Partida Rol por web

Amílcar abre el primero de los sacos. En su interior hay un par de libros escritos en común antiguo por lo que parece y cinco rollos de pergaminos.

Al ver el libro y los pergaminos que saca Amil, le hago un gesto con la mano

Déjame echar un vistazo mientras sigues con el resto.

Mientras Amil sigue a los suyo, me apoyo sobre la pared a revisar los papeles.

Veis que realizo unos gestos y pronuncio unas palabras antes de leer el contenido. Al poco, levanto la cabeza

Estos dos volúmenes describen los rituales que hacía el principio de los sacerdotes para honrar a los dioses de la luz. Quizás nos den 200 aceros por ambos tomos.

Respecto a los pergaminos, uno es de compresión idiomática y el resto son clericales digo acercándome a Craster Toma, uno es de favor divino, o algo así, estos dos permitirán cerrar heridas superficiales y éste último quizás le venga bien a Alfio, pues es de restablecimiento menor..

Luego, me acerco a Hank y extiendo el brazo para darle el otro Toma Hank, quizás te venga bien a tí también este pergamino. Si no lo tienes en tu libro, lo podrías transcribir.

Amílcar abre el segundo saco. Contiene dos cálices de plata con triángulos de madreperla engastados, una estatuilla de Mishakal hecha de marfil y un medallón de fe de Habbakuk.

En el tercer saco hay objetos variopintos: una gran pluma blancoazulada con anillas de plata, una varita larga y estilizada de cuarzo teñido de azul, dos jarras de cerámicas llenas de un aceite de olor dulce y un pequeño broquel fabricado con una madera plateada sorprendentemente ligera y flexible.

-¡Vaya, vaya! Mirad lo que protegían la puerta come-minotauros y sus amigas las arañas--anuncia Amílcar al tiempo que va sacando con cuidado los objetos de los distintos sacos.

Al nómada parece llamarle la atención la enorme pluma con anillas.

-Me pregunto de qué tipo de ave será.

El caballero observa como sus compañeros comienzan a revisar el lugar y sus ojos se iluminan, por un momento, cuando hacen referencia a un conjuro que le devuelva sus fuerzas. Sin embargo, aunque no lo quiera reconocer se siente culpable por haber tomado la espada del pozo común, por lo que simplemente observa como aquellos más versados en las artes mundanas y arcanas revisan los objetos.

- Bueno, quizás si valió la pena el enfrentamiento - reconoce - Eso será una varita mágica? - pregunta señalando la varita de cuarzo - Alguna vez vi magos que portaban algo así e impresionaba la cantidad de veces que podían lanzar un mismo conjuro -

- Y el aceite? será mágico? y el broquel? Bueno, no importa yo ya tengo mi espada... aunque quizas ese aceite sea un ungüento de protección - comenta tomando uno de las jarras y acercando el contenido de la misma a su nariz - Uhm... esas estatuillas... y el medallón... Interesante. Y los pergaminos supongo también serán útiles... Si. esa puerta animada tenía sus secretos -

-Si estuvieramos en una ciudad, podríamos comprar bastantes cosas con estas baratijas--comenta Amílcar con ironía--Aquí, la verdad, nos sirven de poco.

-A pesar de todo, ese escudo tiene buenta pinta. Es realmente liviano. ¡Probad a cogerlo!

Llevándome una mano al ojo para rascarme el ojo, asiento a Alfio

Si, más preguntas sin resolver. Hasta mañana no podre determinar si estos objetos son o no, mágicos. De momento tendremos que seguir como estamos, y demos gracias que sabemos qué son estos otros. señalo los pergaminos.

Tras verle la cara a Alfio, frunzo el ceño,Vaya, pareces cansado ¿estas bien? quizás Craster no logró eliminar totalmente los efectos del veneno de las arañas.girándome hacia un lado y otro. ¡Craster!, Craster, ¿alguno de estos podría servir para sanar la debilidad de Alfio?.

Cuando veo que Craster se pone con Alfio, me siento cansada, y más al oir al nómada

Esperemos poder salir de aquí y así gastarnos esto en lo que realmente queramos.

Craster pronuncia unas palabras mágicas combinadas con unos gestos de su mano y examina los pergaminos a través de un primas de cuarzo.

Interesantes. Uno de ellos puede servir para aliviar el daño que te han hecho las arañas, Alfio. ¿Quieres que lo use ahora?

Craster coge uno de los pergaminos, lo lee y coloca una de sus manos sobre  Alfio. En seguida, el caballero siente como parte del debilitamiento causado por el veneno de las arañas se desvanece.

Desde las escaleras os dais cuenta de que las antorchas de las paredes vuelven a encenderse con llamas ilusorias, despidiendo una pálida luz azul hacia el suelo polvoriento. El aire es frío y está lleno del ahora familiar olor de podredumbre y muerte. Esta vez, sin embargo, hay un olor nuevo, más rancio y terroso.