Partida Rol por web

Viendo la cantidad de bichos que se acercan, activo el detonador que llevo colgado al cuello para hacer estallar la mina explosiva.

A continuación vacío lo que me queda del cargador del Morita contra los bichos que están justo a mis pies y los que vengan detrás de ellos. Pongo el alma en el disparo, intentando causar el mayor daño posible.

El artillero veía como el centro se estaba quedando vacío de bichos muy cercanos, salvo por los tanques que ya estaban cerca. -chicos yo me encargo de los tanques, ayudad a limpiar los lados. Sargento si los bichos rompen algún muro, podemos replegarnos e intentar mantener el centro haciendo una defensa en circulo?- Mientras gritaba esto, el arma terminó de disparar todo las balas que tenía ese cargador. Rápidamente comenzó a colocar el siguiente para poder seguir con las andanadas.

No tendría sentido mantener un muro limpio si entraban los bichos por algún hueco al patio. O eso pensaba el artillero cuando consideraba sus pocas posibilidades que tendría de salir con vida de ese maldito planeta helado.

-Cabo Odonell, vaya movilizando a 4 infantes mas a la zona de las lanzaderas para que partan en la segunda que esta por llegar. Sargento Focker, elija a 2 infantes y manténgalos cerca de la misma zona, partirán también en esa lanzadera.-

TRANSMISION PRIVADA CON EL SARGENTO FOCKER:

- "¡Mi Sargento! El Capitán Tsumina ordena que designe dos miembros de la Fox, excluyendo a los infantes ligeros, para que se dirijan ya a la zona de lanzaderas y se mantengan cerca de la misma para partir en la lanzadera que está por llegar. Allí se encontrarán con cuatro infantes de la escuadra de la Cabo Odonell." -

Escucho las palabras transmitidas y respondo rápidamente mientras cambio a visión normal, pues son muchos bichos ya los que están delante mío y sus siluetas se me confunden con los otros modos de visión:

 - "¡Billy y Mackeyn! Ustedes se irán de inmediato en esa lanzadera. Son los que están más cerca y mientras antes se vaya ese vehículo, antes bajará el siguiente. Ahora suban sus traseros en ese trasto y lárguense de una vez. ¡Es una orden!"

Aprieto el gatillo apuntando a la masa de bichos más cercana y esperando acabar con varios y detener al resto lo más posible. Luego de eso pienso que el muro no resistirá mucho más, por lo que no es una buena idea el quedarnos donde estamos, mas es la orden del mando y nada puedo hacer luchando con su lógica. Hablo a mis hombres para mantener su moral elevada, a pesar de las dificultades:

 - "Soldados, ya se están yendo a casa los primeros de nosotros. Billy y Mackeyn pronto mandarán postales. Debemos resistir para poder hacer lo mismo. Los otros escuadrones ya se repliegan para largarse y debemos aguantar hasta que nos toque a nosotros. Mantengan el fuego, siembren un infierno para estos desgraciados y no olviden vaciar sus cargadores antes de partir. El muro caerá pronto, pero somos lo suficientemente duros como para resistirlo y seguir luchando hasta el fin. ¡Disparen con todo lo que tengan, no ahorren una puta bala y maten cuantos puedan, que la fiesta aun no acaba para la Fox!"

Mantengo mis disparos intentando detener a los bichos y que estos mueran antes de tocar el muro. Cada segundo cuenta y es importante ganar la mayor cantidad de tiempo. Si el muro cae antes de que los otros escuadrones se vayan, realmente será complicado irse.

Joder, joder, joder... ¿A qué cojones estaban esperando todos los demás? ¡Era hora de irse! ¡Inmediatamente! ¡No podían perder el tiempo! Menos mal que ya dos de ellos se iban, al estar abajo, para ganar tiempo, que si no...

A ver no os confundaís. Sonia, como soldado, estaba dispuesta a morir en combate. Pero no a morir por la ineptitud en la retirada de otros. Eso más bien la cabrearía de lo lindo. Pero, como de momento no era algo que pudiera solucionar, seguía pendiente de masacrar insectos. Y para ello, colaboraba estrechamente con su compañero.

- ¡Sonny, manten alejados y mata a los que puedas, voy a tratar de limpiar el mogollón que tienes en el muro! - le gritó, acercándose a él mientras sacaba de nuevo la Belcher. Una vez estuvo a su lado, se asomó y disparó en automático contra la masa. Menos proyectiles de los que le hubiera gustado, la verdad, pero así ahora podía recargar sin problemas.

Tanto correr hacia su posición para que de pronto recibiese orden de ir hacia la lanzadera. 

No me gusta correr para nada- pensó, pero no iba a desobedecer una orden, y mas si era para salir de la asquerosa fortaleza infectada de bichos.

Billy, creo que vamos a tener que ir para la lanzadera- le dijo a la mujer- al menos podremos cubrir desde allí a nuestros compañeros.

Bajé las escaleras en la oscuridad, las gafas le daban al sitio un aspecto extraño. Se escuchaba a todos los compañeros hablando por el canal de la Fox. La puerta, el patio. Ya estaba. Vi, a cierta distancia, al sargento Wimger, cerca del cadáver del gusano que nos había salido a recibir. Iba dejando gotitas de sangre por el camino. Corrí hacia donde estaba el sargento y tomé posición a una distancia prudencial, para no estorbar sus movimientos.

Siñor Wimger, Infante Yúpe, en posición. Cuando los compañeros salten il muro, harimos que los perros di Shaitan si arripientan de saltar tras illos, siñor. Puse la rodilla en tierra, y me preparé para apuntar cuidadosamente.

Los primeros soldados ya están subiendo y pronto estarán de regreso a a casa como dice el Sargento Focker. Solo hay que hacer todas las cosas bien de aquí en adelante. Corro desesperado por el patio para cubrir cuanto antes el muro oeste. Si nos cerramos a tiempo podremos asegurar el perímetro y todos saldremos de aquí. 

Asiento ante las palabras de Yupe--Mantenga esa posición con Higway para facilitar la retirada a la Fox.ra

Dicho esto me acerco al capitán para confirmar sus ordenes.

El sonido que proviene del exterior del fuerte es abrumador y los muros parecen estar apunto de ceder. La tarea de las lanzaderas se está realizando con demasiada lentitud y a cada paso que doy, soy más consciente de que muchos moriremos hoy aquí.

-Entendido Señor!

Comienza a subir las escaleras con el combustible a cuestas. Quizá no pueda ir al muro, pero seguro que les puede servir como barrera luego, cuando los bichos echen a bajo el muro. Si no consiguen llenar la lanzadera antes de que todo caiga, habrá sido inútil resistir en ese lugar y haber intentado ganar esa batalla.

Me concentro en desencasquillar mi arma despacio y con tranquilidad. Es difícil no perder los nervios en esta situación, pero de alguna manera consigo mantener la calma y la maniobra me sale bien.

Cuando vuelvo a levantar la vista para seguir disparando a los bichos veo que la situación es desesperada: hay muchos bichos pegados al muro, sobre todo en los flancos, y no creo que su estructura pueda aguantar mucho más. De todas formas el Sargento ha ordenado seguir disparando, así que eso es lo que haré. Lo bueno es que algunos infantes de la Fox han comenzado a retirarse, pero todavía no es mi turno.

En cuanto aprieto el gatillo me doy cuenta de que el arma se vuelve a encasquillar.- ¡Maldición! ¿Otra vez? ¡No me lo puedo creer, si he comprobado que estaba desencasquillada!- El pánico se apodera de mí mientras vuelvo a realizar las maniobras de desencasquillado.

Los pájaros estaban llegando para la recogida y ya había infantes dentro de la lanzadera, pronto otra aterrizaría y se llevaría a los siguientes pero no a la Fox. Su misión era morir para salvar el culo a los otros y ese era el precio que estaba dispuesto a pagar Patrick Evans. Si hacía falta que muriera para salvar a compañeros de la IM y que pudieran luchar el día de mañana contra los bichos, así lo haría. Así lo habían echo por él, puede que no directamente, pero en algún lugar, en otro planeta, otros infantes estaban muriendo por ese motivo. La Infantería Móvil era su familia y cualquier hombre o mujer que se preciara moriría por sus familiares.  

Era importante ganar tiempo, pero mas importante era que no destrozaran el muro pues eso les daría mas tiempo que el fuego de supresión. Evans apuntó al warrior que estaba destrozando el muro debajo suyo y apretó el gatillo.-Necesitamos reforzar el muro oeste, sin la Heat defendiendo los bichos lo reventarán enseguida.-  

Mkoll, ante la cercanía de una gran masa de bichos, decidió confiar más en sus ojos y la escasa luz que en cualquier modo de visión, así que apagó (al menos de momento) la visión infrarroja pasando a la normal. Sí, allí estaban. Bichos y más bichos, y los inútiles de los otros escuadrones corriendo como pollos descabezados. El explorador suspiró.

-... Qué duro es estar en la élite.

Apuntó a una masa de bichos que amenazaba con acercarse al muro, y abrió fuego con su arma en supresivo. Y el diría que había sido un buen tiro. De hecho, un tiro cojonudo. 

-¡Jodeos, putos bichos!

Los bichos de lejos no palman ni a tiros, y eso que es así como estoy tratando de conseguirlo. Pero estando así de cerca, con los sistemas de iluminación que todavía mantenemos y si la condenada nieve me deja, este es el momento de volver a la vista normal así que de un rápido movimiento me quito de la infrarroja para que los cúmulos de bichos no me molesten a la hora de disparar, mientras me repliego lentamente. O esa era mi idea, cuando Sonia viene corriendo hasta mi lado, trastocando todo mi movimiento y obligándome a pararme en el sitio en que estoy.

-Encantado de cumplir, Sonia, y no es que tenga nada en contra de que te acerques... -digo asomando el rifle por encima del muro y tratando de conseguir un blanco decente, ya que no voy a pasar por encima suya. -Pero la próxima vez déjame un poco de espacio para seguir replegándome, que viendo lo que están tardando el resto de unidades, cada metro va a ser crucial. -Y abro fuego, descargando más plomo sobre un grupo peligroso de insectos que se nos está tratando de echar encima y tumbar la muralla. Que tampoco importará mucho si nos derriban un flanco en vez del sur, pero ahí ya no me puedo meter.