Partida Rol por web

Hasta el momento en que toda la acción se precipitó, Violet había permanecido leyendo con tranquilidad las cartas que iban a su nombre y al de su hermano, sin encontrar en ellas nada más que palabras de amor, preocupación y apoyo. Aunque fuera lo que cabía esperar, lo cierto es que se sintió bastante aliviada al comprobar que sus padres no parecían tener la menor intención de sacarlos de allí. A pesar de su apariencia serena e introvertida, la verdad es que aquello le gustaba mucho.

Por eso miró con ojos redondos por la sorpresa a los tres que parecían tener toda la intención de fugarse.

- Eh...ei...Megan... - se ruborizó un poco. No conocía a los otros dos como para tener confianza a la hora de dirigirse a ellos así que se limitó a hablar con la niña que a aquellas alturas tenía por amiga -. ¿Dónde vas? Te vas a meter en un lío y aún no nos han hecho las pruebas.

Roxane, por su parte, no hizo intento alguno de detener a sus compañeros, simplemente se levantó y salió de la habitación sin esperar a que sus voces llamaran la atención del profesor.

El profesor cerró los ojos, llevándose la mano a los mismos con gesto cansado. Justo lo que le faltaba por escuchar, un crío entrometido que no conocía los límites.

- Me confirmas dos de mis tres afirmaciones con tus palabras - dijo con voz lacónica. No iba a entrar en el por qué de sus explicaciones porque sería entrar en un terreno que como profesor, no le incumbía. Aunque por otra banda, estaba herido, llevaba una semana sin apenas dormir y las cosas no podían ir peor -. Y ahora atiende a una cosa. Quizás no sale en tu libro pero es así. Los adultos son la autoridad y los profesores más. Cuando uno te dice una cosa, la haces sin replicar. Por más razones o motivos que me des no voy a permitir que cierres la puerta, sino quieres mear así bien, volvemos abajo y tienes dos opciones, mearte encima o permitir que te explote la vejiga. Tienes un minuto para salir del baño.

Le había costado poco vencer aquel primer bloqueo que se le había presentado aunque sus recuerdos aún seguían borrosos, como si los estuviera viviendo por primera vez. Pudo notar la aprobación de Dumbledore en su cabeza de forma difusa pero en aquel momento en el que se estaba adentrando tanto en sus pensamientos lo real estaba adquiriendo un tinte de sueño.

Avanzó de la mano de Megan, escuchando cómo la puerta se cerraba tras de sí con un lúgubre chirrido como si se tratara del tañido del destino, algo admonitorio. La Muerte seguía junto a ellos, susurrando palabras de desaliento mientras avanzaban por el lugar.

- Adentraros por los sinuosos caminos del mundo de los espíritus... - de algún modo, habían introducido una ciénaga en aquel pasillo, Troy se dio cuenta en cuanto su pie se metió de lleno en un charco, levantando un asqueroso olor a podredumbre -. Las almas vagan por estos parajes sumidos en la pena eterna, buscando la redención...

De repente, un fantasma se apareció justo delante de Troy, espeluznante, aterrador...y de nuevo, allí estaba el bloqueo.

Continuó con los ojos cerrados en aquella molesta situación. ¡Era tan extraño...! Y entonces el fantasma apareció delante de ellos dos, pero no recordaba nada. No conseguía recordar.

- No...soy...capaz...

Lo que antes le había parecido sumamente sencillo ahora se complicaba. Este bloqueo era aún mayor. ¿Significaría aquello que esa parte del recuerdo era importante? ¿O solo era por el cansancio del chico?

Cuando Megan abrió la puerta, se paró en seco. De repente sentía mucho miedo. ¿Y si el profesor se enfadaba? ¿Y si les castigaba? ¿Y si...? No hubo tiempo de pensar en la tercera catástrofe. Allí no había nadie ni nada. Levantó el pie despacio para completar el nuevo paso. Se sentía como si estuviera a punto de trasgredir una norma universal.

-¡YO N..!!!!!

Notar la mano de Jason le sobresaltó tanto que no pudo evitar dar un bote y echar un grito. Al darse cuenta de que se trataba de su amigo, y no del profesor, y que había gritado delante de todo el mundo, volvió a ponerse roja como un tomate. ¡¡¡Que verguenza!!!

-Cre...creía... - Tragó saliva. - D...da igual. - Sonrió, con timidez. Estaba contenta porque Jason iba a  ir con ella. Y en cuanto a la ropa... ni se le había planteado por la cabeza, ni le resultó importante el comentario de su amigo. ¿Qué más daba que fuera en camisón? ¿Es que había algún problema por ello?

Se mordió el labio un segundo, mirando al resto de compañeros, preguntándose si debería invitarles a ir con ellos. ¡¡¡Pero le daba tantíiiiisima verguenza!!!! Dejó de apretar con los dientes el momento en el que sintió dolor. No, sería mejor dejarlo. Seguro que no querrían ir con ella o la tomaban por una niña tonta. Seguro que tenían cosas mejores que hacer.

Cogió de la mano a Jason y tiró de él. -Venga, vamos - continuó, con un hilillo de voz de lo más cantarín. - Si nos damos prisa no nos verá.

Retrocedió mientras fruncía el ceño en una mueca de extrañeza e incomrpensión cuando le dijo que había confimado dos de tres afirmaciones. ¿Ese hombre estaba escuchandose? ¿Tenía algun trastorno? - ¿Siempre ha tenido los mismos problemas de comprensión oral? - Le preguntó, en ánimo de descartar posibles problemas mentales por parte del profesor. Por que parecía que no había entendido nada de nada. Esto solo confirmaba su hipótesis pre-Hogwarts:

Entre aquellos muros solo encontraría gente que se dedicaba a la educación porque no servía para nada más.

Pero entonces llegó el momento en el que intentó intimidarlo, una vez más, haciendo mención de que él era un profesor y era la autoridad. Claro estaba, lo primero que se le pasó por la cabeza es que si esa era la autoridad, era normal que tuvieran un problema. Despues, se le pasó por la cabeza lo evidente: Síndrome de Hubris.

Ese profesor sufría de ese terrible sindrome.

"Yo tengo la razón porque soy mayor y los mayores siempre tenemos la razón". - Lógica circular. - Puntualizó. - Los adultos tienen la razon y como yo soy un adulto lo que digo es verdad, por lo tanto tengo la razón. Es redundante. Que lo sepa. Eso es malo. - Señaló una vez más, retrocediendo, temeroso ante la actitud violenta del profesor -vamos, no era violenta, pero a ojos de Alexander era terrorifica-

- No se dice mear, se dice orinar. Muy mal. - Volvió a corregirlo. Pero aun le pareció más terrorífico que dijera que debía mearse encima. - Vale. - Accedió. - Al menos podría darse la vuelta. ¿No? -

- No sé para que pregunto.- digo, esbozando una tímida sonrisa. - Tú nunca tienes miedo de nada.

Por eso la chica del pelo chuli había acabado en la casa de los valientes leones mientras que la mía parecía ser la de los no tan valientes empollones. - Sí. A lo mejor ella nos lo explica.- Porque lo que era el resto, no nos habían sido de mucha ayuda. 

Calliope ha debido de ver mi expresión al leer la carta y me pregunta si estoy bien. Indeciso, termino por hacerle partícipe del contenido, señalando un párrafo en particular, el que está escrito con letra de mi padre. 

- Mi padre no es mago ni sabía que existía la magia. ¿Cómo puede saber estas cosas? El no es un mentiroso. No diría esto si no lo creyera de verdad. - Aunque mis palabras han salido como una afirmación, mi mirada está cargada de preguntas. ¿Me podía estar mintiendo mi padre? ¿Por qué querría asustarme sin motivo?

En ese momento, las palabras de algunos de los presentes desvían mi atención hacia la puerta, por donde dos figuras femeninas tratan de escapar.

- ¿Por qué se quieren ir?- le pregunto a mi amiga, confundido.- Si se van, ¿quién les va a curar? Podrían morirse...

Papá: Me han dicho que tengas cuidado. Todo está bajo control, Dumbledore es un gran hombre, confía en él. Pero algo malo va a pasar.

Mientras hablaba con Erik, pude ver por el rabillo del ojo como algunos de los alli presentes querian salir de la enfermeria, aunque no terminaba de entender por qué. ¿A donde iban a ir? ¿Y para que? Se suponia que teniamos que esperar a que nos ayudaran a recordar... ¿Que sentido tenia irse, si ademas habian dicho que iban a venir a vernos nuestros familiares? Yo no estaba dispuesta a sacrificar un abrazo de mi padre por nada del mundo...

Sin embargo, el primero comentario de Erik me saco de aquel pensamiento, y negue, mientras mi pelo se iba volviendo poco a poco rosa- Bueno... algunas veces si... Pero a la legerelemancia esa no le tengo miedo. Se supone que quieren protegernos, ¿no? ¿Por que entonces iban a hacernos algo malo? - dije, con una logica tan simple que era aplastante.

Entonces Erik me señalo aquel pasaje, y me incline sobre el papel, leyendolo, mientras fruncia ligeramente el ceño, pensativa. Al fin y al cabo, aquel mensaje era muy parecido al que me habia enviado mi padre, y asi se lo hice saber a Erik, enseñandole la carta que habia recibido yo tambien, mientras el pelo se me llenaba de mechones marrones y amarillos, que se entremezclaban con el rojo y el azul, de nuevo en aquella amalgama de sentimientos.

-Mira, a mi tambien me ha dicho algo parecido... Pero yo supuse que mi padre si que sabria algo... - le dije, en voz baja, mientras le enseñaba el mensaje- Oye, Erik... ¿Estas seguro de que esa nota es de tu padre? Porque o a ellos le han contado algo... o a lo mejor es otra persona la que quiere que tengas cuidado... - dije, intentando razonar todas las posibilidades que se ofrecian- No lo se, Erik... Pero esto es muy raro... - dije, apretando los labios, mientras mi pelo se oscurecia paulatinamente.

Entonces llego aquella ultima pregunta, ante la que negue, encogiendome de hombros- Pues... no lo se... Vamos que yo no le veo mucho sentido... ¿Para que quieren irse? Si estamos aqui es porque quieren protegernos y que nos pongamos bien... ¿no? - dije, encogiendome de hombros, esperando a que fuera mi turno para ir a esa extraña prueba.

"Caliope,

Sé que estás bien, he estado en contacto con la señora Gibbs y por suerte ella ha podido verte y me ha dado los detalles. Desearía que no hubieras tenido que pasar por esta experiencia, sólo espero que aprendas de ella a afrontar los momentos difíciles que están por venir. Sé fuerte, Caliope. Pronto nos veremos. Ten cuidado. Protégete. Protege a los que quieres.

Te quieren, Mamá y Papá"

Jarek se mantuvo atento a los movimientos y conversaciones de sus compañeros, decían que estaban en buenas manos pero habían estado una semana inconscientes, y no sólo ellos si no todo el alumnado. Escuchó, y vió, como había cartas que ponían a los niños nerviosos pero cuando Megan abrió la puerta no le dió tiempo a reaccionar. Antes de que pudiese siquiera abrir los labios Rox salió de la habitación.

-¡Simon!

Intentó llamar la atención de su amigo para que la detuviera mientras él deshacía el camino, todo lo deprisa que su dolorido cuerpo le permitía, y volvía hacia la parte trasera del aula y a la salida.

- No sé. Igual son ellos los malos y quieren hacer experimentos con nosotros para ver cómo funcionamos por dentro.- aquello explicaría por qué mi carta y la de Calliope parecen exactamente iguales y por qué algunos niños quieren huir de la sala. 

Aquel pensamiento, seguido de la pregunta de la chica tras leer mi carta, hace que me entren dudas.- Yo creo que sí ha sido él. Mira...cada persona de mi familia ha escrito un trocito.- le digo, dejándole ver la carta entera. - Aunque...- algo que veo, hace que le arrebate sin pensarlo su carta de las manos a Calliope y la compare con la mía.- Mira. Esto que dice tu padre se parece mucho a esto que dice mi abuela y lo de mi padre. ¿Crees que igual los profes nos están engañando y lo han escrito ellos? ¿Qué quizás no han hablado con nuestras familias?- le pregunto con el corazón en un puño, con miedo a creerme mis propias palabras. 

¿Puede ser que tu padre conozca al mío y se hayan puesto de acuerdo para escribir la carta? ¿Le interesa la ingeniería?- continúo preguntando, valorando todas las opciones. 

Guardé la carta de mi abuelo con más cuidado que el que había puesto en guardar la de mi madre. Tenía que analizar mejor, y cuando estuviera más tranquila, cada una de las palabras escritas en ella. Miré a mis compañeros, evaluando quien podría ser de confianza y quien no, y no pude más que torcer el gesto al comprobar que, algunos de ellos, haciendo caso omiso a las instrucciones del profesor y del medimago, se escapaban de la sala en la que nos encontrábamos.

Parece que no quieren descubrir qué les ha pasado, eso sin contar con el catigo que les puede caer si les pillan.

Me senté más cómodamente en la cama, esperando mi turno para las pruebas, sin dejar de pensar en las palabras que mi abuelo había escrito y no pude evitar una sonrisa al darme cuenta de su posible significado. Me quedé más tranquila, sabiendo que no había peligro alguno. Si lo decía mi abuelo no podía desconfiar.

Megan asiente a Erik en su camino a la puerta - Sí, son para mí, pero no tengo tantos parientes. Son de mi tío. - sonríe avergonzada - Es que se preocupa mucho por mí. - dice sonrojándose un poco. 

Entonces abrió la puerta, encontrándose con que no había nadie al otro lado. Seguro si hubiese sido Troy en su situación no habría pensado siquiera antes de salir, pero a ella no le gustaba llevarle la contra a los alumnos, y les habían dicho que tenían que examinarlos aún. Dubitativa, miró hacia la salida. ¿Y qué pasaba si luego no la dejaban ver a James o a sus padres? ¡Ahí si que sería un desastre!

Entonces Violet le habla y Megan se voltea al escuchar sus mismas dudas exteriorizadas por su amiga. Quizás si debería quedarse. Ni siquiera su compañero de casa o Calliope le veían sentido a irse. Pero es que... ¿Y si luego James se metía en problemas?

Yo quiero que me examinen, pero... - se mordió el labio, nerviosa. No era buena idea salir, y lo sabía. - Supongo que tienen razón. - suspira, sentándose a un lado de la puerta y mirando hacia afuera, por si viera a alguien andar por el pasillo.

La verdad era que no me habia planteado ninguna de las cosas que Erik dijo hasta que no las oi salir de sus labios. ¿Era realmente aquella idea tan descabellada? Porque... ¿Quien podia asegurarnos que, efectivamente, aquella gente fuera buena? ¿Y si...? - Ahiva, Erik... Llevas razon... ¿Y si no estamos en Hogwarts en realidad y nos han secuestrado, y estan haciendose pasar por la gente que conocemos? La señora Gibbs no ha venido, y Ted tampoco aparece... Y eso es raro, porque siempre que estoy nerviosa, o asustada, Ted siempre viene... Y ahora mismo no esta aqui.. - dije, notando como mi pelo cambiaba de color, a un marron oscuro, casi negro, representacion de la preocupacion y el miedo que estaba comenzando a sentir en aquel momento.

Entonces compare aquellos parrafos que me mostraba y volvi a asentir, cuando barajo la posibilidad de que nuestros familiares no hubiera escrito aquellas cartas- No se... Es la letra de mi padre, si... pero pueden haberla imitado... o a lo mejor los han reunido y les han contado algo... O a lo mejor los han obligado a escribirlas... No se, Erik... que yo sepa a mi padre no le gusta la... ¿Como has dicho que se llama? ¿Genieria? ¿Y eso que es? Que yo sepa mi padre nunca ha estado interesado en los genios... - dije, pensando en que quizas era algun tipo de escuela de magia especializada en genios y en lamparas maravillosas, o algo por el estilo.

Estaba emocionada. Podía notarlo en las hormiguillas que sentía en el estómago, los brazos, las piernas, la cabeza... ¡iban a vivir una mini aventura! ¡Una mini aventura que se había atevido a comenzar! Cogida de la mano y con un pie levantado para dar el primer paso, llegó el jarro de agua fría.

¡Se quedaba! ¡Megan se quedaba! ¿Y ahora qué? ¿Iban a irse Jason y ella solos? ¿A hacer qué? ¿Contactar con su hermano antes de que fuera demasiado tarde? ¿Antes de que sus padres llegaran y se los llevaran a rastras sin ni siquiera dejarles dar una sola explicación? Un escalofrío recorrió su cuerpo, que le obligó a soltar la mano de su amigo con rapidez. Dio un paso hacia atrás, mirando a su alrededor, desubicada.

¿¿¿¡¡¡Qué iba a hacer!!!!??? ¿Irse? ¿quedarse? ¿Irse? ¿Quedarse? ¿Irse? ¿Quedarse? ¡¡¡¡¡¡Waaaaa!!!!! ¿Y si le pillaban y le castigaban? ¿Y si al salir de la enfermería moría al instante? ¿Y si tenía una enfermedad incurable? ¿Y si llegaban sus padres y se la pegaban? ¿Y si su hermano también moría? ¿Y si todos morían y ella sobrevivía? Se quedaría sola...

No se dio cuenta de que las lágrimas le caían a chorros hasta que intentó mirar de nuevo a su alrededor. Asustada, se dio cuenta de lo que estaba pasando. ¡¡Estaba llorando!! ¡¡¡En mitad de la enfermería!!! Con todos esos niños delante.... ¡¡¡iban a pensar que era una estúpida niñata!!!

Empezó a respirar fuerte, sientiendo una presión en el pecho. Tenía que salir de allí. Tenía que marcharse. Seguro que todos se alegrarían de ello. Seguro que todos querrian...

No terminó el pensamiento. Sin avisar, echó a correr al exterior.
 

- A lo mejor son alienígenas.-¿Cómo van a ser alienígenas, tonto? Los alienígenas no existen. Bueno, tampoco pensaba antes que existía la magia así que quizás los alienígenas en realidad sí que existen. Pero, ¿por qué querrían secuestrarnos?- Si ves que les salen tentáculos cuando te examinen, huye.

Mi cabeza se afana por buscarle un sentido a todas aquellas teorías locas pero la reacción de Calliope a mi pregunta sobre la posible relación entre nuestros padres, me hace atragantarme y reírme tontamente.- Que no...la ingeniería no son genios. Los que no tienen magia, hacen máquinas. Aparatos que pueden hacer muchas cosas parecidas a las que se consiguen con los hechizos. Mi padre es ingeniero.- concluyo, satisfecho y orgulloso de la información que acabo de compartir.-Yo de mayor lo seré también. Aunque ahora que tengo magia...no sé, igual tengo que pensar en otra cosa.- Cuando me doy cuenta de que estoy desvariando, me obligo a bajar a la tierra y pensar que quizás la idea de las otras dos niñas sobre escapar de la sala no era tan mala.

De repente, me doy cuenta de que al final Megan ha decidido quedarse y, lo que es más, ha respondido a mi pregunta sobre la desorbitada cantidad de cartas.- ¿Todas de tu tío? Jobar...tiene que quererte muchísimo.

Las palabras de Violet habían frenado el avance de Megan y al parecer, momentáneamente el de Lizbeth, que se paró en el quicio de la puerta, rígida y temblorosa mientras Jason la alcanzaba con una mirada extrañada. Fueron apenas diez segundos de indecisión pero fue justo lo que tardó la chiquilla en tomar la decisión de salir corriendo como alma que lleva al diablo ante el "¡eh!" sorprendido de su amigo, que no tardó en irle detrás.

Simon por su parte no había reparado en la huida de Roxane pero le bastó la palabra de Jarek para imaginar que algo pasaba o su amigo no se la habría jugado en salir así que, guardando su carta en el bolsillo, se puso en pie con un salto dolorido y salió junto a al otro slytherin.

Aquel niño era un caso perdido lo cuál resultaba trágicamente desgraciado teniendo en cuenta lo temprana de su edad para establecer semejante diagnóstico pero aquello era lo que le parecía de modo que ignoró sus comentarios posteriores achacando quizás su rigidez mental a problemas de educación.

- Dime, chico - se había girado y había esperado a que Alexander acabara con su tarea de vaciado para retomar la palabra -, ¿quiénes son tus padres?

Troy había salido bruscamente del recuerdo hasta volver a la realidad, donde Dumbledore mantenía el semblante sereno sin echarle nada en cara a la par que la señora Gibbs borraba la mirada de preocupación maternal de su rostro.

- No te preocupes, Troy, no es culpa tuya - comentó la mujer con una sonrisa profesional -. Puede que sea un recuerdo importante o algo a lo que no prestaste atención o quizás que no quieres recordar - sugirió la mujer con una rápida mirada a Dumbledore, que en aquel momento parecía muy interesado en alisar las arrugas de su túnica.

- Si te parece, continuamos. Siempre puedes decidir parar.*

Poco después volvían a estar inmersos en sus recuerdos. Si se giraba, podía ver el lugar en el que se le había aparecido el fantasma de modo que apenas habría transcurrido un minuto. Lo más notable de aquel instante fue la risa de James Potter escapando de la supuesta Muerte. Se estaba desternillando de lo lindo, rompiendo con la tensión del lugar.

- Tío, que grito de nenaza has pegado - comentó todavía riéndose -. En serio, te llega a escuchar Sirius y ya tendrías apodo de por vida.

Al parecer el problema con aquel recuerdo era precisamente su penosidad. Era difícil no sentirse un poco ridículo en aquellas circunstancias pero por lo menos ahora conocía la identidad de su compañero, alguien que, a pesar de sus esfuerzos, sentía dificultades por seguir en su papel lúgubre que había estado interpretando.

- Hemos pasado los pantanos de los lamentos... - su murmullo tétrico sonó tembloroso por la risa contenida -...y ahora nos acercamos al páramo de los horrores. Enfrentaros a vuestros miedos...

Ahí de pie, ante ellos, estaba Remus, con su aspecto cansado y enfermizo de costumbre vestido con un ajado hábito y un reloj de arena en la mano y con la otra apoyada sobre un arcón que había a su lado.

- Yo soy el tiempo, ineludible. Para mí no hay secretos porque todo lo conozco, el pasado, el presente y el futuro - a pesar del significado de sus palabras su voz era suave como de costumbre, sin el tinte tétrico de la de James -. Megan Faulkner. Conozco el miedo que oculta tu corazón. ¿Lo conoces tú?

Remus estiró una mano con lentitud hacia el cofre y cuando éste se abrió apareció un hombre. Troy no pudo verle las facciones en aquella oscuridad.

- Megan...

Aquella voz era dulce y casi cariñosa. ¿Por qué aquel era el miedo de Megan?