Partida Rol por web

sigo agachado mirando a todas partes, a ver si les descubro, si no lo hago saldré a por Brian para arrastrarlo hasta la diligencia cubriéndome con su cuerpo hasta ponerlo a salvo.

La calma se hace de nuevo entre nosotros, parece que matar a los que parece que han dado los ha ahuyentado. No estoy seguro de sí eran sólo esos, si se están reorganizando para cambiar de táctica o si se retiran para poder lamer sus heridas.

De todas formas, continúo a cubierto, sin moverme esperando mientras vigilo el lado por el que pueden llegar. Estoy algo nervioso, si mi acción no ha servido de nada, lo que pasará es que he dejado solos al resto de compañeros, incluso con un herido de por medio, pero parece que no ha acabado todavía por la cantidad de flechas que han caído. Estos son salvajes, pero no tontos así que lo más probable es que vengan por aquí. Así que espero pacientemente sin delatar mi presencia. 

Debajo de la diligencia Roy miraba a uno y otro lado para detectar a algún indio moverse. Sabía que había más pues el bueno de Brian llevaba sus flechas clavadas, pero dónde? - hay que acercarse a por Brian. Yo os cubro desde aquí- susurró Roy a sus compañeros.

En el turno de los indios vuelven a caer un par de flechas. Una se le clava Brian en su cuerpo y la otra cae a escasos metros de él.

La vida de Brian está a punto de agotarse.

El viejo Pete se agachó al tiempo que escuchaba el silbido de las flechas caer. Entonces levantó la cabeza oteando en el horizonte esperando encontrar a alguno de los pieles rojas que les atacaban. Después echó a correr acercándose a Brian y tomando su cuerpo no sin esfuerzo para llevarle a salvo.

Los dos véis a dos indios parapetados tras sendas rocas que les proporcionan una cobertura total. Se encuentran a unos 40 metros de vosotros.

-Mierda-. Maldijo Pete lamentando la nula suerte de su compañero. -Los he visto, estoy listo para tenerlos a tiro en cuanto salgan-. Informó mientras permanecía con el arma apuntando a los indios a la espera de que de un momento a otro saliesen del parapeto para disparar.

El último ataque de los indios fue el final para el rebelde. Brian, inconsciente, recibió un nuevo flechazo que terminó con su agonía. Tal vez podríais haber intentado algo pero es probable que en vez de uno fuesen más los que estuviesen tendidos a los pies de Las Rocosas.

Al menos, Tyler y Peter habían logrado localizar a los dos indios que habían matado a Brian. 

Peter decidió quedarse cuerpo a tierra apuntando a una de las rocas que servía de parapeto a uno de los indios. En cuanto saliese estaría preparado para acabar con él.

Roy buscaba en la oscuridad el origen de los ataques mirando en dirección a los indios pero sin verlos.

Tyler consigue ver también a los indios.

Por su parte, Jack, continua ajeno a todo el lío que se está desarrollando tras de sí y continua vigilando la retaguardia por si acaso algún agresor se le ocurre atacar por allí.

era un buen tío,ahora que iba a salir, aunque se protegería con el y seguramente la ultima flecha hubiera acabado con el de igual manera. Pero eso no quedaría así, digo:- hay dos indios detrás de las rocas. señalando hacia ellos. y visto que ya no hace falta que salga, hago como Peter, apuntar al primer indio que se asome...

Roy vio como las flechas se clavaban en el cuerpo de Brian y éste dejaba de moverse. Sin duda su compañero había muerto.

- ¡¡Malditos, lo pagaréis con vuestras vidas!!- prmetió Roy a voces.

Luego escuchó a Tyler que había localizado a los indios, apuntaba en una dirección así que le imitó y apuntó hacia el mismo sitio en previsión de que se dejaran ver.

Jack continuó agazapado, vigilando el lado contrario al que decían que sus compañeros que habían visto a los indios. Estaba completamente seguro de que aparecerían en algún momento. Y él los estaría esperando.

Los dos indios que teníais controlados se escondían tras unas rocas. En un momento dado, el que estaba más a la derecha según miráis intenta acercarse unos metros a vosotros.
 

Pete estaba listo y sólo necesitó apoyar brevemente el índice en el gatillo para que Enriquetta -como llamaba a su fusil Henry- disparase una bocanada de fuego y destrucción.

-¡He dado a uno!- Exclamó sin estar seguro de si le había matado.