Partida Rol por web

Saqué un poco de tocino y se lo ofrecí. Estaba por verse en que acababa la treta del odre o si los íbamos o no a ajusticiar. Pero de buenos cristianos es dar de comer al hambriento.

Aquellos dos hombres dieron buena cuenta al tocino que les dio Alfonso. Masticaron, tragaron y quedaron saciados. Poco a poco la vista se les fue nublando, la cabeza les pesaba como una roca, Don Antxón, balbuceó algo ininteligible antes de cerrar los párpados y desmoronarse, ambos yacían en el suelo completamente dormidos.

-Compañeros, se me ocurre que podríamos examinar sus uñas o mirar si hay muestras de algo estraño en sus    bocas...-

y ya puestos, tratar de ver si tienen alguna "marca" reciente.

Mmm... -murmuré acercándome a la puerta-. ¿Parece que esta puerta está cerrada con ... llave? No sabía si quizás, fruto de un hachazo, la cerradura cediese. Tal vez sí. Por ello, quise aplicar todas mis fuerzas. ¡Apartáos! -e intenté golpear con suma fuerza descargando mi hacha contra la misma-.

El hacha golpea la cerradura, pero ésta aguanta ya que es de hierro, el impacto causó una pequeña melladura.

Ni corto ni perezoso Crispín se adelanta, poniéndose al frente de la celda - ¡Quite, quite señor Uloxio! Veamos si puedo abrir esta reja: si me la deja forzá no habrá quién abra lo que no se puede abrir...ténganme paciencia.

Abrir la puerta es pan comido para Crispín, introduce sus ganzúas y a la primera se oye un chasquido, "chak", la puerta de rejas se desliza hacia delante dando paso a la celda. Los dos notables duermen como lirones, echados en el suelo de cualquier manera.

-Ni corto ni perezoso , trato con cuidado de examinar sus manos y sus uñas.
 

Cuidadosamente examinas sus manos y uñas, su aspecto es bastante normal, aparte de roña, nada destacable.

Roberto examina las manos de los presos, suspira..., y concluye sin ver nada especial en ellas, aparte de roña, lo que indica que no se lavaron durante días.

¿Qué diantres hacemos con ellos? -pregunté-. Si los dejamos libres... cargarán antes o después contra nosotros...

No estaba seguro de qué podía hacer. Quizá dejarlos libres así como así reforzaría su vena vengativa en el futuro, pasando a ser proscritos; empero que quizás, liberarlos (pese a darles del brebaje de Roberto) quizá nos recompensaría por protegerles de quienes le encerraron allí. Ardua disputa.

Creo que deberíamos llevarles ante el rey y que el los ajusticie. Pero no tenemos pruebas, mas que nuestra palabra contra la de ellos, y me temo que la suya pese más. La otra opción que veo es tomarnos la justicia por nuestra mano y darles muerte, Pero si queda algún testigo a los ojos de todos estaríamos cometiendo un asesinato. Y la última opción, liberarlos y dejar que se valgan por ellos mismos y que sea Dios el que decida su futuro. A saber si eso se puede volver en nuestra contra, pues sabríamos su secreto y seríamos un cabo suelto respecto a la versión que den de lo aquí acaecido y de la muerte del recaudador.

Demostramos que son asesinos, no me gustaría que quedasen libres de culpa. Mas estoy cansado de tanta muerte. Voto por marcharnos y dejarlos libres a su suerte, a saber en lo que depara eso.  

Me quedé pensativo, no me gustaba ninguna opción, pero ser verdugo me parecía una responsabilidad muy grande que no estaba dispuesto a tomar. Que su suerte se decidiese de otro modo, tarde o temprano pagarían por sus pecados. O eso me gustaba creer, pues temía que no solo saliesen impunes de todo esto, si no que además fuesen recompensados.
 

Crispín se afana a inspeccionar los dos señores yacentes, y mientras busca-rebusca dice sin más - valga la virgen que ya hemos visto suficiente siñores, yo esperaría a que si despierten se les deje libres bajo juramento quedando asín en paz con ellos. Que tras tanta sangre, ningún agravio más podría haber...

Registras a conciencia a los dos señores, don Antxon lleva bolsita de cuero con monedas de plata, no encuentras nada más.

Por mi los dejamos aquí, con la puerta abierta y que se busquen la vida, ya es bastante que se libren de la soga, pero ¿escoltarlos? No creo lo merezcan. No me gustaba dejarlos en libertad, pero parecía la opción más humana y práctica posible. Matarlos sin juicio nos convertiría como había dicho Roberto en iguales a ellos. Y llevarles ante el Rey una pérdida de tiempo y puede que un peligro para nosotros. Que cada mochuelo volviese a su olivo y ya veríamos en qué deparaba esto.

Sea pues. Dejémoslés con la puerta abierta y que se sirvan como puedan...

Por otra parte, convendría resarcirse con algo que sufragara de alguna manera los perjuicios que aquestos nos han causado, ya sea de forma pecuniaria o de alguna cosa material, que la investigación ha dejado vacía mi alforja de ingredientes y además supongo que aún duelen las magulladuras de los que con ellos cruazaron acero...

Decidís marcharos sin esperar a que despierten los dos gorriones. Antes de iros registráis bien toda la casa, por ver si hay algún otro superviviente, Crispín aprovecha para hacer pillaje. "A ellos ya no les va a hacer falta" dice en cada ocasión que alarga el brazo. El cuerpo del Conde no aparece por ningún lado, seguramente escaparon algunos hombres entre ellos él, ya que si bien halláis muchos cuerpos sin vida, había más gente en la casa cuando estuvisteis vosotros.

Salís a la calle, en la aldea aparece algún que otro aldeano que superviviente de la aciaga noche, trabajando en arreglar los destrozos que hicieron las bestias. Cruzáis un par de palabras con ellos, y os confirman que una manada de lobos y otras bestias atacaron la aldea la pasada noche, una docena de aldeanos muertos, dicen que ya pasó la noche más larga del año, tendrán ahora tregua hasta el año que viene, para entonces tal vez se haya marchado a vivir a otro lugar más seguro, estos montes están malditos...