Partida Rol por web

Todo había empezado y por loo que respectaba al zapador Miller, le habían pillado con pantalones bajados. No era la primera vez que ocurría, eran la jodida infantería móvil y estaban entrenados para eso y mucho más. Si era necesario dejaría su puta vida en esa almabrada, pero tenían que ponerla.

Tiene que quedar puesto, como sea...

Miró a Jhos, esperando que comprendiese como estaba el tema, sabían a lo que venían, Aunque tal vez el fusilero no estuviera acostumbrado a la puta vida del zapador. Eran carne de cañón.

[Afinar la puntería, que no se acerque ni un puto bicho a mi culo]

Dijo a todos en general y a nadie en particular.

Frost sopesó sus palabras inmediatamente, no era capaz de saber exactamente a que se enfrentaba Miller y Josh, por lo que habló nuevamente por la radio Cabo, su orden es que deje las reparaciones para luego? finalizó la pregunta dejando un silencio expectante... quizá tendría que correr a la muralla si era necesario.

La cabo esta comunicando.

Los segundos pasaban y la tensión iba en aumento. Raynard sentía su cuerpo a punto de saltar como un muelle, la atención dividida como si de un camaleón se tratara. Su mirada se paseaba de las pequeñas figuras de sus camaradas recortados contra el hielo como cagarrutas en medio del blanco, a la superficie helada, esperando distinguir en cualquier momento los quitinosos caparazones de aquellos putos engendros, avanzando con su característico paso nervioso y articulado, como si de autómatas se trataran, pero con una velocidad y furia letales.

Sí, aquel era el peor momento. El de la espera contenida, donde todos tus sentidos se centraban en hacer lo que tu mente exigía y no lo que tu cuerpo pedía. Era como ese polvo mimado, donde te trabajas a la furcia que tienes entre tus manos, haciéndola gemir, implorándote que sigas, que remates, y tú, con las pelotas a punto de reventar y la polla palpitando como una bomba de relojería, te niegas a correrte y a poner punto y final a aquello, porque sabes que si te lo montas bien, tendrás a la gachí dispuesta a follar contigo otro día. Y piensas en tu abuela, en la compra que tienes que hacer, en aquella tipa increíblemente fea del instituto. Sí, no había nada peor que la espera contenida.

-Infantes a vuestras posiciones. Crow y el sargento se encargaran de la parte mas norte. A varios metros de distancia Frost y Cain, seguidamente, Miller y Josh a varios metros a distancia; Raynard conmigo; Willem y Baron cuando venga parte inferior de la muralla. Mientras no recuperemos a los del alambrado, tenemos que repartirnos.

Un simple cabeceo, el gangoso sonido de la saliva tragada ruidosamente y que nadie, ¡aleluya! podía oír, los picores que, de repente, siempre sacudían al cuerpo en aquellas situaciones y que no podían contar con un efectivo rascado al más puro estilo perruno. Todo ello en una fracción de segundo. Raynard, miró de reojo a la Cabo buscando su posición para acercarse a ella. Órdenes eran órdenes. No pensar, actuar. ¡Dios!¡Qué culo tiene bajo ese traje de mierda!

En el frío amanecer de Galdonia VI los infantes del 2° pelotón de la compañía Guardianes de Sirius se encontraban aun terminando los preparativos para la defensa del fuerte helado. Las alambradas estaban prácticamente listas en toda su extensión, los escuadrones se encontraban desplegados y prácticamente todos los sistemas del fuerte estaban cerca de quedar 100% operativos.
Sin embargo la situación se tornaba súbitamente muy peligrosa, pues muchos infantes se encontraban desplegados a las afueras del fuerte terminando de colocar la alambrada, y una aparente amenaza arácnida se gestaba en el horizonte. Para muchos estos aun no era divisables, quizá en parte por su camuflaje biológico adaptado al entorno geográfico de Galdonia.

El equipo que trabajaba fuera estaba terminando su cometido. Miller, ayudado por el fusilero Josh, colocaba el perímetro alambrado con rapidez, pero iban atrasados. Habían empezado más tarde que otros pelotones y eso podría costarles la vida.

¡Me cago en mi vida! ¡voy a palmar en este puto cubo de hielo por una jodida alambrada!

Gritó el zapador haciendo que sus maldiciones y tacos atronaran en el interior de su casco. Debido al sudor y al esfuerzo el aire reciclado dentro del traje había adquirido un olor rancio y el soldado podía notar como las gotas de sudor perlaban su cara. 

Raynard soltó el aire que, inconscientemente, sus pulmones retenían. Estaba próximo a la Cabo, vigilando su área, listo para ayudar a Miller y los otros a trepar como simios por el muro cuando llegaran a este. Pero el problema no era que subieran, sino que no llegaran a hacerlo. Y todo ello de la mano de una amenaza que no llegaba a distinguir. Tan solo la breve indicación de la Cabo Odonell, ese escueto, "Miller, a 400 metros, a mis 10, algo se muev..." era la brújula con que contaba para tratar de ver a lo que fuera que se acercara.

Sombras desdibujadas, un perfil que parecía arrastrarse como el pseudópodo de una ameba. Era como un alud recién iniciado, donde la nieve se desplaza sobre una fina capa de hielo, moviéndose apenas perceptible, pero moviéndose. ¿Era aquello? Y de serlo, ¿por qué no distinguía color alguno? Esperaba caparazones negros, marrones, oscuros en definitiva. Pero solo estaba el blanco. Quizás aquel había sido su error. Esperar algo. Funcionar con premisas erróneas. Aunque aquella tardía lección posiblemente no valdría de mucho a Raynard. Para ello tendría que sobrevivir. Y para sobrevivir, el número era fundamental. El de bichos y el de infantes.

Cuantos más hijos de puta hubieran sobre el muro defensivo para reventar a aquellos cabrones de bichos, más opciones. Cuantos menos cabrones de bichos en el ataque, más posibilidades para que los hijos de puta del muro sobrevivieran y eso le incluía.

Les habían dicho que eran la punta de lanza. Era una pena que no se sintiera así, sino como un trozo de carne descompuesta arrojada al río para que otros cazaran cangrejos.

Alistair miraba por la mira electrónica de su arma.
Apuntando con los hombros relajados, y acompasando la respiración, miraba por la óptica a sus compañeros a buena distancia allá en la nieve y expuestos a todos los "elementos" del entorno.
Buscaba bichos que pudieran causarle problemas a los infantes.

La orden vendría en algún momento próximo.

Estaba seguro.

Cada soldado sabía cual era su cometido, no hacía falta que les dijera nada para subirles los ánimos. Ya se encargaría de eso la adrenalina cuando comenzaran a disparar a los arácnidos.

Me pongo en posición en el muro y preparo mi arma, esperando que los soldados que había enviado abajo a poner el alambre terminarán antes de que los arácnidos se les acercasen lo suficiente y los destrozarán sin ninguno de nosotros poder remediarlo, la imagen se le paso por la cabeza... Se dio un golpe fuerte en el casco para despertarse, no era momento de pensar en ello. Sólo debía concentrarse en intentar que todos los miembros del escuadrón salieran vivos.

CANAL 3 HACIA EL MANDO (REDIRIGIDO TAMBIÉN A LA RADIO DEL SARGENTO FOCKER):

- "¡Capitán, aquí la Fox! Enemigo avistado en el flanco sur. Está cerca y se aproxima deprisa en gran número.

Nos disponemos a resistir. El arma pesada no está operativa. La reparación de la puerta no parece estar completa. No se ha tendido toda la alambrada.

Tenemos hombres en campo abierto en el suelo, incluyendo al Sargento. Están regresando al muro.

Nuestro explorador informa de veinte bichos, incluyendo al menos un Hopper.

Cambio." -