Partida Rol por web

La medio sonrisa esbozada que el niño recibió como contestación inmediata, le dijo a Jarek que lo había conseguido, que había logrado sacar a su amiga de su autocompasión. Pero las palabras que oyó a continuación le provocaron sentimientos contradictorios, por un lado felicidad cuando Rox bromeó sobre la herencia, pero por otro incomodidad cuando habló de su propia familia.

No supo qué contestar, casi toda su familia había muerto en circunstancias dudosas y solo quedaban él y su madre, además del hecho de sentirse siempre vigilado o en peligro, recordó las palabras de su madre en el pergamino "Cuidado con todo el mundo". ¿Incluía eso también a Simon y Rox? No podía ser, ellos eran sus amigos no todo el mundo.

Una mano cálida cogiendo la suya lo sacó de su dilema, sacudió la cabeza y se puso de pie tirando de la niña, indicó con la cabeza el camino de vuelta y caminó tranquilamente hasta la clase de DCAO.

-Mira que no poder aguantar e ir a buscar otro baño... -comentó antes de llegar mientras les guiñaba un ojo a sus amigos.

Encontró que era una buena excusa para su excursión si alguien los veía fuera del aula.

¿Pruebas diferentes?

Seguía enfadada con aquella mujer tan mal encarada. Parecía que, por el hecho de ser niños, no teníamos ningún derecho a protestar ante lo que nos parecía injusto. Llevábamos tiempo esperando, sin casi ninguna explicación, y para colmo hacían lo que les daba la gana con nosotros. Desde luego el colegio no se estaba ganando muy buena fama ante mis ojos precisamente.

Pruebas diferentes...

Metí las manos en los bolsillos intentando ocultar la rabia que me invadía y fue en ese momento, con el roce de mis dedos en el papel de las cartas, que me acordé de algo que había escrito mi abuelo. Podía tener sentido... Pero aún así estaba molesta porque lo que quería era salir ya de una vez de aquel lugar. Pero estaba claro que la mujer no iba a dar su brazo a torcer por mucho que yo me enfadara.

Respiré hondo para calmarme antes de prestar de nuevo mi atención en Joy, buscando cualquier tema de conversación que me pudiera entretener para no pensar en la tediosa espera hasta que llegara mi turno para las pruebas.

—¿Qué opina tu familia de todo lo que está pasando? ¿Te han dicho algo en las cartas?

¡Había aceptado! Resultaba increíble de creer que alguien como Lizbeth accediera, ¿quizás estaba saliendo su lado Gryffindor? La verdad es que lo que se temía era que el arrepentimiento llegara con fuerza de un momento a otro así que antes de permitirlo la cogió de la muñeca y empezó a tirar de ella en dirección dios sabía dónde.

- Yo que sé, decimos que nos dio claus...cómo se diga, que no soportábamos estar encerrados, que necesitábamos aire y luego como estamos atontados por una semana o así pues nos perdimos. Creo que como somos hijos de muggles se lo creerán, me parece que algunos se piensan que somos medio lelos o algo - todo aquello lo dijo sonriente, como si más que algo verdaderamente indignante fuera una fuente de posibilidades todavía por explotar -. ¿Dónde te apetece ir?

La mujer rubia estaba perdiendo la paciencia, como se notaba en los labios convertidos en una fina línea y la evidente crispación de sus cejas. Al parecer su fachada fría era sólo eso, fachada. O quizás simplemente era demasiado voluble. Aunque también podía ser que no soportara a los críos, por supuesto.

- Escuchadme bien, van a dejar venir a vuestros familiares muy pronto, hoy mismo, ya los han...hemos avisado y están en camino. Los padres de Megan...Faulkner son medimagos y quieren asegurarse de que está bien - malditos niños. Era difícil lidiar con su tenacidad y en aquel momento no estaba de humor para ello aunque le estaba costando que sus palabras no sonaran como si se estuviera dirigiendo a gente corta de entendederas -. No sé nada de la chica rubia. Y ahora si me disculpáis...

Sin dar tiempo a rechistar, cogió a Megan de la mano y se la llevó de allí con largas zancadas poco femeninas.

Troy se había encontrado de nuevo con el médico a las puertas del despacho de Dumbledore y ahora eran ambos los que recorrían el camino en silencio hacia el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, uno abstraído en sus pensamientos y otro conforme con no tener que hablar, demasiado tenso todavía después de tantos días de enfrentarse a un problema desconocido.

A la vez que ellos llegaron a la puerta, Jarek, cogido de la mano de Roxane, y Simon, se acercaban también. Simon bajó la cabeza, obviamente avergonzado, aunque Rox no dudó en alzar la mirada con tranquilidad.

- El baño de arriba seguía ocupado por Alexander, tuvimos que ir fuera.

Parecía que el medimago iba a añadir algo pero al final acabó esbozando un suspiro resignado. Eran sólo críos de once años que acababan de enterarse de algo demasiado confuso, era normal que lo último que quisieran fuera quedarse en una improvisada enfermería.

- Para dentro - dijo sin más.

Pero antes de poder abrir la puerta una medimaga rubia y de ojos de un azul casi traslúcido la abrió desde el otro lado, llevando consigo a Megan.

- Me han pedido que me la lleve - comentó antes de que el medimago pudiera decir nada.

Éste le dirigió una mirada extrañada lo que provocó que la mujer esbozara una sonrisa encantadora que se veía extraña en su semblante frío, una que logró que las facciones del medimago se suavizaran un tanto. Una sonrisa que Megan conocía muy bien. Fuera como fuera, el hombre acabó por encogerse de hombros, visiblemente desconcertado.

- Bien...vosotros cuatro, para dentro.

Todos continuaron su camino, la mujer llevándose a Megan y los otros entrando a la enfermería improvisada.

La puerta no había llegado a cerrarse y todos pudieron escuchar un intercambio de susurros al otro lado durante apenas diez segundos, tras lo cuál entraron al aula Jarek, Simon, Roxane, el medimago del principio y, por fin, Troy. Fue ver a este último lo que hizo que Violete se acercara a él y le mirara sin palabras, con aquella comunicación no verbal que habían tenido tantas veces,ya abierta que rezaba el nombre de los dos y cuyo remitente eran sus padres.

- Ha llegado antes. ¿Ha sido... - quería preguntarle si sería intimidante porque le daba mucha vergüenza tener que afrontar todo aquello sola, no era tan valiente como su hermano, desde luego y la sola idea de que la examinaran, más que miedo por lo que pudieran encontrar se lo daba por someterse a aquello sin la seguridad que daba la compañía -...raro?

No bien había terminado de pronunciar aquellas palabras la puerta que daba al despacho del profesor se abrió y apareció Yourth con pinta de estar soportando una dura prueba mientras cargaba con Alexander, que estaba totalmente rígido y con la expresión congelada en una mueca de pavor. No tardó en depositarlo en la camilla y separarse unos pasos, experimentando un súbito alivio por alejarse de aquel niño cargante y demasiado raro.

- Su amigo tiene series problemas - mentales, quiso añadir mientras miraba a los que se habían ido congregando alrededor de la camilla. Pero no lo dijo, por supuesto, seguía siendo profesor -. Voy a recomendar que lo visite la señora Gibbs con frecuencia para ponerlo en un periodo de prueba - e iba a recomendar que se revisara su capacidad para permanecer en Hogwarts. No como castigo pero realmente dudaba que aquel niño fuera capaz de estar en el colegio sin colapsar un día por cualquier cosa. Las clases de herbología debían ser algo cercano a la tortura para él.

El medimago parecía estar alucinando un poco pero como ahora el encargado de lo que sucediera allí era el profesor no quiso preguntar, simplemente se quedó junto a la puerta.

- ¿Quién es el siguiente?

Estaba resultando un esfuerzo permanecer impertérrita ante todo lo que sucedía, guardar la compostura como le habían enseñado hacer, tal era así que una diminuta sonrisa de burla escapó de sus facciones al ver el estado en el que apareció Alexander, aunque no tardó en contenerla y regresar a una expresión más normal, más afable, acercándose a Maebh para mantener la conversación en susurros.

- Casi nada, mi madre me daba consejos absurdos - como siempre. Su madre sólo decía cosas absurdas, era lo que le había enseñado, a ser vana, a ser fría, a ser una mujer florero. Su padre, por contra, tenía otros intereses para su pequeña princesa -. Aunque me parece que saben algo más. Me han dicho que no me va a pasar nada y que no me preocupe. Pero, ¿cómo podrían saberlo ellos? Y no sé si tiene nada que ver con que al ser de buena familia se piensan que somos intocables o si realmente lo saben. Es raro. Todo esto es realmente muy raro. Dumbledore no me encanta - no le gustaba a nadie de su familia, era con lo que había crecido - pero siempre han dicho que ha sido un buen mago. ¿Cómo ha pasado esto bajo sus narices? La seguridad da asco pero aún así, si fuera un tipo de broma, lo habría podido parar.

Cuando Jarek vió que se encontraban con Troy y el medimago, tragó salida y esbozó su mejor cara de no haber hecho nada malo. En cuanto Roxane habló, él completó la información.

-Hemos ido en grupo así nadie se queda solo. -su sonrisa intentando ser inocente -Tres es el número perfecto, mientras uno entra dentro los otros dos esperan en el pasillo juntos. 

Ante la orden del hombre, el niño comenzó a dar los tres pasos que les separaban de la puerta tirando de su amiga y esperando que Simon les siguiese raudo, pero antes de llegar a ella ésta se abrió. La mujer que apareció hizo que el chico quedase rígido, no porque la conociese sino porque su rostro enviaba señales contradictorias, como cuando su abuela alababa a su madre en las fiestas.

Cuando la mujer avanzó y el medimago les dijo que entrasen, Jarek no lo pensó y atravesó la puerta abierta. Buscó un lugar relativamente solitario y se dirigió a él.

-¡¡¡Ee.....eehhhhh!!!

La repentina reacción de Jason hizo que le diera un vuelco al corazón. ¡Menudo susto! ¡Este chica iba a hacer que le diera un ataque algún día! De todas formas, no pudo evitar sonreír. Si no fuera por él, estaría mucho más triste. Eso lo sabía perfectamente.

-¿Claus...tro...fobia? - hizo la pregunta despacio, asegurándose de no estar metiendo la pata. - Bueno... es una buena idea - continuó, en un tono de voz que no concordaba mucho con sus palabras. Era más que obvio que las dudas habían conquistado su cabeza. Pero, ¿alguna vez no era así?

Miró a su alrededor de nuevo, intentando tranquilizarse. Por algún extraño motivo, todavía no había aparecido ni una sola persona en el pasillo. Era su momento. Su oportunidad. Le devolvió la sonrisa a Jason. Tenía una expresión pegadiza.

- Pues... - tragó saliva. No estaba segura de ser capaz de atreverse a decir lo que pasaba por su mente. Esa pequeña propuesta que, durante más de dos meses, había aparecido alternativamente en su cabeza. - Crees... - salivaba tanto que podía ahogar a un puñado de hormigas. - ...desde el principio... - ¿De verdad iba a decírselo? ¿Y si se enfadaba con ella? - ...he tenido curiosidad... - seguro que 'loca' era una de las palabras que utilizaría - ...de visitar el Bosque Prohibido.

Lo dijo del tirón, cerrando los ojos tras hacer su confesión. Como si su amigo fuera a pegarle una torta que le devolviera a la realidad y le hiciese ver por qué no debía haber hecho esa propuesta. Era un sitio prohibido, remarcadamente prohibido por los profesores. Quizá por eso, tuviera tantas ganas de ir allí.

Jason a veces era un tanto obtuso pero no tanto como para no advertir que su amiga dudaba sobre si sería buena idea escaquearse de la enfermería. Pero como discutirlo sólo serviría para acrecentar dichas dudas se limitó a mantener la sonrisa en el rostro, ensanchándola cuando vio que su amiga correspondía su gesto.

fue entonces cuando empezó a dudar de nuevo aunque en este momento parecía sobre exponer sus ideas. ¿Qué sería? Había logrado picar la curiosidad de Jason, algo que de todas formas no era demasiado complicado pero desde luego no esperaba que le sucediera con Liz. ¿dónde sería? De algún modo esperaba alguna idea esponjosa y achuchable de su amiga. Ir a ver a las mascotas, buscar las cocinas - aunque eso parecía más de su gusto que del de Lizbeth -, buscar una sala chula.

Pero no. Cuando soltó lo del Bosque Prohibido se le escapó una carcajada incrédula.

- ¿En serio? Ualaaa, que flipe, Liz, ¡suena tan poco a ti! Yo pensaba que si te decía de hacer algo así saldrías corriendo. ¿Y cuándo quieres ir? ¿Ahora?

- Em... e...... s...

Estaba bloqueada. Jason tenía razón. ¡Sonaba tan poco a ella! ¿Y si se había equivocado? ¿Y si lo que había dicho era una locura? ¡Por supuesto que era una locura! ¿¡¡En qué estaba pensando!!? Si iban al Bosque Prohibido solo se encontrarían con problemas y extrañas criaturas. Ella era incapaz de hacer algo bien con la varita y no podría defenderse. Y Jason... estaba segura de que acabaría herido por su culpa.

-Qui...quizá no sea buena idea... - Hablaba con la boca tan pequeña que casi no podia entendérsele. - Qui...quizá debamos cambiar el plan... - Se mordió el labio nerviosa - Qui...quizá debamos quedarnos en el castillo... O volver a la enfermería.

¡¡Madre mía!! ¡¡Le temblaba todo el cuerpo!! ¡¡Si es que iba a echarse a llorar en cualquier momento!!

La sonrisa de Jason se tambaleó en sus labios hasta morir. Pero él no era un chico de andarse dudando como su amiga o titubeando por cualquier cosa. Jason era impuslivo sí, y quizás gracias a ello tenía muchas más claras sus decisiones, sin importarle las consecuencias.

Sin pensarlo demasiado, colocó las dos manos en los hombros de Liz, mirándola de frente con determinación.

- Vamos Liz, ¡eres de la casa de los leones! Estoy seguro de que el sombrero te puso en Gryffindor por algo. Estoy seguro de que eres valiente. ¡Sólo tienes que encontrar tu valentía! Y sabes, el sombrero NUNCA se equivoca - o eso le habían contado las niñas locas de tercero -. ¿Quieres ir al bosque? Pues vamos. ¿Quieres investigar por el castillo? Me parece bien. ¿¡Quieres pintar una estatua!? ¡Guay! ¡Pero deja que salga tu lado valiente! No lo apagues tú misma como si fuera un interruptor de la luz.

Y sabes, el sombrero NUNCA se equivoca.

Discrepaba mucho, muchísimo. Tanto como el castillo de Hogwarts. Pero no se molestó en argumentar sus pensamientos. Tenía bastante aguantando la compostura ante tanto halago repentino.

-Se....será mejor que no pintemos una estatua - comentó Lizbeth riéndose timidamente. Podía imaginarse la situación. En mitad de la fechoría, la víctima cobrando vida y persiguiéndolos a través de los pasillos de Hogwarts. Algo más relajada, empezó a pensar en las opciones. Jason había decidido no presionarla con su ida de olla, así que no iban a adentrarse en el temible Bosque Prohibido. Era un paso. Pero, ¿qué podía ser lo suficientemente divertido para que su amigo no se aburriera y decidiera buscarse nuevos amigos?

-Investigemos por el castillo - concluyó, sintiendo un leve escalofrío al darse cuenta de lo poco concreta que había sido la sugerencia. Si no tenían suerte, vagarían por los pasillos sin rumbo, siendo descubiertos por un profesor antes de que sintieran la aventura. - Podríamos intentar descubrir qué pasó la noche de la fiesta - continuó, sintiéndose algo más valiente con ese comentario. No tenía ni la menor idea de cómo iba a hacerlo pero, ¿no era suficiente un poco de fantasía? - ¿Crees que puede haber alguna pista en el Gran Comedor? - Ellos no habían estado alí esa noche. Quizá fuera un comienzo.

Ese hombre era malo. Pero malo de verdad. Escribiría una carta para recomendar que dejara el colegio bajo el titulo "Rett me ha tocado" Por supuesto, solo le había puesto la mano en el hombro, y ya había sido más que suficiente como para que saturara y bueno... acabara como acabó.

Pálido. Rígido. Asustado. Paralizado. Callado.

Sobretodo callado. Algo raro en Alexander quien podría haber definido al menos 23 formas de sacar de sus errores al limitado mental de su profesor. Por que alguien que recomendaba que lo revisara otra persona era evidente que no lo conocía, y sumado a que no sabía como se llamaban sus padres, ni sus notas, ni nada... lo señalaban como uno de los peores profesores de la historia de aquel noble colegio, con la notable excepción de McGonagall.

Ahora en la camilla, y con la única necesidad de recomponerse en todos los niveles, se hizo un ovillo y hundió la cabeza entre las rodillas formando una esfera practicamente perfecta que lo aislara del mundo exterior. Le tenía miedo a aquel mundo, nuevo y cruel. Quería volver a casa, todos eran malos -menos él, claro estaba- y tontos -menos él, claro estaba- y futuros funcionarios -menos él, claro estaba-

Jarek entró en el aula de DCAO con la vista fija en un punto y casi arrastrando a Roxane detrás, Simon los seguía pisándoles los talones y con la vista clavada en sus espaldas. Se dirigieron hacia las camillas que habían ocupado antes y que estaban vacías. Al pasar por al lado de Maebh y Joy el chico las saludó con la cabeza y esbozó una pequeña sonrisa, quería dar a entender que todo estaba bien, que nada pasaba.

Justo cuando llegaban a su destino la puerta del despacho se abrió y apareció el profesor llevando a Alexander en volandas, la sorpresa inicial ante la escena dió paso a la incredulidad, -Mira que es raro- pensó justo antes de oír a Yourth hablar. No lo pudo evitar, se le escapó una risa que intentó camuflar como tos, luego miró a sus amigos y compañeras de casa. En su cara se podía leer claramente una pregunta "¿Qué dementores le pasa a ese?"

Observó al resto de compañeros con expresión algo ida. La experiencia le había dado qué pensar, desde luego. Se fijó en que Violet se acercaba y sacudió un poco la cabeza para centrarse. Observó la carta y se la pidió a su hermana. Quería leerla aunque imaginaba el contenido de la misma.

- Tú lo has dicho.- le respondió a la chica. La verdad es que Troy no era de los que hablaban perfectamente, encontrando el adjetivo adecuado para cada ocasión. De hecho, su vocabulario era algo limitado cuando se trataba de explicar sensaciones y pareceres.- Era tan extraño... pero no duele, no te preocupes.- quizás sí que le había dolido algo la cabeza, pero era más atontamiento que otra cosa.- Y estoy seguro de que lo harás mejor que yo.- Tampoco iba a ser muy complicado hacerlo mejor que él.- ¿Qué tal por aquí?

¡Troy! ¿Estás bien? ¿Cómo salieron tus exámenes? - preguntó de pasada, aunque ni sabía si la había escuchado. Entonces mira hacia los adultos cuando la mujer se justifica y la sonrisa le hace sonreír a ella también. ¡No se había equivocado! Reconocería esa sonrisa en CUALQUIER parte. 

Aunque... espera, ¿me va a llevar? ¿A dónde? - frunce el ceño, preocupada. No es que rechazara su compañía, de hecho, entre más tiempo pasaba a su lado más fuerte le apretaba la mano, acariciándola con el pulgar. Solo esperaba que fuera una visita corta, solo para preguntarle un par de cosas y hablar con ella, y que luego la devolviera. Porque... eso era, ¿cierto? -¿Cierto?

Ya vuelvo - le dice a su amigo, suspirando para relajarse. Estaba a salvo, eso lo sabía. Ahora solo debía apartar esos pensamientos de su cabeza y seguir la corriente.

Después de atender a lo que había pasado, Jarek se puso a hablar en voz baja con sus amigos aunque como no había ninguna privacidad los más cercanos pudieron escuchar algunas palabras.

-Entonces ¿cuál es el plan para darles en las narices?, conseguimos que seas la chica más popular, que te nombren prefecta y premio anual -comenzó a enumerar con los dedos mientras hablaba -todo a lo largo del primer curso.

En su cara, una mueca mezcla de concentración y aguante.

Afortunadamente, aquella rubia borde se vio interrumpida por la llegada del resto, que parecian haber terminado aquella excursion suya y de Alexander, a quien Yourth llevo hasta alli cargando con el.

-¡Alex! - dije, poniendo el grito en el cielo, mientras me acercaba hasta el, alejandome de la camilla de Erik, preocupada por el chico- ¿Pero que le ha pasado? - dije, escuchando entonces la valoracion del hombre sobre el chico- Eso que esta diciendo es horrible. Alexander es un buen chico y es muy listo y una persona muy especial. Un profesor nunca deberia decir cosas tan terribles de un alumno. Lo unico que tiene que hacer si quiere entenderlo es intentar ponerse en su lugar. A lo mejor entonces comprenderia muchas cosas. - dije, notando como mi pelo se encendia a causa de la rabia que sentia. ¿Pero como podia decir todo aquello de el? Era injusto, tremendamente injusto. Weir era una buena persona, raro, si, pero no por ello merecia todo aquel desprecio.

Pero entonces, cuando estaba a punto de cargar de nuevo contra el, el medimago pregunto quien era el siguiente, a lo que reaccione de inmediato, haciendo que mi pelo se llenara de mechones amarillos, mezclados con algun que otro negro- ¡Yo! ¡Soy yo! - dije entonces, dedicando una mirada a Erik y al resto antes de marcharme- Enseguida vuelvo chicos. Ya vereis como no es nada... - me dije, con una sonrisa que pretendia parecer segura, aunque lo cierto era que estaba comenzando a sentir un gusanillo en el estomago. ¿Y si si que era algo?

Fuera como fuere, tenia que seguir, no podia dar marcha atras. Asi que, tras mandar un saludo con la mano desde la puerta de la sala, me encamine hacia el exterior, dispuesta a afrontar mi destino.