Partida Rol por web

Los perros suricato resultaron presas conflictivas y peleonas en cuanto se despertaron, golpeaban las jaulas y mordían los barrotes, y ni la comida les calmaba. Al final, acabaron quedándose quietos de puro cansancio, pero aún con expresión feroz y dispuestos a morder a cualquiera que se acercara. El ixateco, por el contrario, parecía contento con la carne de rata, y dormitaba como un gato en su jaula. Muffin lo había puesto al lado de una ventana ya que los ixatecos, al ser parcialmente fotosintéticos, necesitan luz solar. 

Muffin buscó en su base de datos sobre aquellos depredadores, y una búsqueda rápida reveló con facilidad los resultados. Los vercitas los llamaban gapranes, aunque muchas veces se les llamaba perros-suricato vercitas o simplemente perros vercitas. Eran depredadores muy comunes en Luminaria, usados a veces por los saqueadores para atacar a sus víctimas. Aquellos en concreto eran una subespecie pequeña, pero tan feroz como las demás. Por desgracia, no eran buenas mascotas, no se podían domesticar y ni siquiera eran buenos perros guardianes, ya que podían atacar con facilidad a sus amos. Como mascotas su valor era casi nulo. Algunos ricos comerciantes tenían en sus colecciones, pero eran tan fáciles de conseguir que no eran nada raros. La única forma de sacarles un buen dinero era o bien tener mucha suerte y encontrar a un comerciante que aún no tuviese, o bien venderlos donde había siempre demanda: fosos de pelea. En los espectáculos y casas de apuestas de luchas en directo eran muy valorados, ya que eran perfectos: siempre luchaban a muerte, siempre estaban enfadados y siempre tenían hambre. Los fosos de pelea siempre tenían necesidad de más gapranes. 

El sonido de la puerta distrajo a Muffin de sus pesquisas. Era Pit, que entraba en la sala común donde la tripulación (y Muffin) iban a dormir. La cama era demasiado grande para Muffin, pero tampoco es que eso fuese a ser un problema. 

-Buenas-dijo, entrando en la sala-Fera acaba de confirmarnos que tardaremos tres días hasta el Culo de Joe. Creo que has mencionado que podías echarme una mano, tengo una tubería con un enganche suelto. ¿Me ayudas? 

Los gapranes no parecían la mejor de las capturas. Eran peleones por naturaleza y se agitaba dentro de las jaulas. Tan sólo el cansancio consiguió que se calmasen un poco. La búsqueda de información no auguraba un buen futuro para ellos. Sería difícil colocarlos por él esfuerzo que implicaba domarlos. La mayoría acababan en pozos de pelea pero Muffin estaba firmemente en contra de las peleas de animales y se negaba a condenarlos a una vida así.

Trabajaría con ellos hasta volverlos dóciles o los liberaría en algún otro planeta con un ecosistema adecuado para ellos. Estaba pensando en como iba a proceder con aquellos dos gapranes cuando unos pasos llegaron hasta la zona común. Era Pit que necesitaba una ayuda. - ¡Claro! Echemosle un ojo a ver qué se puede hacer, deja que coja mis herramientas. - dijo mientras se ponía a buscar entre sus cosas. - Tres días, no está nada mal, parece que Fera sabe lo que hace. - añadió mientras caminaba junto a Pit. - Os atacaron unos piratas. ¿No? ¿Fue muy grave? - preguntó buscando enterarse de algo más. 

-Fera es de las mejores pilotos de lanzadera que verás en este sector-dice el mecánico mientras te acompaña por los pasillos hasta la sala de máquinas-Más de una vez nos ha salvado el culo con sus nervios de acero.

Al llegar a la pequeña sala de máquinas Muffin ya puede ver los signos de las reparaciones: hay tuberías que han sido sustituidas, y otras muchas piezas parcheadas. Parece una buena reparación, pero da testigo de que los daños debieron haber sido impresionantes. 

Pit le señaló a Muffin una parte de la tubería cuyos enganches estaban claramente sueltos. La tubería vibraba y giraba dentro de los anclajes, soltándolos más. 

-Hay que apretar eso, o se va a acabar cayendo. Yo sujeto por el otro lado. 

Pit coge una llave inglesa y se dedica a apretar las tuercas, haciendo honor a su apodo. Mientras tanto, responde a la pregunta de Muffin:

-La verdad es que sí, fue grave. Ahora lo hemos reparado, pero en esa pared había un agujero por el que cabrían cinco como tú. La verdad es que si nos salvamos fue porque Torm es buen artillero y porque no querían destruirnos.

Verás, normalmente los piratas atacan las naves y las dejan para chatarra, y luego recuperan lo de valor de los restos. Pero estos querían capturar la nave, y por eso no nos atacaron con todo. Sí, aprieta también las tuercas del otro lado. Comprueba el nivel de energía del módulo 7. 

El tono de Pit es siempre cansado, y la expresiñon de necesitar una noche de sueño no ha variado ni un ápice en su rostro. Muffin empieza a sospechar que siempre es así.

-Habrás notado que el capitán te mira con preocupación. No tiene nada contra los ysoki, evidentemente, pero al ver que lo eras nos sorprendimos... y entendimos por qué nos habían atacado. Pasemos a la siguiente tubería. Sí, aprieta por ahí, calibra los rieles de inyección. Espera, yo los muevo por el otro lado. ¿Están correctos?

Como sabes, cuando el Mundo Astronave Idari vino a los Mundos del Pacto, venían con intención de colonizar vuestro planeta, Akiton. Al parecer les había sido profetizado o algo así. El caso es que al encontrarse con que el planeta ya estaba habitado se quedaron a bordo de su nave y entraron a formar parte de los Mundos del Pacto. 

Algunos kasathas decidieron emigrar pacíficamente a Akiton, otros quedarse a bordo de la Idari, y unos pocos marcharse en busca de otro planeta adecuado. Pero unos pocos no, seguían creyendo que era su derecho y deber conquistar Akiton y reclamarlo para su raza. Los piratas que nos atacaron eran secuaces de uno de esos kasathas: el señor pirata Iglaor Kuz, un kasatha renegado. Cree que deberían conquistar Akiton, y odia a los ysoki y todas las razas nativas de ese planeta. Creemos que Kuz se enteró de nuestro acuerdo, tal vez interceptando las comunicaciones. Dale a ese interruptor... no, al otro. Eso es, ajusta esa manilla. 

Seguro que al enterarse de que había un ysoki por ahí con una carga valiosa, le pareció el objetivo perfecto. Podía ganar un buen botín y además atacar a uno de sus enemigos ysoki. El capitán cree que quería tomar esta nave para capturarte cuando te subieras a ella en el planeta. 

La verdad es que este viaje tiene más peligro del que parece. Probablemente Kuz vaya tras nosotros al enterarse del fracaso de su plan original. Esto ya está, solo hay que conectar esos dos cables. Dale a la corriente. Bien. 

Muffin se dejó guiar en el proceso, al final cada nave era un mundo y aquella era el mundo de Pit. Respondía a las preguntas técnicas con leves asentimientos de cabeza. Les habían vapuleado bien, habían tenido suerte de salir de aquel ataque. Aunque visto lo que le contó Pit todo tenía un motivo.

- Si que lo había notado pero como los de mi raza ponemos nerviosos a algunos humanos pues no quería mencionarlo. Es entendible, muchos ysoki son demasiado acelerados y tienden a sacar de quicio a los humanos y eso. Pero yo no, yo soy tranquilo y no os daré problemas. - dijo Muffin cuando Pit le confesó el porque el capitán Le miraba receloso. - Osea no más de los que ya os haya podido causar, siento mucho lo de los piratas. Los Kasathas suelen ser gente de bien, los que to he conocido al menos, tienen manos de más si me preguntas pero por lo demás son buenas personas. Hace varias generaciones de la guerra esa, para los Ysoki al menos, y es una pena que no todos lo hayan superado. - añadió Muffin. - Tan sólo espero que el pirata no vuelva a molestarnos. No quiero causar problemas. ¿Sabes donde le perdisteis la pista? - preguntó más por curiosidad de saber cómo acabó la batalla espacial que por miedo a encontrarse al pirata. ¿Qué posibilidades había? 

Pit rió ante el comentario de las manos de los kasatha. Ajustó la última tuerca y se secó las manos en el delantal, ya manchado de grasa y aceite. 

-Seguro que ellos opinan que tú y yo tenemos manos de menos-dijo-Y no te preocupes por los problemas. Son gajes del oficio. Realmente no llegamos a toparnos con el propio señor pirata, eso habría sido otro tema, solo unas cuantas de las naves pequeñas de su flotilla. Parece que Kuz nos subestimó, y doy gracias al Triuno por ello. Destruimos las naves, así que no sabemos dónde andará ahora. Con suerte se habrá ido a por una presa más fácil. 

En fin, esto ya está. Será mejor que vayas a echarle un vistazo a esos bichos tuyos. 

El ysoki se encogió de hombros cuando Pit respondió al tema de las manos como diciendo, siguen siendo demasiadas. - Espero, seguro que no le ha hecho mucha gracia perder algunas naves. Esperemos que haya huido con el rabo entre las piernas. Por cierto una expresión curiosa y falta de sentido, hazme caso tengo rabo y es bastante complicado correr con el rabo entre las piernas... - bromeó el ysoki. - En fin, ha sido un placer echarte una mano. Llevaba un mes en aquel desierto tirado sin hacer otra cosa que caminar y observar, es un gusto volver a mancharne las manos. Si hace falta algo más no dudes en decírmelo. Creo que iré a ver a esos Gapranes, o trabajo un poco con ellos ahora o no nos dejarán dormir. Unos animales cabezotas y peleones, a quien me recordarán... - añadió mientras se daba la vuelta y se alejaba rascándose la cabeza. 

Entre el trabajo y socializar con la tripulación, los tres días pasan muy rápido para Muffin. Pit es sin duda el que más disfruta de su compañía, parece que agradece enormemente tener a alguien que le eche una mano en ingeniería y se ríe con las bromas del ysoki mientras trabajan. Está sin duda acostumbrado a trabajar solo y supone un buen cambio tener compañía. También habla algo con el capitán, aunque siempre está ocupado leyendo sus comunicaciones y revisando las rutas de los comerciantes. Fera y Torm rara vez abandonan sus puestos, ya que tienen que hacer guardia por si algo se torciera o tuvieran compañía inesperada. 

Los gapranes demuestran que son demasiado salvajes para ser domesticados, pero tras su trabajo intensivo con ellos y un montón de galletitas para perros se han calmado mucho. Siguen siendo agresivos pero ya no hay peligro de que muerdan a nadie ni de que se abalancen sobre el cuello de la tripulación en cuanto se abren sus jaulas. Siguen siendo inadecuados para mascotas pero tal vez puedan ser perros guardianes o similar. En cuanto al ixateco, las atenciones prestadas por la tripulación y Muffin lo han dejado contento y manso, no parece un animal nada agresivo y su personalidad es muy similar a la de los gatos. Se pasa casi todo el día durmiendo ya que está permanentemente cansado, pues no recibe toda la energía que debe del sol. En la nave la fuerza del sol no es tanta como en Luminaria y por lo tanto el aporte fotosintético no es suficiente, y tiene menos energía que la habitual. No corre peligro, ya que la comida es su principal fuente de alimento, pero está somnoliento casi siempre. 

Finalmente, tal y como Fera dijo, al tercer día por la tarde, o lo que sería la tarde si estuvieran en un planeta, el capitán anuncia por la megafonía que se acercan a su destino, para lo que deben reunirse en la cabina. Pit y Muffin ya han instalado un asiento tamaño ysoki en el puente. 

Los progresos del ixateco habían sido increíbles, tanto que ya no era necesario mantenerlo enjaulado todo el tiempo. Los gapranes sin embargo eran otro cantar. Había conseguido que no le atacasen a él o a la tripulación pero aún quedaba mucho trabajo si quería hacerlos viables como mascotas. L primera pareja de gapranes domesticados, podía verlo... 

El tiempo que no estuvo trabajando lo pasó ayudando a Pit, charlando ocasionalmente con el capitán o sentado en cabina viendo el inmenso vacío espacial mientras charlan a con Fera. Apenas había tenido ocasión de charlar mucho con Tom aunque había intentado llevarle algo de comida y compartirla para hacerle más llevaderas las guardias. 

Al tercer día, por la tarde, los altavoces sonaron y Muffin acudió al puente donde tenía un sitio reservado para él. - El culo de Joe... Había oído hablar de él, me muero de ganas de verlo.   - dijo mientras se abrochaba el correaje de seguridad. 

Ante la tripulación, por el cristal de la cabina, aparece por fin su destino: una roca enorme, del tamaño de un edificio, que flota sin más en la nada más absoluta. Los únicos signos que permiten ver que sea algo más que un simple trozo de roca espacial es son una larga ventana de neovidrio reforzado que hay en un lateral, y unas enormes compuertas de acero que hay en la cima del asteroide. 

-No te creas que te pierdes mucho-responde Pit-Si hay un sitio de mala muerte, es este. 

-Tampoco es para tanto, Tuercas-responde Fera-La cantina está bien, y sus precios de combustible son decentes. Además, hay buena compañía-responde sonriendo.

-Sí, eso debió de pensar Suzie-dice, y todos ríen. Al ver que Muffin no entiende la broma, Pit se vuelve y explica:

-Suzie es la camarera de Joe. La contrató hace tiempo y le ayuda con las mesas, es una chica con la que sueñan la mayoría de los viajeros que pasan por aquí...

-¿Quieres decir que tú no?-responde Fera, sarcástica.

-Calla-dice, y continúa-El caso es que te estarás preguntando por qué ha aceptado un trabajo como ese, mal pagado, en mitad de la nada y con la única compañía de Joe y sus clientes...

-En realidad no sabes cuánto cobra-señala Torm.

-Da igual. El caso es que lo que yo he oído es que es la amante de uno de los Capitanes Libres, el señor pirata Aldo Waren, y este trabajo es el único que le permitía verle con regularidad...

-Por si acaso, mejor no mencionéis a Aldo Waren en la cantina-Interrumpe el capitán-Yo también lo he oído, y admito que me parece bastante posible, aunque solo sea un rumor. Aldo es bastante honrado para ser un pirata, pero mejor no andar metiéndose en sus asuntos. Y ahora atentos, no quiero que acabemos estampados contra el Culo de Joe por discutir la vida amorosa de una camarera. Fera, inicia aproximación.

Con una soltura que indica muchos años de práctica, la Vadomo se aproxima a las grandes compuertas, que se abren con un chorro de aire a presión. La nave entra en la cámara intermedia, y las enormes piezas de metal se cierran de nuevo, mientras la cámara se presuriza. De pronto, pueden oír los sonidos del exterior, el chirrido de la maquinaria y el crujido de las compuertas interiores mientras entran por fin en el hangar. Es una estancia enorme, con un puesto de control a un lado y muchos espacios para naves, tanto unipersonales como grandes como la Vadomo. En estos momentos parece haber bastantes naves pequeñas, pero ninguna grande. 

Finalmente la nave toca tierra, y sus compuertas de presurización se despliegan con un silbido. 

-Protocolo de renovación de aire iniciado-dice Fera-Deberíamos repostar mientras recalibramos sistemas. 

-Bien, hazlo. Pit, ayúdala, yo estaré con Torm con las armas. Hay que recargar la munición de correa. 

Los cuatro se reparten, Pit y Fera se dirigen a Ingeniería y Varen y Torm fuera de la nave. 

-Nosotros vamos a la máquina automática de repostaje y a la de munciones-le dice Varen a Muffin-Estaremos aquí un rato, hay varias cosas que hacer. ¿Puedes ir a la cantina a por comida? Compra también para tus bichos. Nos esperan por lo menos otros tres días hasta Absalom. 

Una vez fuera de la nave, Muffin puede hacerse a la idea del gran hangar, lleno de naves a ambos lados de la Vadomo. En él solo hay tres personas, con aspecto de comerciantes, una reparando una abolladura en un lateral de una nave y las otras dos sentadas sobre una de las escaleras bebiendo de unas latas. Un cartel luminoso señala el camino a la cantina, un poco innecesariamente, ya que en realidad es el único camino que hay. 

30 días en medio del desierto, eso es un sitio de mala muerte. Esto es una cantina conocida por todos, seguro que es genial. - dijo el ysoki siempre positivo. Luego guardo silencio para aprender cuanto le fuese posible de aquel lugar. Las maniobras de aproximación transcurrieron sin novedad y en menos que canta un xenogallo estaban dentro del asteroide. Tan pronto como tomaron tierra, la tripulación comenzó a trabajar. Eran un equipo perfectamente organizado, daba gusto verlos.

Pero no tenía tiempo que perder, el también tenía un cometido en todo aquello. Salió del puente y se apresuró al habitáculo de personal donde se cambió las ropas de diario por algo más adecuado a un comerciante de 'Il Mercato' nada ostentoso pero si profesional. Sacó con cuidado el broche que lo identificaba como miembro y se lo colocó en la solapa de la chaqueta. Se lamió una zarpa y se peino. Estaba listo.

[b] Comida para cinco, para al menos 6 días. Y algo bueno de beber. ¿Se os antoja algo más? - preguntó Muffin repasando la lista de lo que tenía que comprar. Añadió mentalmente comida de base animal, carne, para los animales para otros seis días a la lista. Espero una respuesta y salió de la nave con una sonrisa ratonil en el rostro.

Saludo de voz y gesto a las tres personas mientras caminaba en dirección a la cantina. Cuando llegó, repaso el local con la mirada en busca de alguien conocido, algun compañero de gremio o, simplemente, por cotillear quien había. Una vez estuvo satisfecho y se había hecho una idea de la situación, el ysoki se dirigió a la barra y se subió agilmente a uno de los taburetes libres. 

-No compres el grog de aquí-responde el capitán a su pregunta-Es malo con avaricia. Ah, y no te preocupes por el dinero. Tenemos cuenta abierta con Joe, dile que lo cargue todo ahí, por lo menos todo lo que sean provisiones para nosotros. Si quieres algo especial o la comida de tus bichos, eso va aparte. 

-¡Cómprame unas barritas de proteínas!-dice Torm cuando ya Muffin se está marchando-Se nos acabaron hace una semana. 

La tripulación se pone a trabajar alrededor de la nave, y Muffin se aleja con una sonrisa en el rostro. De los tres a los que saluda, uno está demasiado ocupado en su nave como para verle, pero los otros dos alzan sus latas en su dirección. 

El Culo de Joe está dividido en dos secciones conectadas por un pasillo: el gran hangar, con sus puestos de control y máquinas automáticas de repostaje y municiones, y la cantina, a donde Muffin se dirige. Es un amplio espacio iluminado con luces de neón azul y en el que suena una animada música, aunque parece tal vez demasiado grande para su clientela y por lo tanto da una ligera impresión de estar vacía. Hay cinco personas, algunas en la barra, otras en las mesas, todos ellos con aspecto de comerciantes o viajeros cansados y con falta de sueño. Los de la Vadomo le han dicho que es un sitio popular entre Capitanes Libres y otros viajeros del espacio, pero en ese momento su clientela no parece nada animada ni fiera, tan solo comerciantes cansados. Beben de sus vasos distraídamente mientras comentan los altercados de sus viajes de negocios por los Mundos del Pacto. 

Junto a la barra, hay dos personas vestidas con armadura pesada que oculta sus rostros tras los cascos. Tienen todo el aspecto de mercenarios, pero no son clientes, sino guardias de seguridad, reconocibles por unas pequeñas placas que indican que son guardias contratados por Joe. Se inclinan indolentes en la barra, con sus rifles apoyados tras ellos. Sus armaduras modelo Desafiante están desgastadas y llenas de rozaduras. 

Tras la barra, Muffin puede ver a un hombre maduro que sin duda tiene que ser Joe, con aspecto demacrado y tal vez un poco enfermizo. Al otro lado, hay una hermosa joven pelirroja, que, por los comentarios de Pit, sin duda tiene que ser Suzie. Sonríe con amabilidad mientras friega unos vasos de la barra. 

Ninguno de los presentes le dedica más que una mirada, y continúan a lo suyo. Probablemente no sea el primer ysoki que ven, y ninguno da muestras de reconocer el broche de Il Mercato. 

Muffin camino hasta la barra y se sentó de un salto en uno de los taburetes. ¿Porque todo tenía que estar a tamaño humano? Apenas llegaba a la barra. Se puso en pie sobre el taburete y sonrió mientras miraba alternativamente a ambos camareros esperando a ver cual sería el que le atendería. - Buenas tardes Joe, Suzie. - dijo saludando a uno y otro antes de esperar tranquilamente a que terminasen lo que estaban haciendo y se acercasen a atenderle.

He venido con la Vadomo, me han pedido que compre comida para cinco personas y seis días. A y barritas de proteínas. - dijo el ysoki. - Han dicho que tenían cuenta aquí... También necesitaré carne cruda, aproximadamente unos 6 kilos. Y algún hueso si tenéis. No tiene que ser la mejor parte de la pieza, mis gapranes se comerían cualquier casi cualquier cosa. Y disfrutarán más si tienen donde despiezar. Pero eso corre de mi cuenta, si lo cargo a la Vadomo seguro que Varen me da una patada en el culo que me manda hasta aquí fe nuevo. - dijo riendo. - Se que sonará raro pero tenéis carne de algún tipo de roedor? También necesitaría algo de eso. Si no tenéis me valdrá con algo de pescado, espero que a esa bola de pelo le guste. - siguió hablando más para si que para quien estaba al otro lado de la barra. Seguro que el ixateco nunca había probado el pescado, pero el aceite de ciertos peces era genial para el pelaje de ese tipo de animales. 

Joe deja un vaso lleno de algo azul delante de uno de los clientes y se acerca a él. 

-Buenas, hacía bastante que no veía a los de la Vadomo. No sabía que habían contratado a un ysoki, pero me alegro, ya necesitaban gente nueva. -se agacha tras el mostrador y comienza a rebuscar- No tengo ni idea de lo que es eso de gapranes...

-¿Has dicho gapranes?-interrumpe uno de los soldados-¿Los perros cabrones de Luminaria? Hace unos años escolté una caravana por el desierto, nos atacaron los saqueadores y uno de esos pequeños capullos casi me arranca una pierna. ¿Qué haces con esas bestias?

Mientras el soldado habla, Joe ya ha puesto sobre la mesa seis pilas de cinco LPCs, cajas rectangulares de color negro recubiertas de plástico. Suzie pone al lado un puñado de barritas envueltas en plástico verde. 

-Esto hará la comida para vosotros. Lo cargo a la cuenta de Varen, pero dile que ya podía pasarse por lo menos a saludar... Voy a ver qué tengo de carne... no sé qué nos han traído...

Se da la vuelta y comienza a rebuscar en unos cajones. 

Bueno, no me han contratado. Me llevan de un sitio a otro. Así que siguen siendo los cuatro de siempre. - dijo encogiendose de hombros. Luego se giro hacia hacia el soldado con una gran sonrisa. - Exacto, un perro-suricato de Luminaria. Soy un comerciante de xeno-mascotas, los cacé hace tres días en Luminaria  y ya los he convertido en perfectos perros guardianes. Con un poco más de tiempo serán perfectos como mascotas o perros de trabajo en seguridad. - explicó entusiasmado. - Es lo bueno de los viajes espaciales, con tanto tiempo de un lado a otro le deja a uno mucho tiempo para trabajar con los animales. - añadió mientras veía a los camareros prepararlo todo.

Intentaré convencerlos para quedarnos a cenar, Suzie pero no prometo nada. Creo que tuvieron algún encontronazo antes de recogerme y tiene ganas de alejarse de esta zona. ¿Ha habido problemas con piratas? - había bajado la voz y se había inclinado sobre la barra para que la conversación no fuese más allá. 

El soldado se palpa el muslo, como recordando su encontronazo. Se alza la visera del casco revelando una cara amable, aunque surcada por una cicatriz.

-Me cuesta creerlo-dice con una sonrisa-Parecían locos de atar, como si todos tuvieran la rabia. 

Joe saca la cabeza por fin de los cajones de tras el mostrador, con unos paquetes en las manos. 

-No tengo gran cosa más allá de la carne que traen los LPCs-dice-Pero puedes llevarte esto, son costillas de electróvoro. -le tiende a Muffin unos paquetes alargados envueltos en papel, estrechos pero pesados-Hay cinco kilos, no tengo más. Es lo único con hueso que tengo. 

-Sobre lo de los roedores...-se acaricia la barba- No sé...

-A lo mejor las ratas-interviene Suzie-En el cubo de basura del pasillo hay unas cuantas ratas que matamos esta misma mañana con trampas. Estaban royendo los cables, no sabemos de dónde han podido salir.

Joe frunce el ceño. 

-Que me aspen si no salieron de la nave de los malditos guarros de Caverner. Bueno, si te sirve eso... no se habrán podrido aún, tal vez te valga... por supuesto, no voy a cobrarte por unas ratas de la basura, puedes llevártelas si quieres. Menos residuo que reciclar. 

-Las costillas de electróvoro serán treinta créditos, si las quieres. 

El soldado parece recordar algo y se dirige a una de las paredes. Vuelve con un aparato que parece una carretilla, pero sin asas, con dos ruedas de oruga a cada lado. Le tiende un mando a distancia a Muffin. 

-Ten, creo que necesitarás esto para llevártelo. Te ayudaré a cargarlo. 

Mientras el soldado pone toda la comida en la carretilla, Muffin se inclina sobre el mostrador y pregunta:

-Creo que tuvieron algún encontronazo antes de recogerme y tiene ganas de alejarse de esta zona. ¿Ha habido problemas con piratas?

Suzie se ha alejado hacia el otro extremo de la barra, pero Joe le responde:

-¿Piratas? ¡Claro que no! Por aquí no han causado ningún problema. Yo no me meto en los asuntos de la gente y ellos no se meten en los míos. Así funciono, ya sabes, aquí no tenemos problemas con piratas...

Irónicamente, en ese mismo instante, las cabezas acorazadas de dos misiles perforadores atraviesan dos puntos de las paredes, a ambos lados de la larga ventana. Muffin y los demás tienen el tiempo justo para ver la burlona calavera sonriente pintada con spray en las puntas antes de que exploten llevándose consigo unos dos metros de pared cada uno. La súbita descompresión arroja a los clientes al suelo y tira de Muffin, justo un momento antes de que los sistemas ambientales de emergencia desplieguen campos de contención y sellen los agujeros. No serán catapultados al espacio ni se asfixiarán, pero no hay mucho tiempo para celebraciones.

Inmediatamente, por los dos huecos abiertos aparecen figuras humanoides, posiblemente humanas, cubiertos sus rostros por cascos macabros que simulan calaveras y armaduras ligeras saltan a la estancia desde naves de desembarco que han parado justo ante los agujeros. En una mano llevan sables de acero al carbono, afilados como el cristal, y en la otra pistolas del tipo preferido por los piratas: sónicas de impulsos, que sirven no solo para matar sino para aumentar el caos con sus estruendos.