Partida Rol por web

La edad oscura

Primer curso, capítulo III. Retazos de magia

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19/12/2014, 20:36
Roxane Abbot

Simon había sido más galán que Jarek, si se podía decir así, pues nada más acabar la accidentada clase se había acercado a Roxane y estaban hablando en voz baja, con su expresión cordial de siempre mientras la niña asentía con seriedad a lo que fuera que le estaba contando.

Momentos después se unieron a Jarek, Maebh y Joy en la puerta.

- Hola - saludó al llegar, con sus grandes ojos pardos pasando por los tres justo en el momento en el que Joy se giraba para marcharse -. Los cuatro como slytherin, ¿eh? Menuda suerte.

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19/12/2014, 20:40
Director

Notas de juego

Troy y Violet ya están bastante lejos como para que les hables.

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19/12/2014, 20:41
Stacy Keibler

Stacy estaba de cualquier color menos del suyo propio cuando salió del aula, con la mano en la boca y medio encorvada hacia adelante. Sus ojos se encontraron con los de Joy, transmitiendo su asco incluso mejor que su postura. La pobre era, a decir verdad, bastante pusilánime.

Asintió a las palabras de Joy antes de responder entre sus dedos cerrados:

- No sé dónde están los baños - tras lo cual volvió a verse acometida por una fuerte arcada, conteniendo a duras penas el desayuno.

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19/12/2014, 21:38
Lizbeth Moore

Los eventos fueron sucediéndose alrededor de Lizbeth sin que ella fuera realmente consciente de ellos. Durante varios minutos se limitó a estar inmóvil, dejando que sus lágrimas surcasen sus enrojecidas mejillas. En varias ocasiones lanzó miradas suplicantes a Jason, quien parecía más que ocupado haciendo 'sabeunoqué'.

Era momento de marchar. Decidió aprovechar uno de esos momentos en los que nadie reparaba en ella (¿acaso no había sido así desde el comienzo?) para escabullirse hacia el pasillo en dirección a la nueva clase. Con un poco de suerte sería de las primeras y le daría tiempo a calmarse.

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19/12/2014, 22:26
Jarek Cerny -Slytherin-

- ¡Hola! es una pena que no estés con nosotros pero míralo de otra forma, eres la mas inteligente de todos. - le contestó a la chica con una sonrisa de ánimo cuando llegó a su lado - Rox, te presento a Maebh Connolly - añadió en dirección a la mencionada, esta vez no se le iba a pasar - y Maebh, nuestra amiga ravenclaw es Roxane Abbot.

Miró un momento hacia el interior del aula, la chica gryffindor salía rápidamente por las puertas, y vió como parecía que el desmayado volvía en sí, sin esperar por si volvía a caer en la inconsciencia añadió haciendo un ademán con la mano.

- ¿Vamos?

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19/12/2014, 23:50
Erik Gallaway

Me alejo un poco, aliviado de que sea Caliope quien le limpie la sangre de rata a Alxander. No era una tarea que me hiciese demasiada gracia. La gente se empieza a marchar pero yo me quedo ahí observándole. No podemos dejarle tirado en el suelo y la profesora acaba de decir que lo llevemos a la enfermería. Así que me vuelvo a acercar, dispuesto a hacer eso, cuando percibo un movimiento. Me paro en el sitio. Parece que está recobrando la conciencia. Sí, la está recuperando. Termino de acercarme de nuevo y pongo su brazo alrededor de mi cuello. Desde mi posición agachada, levanto la mirada hacia Megan y Caliope.

- Chicas. Cogedle del otro lado. La profe ha dicho que lo llevemos a la enfermería.- les digo y luego le hablo al chico. ¿Estará de verdad consciente?- Alexander. ¿Puedes andar? ¿Te vamos a llevar a la enfermería?

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21/12/2014, 15:04
Jason Finnigan

El "sabeunoqué" con el que había estado ocupado Jason había sido exactamente ponerse de rodillas en la silla y atisbar por entre las cabezas de sus compañeros cómo realizaban todo el proceso de reanimación y limpieza de Alexander. Soltó una carcajada divertida al ver cómo, al reanimarlo antes de limpiarle los restos, el niño se volvía a desmayar.

- ¿Has visto eso, Liz?

Se giró en el momento en el que decía aquellas palabras para descubrir que la niña se marchaba ya hacia la puerta sin siquiera haberle dicho nada. Su rostro fue la viva imagen del desconcierto mientras recogía sus cosas y se iba tras la niña.

- Eh, Liz, ¿por qué no me has esperado? ¿Qu... - entonces fue cuando, al llegar junto a ella y ponerle una mano en el hombro para girarla en su dirección vio su rostro surcado por las lágrimas -. Ah, ag... - se pasó una mano por el pelo, súbitamente atacado por los nervios. ¿Estaba llorando? ¿Qué se suponía que debía hacer con una niña que lloraba? ¿Cómo tratarla? -. Va, va, Liz, no no llores... - le frotó torpemente la espalda sin saber qué hacer y mirando a su alrededor en busca de un auxilio que no llegó -. ¿Qué te pasa?

Notas de juego

Si os separáis en grupos podéis dejar de marcar al resto: Jarek y Maebh por un lado, Lizbeth por otro, Alexander, Erik, Caliope y Megan por otro, Joy a parte y lo mismo por Troy.

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21/12/2014, 15:13
Madam Pomfrey

Troy debía haber supuesto que Violet habría memorizado el mapa del castillo pues tras varias indicaciones que a él le parecieron confusas llegaron hasta las puertas de la enfermería. El aire frío del pasillo pareció revitalizar a su hermana que a pesar de seguir subida a su espalda iba erguida y volvía a taparse con un brazo la herida sangrante de la cabeza.

Abrieron las puertas que daban a una estancia amplia y bien iluminada llena de camas cubiertas por sábanas blancas y cortinajes del mismo color que daban privacidad. Como era de esperar, ninguna de ellas estaba ocupada. La enfermera tardó varios segundos en salir de su despacho con aspecto extrañado.

- ¿Tan pronto? - murmuró sorprendida para sí misma mientra se acercaba a los dos niños -. Déjala ahí - señaló una de las camillas a la par que zarandeaba su varita en el aire. Oyeron un cajón abrirse y de repente un surtido de objetos llegó flotando hasta la mesilla que había al lado de la camilla ocupada por Violet -. No es grave, las heridas en la cabeza siempre son escandalosas - comentó al apartar el brazo del rostro de la niña, que hacía visibles esfuerzos por parecer imperturbable, a pesar de que la sangre se le acercaba peligrosamente al ojo derecho, que estaba ligeramente entrecerrado -. Esto te va a escocer - avisó antes de echar un producto sobre la herida. Troy no sabía que era pero visto el efecto efervescente que produjo sobre la misma estaba claro que no debía ser agradable. Los labios de Violet se juntaron para impedir que la queja que había nacido en su garganta surgiera pero sus manos, agarradas con fuerza sobre la sábana, hablaban por sí solas. La mujer estuvo un rato trabajando sobre la herida y para cuando terminó lo único visible era el apósito que ocultaba la frente de Violet y los restos de sangre en su cuello y en la ropa -. Ya está. Toma esto para el dolor de cabeza - le tendió un frasquito con una poción incolora que provocó que los ojos de Violet lagrimearan por el asco -. Creo que es la primera vez que hay accidentes en la primera hora de clase. Intenten no accidentarse en la segunda.

Con aquella despedida la señora Pomfrey se marchó de nuevo hacia su despacho.

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21/12/2014, 18:27

Permaneció sentado al lado de la cama donde había dejado a Violet, atento a las explicaciones de la enfermera. No era nada. Eso era lo importante de todo aquello. De hecho hasta les dejó marchar en cuanto la hemorragia de la sien hubo cesado.

Tras haber descansado esos minutos, Troy se levantó nuevamente y se colocó de espaldas a la cama para que su hermana subiera de nuevo a su espalda.

- Vamos. Vuelva a su trono, princesita.- le comentó, haciendo referencia a cuando alguna vez habían jugado, sin poder evitarlo por parte del chico pues normalmente era el día de su cumpleaños un par de horas, a que Violet era la princesa de todo un castillo.- ¿has oído eso? Hemos roto un record. Así me gusta hermanita. Y ahora... ¡a la siguiente clase!

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21/12/2014, 21:22
Maebh Connolly

Desde la puerta pude comprobar como aquella panda intentaba reanimar al rarito de Ravenclaw. La situación me seguía pareciendo de lo más divertida aunque ya empezaba a aburrirme un poco. Muchos de los alumnos ya abandonaban la clase, unos para asearse después del estropicio causado durante las prácticas como Joy, otros para ir a la enfermería como el chico de Gryffindor y, como Jarek y yo misma, dispuestos a ir a la siguiente clase. Justo cuando le iba a decir a mi compañero de marcharnos ya, una niña se acercó, parecía ser la amiga de Jarek.

-Hola Rox. -La observé con atención, podía no ser una Slytherin pero por lo menos la casa en la que había caído no estaba tan mal-. Sí, toda una suerte, pero Ravenclaw tampoco está tan mal... Mi hermano es el prefecto de sexto.

Desde luego no estaba tan mal, sino hubiera conseguido entrar en Slytherin no hubiera soportado otro sitio más que Ravenclaw.

-Sí, será mejor que nos vayamos o sino llegaremos tarde. Total... El espectáculo aquí parece que se está acabando.

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21/12/2014, 22:49

Vamos, es por aquí. Le dijo a Stacy, algo apremiante. Tenía que llegar a los baños y limpiarse, no podía verle más gente así. Vaya clase, no entiendo como pueden permitir que gente con tan poca capacidad intente cosas que están claramente fuera de su alcance.

Claramente echaba la culpa de lo que había pasado a quien había creado aquella taza-babosa. Me ha bajado por la cara cuando iba a realizar el hechizo. Mi primer hechizo! Estaba indignada. Con Stacy se desahogaba a veces. Luego recordó lo que le había pasado a su amiga y habló de forma más suave. Quería mantener a su amiga, podría serle útil en un futuro.

Estás bien, ¿Stacy? Dije, mirándola fijamente. Aunque nos hayan separado de casa ya sabes que puedes seguir contando conmigo para lo que necesites. ¿Has conocido mucha gente?

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21/12/2014, 23:35
Arcturus Nohansen Wüstenfuchs

Los lejanos murmullos fueron haciéndose poco a poco más evidentes, más cercanos, más claros. La voz de todos sus compañeros sonaba distorsionada e incomprensible, amén de que el sonido distorsionado parecía algo propio de oscuras criaturas de los mismísimos avernos. Y como era de esperar, a Alexander Weir, aquello no le gustaba.

Pero por suerte para los presentes, aun estaba demasiado confuso y aturdido (o aturdido y confuso) como para emitir queja alguna. Aunque cabe decir, que a aquella altura, ya era consciente de que la altura de sus pies no era la correcta respecto al tamaño de su cuerpo, la posición de su cuerpo no era el óptimo y alguien no había usado el pañuelo correcto para limpiarle su delicada y preciada piel.

Pero cabe decir que era una suerte que estuviera tan aturdido, porque seamos sinceros, no reparó en que alguien le había tocado con un pañuelo que no era el suyo. O vamos, que lo había tocado directamente. Pero si pudo emitir un último quejido mental antes de que su consciencia volviera a acompañarla, como una vieja amiga -posiblemente la primera, única y última que tendría-.

¿Es que nadie se ha leído mi "Normativa de seguridad para compañeros de mesa"? ¡Desalmados!

Pero llegamos al punto obligado para cualquiera que recupera la consciencia después haber sufrido una rata-explosión frontal con impacto directo. Algo terrible sin duda. Bueno, ahora estábamos en aquel punto en el cual Alexander aprieta ligeramente los parpados, apretando las mejillas en una mueca compungida y abre los ojos.

Y lo que ve, le asusta.

No podía ser de otro modo, qué demonios. Si al despertar lo que ve son tres bultos oscuros sospechosos rodeados de un halo de luz blanca. Mejor dicho, había luz blanca por todas partes, demasiada claridad y contaminación lumínica. ¿Quién era el desalmado que no se había preocupado por cerrar las persianas? ¡Lo decía su manual!

Y ahora estaba allí, rodeado de aquellas figuras misteriosas mientras intentaba recordar que había pasado. Qué demonios había pasado en los últimos 10 segundos antes de caer inconsciente. Por la forma de palidecer, parece que lo recordó con relativa facilidad -por supuesto, el era Alexander Weir. Era diferente. Él era listo.-. Bueno, recordó que había pasado. Una rata había explotado, que no deflagrado -había que tener cuidado con la sutil diferencia- y había llenado todo de sangre y vísceras. Y todo aquello había pasado justo antes de que su ya no-heroína Violet utilizara su propia cabeza para detener un disco mortal que buscaba atentar contra su vida.

Y aun, mareado y confuso, se dio cuenta de lo inteligente y acertado que había estado al permitir a Violet sentarse junto a él. ¡Incluso cuando no lo sabía, tenía la razón! ¡Era genial!

Pero para desgracia de Alexander, los segundos fueron pasando. Y la nitidez volvió a su visión. Al ver a todos aquellos compañeros junto a él, atendiéndolo amablemente, preocupados por él, tan dispuestos a ayudarle....

...Alexander solo pudo sentir una cosa....

....que lo estaban agobiando. ¡Pero bueno! ¡Si llevaba aproximadamente 12 horas explicándoles cosas! ¡Incluso a Erik le había dado un contrato con una serie de instrucciones! ¿No se lo había leído? ¡Traición! Primer problema: Estaban invadiendo su espacio vital, y su espacio de confort. Aquello hizo que el chaval se tensara. Se pusiera nervioso, y que, como era costumbre cuando se ponía muy, muy nervioso, se quedara simplemente quieto, tieso.

Pero rígido como un palo.

Segundo problema: La niña Loca, Heraldo del Caos y la Destrucción. Alexander se preguntaba en un estricto orden una serie de cuestiones: La primera... ¿Quien había dejado a esa niña entrar al colegio? ¡Si estaba loca y era peligrosa! La segunda... ¿Quien había dejado a esa niña entrar a clase? ¡Si estaba loca y era peligrosa! Y la tercera y más importante.... ¿Quien había dejado a esa niña acercarse a él? ¡Si estaba loca y era peligrosa! Y la miró de reojo. Tieso y quieto.

Pero rígido como un palo.

Pero fue cuando sintió la ingravidez en sus huesos, en el intento de sus compañeros por levantarlo y levarlo a la enfermería cuando pareció que algo se rompió dentro de él, haciéndolo reaccionar. Pero reaccionar, reaccionar.
Por que si señores: Ahí estaba el tercer problema: El contacto físico.

¡Pero por que se habían aliado en aquel brutal ataque en todos los frentes sobre su persona! Gente cogiéndole de los brazos. Gente cogiéndole de las piernas. Gente tocándole la cara. ¡Horror! ¿Dónde estaba Iraida cuando la necesitaba? No, Iraida no. Este era uno de esos casos en los que era necesarios mayores recursos.

Se imaginó a si mismo poniéndose en pie, alzando la mano hacia la puerta y gritando:

¡¡¡LIBERAD A JESSICA WEIR!!!

Y entonces, su hermana, desprovista de piedad, ética, moral o remordimientos entraría allí, posiblemente con su novio muggle practicando uno de sus deportes favoritos: La agresión al menor. Aquello me provocaba sentimientos enfrentados, por un lado, lo que habían hecho conmigo aquellos salvajes -y me refería a mis amables compañeros que solo habían deseado ayudarme- era un atentado en toda regla. Por otro, la posibilidad de liberar a Jessica Weir como elemento de Venganza quizás era incluso excesivo. Nadie se merecía algo así.

Sobre todo por que dudaba que alguno de los presentes pudiera reducirla. Y eso lo hacía aun más peligrosa. Además, él estaba allí. Y también recibiría. No, toda aquella imagen mental en la que un Alexander fornido, guapo, -más listo no, eso no era posible-, y carismático se ponía en pie e invocaba a su hermana para destruir a sus enemigos rebobinó brutalmente rápido, devolviéndolo al momento en el que Erik intentaba levantarlo.

- No, no, no, no, no.... - Se quejó, tensando sus propias rodillas para mantener el equilibrio y soltándose con toda la educación y buenas maneras que la impaciencia le pudo ofrecer. Se miró, se contempló. Sucio. Pero muy sucio. - .........................................-  un largo silencio se hizo, mientras el chico hacía una evaluación no solo de daños, también una evaluación sobre lo sucedido.

Primer punto: Debería quemar aquella túnica. No valía limpiarla. No era suficiente. Al igual que la mayoría de objetos manchados con sangre. Pensándolo bien, necesitaba aprender rápido el conjuro de fuego para purificar cosas.

Segundo punto: Era necesario matizar que a pesar de sus amables peticiones pre-desmayo nadie le había hecho caso. ¡Eso no podía seguir así! Más adelante se lo comunicaría por escrito.

Tercer punto: El correcto trato social a sus compañeros. A pesar de los errores cometidos -casi todo desde el punto de vista de Weir- Se habían preocupado por él. Lo habían atendido, y posiblemente fuera necesario más adelante que lo volvieran a hacer. Y si no respetaba la normativa social reimpuesta y aceptada por sus ancestros, cabía la posibilidad de que no lo hicieran. Cosa que no comprendía, era su obligación como sus compañeros hacerlo. Él había incluido una clausula de reciprocidad que no le hacía gracia alguna, pero que debía cumplir.

Así, de pie, quieto, pasó la mirada por los presentes. Había dudas, había dificultad y lo más importante, había la creencia de que en realidad no debía agradecerlo porque no lo habían hecho bien. Y por los gestos, que parecían siempre estará medio camino del intentar hacer algo y no hacer nada, las miradas nerviosas y los cambios de postura, revelaban que no estaba siendo el mejor momento del chico.

- Gracias. - Dijo, de forma escueta. - Habéis sido héroes. - reconoció, con los brazos pegados al cuerpo y rígido como un palo. - Seréis recompensados a su debido tiempo. A ti te perdono. - Dijo en último lugar a Caliope. Aunque solo fuera un perdón a medias. Había cosas que aunque pasaran años, jamás se olvidarían. Sobre todo si era él.

- Necesito ir al lavabo. - Acabó por decir, con el nervio propio de quien tiene una obsesión por la limpieza, y se encontraba en el estado en el que estaba. Y mientras esperaba unos segundos, pensó. Pensó rápido. En realidad...

...en realidad sí que eran héroes. -Hasta cuando hacía un cumplido por obligación, acertaba.- ¡En realidad sí que eran héroes, como aquellos de los cómics donde a veces debían romper las normas para salvar al presidente -claro está, el presidente era él- pero eso no desmerecía la actuación de tan valerosos caballeros, que habían arriesgado sus vidas al mancharse por él. Vale, quizás debía hacer algo más para demostrar tanto agradecimiento. 

Y sonrió. Un poquito.

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21/12/2014, 23:30
Lizbeth Moore

Al escuchar las palabras de Jason la niña se pasó las manos por los ojos con rapidez y quizá demasiada fuerza, intentando quitarse todo rastro de llanto. Por supuesto, lo único que consiguió fue enrojecer todavía más la zona, convirtiendo su cara en todo un ejemplo de cuadro esperpéntico.

- Na...nada - contestó con rapidez, asustada por la reacción del chico. ¿Es que nunca le había visto llorar? ¡Nunca le había visto llorar! Estaba tan acostumbrada acabar en llanto que no era consciente de aquel detalle. Por supuesto, siempre se había asegurado de llorar escondida en algún sitio o refugiada en su casa. Y cuanto estaba con Jason las vida era tan divertida... que nunca se había visto en una situación así. - No.... no me hagas caso. Es solo el cambio - continuó, levantando las manos para señalar a su alrededor - Quizá todo esto sea demasiado para mi.

Se volvió a pasar los deditos por los ojos, esta vez con algo más de delicadeza y precisión. Se sorvió la nariz haciendo algo más ruido de lo esperado, lo que hizo que acabara mostrando una tímida sonrisa a su amigo.

- ¿Te ha gustado la clase? - mientras preguntaba echó a andar hacia la siguiente clase. No quería llegar tarde. Además, esta vez quería sentarse en una de las mesas más alejadas del profesor. Quería pasar desapercibida lo máximo posible.

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22/12/2014, 12:50
Caliope Thonks

Escuche como Erik me pedia que agarrara a Alexander para transportarlo, y eso hice, ayudar en todo lo posible. Suponia que cuando se despertara volveria a colapsar: no hacia falta ser un genio para darse cuenta de que aquel chico era un poco extraño y habia cosas que parecia no soportar. Aun asi, aquel primer dia, antes del Sombrero Seleccionador, verlo alli, solo y asustado, habia conseguido despertar en mi cierto sentimiento de ternura que me hacia disculparlo por cosas como la clase que acababa de darle a la profesora McGonagall. Incluso habia comenzado a parecerme divertido.

Quizas por eso, cuando desperto, sonrei con alivio, al verlo quejarse, como era de esperar, por la situacion que encontro- Tranquilo, tu no te muevas, que nosotros te llevamos a la enfermeria. - le dije, con una sonrisa, al tiempo que mi pelo cambiaba de aquel marron oscuro a un rosa mucho mas alegre, al descubrir que habia despertado.

Y entonces llego aquel agradecimiento. Y aquella palabra enorme: HÉROES. De repente, me sentí como una de aquellas heroínas de las historias de mi padre, capaz de poner a salvo a todos aquellos que lo necesitaban, sacrificandose por salvar la vida de los que estaba a su alrededor.

Y, si Alexander, aquel niño tan extraño, especial y listo decia que éramos héroes... ¡Es que seguro que lo éramos!- Muchas gracias. Y perdona por lo del Caldero. Te prometo que tendré mas cuidado a partir de ahora. - le dije, sonriendo de nuevo cuando afirmó "perdonarme". Estaba muy contenta. Quitando a mi madre, a quien ya habia dado por perdida, Alexander era la unica persona con la que me habia llevado mal en toda mi vida. Y aquello, desde luego, era una noticia genial.

-¿Te acompañamos hasta el lavabo? Debemos darnos prisa, o llegaremos tarde a clase. - anuncie entonces a los demas, con intencion de ayudar a Alexander en lo que necesitara.

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26/12/2014, 00:09
Erik Gallaway

Alexander no tardó en reaccionar una vez lo tuvimos agarrado y en pie. Con lo escrupuloso que había demostrado ser con la suciedad y el contacto el otro día en el Gran Comedor, su reacción era una reacción esperada, por lo que no me sorprendo y me limito a separarme de él, una vez compruebo que puede mantenerse solo en pie, y mirarle preocupado. 

¿Te sientes mejor?- Su actitud no tarda en demostrar que así es y sonrío ante su necesidad imperiosa de ir al lavabo. - Sí. Deberías ir. Estás pringadito hasta arriba de bicho.- digo, sin ser consciente de que quizás mis palabras no consigan otra cosa que ponerle algo histérico. 

Pero entonces, Alexander nos llama héroes. Y, por el modo en el que lo hace, con completa seriedad, no puedo evitar echarme a reír. 

Si quieres puedes llamarme SuperErik.- digo, aludiendo al Superman, el tipo de la capa roja que salía en los cómics y siempre conseguía salvar al mundo de los villanos. - ¿Vamos?- No sabía si a clase o al lavabo pero tenían que salir ya de esa clase. la presencia de los restos del desastre no haría más que empeorar la situación. Y Caliope tiene razón. Vamos a llegar tarde a clase y eso es algo que mi mente no ve como una buena idea. 

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26/12/2014, 03:45
Megan Faulkner

En silencio, más por no interrumpir que por timidez, dejó que el resto guiara y conversara mientras ella sonreía satisfecha. A ella ya le bastaba con que Alexander estuviese consciente y quejándose de nuevo, buen indicio de su estado actual. No podía estar tan mal si seguían preocupándole las pequeñas cositas de siempre y aunque se había desmayado hacía tan solo unos momentos parecía estar pensando de manera bastante lógica. Dentro de su extraño y particular mundo, claro, como siempre.

Por lo demás, se alegró de no haber tenido que tocarlo directamente, sino que había podido ayudarlo sin que al pobre le pudiese dar un ataque de pánico porque lo había ensuciado. Aquel pequeño logro, aumentado con las palabras de hazaña heroica, la hicieron sentir bastante orgullosa de sí misma. Seguro este incidente y su pequeña intervención de mini paramédica en lo que había sido una caótica primera clase sería parte definitiva de la siguiente carta a James.

Quizás Erik podría acompañarlo al lavabo mientras nosotras vamos al de niñas para quitarnos la suciedad de encima... - sugirió en voz baja, mirando su falda con un poco de polvo y los restos de rata con que se había manchado las piernas al arrodillarse en el piso.

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27/12/2014, 18:49
Jason Finnigan

- Venga ya, Liz, ¿cómo va a ser esto demasiado para ti? ¡Si es genial! Bueno vale, mis gustos son un tanto especiales pero lo de la rata explotando - el niño dio una sonora palmada para acompañar sus palabras -. Brutal. ¿Y ese niño raro cayendo al suelo? Me ha hecho gracia. La gente es bastante rara por aquí, eso mola - afirmó el niño con rotundidad. Parecía que en lugar de un colegio se encontrara en una tienda de chucherías, así de ilusionado estaba -. Para ser la primera clase ha sido brutal - aquella parecía ser una de sus palabras preferidas, Lizbeth era capaz de recordar a Jason haciendo uso de ella en casi todas sus conversaciones -. Tienes que aprender a reírte de estas cosas, son graciosas.

Justo en aquel momento entraron al aula de Encantamientos.

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27/12/2014, 19:05
Roxane Abbot

- ¿Tu hermano se llama Niall?

Habían empezado a andar en dirección al aula de Encantamientos que se hallaba tres pisos por encima de donde se encontraban. Eugene no parecía demasiado inclinado a decir nada, quizás porque no sabía demasiado que decir o por la absorta observación en la que se hallaba sumido, mirando los cuadros con atención analítica.

Por su parte, Roxane hacía esfuerzos por no dejar traslucir el desánimo que la invadía y les estuvo preguntando sobre la casa de Slytherin y su sala común. Por su forma de hablar no parecía que considerara Ravenclaw como una mala casa pero era obvio que prefería Slytherin con diferencia.

Finalmente llegaron al aula de Encantamientos poco antes de que el reloj diera la hora.

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27/12/2014, 19:15
Violet Knight

- Estoy bien, no pienso volver a subirme a tu espalda como una niña pequeña para que todos lo vean - estaba claro que estaba mejor, su carácter empezaba a salir a la luz mientras caminaba a su lado. Alrededor del apósito que cubría la zona herida se podía ver como su delicada piel blanquecina había empezado a oscurecer por el hematoma debido al golpe pero en aquellos momentos no parecía que le doliera. Pomfrey sabía lo que se hacía -. Has hecho muy buenas migas con Megan, ¿eh? Me cae, bien, es buena chica. No la estropees - le previno mientras subían los dos tramos de escaleras en dirección a la tercera planta.

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27/12/2014, 19:18
Lizbeth Moore

Lizbeth escuchó en silencio a Jason mientras andaba hacia la siguiente clase. No levantó la vista ni una sola vez. Tampoco emitió ningún sonido que dejara claro al chico que le estaba escuchando, como tantas veces solía hacer. Se limitó a andar y a intentar convencerse de que sus palabras tenían algo de verdad.

- Quizá... tengas razón - declaró al final. Sabía que era lo que Jason quería escuchar, y era lo que ella le diría. En los últimos años había aprendido a hacer eso. A decir a la gente lo que querían oír, para que dejaran el tema del que no quería hablar. - Intentaré reírme más en la siguiente.

Siguió andando a su lado, en silencio. No fue hasta que casi alcanzaron el aula que volvió a retomar la conversación.

- Qué... ¿qué opinas de nuestros compañeros de clase? Has... ¿has hecho algún amigo? - Le daba miedo la respuesta. Había algo que no paraba de rondarle por la cabeza. ¿Y si Jason encontraba a gente más divertida que ella? ¿Y si dejaban de ser amigos? ¿Y si se quedaba de verdad sola? No podría soportarlo.