Partida Rol por web

Durante el resto de la noche y gran parte de la mañana, me dedico a investigar sobre los objetos recogidos y concentrado en entender el diario del espectro. Por fin, agotada y un poco hambrienta, cierro el polvoriento diario y miro al resto con una sonrisa.

No ha sido fácil entender este diario. Tiene muchos años y, a pesar de estar en común es un común antigüo, pero quizás hemos conseguido algo. me levanto estirandome los faldones antes de continuar

Como bien dijo el espectro, se trata de su diario, por lo que gran parte de la información podemos entender que son suposiciones y conjeturas pero bueno.

El diario nos cuenta cuando y como ocurrió exactamente la Noche de la Traición. Ésta, uvo lugar tras ponerse el sol del día 22 de sirrimont, 280 años antes del Cataclismo (es decir, hace casi 700 años).

Todo comenzó con un poderoso y carismático sacerdote de Mishakal, cuyo nombre no se cita, que llegó a ser el gran maestro del templo, un cargo sólo por debajo del de sumo sacerdote. Todo indicaba que era un clérigo piadoso y dedicado, pero no aceptaba el hecho de que envejecía y pensó que estaba siendo traicionado por su diosa. Esto llevó al sacerdote al Santuario de la Oscuridad del templo, un santuario donde se honraba a los dioses malignos. mirando a Alfio en este templo se honraba piadosamente a todos los dioses, bondadosos y malvados por igual.

No es seguro lo que pasó esa noche, pero más tarde se puso de manifiesto que el sacerdote había cerrado un trato con Chemosh, el Señor de la Muerte Viviente, quien le prometió la inmortalidad.

Chemosh nubló el alma del sacerdote, respondiendo a sus plegarias para que nadie del templo fuera consciente de la transformación que estaba sufriendo. Sólo Mishakal sabía que había perdido a uno de sus hijos favoritos, pero antes de que la diosa pudiese actuar, el sacerdote hizo un trato con los chamanes de Blöde, permitiendo que las hordas de ogros irrumpieran en el valle y mataran a sus habitantes por sorpresa, a la vez que el traidor atacó desde dentro, matando al sumo sacerdote en el Santuario de la Luz y usando su sangre para profanar el templo y debilitar el poder de los dioses de la Luz.

Por lo visto, la sangre de los sacerdotes de la Luz que se derramó el suelo, causó una maldición sobre los invasores que cubrió a la horda de ogros y los hacía sucumbir.

El traidor se retiró a las catacumbas del templo, donde buscó refugio de la ira divina en el Santuario de la Muerte donde un joven acólitio que empuñaba una hoja sagrada de luz divina, fue capaz de abatir al traidor, aunque le costó la vida.

Como os podeis imaginar, ese día murió mucha gente, tanto humanos como ogros, y solo Chemosh ganó algo, ya que muchos de los que murieron volvieron a levantarse como muertos sin reposo.

Cuando acabo, miro al resto para ver si han asimilado la información, cuando paso la mirada por Alfio, recuerdo la espada, por lo que me acerco hasta la esquina donde permanece y la recojo. Tras esto, me acerco al caballero y se la tiendo.

Toma la espada Alfio. A partir de ahora la puedes llamar Kemirel, la hoja del relámpago, pues ese es su nombre.

Se trata de una legendaria hoja de origen ergothiano. Las leyendas cuentan que su poder proviene de las mismísimas tormentas, quienes imbuieron de poder su hoja.

Sin embargo la realidad es que fue el legendario héroe Sarethian el primero en blandir Kemirel, cuando juró venganza por la destrucción de su pueblo y alzó el arma. En ese momento, un relámpago golpeó el arma sin herir a Sarethian. miro detenidamente a Alfio antes de continuar

Por lo visto, para usar sus poderes debes vincularte a ella, tarea nada fácil, pues debemos de preparar un ritual muy específico que ahora mismo nos es imposible realizar.

Debes de conseguir un ungüento protector específico y, en medio de una tormenta alzar la espada hasta que un relámpago impacte en ella.

Después de resoplar hastiado, Amílcar se acerca hasta la maga elfa para ponerle una mano en el hombro:

-¡Menuda lectura! Gracias por el resumen, Quivalen. Ahora queda el asunto mucho más claro. Los muertos vivientes, las sombras, y todas esas criaturas de la oscuridad deben ser cosa de Chemosh, sin duda.

-No obstante, y a pesar de que no digo que no haya buena gente entre ellos, sin ir más lejos al defenestrado Touran, los sacerdotes podrían meterse a sus dioses por donde yo me sé. En los últimos tiempos, por no decir desde siempre, sólo han sabido darnos problemas. ¿Por qué no dirimirán sus disputas allá en los cielos?--se lamenta el arquero mientras termina de pertrecharse para la exploración del templo.

- Así que por eso el lugar está lleno de muertos vivientes - murmura Alfio que escucha atentamente la historia del lugar - Supongo que los encontraremos una y otra vez mientras permanezcamos en el valle. Será cuestión de estar atentos... sobre todo cuando debamos descansar - Tras pensarlo un momento agrega - Pero no habla del objeto que podrá combatir al mal... será acaso esa daga de luz? Si fue capaz de matar a un alto sacerdote en el centro de un templo maligno, donde estaba en comunión con su dios, debe ser muy poderosa - meneanndo la cabeza continua - Aunque si es así está precisamente en el sitio donde la usaron pro ultima vez... en el centro del templo maligno. Será una hazaña llegar hasta allí. Pero creo que debemos intentarlo. Para eso estamos aquí -

El caballero se queda pensando en las palabras de la elfa y finalmente vuelve a tomar la espada de sus manos - Kemirel... es un honor - murmura mirando el filo del arma y la guarda donde se observa el relámpago - Así que frotarla con un ungüento y luego esperar que un rayo la golpee en medio de una tormenta. Será una dura prueba. Pero me gustaría intentarlo - comenta pensativo mientras acaricia el dibujo de su empuñadura - Quizás un arma así sea lo que necesitemos para acceder al templo y recuperar la daga de luz divina - continúa mezclando ambas misiones casi sin darse cuenta - Sabes algo de ese ungüento? Supongo que debe ser algo relacionado con la electricidad - aventura

Agradezco las palabras del nómada con una sonrisa y asintiendo con la cabeza

Metiendo una mano entre la melena, ahuecando el pelo

El ungüento debe de ser un ungüento protector, y no creo que valga menos de 2500 piezas de acero.

Seguro que se trata de una poderosa arma para combatir contra el mal, pero dudo mucho que la llave que buscamos se encuentre aqui. Una pista nos lleva a otra pista, quizás ni exista esa llave, arma o lo que sea que estamos buscando, quizás solo sean pruebas que nos ponen para ver si somos lo suficientemente buenos para quién sabe qué. Los dioses raras veces dicen las cosas claramente. sonrio con pesar.

Dándome la vuelta, estiro mi cuerpo entumecido por las horas de lectura.

Hank, ayúdame a ver si descubrimos los poderes de estos objetos. Digo volviendo a mi rincón

Kolthar ladea la cabeza tratando de encajar la historia contada por la elfa, medio adormilado por las palabras y el cansancio no se queda con los detalles, pero la historia de la espada es lo que más le llama la atención.

Es un gran honor tener una espada con nombre. ¿Crees que el nombre se lo puso el herrero que la forjó?

Encongiendome de hombros y alzando las manos

No te lo podría decir, aunque no lo creo. Por la historia la espada no fue forjada con esse poder, sino que fueron los mismos dioses a través de una tormenta quienes imbuyeron del poder a la espada. Suongo que fue el primer portador quien le puso ese nombre. Contesto al minotauro levantándome con las cosas en la mano

La espada y los virotes tienen la capacidad de penetrar más fácilmente las armaduras, además de poder dañar a esas sombras que ya conocemos.

La coraza es dura y resistente, más de lo normal y aguantará los golpes mejor incluso que una de buena calidad.

Las pociones, he logrado descubrir que estas dos son capaces de curar las heridas, siendo más poderosas que las que teníamos. Esas otras tres no he logrado saber lo que son, aunque despieden un aura de curación, no sé exactamente de lo que se trata. Por el contrario el pergamino es de restablecimiento, capaz de recuperar la fuerza o el vigor que succionan algunos de esos muertos vivientes.