte del mismo para buscar al médico de abordo.
Mientras tanto, Rudolph jugaba con una supuesta información. Van Routte desconfiaba de todos (y en estos tiempos era menester hacerlo) mientras Sorana se ofrecía para ayudar a la mujer malherida. Por otro lado, el Almirante e Íñigo parecían tener que hablar de algo... por eso se apartaron y comenzaron.
Mientras tanto la mujer seguía desangrándose.
El médico está en camino. Si no actuáis o improvisáis algo (pues ni siquiera habéis reparado en la mujer) ésta se irá desangrando poco a poco e iré descontándole vida con las tiradas de "daño menor" y "rasgaduras".
Haced Todos tirada de cultura.
¡Al alguacil no, al alguacil no! -dije desesperado.
¡¡No quiero problemas!! En este sitio te llevan al calabozo por cualquier nimiedad... por favor, intentemos salvar a la mujer entre nosotros!
Aunque no tenía demasiada idea sobre las curaciones típicas en casos de emergencia, yo trataría de hacer algo lo mejor y más rápido posible, pues la tipa se estaba desangrando y terminaría ensuciando toda la taberna. Improvisadamente, intento hacer presión sobre la herida para que dejase de perder sangre; desgraciadamente, no sabía qué más podía hacer hasta que llegase el doctor del almirante -Tabernero- digo en tono de preocupación -Será mejor que traiga su bebida más fuerte, hilo y aguja lo más limpios posibles. Algo de esto vi por parte de mi doctor y creo que hay que coser a la tipa-
Tirada: 1d20
Motivo: Cultura
Dificultad: 8-
Resultado: 5 (Exito)
Trato de hacer el post de acuerdo a la tirada que salió.
No posteo porque Iñigo no contesta.
Era evidente que mis palabras se vieron eclipsadas por gravedad de la situación: la joven se estaba desangrando y había que intervenir. Claro que, un exceso de gente alrededor de ella, podría perjudicarla. Sólo debían estar con ella los que tuviesen la certeza de poder ayudarla.
Ya que yo no podía hacer nada por ella, decidí continuar mi momento de relax, compartiendo opiniones con los compadres de la barra.
Tirada: 1d20
Motivo: cultura
Dificultad: 11-
Resultado: 13 (Fracaso)
Tirada de cultura conseguida.
Te iba a decir que con un buen ron o una bebida alcohólica fuerte cicatrizaría la herida, pero veo que te has percatado de ello. Bien hecho.