Partida Rol por web

-Manténganse en extrema vigilancia señores, en cualquier momento podrían aparecer esos asquerosos bichos- grito el teniente Brown mientras se ponía a la par con la cabo Odonnel. –Será mejor que acelere a sus hombres, son los mas retrasados con el alambrado.-

Miller lanza el carrete a la nieve y fija su lizard line. Antes de dejarse caer dice.

Cabo, falta un carrete por traer, que alguien nos lo tire por el muro y ahora vendrá Josh a por él.

El zapador se dejó caer haciendo un ruido sordo al caer sobre la nieve. Pronto comenzó a moverse a paso ligero con los otrod dos infantes a la zaga, cada uno con un rollo de alambre a cuestas. Al llegar a los 175 pies indicados, el zapador soltó el alambre justo en el punto intermedio del despliegue que tenían que hacer.

Caín, monta guardia y si ves algo dispara. Josh tu vete a por el otro carrete y en cuanto lo tengas vuelve cagando leches.

Rodriguez ve a por el rollo de alambre.

Miller somos los últimos con el alambre, acelera. Por otro lado tienes permiso para mirar el tema de los accesos principales. Otra cosa si no habéis dejado los lizard line ya montados para subir rápido hacerlo de inmediato, no quiero ni una baja fuera.

Mientras habla se pone en lugar de Rodriguez y lo sustituye. Mientras aprovecha e instala el lizerd line por si acado fuera necesario sacarlos de ahi.

El zapador comienza a sudar dentro de su armadura mientras desenrolla metros de espinoso cable. Cuando la voz de la Cabo suena por el comunicador.

[Ya voy cabo, ya voy... desde que hemos bajado no he parado ni un momento... hago lo que puedo.]

Miller se permite alguna mirada sobre el hombro al horizonte. Trabaja bajo presión, a contrarreloj y con la amenaza inminente de un ataque de bichos.

Caín abre bien los ojos. Más te vale que no se me acerque ni un puto bicho.

[Cabo cuando vuelva trataré de señalizar esas vías de ataque y si puedo pondré alguna carga de demolición]

- De acuerdo, Cabo Odonell, ahora mismo. y sale corriendo hasta llegar al pozo, coge el rollo y se da media vuelta, esta vez va mas lento debido al peso y cuando llega dice: - Josh, aqui vaaaaaa!!!!! , y lo descuelga con el Lizard Line para que llegue en perfecto estado, despues dejara hay el Lizzard line, por si tubiera que ayudar a izar algo.

El infante Frost ponía en consideración los aparatos que estaban en funcionamiento gracias a las fuentes de energía activas nuevamente. Mientras reparaba, su mente daba vueltas en el asunto, llegando a la conclusión de que cada recurso disponible en el fuerte debía ser aprovechado por completo. Carecían de muchas cosas, así que no se podía desperdiciar nada.
Habiéndose decidido, dejó sus herramientas en un costado y se encaminó hacia el Capitán Tsumina que se encontraba próximo. Se dirigió a él con el respeto que se merecía por su rango y como persona, asumiendo una posición de firme.

Mi Capitán. Considero oportuno informarle que las fuentes de energía estan completamente funcionales, y que los tableros de control de la puerta y luces ya pueden usarse. inspiró nuevamente Además llama poderosamente la atención el scanner que se encuentra al final de la habitación. Creo que son recursos aprovechables en esta difícil misión.

Me retiro a continuar con mi labor, señor! afirmó con fuerza y volvió a terminar la reparación que se llevaba en curso.

-Bien infante, siga haciendo su trabajo, una vez que termine con el trabajo que se le ha asignado encárguese de que ese Scanner este operativo.-

Diablos, escucho a Miller y me dirijo hasta donde pueda alcanzar el carrete que me va a lanzar Rodriguez...-estoy listo cabo, cuando guste- me prepararo para recibirlo y una ves en mi poder regreso rapidamente con Miller para colocarlo sin perder mass tiempo.

Tras un arduo trabajo, los infantes del escuadrón Eco estaban terminando de colocar la segunda pieza de la alambrada en el perímetro que les había indicado el sargento. Hasta el momento no había señales de hostilidad alguna e incluso se podría a firmar que a pesar de las prisas, reinaba la calma.
La tormenta ya se había disipado casi por completo, permitiendo una visibilidad de poco más de 300m. Los infantes tenían ahora un claro panorama de los alrededores del fuerte, de la inmensa llanura que los rodeaba, de la distancia que tendría que recorrer un bicho desde su alcance visual hasta que se estrellara con la poderosa muralla.
Por su parte, aun algo desligado del resto del escuadrón, Frost había logrado ya echar a andar el panel de operaciones del sistema de comunicaciones. Aunque las cosas marchaban bien, Frost aun no estaba del todo cerca de terminar con ese aparato.

Miller desenrrollaba el alambre con la pericia que da la práctica y la sensación en la nuca de que un bicho estaba a su espalda. Solo escuchaba el ruido de sus botas acorazadas compactando la nieve bajo su peso y el raspar metálico del alambre.

Raynard hizo resbalar su mirada por el páramo helado que se extendía ante él. A su espalda, las instalaciones del Fuerte Helado. Frente a él, la nada en forma de hielo. ¿Quién había dicho que el infierno ardía en llamas? Algún puto charlatán comesantos que no conocía Galdonia VI. Ni a los bichos.

Con el perímetro despejándose ahora que la tormenta parecía haber superado su posición y dejando tan solo unos pocos copos como recuerdo de su paso, era fácil dejarse arrastrar por lo anodino del paisaje. Blanco sobre blanco sobre blanco. ¡Claro! No todo iba a ser deprimente en aquel lugar. Algún diosecillo juguetón prefería que fueran conscientes de la llegada de las hordas de bichos destacando contra aquel mar de esperma. Sí, pronto aquel blanco virginal se mancharía con sangre. Ajena y propia. Pronto, muchos serían Jack Buendía.

Raynard rememoró lo que parecía haber ocurrido en otra vida aunque tan solo unas horas separaran el presente del día de ayer. Un funeral para recordarles que su destino era morir, aunque no de viejos y rodeados por su familia, sino como las auténticas estrellas de rock o cine, jóvenes, aunque dudaba llegaran a hacer un bonito cadáver. De hecho, se daría con un canto en los dientes si llegaran a encontrar su polla en algún sitio que no fueran las tripas de un bicho. Luego la cena, ¿o quizás fuera mejor decir la última cena? Estupenda, abundante, orgíastica. Nada menos que tres platos bien regados. El preludio perfecto a la matanza del cerdo. Y finalmente y como siempre, las buenas noticias antes del postre, más que nada para facilitar la digestión y que nadie se amargara pensando que había alguna esperanza de supervivencia. ¡Oh, bueno! Estaba la Flota. Los guaperas que sin duda les rescatarían in extremis. Sin olvidar claro el tema de la munición, que llegaría cuando la necesitaran. Como el maná de los judíos en su larga marcha de cuarenta años en busca de la tierra prometida. Cuarenta años. Joder, seguro que también estaban esperando a la Flota. Así les fue.

Con todo aquello, buche lleno por la pitanza, hígado anestesiado por el alcohol y cerebro muerto antes la gran estrategia, ¿qué cojones de ganas iba a tener Raynard de socializar, de hablar, de follar siquiera? Ninguna. Y allí estaba ahora, con la cena reciclándose en algún lugar allí arriba tras la cagada matutina, el hígado quejándose a patadas y exigiendo sus dosis y el cerebro igualmente muerto, pero además, jodido de frío, aunque solo fuera imaginariamente por ver aquella mierda de terreno donde nadie pondría un pie sino fuera porque quisiera morirse de asco, suicidarse o, no hay que olvidarlo, ser uno de ellos. En resumen, que seguía sin ganas de hablar, de socializar y lo más lamentable, de follar. Un estado perfecto para odiar Galdonia y a los galdonitas, a los que deseaba dar por culo de forma poco sutil, lo cual desdecía su aparente inapetencia sexual. Y eso era bueno, ¿porque no estaba acaso allí para eso? Eran la punta de lanza, los que daban por culo. O quizás se equivocaba y los habían designado como las putas de lanza sin enterarse, y allí estaban, para que los bichos se dedicaran a una constante y permanente actividad sexual con sus putitas. Para joderles, joderles y joderles. Fuera como fuera, Raynard Bauer y su Triple GL no se lo iban a poner fácil.

Williem se situo en su zona marcada y oteo el orizonte con intensidad, no podia dejar nada a la suerte, sus compaleros estaban hay fuera y el era responsable de su seguridad, asi que dedico todo el tiempo a esto.

Venga chicos ir terminando la alambrada. Teneis los lizard line preparados para subir.

Frost cuanto te falta para terminar?

Mientras intenta dirigir el escuadron a falta del sargento no deja de visualizar el horizonte, pero ha puesto un vigia especializado solo para eso, esperaba que hiciera bien el trabajo

Frost sonreia para sus adentros cuando por fin comenzó a funcionar sin problemas el panel de operaciones. Observó la pantalla luminosa que se reflejaba en el vidrio de su casco de combate. Hermosa luz, por fin listo. Es hora de configurar el software para que esto funcione como se debe. Guardó presurosamente las herramientas que había utilizado para tal menester en la caja que había obtenido la noche anterior en la nave. Buscó un asiento cerca y se sentó cómodo frente al monitor encendido

En ese momento la voz de la cabo Odonell interrumpió su concentración, volvió a reclinarse rapidamente sobre el asiento, con un chirrido molesto que denotaba falta de mantenimiento del lugar.

Cabo, ya puse el sistema en funcionamiento, ahora me dispongo a configurar los programas y calibrar los canales de comunicaciones. Le informo cuando haya alguna novedad al respecto señor. Se lo notaba mucho más tranquilo cuando hablaba.

-Sera mejor que terminemos rapido hermano, empiezo a peocuparme un poco- Trato de ayudar mas a Miller para terminar de una ves de colocar la maldita cosa, siempre es nefasto trabajar con los bichos pisandote los talones y aun mas a sabiendas de que pueden envestirte en cualquier instante, lo mejor sera ayudar al compañero Miller y ponernos a salvo.

Era hora de que su chica tuviera el relleno adecuado. Abrió el cargador e introdujo tres de sus granadas, dos de fragmentación y la más potente de cuantas tenía. Estaba más que claro que no habría ocasión para arrepentirse de los errores, ni para lamentarse de no haber ido a por todas desde el principio. ¿Así que para qué andar con miramientos? Cuando viera saltar por los aires a aquellos putos bichos, era posible que se corriera de gusto. A fin de cuentas, tenía las pelotas cargadas como dos tanques.

-Bien nena, te lo he metido todo y hasta el fondo -murmuró-. Dentro de poco será tu turno. Enséñales cómo mueves esa boquita y por qué te llamas Dolores.

Miller, informe de estado, espero que ya haya terminado la ultima tirada de alambre. Los bichos no esperaran a que termine. Tenia la sensación de que los bichos no tardarían demasiado en presentarse, por lo menos la avanzadilla y no quería tener hombres al exterior.

El resto, informe de equipo en 2 minutos.

Raynard prepare su lizard line junto con el resto para la extracción rápida del grupo de miller. ahora había tres cables preparados por si tenían que salir pitando del exterior hacia arriba.