Partida Rol por web

Jarek estaba comenzando a pensar que no había sido tan buena idea buscar a su amigo, todavía no se orientaba del todo bien en aquel castillo de escaleras cambiantes y pasadizos, cuando se topó con un baño al abrir la enésima puerta. Decidió aprovechar y hacer una visita al urinario, y al entrar unos ruidos llamaron su atención, se asomó despacio pues no a todo el mundo le gusta que lo vean en según qué situación, y se llevó una agradable sorpresa al ver a su amigo. 

-Bueno, he ido a despedir a mi madre y "me he perdido" en el camino de vuelta. -sonrió con complicidad y se acercó más al otro chico, no dijo nada de su aspecto ni de lo que estaba haciendo, si quería ya se lo diría, increparlo sobre ello sería contraproducente -Están haciendo pruebas para saber qué recordamos de la noche de Halloween, ¿tú recuerdas algo?¿ya os han hecho las pruebas esas?

Sonó algo nervioso, perfectamente achacable a que no le apetecía pasar por ninguna prueba, aunque la verdad era que quería saber si se sabía de alguien que recordase algo inusual. 

Remus seguía ahí cavilando cuando Lizbeth le preguntó. Al principio ni se había dado cuenta, aislándose de las palabras, pero cuando su cerebro se dio cuenta de que Jason no respondía, volvió en sí.

- ¿Qué? Perdona - se disculpó, parpadeando un par de veces -. El hechizo puede ser muy fuerte así que un mago muy poderoso podría hacer un hechizo que afectara a todo Hogwarts desde, digamos el interior - no estaba muy seguro de lo que decía pero el Colegio estaba lleno de hechizos protectores que, sin embargo, no se extendían a los terrenos con lo que eso debía ser por algo -. Bueno, los hechizos mensajeros como el patronus pueden cubrir más distancia... pero no son nocivos - suponía que Lizbeth estaba siguiendo el hilo de sus pensamientos, apoyando los antebrazos en el sofá para mirarla -. Pero no sé cómo lo habrían hecho para dejar fuera a los profesores. ¿Una línea de edad? - estaba tan concentrado que ni se molestó en explicar lo que era -. Pero aunque fuera así, todos tendríamos que haberla cruzado y el efecto tendría que haber sido inmediato - hizo un gesto de la mano, desechando la siguiente línea de pensamiento -. No, porque hubo alumnos que bebieron zumo de calabaza, otros agua, otros cerveza de mantequilla... Imposible - iba a desechar el siguiente comentario sin casi escucharlo cuando de repente se paralizó -. ¿En las Salas Comunes? - repitió -. Sí - murmuró incrédulo -. Sí, tiene que ser eso. ¡Bien pensado! Pero có...

La pregunta de Remus se vio cortada con el grito de Lizbeth, que hizo que los dos chicos se asustaran.

- Me has dejado sordo, Liz - rezongó su amigo, frotándose la oreja y mirándola con frustración -. Yo que sé, no se me da tan bien como a ti dar ideas, estoy perdido...

- Nos pareció oír una dulce voz - de repente, de la escalera procedente de las habitaciones de los chicos, aparecieron James y Sirius, el primero con una sonrisa inocente y el segundo con curiosidad. Era James el que había tomado la palabra -. Pensamos que sería Lily pero sólo es Remus alterando a los niños.

- ¡Eh!

Violet elevó un poco los hombros con expresión preocupada y pensativa. Tanto era así que ni siquiera pensó en preguntarle a su hermano qué habían estado hablando con Agnes, aunque hacía un rato que sentía curiosidad sobre el asunto.

- Pues no sé. Creo que lo de la poción podría ser pero, ¿no tendrían que haber engañado a todos los elfos domésticos? Quiero decir que para que la poción tuviera un efecto tan fuerte no podría haber pasado desapercibida si alguien entraba en las cocinas y... Además que no sé cómo lo habrían hecho para que los profesores no bebieran y no sé si se puede hacer que una poción sólo afecte a los que tienen cierta edad. Me parece que lo del aire... es más posible.

No entendía qué le estaba pasando a Niall ni porqué empezaba a poner en duda al abuelo. Empezaba a darme cuenta que no me estaban contando todo y que, ya no sólo mi abuelo sino también mi hermano, sabían o intuían más de lo que estaba pasando de lo que me estaban contando. Me fastidiaba que mi hermano no confiara en mí lo suficiente para contarme lo que sabía, pero esperaba que sólo estuviera esperando el momento adecuado.

De todas formas, la actitud de Niall sólo consiguió despertar en mí más curiosidad que otra cosa, afianzando mi decisión de investigar en ese tema, aunque... ¿en quién podía confiar? ¿Habría alguien que me pudiera ayudar o debería hacerlo sola? Tampoco es que hubiera tenido demasiada oportunidad para relacionarme con el resto de mis compañeros, sobre todo si eran de otras casas, pero estaba dispuesta a llegar al fondo del asunto y si tenía que recorrer el castillo de arriba a abajo sola, lo haría.

Pero mis pensamientos fueron cortados por la aparición del medimago, por fin me tocaba a mí y, a pesar de que empezaba a ponerme muy nerviosa por lo que me iban a hacer, quería quitarlo de en medio cuanto antes.

—Nos vemos luego Niall. —Le di un beso en la mejilla antes de acompañar al medimago hasta el despacho del director. Sería la primera vez que pisaba aquel lugar y me moría de curiosidad de conocer el santuario de uno de los mejores magos que habían existido.

-Todo Hogwarts...

Sus palabras, aunque mudas, eran de completa admiración. Si Jason y Remus hubiesen podido mirar a la Lizbeth interna a través de un agujerito, se hubieran encontrado con una niña con los ojos y la boca como platos, dispuesta a vender a su mismísimo hermano por ponerse a los pies de quien fuera capaz de enseñarle a hacer algo así. Por suerte, esos lapsus se los reservaba para sí.

Durante un rato, Remus siguió hablando pero no le hizo ningún caso. Solo cuando Jason pareció salir de su letargo ella se permitió salir del suyo. Y entonces...

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡JAMES POTTER Y SIRIUS BLACK!!!!!!!!!!!!!!!!

De nuevo, la preadolescente interna tomaba el control. ¡¡Pero es que eran James Potter y Sirius Black!! Con diferencia, los chicos más populares del colegio. ¡¡Aún estando solo en tercer año!!

Sintió como empezaba a hiperventilar. Era el momento de que Jason tomara las riendas y respondiera por ellos. ¡Porque ella tenía suficiente con no salir corriendo para esconderse en su cuarto! ¡¡Menuda verguenza!!

Me río divertido ante la respuesta de mi tía, quedándome mudo casi por primera vez en mi vida, incapaz de contestar. Tenía razón. Mi pregunta había sido algo estúpida. 

El tono desesperado de mi madre exigiéndole comprensión a mi padre no me alivia en absoluto, pues mis ojos siguen puestos en esos rasgos que se resisten a abandonar la dureza. Cuando me pasa el brazo por encima, rehuyo su abrazo. Siempre había creído que la gente era buena por naturaleza y ver ese desprecio en mi padre por alguien de su propia familia me produce...miedo. 

Con los ojos más llorosos que antes, me termino de zafar de los brazos de mi padre y corro hacia la puerta. No me apetece estar con él. No hasta que haga las paces de mi tío. Tomo nota mental de encontrar luego a Maica. Quiero saber la historia entera. Quiero saber porqué mi padre no es el hombre que yo creía que era. 

Iraida no entendía absolutamente nada de lo que salía por la boca de su hermano pequeño así que se contentó con asentir intentando que su boca no permaneciera abierta con expresión boba. Su hermano era un genio, estaba claro. Seguro que a los profesores no se les habían ocurrido ninguna de esas cosas.

- De mayor deberías ser profesor - aseguró, intentando sonar solemne antes de carraspear y escuchar el razonamiento acerca de por qué no volvería a suceder. Cuando Alexander terminó, se permitió una sonrisa de alivio, aunque tenía las cejas contraídas por ese posible futuro -. Bueno...¿pero cuándo crees que podría ser ese futuro? ¿En una semana? ¿Un mes? ¿Un año?

Mientras Iraida le interpelaba intentando mantener su ansiedad bajo control, los ojos de Alexander recorrieron la sala. En aquel momento, el único adulto seguía siendo el profesor Yourth, que estaba sentado en una silla con la mirada perdida en el suelo y expresión tensa. A parte de él, sólo unos pocos niños pululaban por ahí, aquellos cuyos padres no habían ido a verlos.

- Y no sé - en aquel momento Iraida le estaba respondiendo a su último comentario con toda la delicadeza del mundo -. Pero es que si no tiene nada que ver con gérmenes o suciedad...entonces quizás, supongo vaya, que debe dar un poco igual lo mucho que te limpies. ¿No?

Burke se sentó en uno de los lavabos, situándose un poco por encima de Jarek mientras forzaba una expresión de indiferencia. La verdad era que la Legeremancia había sido una experiencia desagradable para él, aunque le habían dicho que no era lo más normal, por eso se había mareado tanto.

- Es un rollo estar esperando, ¿verdad? La prima de Joy, Selwyn, que siempre es una chula desagradable, estaba temblando. Le he escuchado decir a sus amigas que le daba tanto miedo que se ha negado, ¿sabes? Porque en realidad es una cobarde, aunque se lo tenga todo tan creído. Se cree que por tener un buen apellido lo tiene todo solucionado - también influía que Jarek hubiera visto cómo Selwyn trataba de escoria a Burkely cuando éste "tonteaba" con ella -. También he escuchado que Snape, ese de tercero, el que tiene el pelo grasiento y cara de fantoche, vio algo. Parece que fue un tipo de ojos rojos que vino a pedirle el trabajo de Yourth a Dumbledore, ¿sabes? Y que le cogió una rabieta o algo así.

El médico guió en silencio a Maebh por los fríos y anormalmente silenciosos pasillos que cruzaban el castillo, mientras el sol, apenas visible por las nubes, empezaba a descender por el horizonte, haciendo de Hogwarts un lugar incluso tétrico en el que la soledad, amenazadora, se había apoderado del lugar.

- El profesor Dumbledore se encarga personalmente del proceso con todos los alumnos, aunque ahora ya sólo quedáis los de primero - aquellas fueron las primeras y únicas palabras que le dirigió el medimago, ahora relegado al papel de guía. Sólo cuando por fin tuvo una confirmación visual, al hallarse frente una gárgola de piedra que guardaba el despacho del director, volvió a escuchar la voz de su acompañante -. Plumas de azúcar.

Momentos después las fea estatua se apartó para dar paso a una escalera de caracol que, como descubrió Maebh momentos después, parecía tener la finalidad de marear al visitante, algo casi se podría decir típico en la extraña arquitectura mágica.

Por suerte, tras un ascenso que le costó un gran esfuerzo debido a su estado físico actual, se halló ante un despacho de forma circular con el aspecto más extraño que había visto nunca. Quizás, dejando al margen los extraños artilugios que lo decoraban y los cuadros de personas dormidas que rodeaban la mesa, ignorando los estantes cubiertos de libros que llegaban hasta el techo, lo más raro que allí había era el propio director y el fénix que dormitaba sobre una percha.

- Ah, señorita Connolly. Un mal Halloween me temo, sin duda. No el peor de los que hemos visto pero bastante inquietante. En seguida el señor Jamison le hará un análisis rutinario al igual que ha hecho con sus compañero. 

Junto a Dumbledore, esperando en un segundo plano, estaba la señora Gibbs, una mujer de mediana edad que había sido la extraña adquisición de aquel año. Una psicóloga. Aunque viendo a niños como Weir, poca duda cabía de si era necesaria.

Acto seguido, como si Dumbledore no hubiera perdido detalle de la conversación, ambos hombres se acercaron y el medimago empezó a tomarle el pulso a Maebh, probar sus reflejos, observar la dilatación de sus pupilas, la pigmentación de su piel, la de su lengua...; incluso le hizo tomar un par de pociones que le hicieron soltar pompas de jabón por la boca y sentir un curioso cosquilleo en los pies.

- Todo en orden - anunció tras un proceso que se alargó más de cinco minutos.

- Gracias, Carl - y, de nuevo, como si las palabras afables del director conllevaran el pistoletazo de salida, Carl Jamison se dirigió hacia la puerta, quizás en busca de otro de los niños de la torre. Cuando la mirada de Maebh regresó de la espalda del medimago se encontró los brillantes ojos azules del director mirándolo por encima de sus gafas de medialuna -. Señorita Connolly, tengo que confesarle que no sabemos exactamente qué aconteció la noche de Halloween y aunque puedo hacerme una idea aproximada creo que los recuerdos de todos ustedes son importantes y vitales para que esos vagos pensamientos se conviertan en hechos. Por eso voy a usar con usted legeremancia y, perdóneme si presupongo demasiado, imagino que usted no sabe qué es con exactitud, aunque imagino que alguien la habrá puesto ya al día - una leve sonrisa se extendió por las facciones del anciano antes de proseguir -. Aún así, permítame que se lo explique. La legeremancia es un tipo de magia avanzada que permite leer los pensamientos del objetivo. Éste puede intentar protegerse aunque, si me permite decirlo, yo soy muy bueno. De todos modos no es mi intención hacer una intrusión a su intimidad así que buscaré el bloqueo y lo eliminaré. Si está de acuerdo, puede negarse por supuesto, empezaremos.

- Cojonudo.

Dicho por otra persona, aquella palabra estaría cargada de fastidio pero la voz de Jason transmitía una horrible admiración mientras los miraba por encima del sofá con una amplia sonrisa en el rostro.

- Ei, ¿qué hay tíos? - dijo con ánimo, haciendo que se llevara una sonrisa extrañada de los dos morenos.

- Sólo hablaba con Jason y Lizbeth de lo que ha pasado. ¿Y vosotros qué? - la expresión de Remus se volvió resignada -. Habéis estado investigando, ¿verdad?

Los dos chicos cruzaron miradas cómplices antes de decir al unísono:

- ¿Nosotros?

- ¡Qué va! ¿A que no, James?

- Ni de lejos...

- Ei, ¿ese no es el crío al que las de nuestra clase torturaban? - preguntó entonces Sirius en un visible intento de alejar la atención de él.

Si seguía así iba a conseguir el récord de hiperventilación. Su cuerpo, sus ojos y toda su atención estaban fijos en los dos chicos que acababan de irrumpir en la Sala Común. Lizbeth estaba tan quieta que era difícil asegurar que su estado de shock le estuviera permitiendo respirar.

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡QUÉ FUERTE!!!!!!!!!!!!!

Estaba cantado que habían estado investigando. Esa cara de pillos y esa mirada cómplice que siempre tenían les delataba. ¡¡Eran tan guays que ni siquiera se molestaban en dismimular que estaban mintiendo!! No le tenían miedo a nada.

Quería hablar. Quería contarles que ellos también estaban investigando. Que habían estado a punto de toparse con un bombazo. Que Remus les había dicho que a partir del próximo viernes iban a formar parte del mismo 'team'. ¡¡Quería decirles tantas cosas!! Pero nada salía de su boca. NADA.

-¡¡Venga Liz!! ¡¡Venga!! Ahora no seas una niña tonta por favooooooooooor..... ¡¡¡POR FAVOOOOOOOOOR!!! ¿¿Es que quieres que se rían de ti?? ¿¿Eso es lo que quieres?? ¡¡Porque eso es lo que vas a conseguir.

De repente, la conversación había cambiado las tornas y ella había pasado de un segundo a un fatídico tercer plano.

-¡¡¡¡¡MIERDA!!!!!

-¡¡Nosotros también estamos investigando!!

La energía y claridad con la que dijo sus palabras estaba totalmente fuera de lugar. ¿¿O era cosa suya?? Fuera como fuera, lo único en lo que podía concentrarse era en lo incómoda que estaba y las ganas que tenía de salir de allí.

De los dos la inteligente por excelencia era Violet, así que Troy creyó a pies juntillas lo que le dijo. Se limitó a encogerse de hombros, sin saber muy bien qué más decir o aportar. La verdad era que estaba confuso y que aquel sería un misterio que no resolvería a corto plazo. ¿Cómo lo había hecho ese tal Riddle? Si algo tenía claro Troy es que tendría que convertirse en un buen mago para averiguarlo.

- Bueno, ya lo sabremos. Supongo que en algún momento se nos informará.

Lo dudaba porque los profesores llevaban aquel suceso con mucho secretismo. Pero bueno, él tenía seguro que a James y Sirius no se les escaparía ninguna novedad y Troy estaba conectado a ellos. Tarde o temprano se enteraría.

¿Profesor? ¿Su hermana había dicho que él debía ser profesor? Acababa de insultarle a la cara y se había quedado tan tranquila. ¡Profesor! Todo el mundo sabía que profesor era para aquellos inútiles inadaptados que al saber que no podrían ascender más en su carrera profesional se habían vendido a lo fácil, a lo sencillo… ¡a creerse superiores en referencia a unos imberbes por que de por si mismos no tenían el ego suficiente como para compararse con otros de su edad.

Deshonra sobre su familia.

Y porque en Feroe no había vacas, que si no… también serían deshonradas. La cuestión estaba en que su hermana le había faltado y había seguido tan pancha. Esto se lo echaría en cara en el futuro, y como última instancia de emergencia, en su lecho de muerte.

Pero bueno, al menos hizo una pregunta inteligente. – Meses, lo más probable. Puede que para el inicio del tercer trimestre, sería lo óptimo. – Fue entonces cuando estudió al malvado profesor. Era un tirano y un déspota cruel, pero ahora parecía tener algún tipo de problema por la forma de agachar la cabeza. Siguió mirándolo, no iba a preguntarle claro. Eso sería de gente social, y él no lo era. Pero su hermana si. – Ves y preguntale que sucede. Seguro que es importante. – afirmó con la cabeza, mientras volvía la vista a su hermana.

Se quedó estupefacto. - ¿Igual? ¿¿Cómo va a dar igual?? ¿¡¿Cómo va a dar igual el lavarse o no?!? La higiene es la piedra angular de este mundo. –

Jarek puso su mejor cara de conformidad, guandándose sus ideas para sí mismo como le había dicho su madre, y asintió e hizo rodar los ojos cuando tocaba durante el monólogo de su amigo sobre la prima de su compañera. 

-¿Un tipo de ojos rojos? Eso se lo ha inventado para hacerse notar -dijo para ver si le decía algo más de ese chico, o de lo que se decía que había visto -Yo... miedo no tengo pero no quiero que hurguen en mi cabeza.

Acabó por decir el niño justificando su pregunta y esperando que el otro dijera algo para tranquilizarlo, al fin y al cabo era mayor y le gustaba sentirse 'el fuerte'. 

- No me torturaban pero son unas plastas - rezongó Jason antes de darse cuenta de que quizás eso no era lo que se esperaba de los chicos populares así que adoptó una postura de suficiencia antes de decir -. Aunque las traigo loquitas.

Los tres mayores se quedaron con cara de pasmo antes de romper a reír de forma escandalosa.

- Con dos cojones - soltó Sirius. 

James tardó un poco más en recuperar el aliento pero cuando lo hizo le miró risueño y apoyó una mano en el hombro de Jason.

- Sigue soñando chaval.

- Yo de ti no diría eso demasiado alto - concluyó Remus por lo bajo, mirando por encima de su hombro como si en cualquier momento pudieran aparecer una de las mentadas alumnas de tercero.

Aquel fue el momento que escogió Lizbeth para soltar aquel grito que hizo que los cuatro chicos en mayor o menos grado, esbozaran una cara de susto y miraran en derredor como si esperaran un ataque.

- Pero que no grites, Liz, que me dejas sordo - se quejó Jason, frotándose las orejas.

Mientras tanto, Sirius, que ya se había recuperado del susto, la miró con expresión curiosa, ignorando la media sonrisa que había esbozado Remus.

- ¿Y qué habéis descubierto, princesa? Dime algo que yo no sepa.

-¿¿¿Loquitas???

La cara de Lizbeth era un poema. Ni acababa de entender qué era eso de volver 'loquitas' a las niñas ni le cuadraba que la palabra estuviera en boca de Jason. Por un momento le había parecido ver a un James o Sirius algo más joven en el lugar de su amigo. La sola idea le provocó un escalofrío. Si eso pasara seguro que perdería a su mejor amigo...

-¡¡¡¡Jason dejame 'joer'!!!!

Cómo le molestaba que le mandara callar. ¡¡Y más delante de los chicos mayores!! Ella gritaba todo lo que quería, que para eso era la que más había aportado a la investigación. Además, Liz no le decía nada cuando él decía tontadas como la de hacía unos segundos.

De repente se quedó en blanco. Allí estaba, a escasos metros, Sirius Black. Mirándola. A ella. Fíjamente. Centrando toda su atención en su persona. Seguramente, la primera vez desde que habían llegado al colegio Hogwarts. Y todo porque había sido valiente y se había decidido a investigar aunque estuviera en contra de las normas. Quizá debía empezar a romperlas más para ser un poquito más 'guay'...

-Bueno... a ver no sabemos lo que ha pasado... - si, estaba mirando al suelo y moviendo el pie de forma nerviosa, pero no estaba tartamudeando. ¡¡Exitazo!! - ...pero sí tenemos 'hiprotesis' - intentaba sonar inteligente. Por el momento, sentía que lo estaba haciendo bien. - Lo que hizo que todos nos desmayáramos no estaba en la comida ni en la bebida porque ni Jason ni yo estuvimos en el Gran Comedor - indicó, mirando a su amigo para ganar algo más de confianza. - Remus dice que nosotros estábamos muy lejos para que fuera un hechizo, y que es raro que a los profesores no les pasara nada - tragó saliva avergonzada. Estaba hablando en nombre de su nuevo amigo. ¿¿Y si se quivocaba??

-Yo creo que ha sido algo que había en las salas comunes - ahora sí que sentía que la había liado, dando su opinión a lo lco sin saber si era verdad o una gran tontería. - ¡¡Tía estás loca!!

- También hemos hablado con Nick El Decapitado y dice que esto es algo de lo que avisó el Sombrero Seleccionador y que ya ha pasado hace muchos muchos años. Que los fantasmas y los cuadros hablan y que y saben cosas. Aunque no la Señora Gorda - puntualizó, algo molesta - Y que hay que leer el 'Profeta' - concluyó, callándose en seco y esperando la reacción de Sirius Black.

A cada paso que daba junto al medimago, más nerviosa me ponía. El hecho de que todo estuviera en silencio y que no nos encontrásemos a nadie por los pasillos, me hacía contemplar el castillo desde otro punto de vista, y ese punto de vista le daba un aire bastante siniestro y lúgubre. Sacudí la cabeza para apartar esos pensamientos, quizás debidos al hambre, al desconocimiento de lo que había sucedido y a lo que estaba por pasar.

Me quedé unos segundos sorprendida al escuchar al medimago dirigirle unas palabras a una gárgola, pegando un respingo al ver como la estatua comenzaba a moverse para mostrar lo que escondía. ¿Así que aquel era el acceso al escondite del director? Con aquel descubrimiento, y a pesar de mis miedos anteriores, me entraron ganas de recorrer todo el castillo y descubrir la cantidad de secretos que debía esconder. Pero... ¿Habría alguien dispuesto a acompañarme? ¿Me atrevería a hacerlo yo sola? ¿Encontraría algún compañero que estuviera tan loco para adentrarse en los misterios de Hogwarts?

Por unos instantes había olvidado los motivos por los que me encontraba subiendo aquellas mareantes escaleras de caracol, pero fue entrar en el despacho del director y acordarme del porqué me habían llamado.

Aquel lugar era increíble y, aunque no me parecía nada apropiado para el director de una institución tan importante como Hogwarts debido a la cantidad de cachivaches que había, me resultó un lugar extraño y fascinante, al igual que fascinante me pareció el fénix que parecía ajeno a todo lo que ocurría en aquella habitación.

Dejé que el medimago me hiciera las pruebas, aún impactada por todo lo que me rodeaba... los cuadros parlantes, los extraños artilugios, la cantidad de libros, el fénix y el propio director. A punto estuve de echarme a reír al sentir el cosquilleo en los pies o al ver como de mi boca salían pompas de jabón... Aquello era más gracioso de lo que había esperado.

Respiré tranquila pensando que ya había pasado todo, pero cuando vi que el medimago se iba y yo aún continuaba allí, me di cuenta que lo más difícil aún no había llegado. Miré al director con una mezcla de miedo y expectación. Miedo porque no quería que descubriera lo que mi memoria escondía como el tesoro más preciado y expectación porque sentía curiosidad por saber lo que iba a hacer.

—Sí, mi hermano me estuvo contando algo... pero reconozco que no me enteré muy bien.

Me empecé a poner otra vez nerviosa al escuchar hablar al director sobre su intención de leerme los pensamientos y no sé qué sobre desbloquear algo... No quería que un extraño supiera más de mí que yo misma. Empecé a arrepentirme de aquello pero, al mirar a mi alrededor y comprobar que la señora Gibbs seguía allí, me di cuenta que no me quedaba más remedio que ceder. Eso sin contar con que la curiosidad por saber qué había pasado era mucho más fuerte que el miedo y la reserva que podía sentir.

—Yo... —Mi voz sonó dubitativa así que carraspeé para mantener una firmeza que estaba lejos de sentir—. Cuando quiera.

Mmm. No sé. Sin rumbo escaleras arriba para perderme en algún sitio ^^

Violet parecía seguir pensando en aquello cuando llegaron a la puerta de la enfermería. La verdad era que esperar a que la llamaran le ponía bastante nerviosa pero como siempre, era bastante capaz de mantener sus inquietudes a raya y mostrar sólo su seria determinación, que es lo que su hermano vio cuando se volvió hacia él.

- Espero que me llamen pronto. Y que todo vuelva a la normalidad aunque no sé si será posible.

Puso la mano en el pomo de la puerta, dispuesta a abrirla, pero un momento después lo soltó y le dio un abrazo a su hermano de esos que rara vez compartían. Fue un abrazo sin palabras, pues no era necesario entre los dos. Estaba lleno del deseo de que se cuidara y de la unión entre gemelos. Así que sólo se separó, sonrió levemente y se despidió con un gesto de mano antes de entrar en la enfermería.