Partida Rol por web

PERCEPCION MOTIVO SECRETO: Total 25.

CANAL PRIVADO CON EL SARGENTO FOCKER:

- "Mi Sargento, como Consejero Táctico es mi deber recordarle el peligro de los bichos que atacan desde túneles en el subsuelo. Debemos estar mi atentos al llamado sonido de "tocino frito"..." - Hago una pausa cuando veo algo inusual.

- "¡Señor! ¡Veo tres infantes que se aproximan desde el Sur! Dos parecen muy heridos, el tercero es el que está mejor y el único que va armado. No logro reconocerles, sus yelmos están oscurecidos por la distancia...

Los heridos parecen tener perforaciones en la armadura y brazos rotos. Esto pinta mal..." -

-Aquí el Sargento Wolf, se divisan tres soldados que vienen desde el sur, dos de ellos aparentan estar malheridos. Pueden estar siguiéndolos los bichos. Posible ataque enemigo, permaneced alerta. *Cambio*

"contacto visual, atención, contacto visual en el sur, confirmar si son marines , Hora local 11:55".

CANAL PRIVADO CON EL SARGENTO FOCKER:

- "¡Señor, el Sargento Wolf ha visto lo mismo que yo! Advierte de que a esos tres infantes supervivientes pueden estar siguiéndoles los bichos.

Señor, percibo unos temblores entorno al fuerte, casi impercetibles." -

La construcción de la muralla ha tenido su miga, pero la peor parte sin duda ha sido la de tener que acercarse a los cadáveres de los bichos sin tener del todo claro si estaban fritos o no, y arriesgarse para arrastrarlos hasta el fuego. Por suerte, ninguno de todos ellos era ese caso, y lo cierto es que mis compañeros lo han hecho bastante bien con el fuego desde arriba. Al terminar, marcho a mi posición desactivando el potenciador de la armadura, que a este paso no me va a durar para cuando salgamos de aquí y seguro que vuelve a hacerme falta una vez más, y camino hasta mi posición tensando los músculos y contemplando el blanco infinito de Galdonia VI. El tiempo pasa, hasta que el Sargento Focker me saca de mi ensimismamiento por el canal de la unidad con uno de sus grandes discursos para levantar la moral. Y lo cierto es que el quedarme como último mono en correr hace que se me pongan de corbata, pero el tener a toda la unidad de cobertura restaura toda mi voluntad, que se habia congelado por un momento. Demonios, sí que es cierto que quería hacer una condenada barbacoa de bichos... pienso para mí, mientras entra con la parte fuerte del discurso, para acabar con una petición ineludible.

-¡¡Señor, la Fox está con usted, señor!! -El grito me sale del alma, mientras mis compañeros sueltan frases más o menos similares. Pero no podemos distraernos, por mucho que quisiéramos, y vuelvo a contemplar el horizonte esperando la más mínima señal de que tengamos que volver a la masacre. Y ya no puede faltar demasiado para que lleguen.

-Maldita sea!

Le doy un par de golpes al visor del disco pero sigue viéndose todo borroso y no puedo enfocar. Así es imposible ver o apuntar algo.

Justo ahora tiene que estropearse.

Intento arreglarlo como puedo antes de que comience la acción.

El discurso del sargento, como siempre, es lo suficiente emotivo como para hacernos pensar en matar, descuartizar y trocear cuantos bichos se pongan por delante y lo suficientemente práctico como para saber que si alguno falla en su puesto él personalmente le volará el culo.-ESTAMOS CON USTED MI SARGENTO.-Gritó Evans por el comunicador, pero en ese momento estaba más atento a divisar el horizonte por la alerta de Mkoll que prestar atención a un discurso de motivación.
Cambió varias veces de visión por si se les escapaba algo, venían bajo tierra...era muy raro que no hubieran hecho un único ataque como de costumbre. A menos que enviaran a esos bichos para reconocer el terreno...-No, maldita sea. Los bichos no piensan.-Se recriminó a si mismo.-Tiene que ser otra cosa...

Al parecer uno de los contactos del visor no estaba bien encajado, tan solo había que volver a colocarlo en su lugar y todo debía funcionar correctamente de nuevo. Mientras lo hago una especie de murmullo llama mi atención. Miro a mi alrededor y todos mis compañeros parecen estar atentos a un punto en nuestro frente que no logro distinguir bien. Con el visor colocado nuevamente el enfoque vuelve a funcionar a la perfección y veo a tres infantes aparecidos de la nada que se dirigen desesperados hacia el fuerte, por el único hueco que hemos dejado en la alambrada: la trampa para los bichos.

-¿Sargento? Pregunto ladeando mi cabeza hacia la derecha pero sin perder de vista la escena.

Estaba dispuesto a advertirles y a echarles una mano, sería inhumano dejarles allí a su suerte mientras nosotros nos parapetamos detrás de un muro. Aquellos hombres no eran de nuestra unidad pero eso era lo que menos importaba ahora. Con una orden del Sargento sería suficiente, me conocía bastante bien para saber que permanecería en mi puesto si no decía nada pero que si lo ordenaba seguiría sus ordenes sin dudarlo.

El explorador miraba aquello atento, con el rifle apretado entre sus manos, y siguiendo la trayectoria de los tres infantes. Todo en su interior le decía que aquello era una trampa, y que no debían abrir la puerta... pero claro, si lo decía, se ganaría la enemistad de todos. Así que simplemente lanzó una sugerencia:

-Sargento Focker, señor... si piensa ayudarlos, yo no abriría la puerta... podría ser una trampa. 

A Sonia le llevó más tiempo verlos, pues era precisamente lo último que esperaba ver en aquella puta tundra. Eso sí, la sorpresa al ver a los infantes acercarse a lo lejos fue la misma que la de todos: Mayúscula. De todas las cosas que podían aparecer en aquél puto planeta helado, tres infantes caminando malheridos era, desde luego, algo que NO debería estar allí. Era imposible. Habían pasado días desde que llegaran al planeta y a la Fox, por ejemplo, le había costado horas llegar hasta el endemoniado fuerte, y parte del camino lo hicieron en una nave y otra en un camión. Vamos, que no, que no tenía lógica aquello. Con ese clima, era prácticamente imposible que hubieran llegado hasta allí.

Vale, ella reconocía como cualquiera que los soldados de la Infantería Móvil los tenían cuadrados y a veces eran capaces de lo imposible, pero... No, algo no terminaba de estar bien. Tenía la sensación de que eso no encajaba. ¿Tanto tiempo allí parados y sólo habían tenido un ataque de bichos? ¿Y ahora esto? No, algo olía mal, terriblemente mal.

Es más, cuando Mkoll habló, odió reconocerse así misma que era muy probable que tuviera razón.

- Trampa o no... avisémosles de la carga de demolición... ¿no? - dijo por radio - Sería mejor no perderla, y menos matar con ella a nuestros soldados... Si son nuestros soldados.

Observo atentamente a los tres infantes recién llegados, intentando detectar algo raro en ellos...

De entre todo lo que podía venir en estos momentos, eso era lo último que no se esperaba. Observa con detenimiento como los infantes se acercan lentamente hacia ellos, y en su mente solo aparecen las típicas preguntas: ¿de donde vienen? ¿como han escapado y sobrevivido hasta ahora? sin embargo, poco podían preguntar ahora. 

Estoy con Sonia. Hay que avisarles cuanto antes- dice- por otro lado, ¿podemos estar seguro de que sea una trampa?- pregunta. Y es que a Dereck no le hacía gracia la posibilidad de dejar a compañeros en la estacada.

Escucho al compañero que tengo a mi derecha, el Soldado Mackeyn, sin dejar de mirar a los tres recién llegados y de apuntarles con el arma discretamente.

¿Es que no piensan decir nada?

¿Una trampa de quién? Replico fríamente. ¿Ahora resulta que los bichos saben pensar y engañar a humanos para que los sirvan? Son bichos, cucarachas, monstruos.