Partida Rol por web

La cara de Agnes, que al principio demostraba su atención, pronto se transformó a exasperación, de hecho así fue en el momento en que pronunció el nombre de Sirius. Troy podía estar segura de que incluso hubiera bufado si no fuera porque estaba tratando de no atraer la atención sobre ellos con aquella conversación.

- Troy, ¿no me digas que eres amigo de Black y Potter? Es decir, Potter ya de por sí es lo bastante malo pero Black... - elevó la mirada al techo antes de inclinarse levemente sobre su hermano -. No sé con quién se relaciona Violet pero anda que tú... - no era demasiado raro que Agnes le tuviera manía a ese par. Siempre hacían a los Slytherin fuente de sus bromas pero además Sirius ni siquiera se molestaba en disimular las miradas lascivas que le dirigía a Agnes, lo cuál a ella no le gustaba para nada.

- Puedeee...

Remus alargó la palabra mientras miraba a Lizbeth con extrañeza, el tiempo en que tardó en descifrar el posible motivo por el que la pequeña gryffindor se mostraba tan tímida ante aquella sugerencia. ¡Dios! No pudo evitar soltar una carcajada, realmente divertido. Si ese par se enteraban de aquello, capaz que la mataban.

- ¿Te estás refiriendo a que se están enrollando o a que están - hizo una pausa, al tiempo que se callaba el "cagando". Es que James y Sirius eran una mala influencia en todos los aspectos. Claro que hacer caca le sonaba demasiado infantil - yendo de vientre? - negó con la cabeza, incapaz de contener las risas antes de añadir -. No, seguro que están por ahí investigando como vosotros o fastidiando a alguien - aunque antes habrían pasado por la torre a buscar la capa de invisibilidad de James si era el caso. quizás sería interesante ir a averiguarlo -. Vale, vamos - accedió cuando por fin logró frenar las risas y devolver a su semblante su serenidad habitual.

Jason, por su parte, recuperó el habla cuando Lizbeth le pasó la pelota, asintiendo frenéticamente.

- Sí, claro, los primeros. Nos hicieron la cosa esa ya.

- Legeremancia - le corrigió Remus involuntariamente antes de responder de nuevo a Lizbeth -. No mucho - ¿debería decírselo a esos niños? No sabía si ocultar la verdad en aquel caso sería benigno o lo contrario. Al recordar que ambos eran hijos de muggles, acabó por decidirse -. Yo formaba parte de la Casa del Terror, uno de los que asustaba por decirlo así. Recuerdo la voz de James y Troy, hablando con alguien adulto así que decidí acercarme a mirar pero entonces, antes de alcanzarlos me desmaye. No sé si me lo imaginé, pero cuando caía al suelo, antes de perder la conciencia, me pareció ver a un hombre con los ojos rojos y casi sin nariz - y aún no había podido hablar con James para corroborarlo -. ¿Y vosotros? ¿Visteis algo?

La cara de desencanto de la niña me deja perplejo. ¿He dicho algo malo? Seguro que sus padres no tienen trabajo, Erik, y has metido la pata hasta el fondo. Abro la boca con la intención de disculparme, aunque ni siquiera sé el motivo por el que tengo que hacerlo, pero parece lo correcto. Sin embargo, antes de que pueda decir nada, la chica comienza a explicarse. 

- Eh...no.- mis mejillas se encienden, avergonzado del motivo por el que no he ido a ver al director: mi escapada de la improvisada enfermería y el miedo a que el director fuese un alien y quisiese robarme mis recuerdos. - No me han llamado todavía.- me excuso, sin saber si eso es del todo cierto. A lo mejor habían venido a por mí durante mi ausencia. Pero había merecido la pena, ya que había escuchado aquella conversación y descubierto componentes de la intriga que era el ataque de Halloween. 

Lo que ocurre a continuación me deja mudo. ¿Cómo que es mi prima? Pero si yo no tengo primos. ¿Y esos son mis tíos?. Miro a la mujer que ha secundado las palabras de Maika, pues así es como se llama la chica de mi edad que por cierto tiene un nombre muy bonito.- ¿E..eres mi prima? Y...¿vosotros...mis tíos?- pregunto incrédulo, lanzando miradas de un lado a otro de la sala: primero a mis padres y luego a mis tíos. Mis padres no parecen sorprendidos y me siento un poco traicionado. ¿Por qué no me lo habían contado? ¿Tenía una prima maga y no lo sabía? Ese último pensamiento, de repente, me hace darme cuenta de lo que eso significa. Mi expresión cambia súbitamente de una de desconcierto a una de entusiasmo. - ¡Qué guay! ¡No sabía que tenía una prima maga!- Me acerco hacia el trío alargando la mano para sacudir la de cada uno de ellos (empezando por mis tíos- qué rara suena esa palabra en mi mente), acabando con la de mi prima. - ¿En qué curso estás? No te he visto por las clases con el resto de primero.- A lo mejor no me había fijado, pero la niña sí que me parecía de mi edad.- ¿Siempre has sido maga? ¿A qué es súper extraño todo? ¿Sabíais que tienen un nombre para las personas sin magia y duendes de verdad en los jardines?- Estaba mirando a mis padres en esa última pregunta, recordando entonces que la rubia intimidante me había aconsejado no decirles nada.- ¿Erika sabe que tenemos una prima?- pregunto entonces. ¿Habrían sido capaces de decírselo a ella y a mí no? Seguro que sí. Erika siempre ha sido la favorita. 

Las caras de Lizbeth era un poema. No tenía claro qué le había dejado más en shock, la sugerencia tan rocambolesca sobre los dos chicos de Gryffindor o la desfasada expresión que acababa de usar.

-¿Enrollándose? ¿Ha dicho enrollándose? ¡¡¡HA DICHO ENROLLÁNDOSE!!!

Definitivamente le había afectado más lo primero. Para la mente inocente y limitada de Lizbeth, ver o imaginarse a un chico y una chica liándose resultaba de lo más incómodo. ¡¡Pero hacerlo con dos presonas del mismo sexo era directamente impensable!!

-¿¿Los chicos pueden hacer eso??

Miró a Jason con una visible necesidad de comunicarse con él. Por desgracia, era demasiado prudente y estaba en un estado de shock tal que fue incapaz de verbalizar sus pensamientos.

-Lengerrenmarcia

Repitió la palabra con dificultad. La verdad es que no tenía ni pajorela idea de qué era, pero algo le decía que no era el mejor momento para preguntar.

-¿¿¿Ojos rojos???? - en esta ocasión, la voz de Lizbeth fue prácticamente inaudible. Sintió un escalofrío que le recorrió todo su cuerpo. Por un momento, se imaginó a ese hombre sin nariz en frente suya, mirándola fijamente.

-N-no - respondió tras unos segundos de silencio. - Estábamos en la Sala Común - añadió, algo despistada. Andaba con agilidad intentando seguir el paso de sus compañeros. - ¿Crees que estamos en peligro?

Se limitó a encogerse de hombros. James y Sirius no le parecían malos amigos. Además, tenían secretos super chulos y conocían el colegio muy bien. Le parecían unos buenos amigos; algo chulos, pero buenos al fin y al cabo.

- A Sirius le gustas- se limitó a decir- Así que no será tan malo. Buen gusto tiene, ¿no?- comentó. Todos los chicos que conocía acaban enamoraditos de Ágnes. Y es que la verdad su hermana era tan parecida a su madre que no le extrañaba que creara esa clase de sentimientos en los demás.- Además... a mí no me gusta tu amiga con la que te besas y no digo nada.- comentó intentando defenderse un poco. ¡Él tenía buenos amigos!- Sirius y James no son tan malos como crees. Pero los amigos de Violet son simplemente...- se alejó un poco de su hermana pues sin darse cuenta se había acercado a ella para comentarle lo de su amiga. Él, por alguna razón, era consciente de que para Ágnes aquel era un secreto valioso y no quería ni siquiera jugar al chantaje por ello. Ahora puso una mueca al recordar a los amigos de Violet- ...raros.

Normal que no pudiera explicarlo. Ella Iradia, y él Alexander. Si él estuviera en su piel, seguramente podría explicarlo de una forma que hasta ella pudiera comprender. Así que esta vez, él tendría que hacer el esfuerzo de comprender lo que su hermana quería explicarle. Era como ver a un cavernicola intentando explicarle que era una televisión a gente moderna. - No. - Negó de forma rotunda ante su última pregunta. A él no se le escapaba ningun secreto del léxico oral. No sufría de esos impedimentos.

No duele, pero es como cuando se traba la lengua. Al menos ahora podría experimentar esas miniedades de la vida mundana del resto de mortales. Pero cuando dijo que no fuera arrogante, giró la cabeza hacia ella. ¿Arrogante, él? ¿Arrogante? ¡Él era un santo que sacaba de la ignorancia y decia las cosas como eran! No era su culpa que los demás fueran ignorantes... él solo se preocupaba de arrancar de la ignorancia a los demás y decir las cosas tal y como eran. ¿Eso era ser arrogante? ¡No! Era no ser hipócrita. Al menos para él, claro.

- ¿...Como mamá? ¿Como Jessica? Puedes decirlo, ya lo sé. - Agachó la cabeza, negando con la cabeza. Él no era tonto, se daba cuenta de todo. Sobretodo cuando estabas callado, en una esquina oculto tras los libros. Era fácil ver y oir sin que nadie se preocupara por tu presencia. - No importa. -

- Según estimo, ya han pasado la mayoría. No me queda mucho. No quiero que nadie mire en mi cabeza. No me gusta. - Pero la idea del analisis clínico le hizo negar de forma energica. - No. No. No. Ya me inspeccioné yo, estoy bien fisicamente. No quiero que nadie me toque, ni me mire. Solo quiero ducharme. Que esto acabe rápido. Violet dice que debo mostrar preocupación por ti. Esto puede trasmitirse a través de la pregunta... ¿Estás bien fisica, mental o emocionalmente? Iradia. -

El rostro de Helen era el vivo reflejo de la culpabilidad mientras que el de Patrick mostraba cierto mal humor, aún con la vista puesta en su hermano. Éste, totalmente consciente de ello, apartó al mirada el tiempo suficiente para sonreírle a Erik y estrechar su mano.

- Me alegro de que por fin nos conozcamos - su mujer corroboró sus palabras pero su sonrisa era más tensa que la de su marido, demasiado consciente del ambiente que se respiraba entre los dos hermanos.

Por suerte, Maika no parecía dejarse amedrentar porque siguió sonriendo con entusiasmo y vitalidad.

- ¡Es que sólo estoy en segundo! Y sí, siempre. Bueno, siempre, siempre no, pero siempre he sabido que lo sería. Mamá es bruja. Papá no...bueno, nuestros padres son hermanos, ¿no? Así que los dos son muggles. Pero no importa, es genial porque así he podido conocer los dos mundos.

Entonces Erik se dirigió a sus padres, y su padre, en un intento de relajar la tensión, tomó asiento, abandonando la postura rígida de todos los demás.

- No lo sabíamos, cariño. Y no, Erika no lo sabe.

- Es complicado - replicó Patrick con la mandíbula tensa, lo que provocó un bufido en su hermano.

- ¿Complicado? Cuando te enteraste de lo de Rachel no quisiste saber nada más. A pesar de todas las cartas que te he enviado. Ni siquiera quisiste conocer a... - le dirigió una rápida mirada a Maika, momento en que su enfado se relajó un tanto antes de volver a mirar a su hermano, mosqueado -. Me has ignorado durante los últimos catorce años y sólo me buscaste cuando pasó lo de Erik.

Remus, que no conocía para nada a Lizbeth, llegó a la conclusión de que lo que le pasaba a aquella niña era que estaba muerta de miedo. Mientras tanto, Jason se dedicaba a caminar y mantenerse callado porque había llegado a la conclusión de que era lo mejor que podía hacer para no meter la pata. Con lo bien que se estaba apañando Lizbeth, aún iba a decir algo que fastidiara la coartada.

- Estamos en Hogwarts - atajó Remus, esbozando una sonrisa confiada -, bajo la protección del mago más poderoso de todos los tiempos. ¿Estamos en peligro? Puede. No lo sé. Es decir, las cosas últimamente han estado movidas, ¿no? Desapariciones misteriosas... Incluso en el mundo muggle, aunque no se le dé importancia. Pero creo que Dumbledore nos protegerá siempre que pueda. Lo que no quiere decir que no nos preparemos por nuestra cuenta, ¿no? Si fuera vosotros, aprendería a defenderme y no me separaría de la varita. Y... - miró a ambos lados como precaución - ...yo no le iría diciendo a la gente que estáis investigando.

Estuvo a punto de responderle que a Sirius le gustaba cualquier persona de género femenino que estuviera medianamente bien y que por supuesto que ella le iba a gustar cuando estaba muy por encima de la media. Pero era su hermano y no iba a hablar con él de cómo los hombres perdían el norte por dos tetas. Ya lo descubriría por sí mismo.

Y así seguía, mirándole con el ceño ligeramente fruncido en expresión de contrariedad cuando Troy abrió su gran bocaza para decirle algo que no debería saber. Su expresión mudó por completo a la alarma, algo que pronto ocultó tras el brillo acerado de su mirada. Troy enseguida entendió lo que aquello significaba: peligro. Posiblemente por eso todo lo que siguió después de aquella declaración, le pasó desapercibido a Agnes.

- ¿Cómo sabes eso? - le siseó en voz baja, siendo ella la que se acercó esta vez. Al principio le había pasado por la cabeza mentir y decir que no era verdad. Pero lo era. Troy no se habría inventado algo así. De modo que la pregunta era obvia, sobre todo con todas las molestias que Agnes se había tomado por ocultarlo, para mantener en secreto aquel momento de intimidad con Janna.

Su rubor fue en aumento cuando Alexander señaló tan apropiadamente lo que ella se había callado. no es que se lo callara por preservar la inocencia de su hermano, estaba claro que ella era más ingenua que él, sino porque le daba apuro decir aquello en voz alta. Se parecía demasiado a un comentario malicioso y ella no era así. Quería, con todo su corazón, entender a su hermana mayor. Lo mal que lo había pasado. Al igual que su madre. Por eso instaba a su corazón a perdonarlas y aunque aún no hubiera logrado expulsar todo el rencor de su organismo, deseaba poder hacerlo y así ayudarlas de verdad. Porque sino, si no era capaz de hacer eso, nunca podría volver a unir a su familia, que era lo que en verdad deseaba.

- Pero Alexander... - por lo menos, era mucho más fácil tratar con las cabezonerías de su hermano, por triste que fuera, que con su madre y su hermana mayor. Por lo menos Alexander quería escuchar -. Aunque tú te hayas inspeccionado no eres médico, y no sabes qué efectos puede tener la maldición que sea que nos echaron... - le dijo su hermana consternada. Ella quería que un médico viera a su hermano, claro que sí, ¿y si tenía algo malo? -. Por favor, por favor. Puedes decir que no a lo de la legemerencia, el profesor Dumbledore me pidió permiso antes, pero lo del análisis médico... - iba a continuar pero entonces él la desconcertó totalmente al preguntarle por si estaba bien, a instancias de una tal Violet. ¿Quién era Violet? ¿Un angel salvador caído del cielo? -. Sí, estoy bien, asustada claro, como todos...

De haber podido hacerlo sin llamar la atención, Troy se habría apartado un poco de su hermana. Aquella mirada era de las más peligrosas que le había visitado nunca. Lo cierto es que, a pesar de que tenía la certeza de que para su hermana lo que hacía con su amiga era personal, nunca habría imaginado que lo fuera tanto. Ciertamente Agnes estaba viendo peligroso que su hermano pequeño supiera aquel grandísimo secreto sobre ella. Pero también tenía que admitir que era mejor que lo supiera alguien discreto como él que la curiosa de Violet, por ejemplo. Además, él la había cubierto para que Henry no pudiera ver aquello.

- Henry se empeñó en hacer un agujero en la pared que divide nuestras habitaciones- confesó. No creía que mentir fuera a servir de nada - pero no te preocupes. Cuando lo vi... Le prohibí mirar y hasta le hice una llave.- su hermana estaba super alarmada. Troy sabia que habían hecho mal en hacer ese agujero, pero lo había solucionado a tiempo- No sé por qué, pero...deduje que no querrías que nadie supiera eso.- se encogió de hombros. Era solo un chico de once años, no entendía de esas cosas - pero al parecer hice bien en no decir nada. ¿No? Por tu reacción... parece algo muy importante para ti.

¿Cómo reaccionaría ante su explicación? Solo esperaba que no le borrara la memoria o algo por el estilo. Había que ver los pocos escrúpulos que había tenido Agnes para hechizar a su padre. No era muy descabellado.

-No estamos en peligro - concluyó Lizbeth tras las primeras palabras del chico, haciendo su propia versión del resumen de sus palabras. -No estamos en peligro porque estamos en Hogwarts - repitió de nuevo, elaborando algo más el razonamiento. Mientras lo hacía, las palabras salían con más fluidez y su preocupación se iba desvaneciendo.

-Claro. Dumbledore es un mago guay. El mago más guay de todo el mundo. Nunca dejará que nos pase nada. Nunca. ¿Si me caigo al lago y me intenta comer una criatura también me salvará él?

-No, no, no se lo contaremos a nadie, no te preocupes. - continuó la niña con rapidez. - Tampoco es que tenga tantos amigos. Aunque Jason... - no pudo evitar dudar de su amigo. Hablaba con tanta gente que quizá se le fuera de la lengua. Pero no pasaba nada. ¡Ella se encargaría de 'ponerlo en vereda'!, significara lo que significara.

-¿Entonces vas a entrenarnos? - preguntó de repente, tras analizar cuáles habían sido las palabras exactas del chico mayor. Soltó la pregunta con tanta rapidez y entusiasmo que casi fue un milagro que no acabara agarrada al brazo o la pierna de Remus. - Claro, es normal - continuó, sin dejar hablar a sus acompañantes - si vamos a formar parte del mismo equipo de investigación necesitamos apoyarnos los unos en los otros. - Seguía andando, con una mano levantada dándose golpecitos con el dedo índice en la mejilla. Tal y como hacía su hermano. - Nosotros también podemos enseñarte cosas, si quieres. Sabemos muchas cosas muggles - añadió, ruborizándose.

Otra mirada peligrosa, con los ojos entrecerrados, aunque esta vez no iba dirigida a Troy. Estaba más bien pensando en lo que le haría al pequeño metomentodo del amigo de su hermano en cuanto lo volviera a ver por casa. ¿Alguna poción para causarle estreñimiento sería lo suficiente discreta pero lo bastante asquerosa?

- Pero no se te ocurrió decirme que había un agujero en la pared de nuestra habitación. Ni tampoco parar a su amigo - a pesar de todo, seguía habiendo un contenido tono peligroso en su voz mientras hablaba con su hermano -. Ahora no te me hagas el bueno, Troy, con que no has dicho nada porque pensabas que sería importante para mí - le estaba costando mucho no alzar la voz -. ¿No te han enseñado nada sobre la intimidad mamá y papá? - lo peor era que sabía que era él el que estaba en poder de una información demasiado valiosa para ella.

Si lo supiera... estaba claro que no entendía su significado. ¿Lo comprendía ella? Había pensado que no era nada más que curiosidad pero la noche de Halloween...Si se hubiera quedado sólo en lo que Troy vio en la habitación, ahora mismo estaría enfadada pero despreocupada. Ahora ya no, no lo sabía. Y eso le molestaba mucho.

- Te juro que como digas algo te vas a enterar.

Ay. Otra mirada peligrosa y esta vez Troy sí que retrocedió unos centímetros. La cara de su hermana estaba demasiado cerca y su mirada le estaba fulminando como nunca. Era verdad. No le había comentado lo del agujero, ¡pero tampoco es que él fuera a esperar ver aquello! Si bien no era un chico que hablara demasiado. De hecho ya había dicho en exceso y le había metido en aquel tipo de problema. 

- Con papá solo hablo de fútbol y motos.- se intentó disculpar. Él no lo sabía, pero probablemente la charla sobre la intimidad y el sexo vinieran un par de años más adelante. Y sería vergonzosa. Muy vergonzosa.- ¡Y no diré nada!- levantó las manos en son de paz. No entendía por qué Ágnes estaba así de preocupada-enfadada-asustada-cohibida.- Si no lo he hecho hasta ahora, ¿qué te hace pensar que lo diré? Ni que a nadie le tenga que importar qué haces en tu tiempo libre...

Oh, sí. Había mucha gente a la que le importaba lo que Ágnes Knight podía hacer o no en su tiempo libre. Y mucho más siendo algo como aquello. Pero, una vez más, Troy era un niño bueno de once años que no entendía ni del cuarto la mitad.

- De verdad. Ni siquiera le pregunté a Violet al respecto.

Le había sonreído a Lizbeth y soltado un "eso es" conforme pasaban por la tercera planta y la niña asimilaba que no estaban en peligro. Por lo menos, se dijo, había cumplido con la doble labor de no mentirle y tranquilizarla. Eso le hacía sentir bastante bien consigo mismo, a decir verdad.

- ¡Eh! - en ese momento Jason aprovechó para mirar a su amiga, indignado por la vendida que le acababa de hacer -. ¡Yo sé guardar secretos mejor que una momia! - con la de metedura de patas que le había cubierto a ella, tenía delito que aún dudara de su integridad. Claro que entonces su amiga dijo lo de hacer clases con Remus y el enfado se le pasó para mirar al chico con cara esperanzada -. ¿Sí? ¿Nos vas a entrenar? Sería genial. Poder lanzar rayos láser con la varita...

- Ei, ei, ei... - Remus alzó las manos, azorado al ver que habían imaginado algo que él no había dicho -. ¡Pero si soy sólo un par de años mayor que vosotros! ¿Cómo voy a hacerme cargo de vuestro entrenamiento? - aunque en realidad le iría bien para estudiar y practicar... -. Tampoco sabré tantos hechizos guays, desde luego, nada de lanzar rayos láser... - el chico parecía de repente pensativo mientras su mente trabajaba ya en la creación de un esquema de clases -. Um... - claro que él no contaba con que la mente de Lizbeth seguía trabajando -. ¿Equipo de investigación? 

¿Pero qué había dicho él para que sus palabras fueran tergiversadas de ese modo?

Su hermano no había entendido que lo de la educación era una pregunta retórica y aunque en otro momento le hubiera hecho gracia, en aquel instante sólo sirvió para aumentar su irritación. Siguió mirándole de mal talante, aunque parecía que lo que decía tenía sentido. Pero era sólo un niño y los niños cambiaban tan pronto de parecer. ¡Dios! Tendría que hacer algo. Pero ahora no, no delante de sus padres. Necesitaba pensar en ello.

- Más te vale, porque no es algo que te importe, ni a ti ni a nadie. Y cuando digo nadie es nadie. Ni Violet - dijo haciendo eco a su comentario - ni mamá, ni papá, ni ningún amigo o amiga tuya. Ni siquiera si escribes un diario. A nadie.

- ¿Chicos, qué cuchicheáis? ¿No queréis darle un abrazo a vuestro padre?

Por cada persona que iba añadiendo Ágnes a la lista, Troy negaba una y otra vez, levemente pero de manera que su hermana pudiera estar segura de que estaba comprendiendo todo. Y ahí estaba, acercándose de nuevo... si no estuvieran acompañados estaba seguro de que el dedo acusador de la Slytherin estaría en esos momentos dando toques a su pecho. 

Por suerte, les interrumpieron. ¡Libre! ¡Libre!

- Claro.- dijo Troy, intentando aparentar tranquilidad aunque un pequeño gallo había surgido. Se acercó a su padre y le dio un abrazo- Adiós, papá. Nos vemos en Navidad. Grábame los partidos importantes, ¿vale?

-Pero eres más mayor - contestó Lizbeth con el ceño fruncido, sin conseguir entender las reticencias de ese chico por ser su profesor. ¿Es que no quería? ¿Es que los veía incapaces de aprender? ¿O es que era un anti-muggle? ¡ERA POR ESO! - E...es por...que somos.... ¿¿¿muggles???

Hizo la pregunta despacio, con una mezcla de timidez, desconcierto y enfado.

-Nosotros podemos hacerlo tan bien como vosotros - concluyó, esta vez con visible enfado y entrecruzando los brazos.

-Vaya, y al parecer tampoco quiere investigar con vosotros, Lizbeth. ¡ES UN TONTO!

-Sí, equipo de investigación - repitió, todavía malhumorada. Miró a Jason con el ceño fruncido, esperando una reacción por su parte. - Pero si no nos quieres no pasa nada -por supuesto que pasaba, ¡y tanto que pasaba! Lizbeth estaba que explotaba - ya nos buscaremos a alguien que quiera hacerlo con nosotros. Alguien que no le importe que seamos unos "sucios" muggles. - Remarcó la palabra sucios con el desprecio que tanto había escuchado a los Slytherin.

Menos mal que estaban cerca de la Sala Común porque quería alejarse de ese chico ¡¡¡cuanto antes!!!

Fruncí el ceño al escuchar a mi hermano hablar así del abuelo el cual, ante mis ojos, era un auténtico héroe y un ejemplo a seguir. Por ese motivo no entendía la dudas de Niall, ni el porqué soltaba aquello de la influencia. Desde mi punto de vista, el abuelo sólo quería lo mejor para nosotros y él sabía mucho más de la vida y de lo que pasaba a nuestro alrededor que nosotros.

Iba a replicar, a decirle que no tenía ningún derecho a dudar del abuelo, pero algo en su gesto apretándome en el hombro o en su cara pensativa me hizo cerrar la boca. Quizás aquel no era buen momento y seguramente Niall lo que estaba era muy influenciado por sus amigos en Hogwarts. Eso me dio que pensar, si creía que los amigos de Niall podían influir en sus ideas ¿por qué no iba a hacerlo también el abuelo? Por unos instantes me sentí perdida, dudando de todo y de todos, pero sólo fueron eso... unos instantes. Sacudí la cabeza apartando aquellos estúpidos pensamientos y centrándome en el otro tema del que estábamos hablando, sería lo mejor si no quería acabar discutiendo con Niall.

—¿Tú crees que el abuelo no nos lo ha contado todo?

Me mordí el labio dándole vueltas al comportamiento que había mantenido la familia respecto a lo que nos había sucedido. Y Niall tenía razón, al contrario que su madre que, aunque no le gustara reconocerlo la había visto preocupada, su abuelo parecía relajado, restándole importancia a que casi todos en el colegio hubieran perdido la noción del tiempo durante unas horas y no recordaran nada de lo que habían hecho. Sí, era algo bastante raro, pero eso sólo podía significar que lo sucedido carecía de importancia pero entonces, si sabía algo, ¿por qué no nos tranquilizaba a nosotros y nos contaba lo que había pasado?

—Puede que tengas razón, el abuelo estaba contento pero ¿por qué? Sabes Niall, me siento como si fuera uno de esos ratoncitos que se usan para practicar hechizos, demasiado pequeña para poder hacer algo y demasiado vulnerable. —Me encogí de hombros, al fin y al cabo ¿qué iba a solucionar una mocosa de once años? Pero una vocecita en mi interior estaba empeñada en hacerse oír, diciéndome que nadie se fijaría en... precisamente una mocosa de once años si se ponía a investigar—. A ver si me llaman de una vez, quiero quitar eso de leerme la mente cuanto antes.

Violet también miraba con extrañeza a sus hermanos. Aunque Agnes ya estaba enfadada cuando llegaron, ella era la que mejor comprendía las emociones subyacentes en el rostro de su mellizo y casi le parecía agobiado, ¿Qué habrían estado hablando? Por lo menos aquello había servido para que su padre la dejara en paz. Violet quería mucho a su padres pero a decir verdad ninguno de los hijos de los Knight era de demostraciones de afecto, cosa que su padre parecía no entender demasiado.

- No te preocupes, yo te los grabo todos, todos.

- Vosotros tres, tened cuidado, ¿vale? Nada de meterse en líos - cuando su madre dijo aquello con expresión preocupada, clavó la mirada en Troy. Los rumores que corrían por el trabajo no le gustaban pero menos los intentos del Ministerio para no hacer públicos los problemas -. Y cualquier cosa, nos mandáis una carta. No me extrañaría que los padres empezaran a llevarse a los hijos de Hogwarts después de lo que ha pasado pero es una tontería...