Partida Rol por web

Caminais siguendo a Calethos durante alrededor de una hora. El sendero no es muy amplio, pero es facil de seguir. Al menos media docena de criaturas parece usarlo de forma habitual y por las marcas en el suelo, parece que han llevado arrastrando un par de bultos pesados recientemente.

Finalmente, llegais a los pies de una colina de buen tamaño. En la base podeis ver la entrada de una gruta, totalmente oscura, por donde sale un arroyo de agua clara de unos dos pies de profundidad. A la derecha del arroyo hay un estrecho caminito seco que lleva al interior. No podeis ver nada en el interior y salvo los semielfos y el enano, tiene pinta de que vais a necesitar luz para  no tener que avanzar a ciegas. Os parais a unos metros de la entrada, sopesando que hacer. Cerca de la entrada, los arbustos son tan densos que no se puede ver nada a traves de ellos

Quizá alguien que tenga maña con eso podría acercarse a la entrada para ver si se ve algo. A poder ser sin llevar algo de luz...

Al mirar hacia Zeljko Baltazar pisa una rama que se parte con un sonoro 'clack'

Ruborizado* se para y mira hacia los lados...

- Yo no soy muy silencioso tampoco. Pero quizá debamos escondernos cerca y observar un tiempo la entrada, a ver qué actividad hay.

- No es mala idea lo de acercarse con cuidado, no... - coincide el semielfo mientras mira de un lado a otro.

Bueno, vamos allá. creo que tenemos dos posibles tácticas para resolver esto: oscuridad o silencio.

Si preferimos silencio, Alton en punta con Ari detrás y una antorcha, a un par de yardas yo y Calethos como apoyo, y el resto nos seguís preparados para todo.

Si preferimos oscuridad, Calethos y Zeljo en punta, yo a un par de yardas como apoyo, y el resto detrás justo al límite del radio de luz de una antorcha.

Entramos, localizamos a mi tío, le sacamos y nos vamos como si nos persiguiera un contemplador.

Siempre he odiado las incursiones nocturnos, claramente desequilibrado a favor de quien ve en la oscuridad. - gruñe Alton.

Pero sabía reconocer un plan medianamente elaborado cuando salió de la boca del enano y los toque estratégicos de quien había vivido la vida del ejercito.

Sacó el arco y dejó una flecha a mano, avanzando con cuidado mientras Ari le seguía.

Ari se ata bien la ropa a la armadura para que haga el menor ruido posible y rezando una corta plegaria, sigue a Alton con una agilidad y una maña que no es lo que uno esperaria de un clerigo. Es evidente que vuestra compañera ha debido ser monja antes que fraila, como reza la expresion.

Cruzando con cuidado el frio arrochuelo, ambos llegan a la entrada de la gruta, donde se filtra la luz al interior. Antes de que miren, descubren a un par de goblins montando guardia detras de los setos a un lado de la entrada. Han quemado un area suficientemente grande de los setos para poder apostarse ahi y vigilar la entrada sin ser vistos. Uno tiene una hierba entre los dientes y se balancea en un taburete con los ojos cerrados, medio adormecido, mientras el otro esta totalmente concentrado tallando un trozo de madera y apoyado contra un tocon de un arbol. No parece que os hayan oido o que esperen peligro. En el suelo hay restos de una comida bastante copiosa, que puede ser el motivo de la falta de interes en sus tareas de guardia.

Sin hacer ruido, Alton se acerca a la entrada y mira al interior mientras Ari vigila a los guardias, antes de decidir que hacer con ellos. Al lado de la entrada de la caverna se abre una estancia en el lado derecho donde Alton puede ver a tres grandes lobos atados a un palo de metal clavado en una estalagmita. Huele a perro muerto. La habitacion continua pero se sume en la oscuridad. El camino principal, por donde fluye el arroyo, tambien desaparece en la oscuridad.

Volviendo sobre vuestros pasos hasta donde esta Ari, Alton avisa a Gurneg por señas de que hay 2 goblins haciendo guardia y de su posicion, mientras os preparais para acabar con ellos antes de que den la voz de alarma

Calethos espera a que la patrulla de reconocimiento informe. Cuando lo haga.

- Lo primero es eliminar a los opresores goblins, creo yo, si no nos detectan debería ser sencillo - dice con calma - Luego podríamos liberar a los lobos (1) y continuar explorando según el plan de oscuridad.

Ari indica al mediano por señas que ellos pueden atacar en cuanto los demás se acerquen por el sureste.

Gurneg informa al resto del grupo de las indicaciones dadas por alton por señas.

Bien, vamos a hacer un asalto a una entrada de manual. Zeljo y Calethos, flanquead la puerta y os ocupáis de cualquiera que salga. Ari y Alton liquidarán a esos dos goblins, yo cubriré el espacio intermedio como refuerzo movil para cualquiera de los dos grupos y cerrarles el paso a los gobos si se escapan. Baltazar, justo detrás del grupo de la puerta, y nada de heroicidades, ya sabes que las flechas duelen.

Vamos allá. Recordad, en silencio todo lo que se pueda.

Con una carrera corta Gurneg se planta en el riachuelo, a mitad de camino de los goblins y la puerta. Aprovechando la inercia de la carrera le lanza un hacha de mano a uno, evitando por los pelos acompañarla con un grito de guerra. Mientras saca su hacha le hace el gesto universal de "a por ellos" a Alton, aunque posiblemente no lo haya visto, porque el mediano se ha puesto en marcha en cuanto Gurneg ha lanzado el hacha.

Mientras saca el hacha de guerra, observa con satisfacción como uno de los goblins mira estupefacto al hacha de mano que se le acaba de incrustar en el pecho.

Dos pasos hacia delante fue lo que necesitó Alton para ajustar su arco y soltar una flecha hacia los goblins tan pronto vio al enano de refilón lanzar el hacha.

El proyectil del mediano atravesó el follaje y se clavó en el pecho de su objetivo. El goblin abrió la boca para chillar pero al parecer su pulmón había sido atravesado y cayó haciendo muecas silenciosas.

Ari avanza con el escudo en una mano y la daga en la otra... y ya no queda nada que hacer. Para sacudirse de encima la sensación de redundancia, le da una patada al cadáver de un goblin para dejarlo boca abajo.
 

El goblin que estaba tallando cae muerto por un flechazo al corazon. Muere antes de poder terminar la estatuilla o la digestion y, para mas inri, sin conocer el amor.

El otro se despierta con un hachazo en el pecho y se cae de la silla. Su cerebro intenta procesar que esta pasando durante un par de segundos, hasta que Ari le pega una patada en la cabeza y le manda, definitivamente, al otro barrio.

Siguiendo el plan establecido, Calethos y Kulenov se adelantan con Gurneg un poco por detras a explorar la caverna mientras el resto se queda en la entrada. En cuanto se acercan a la primera estancia los lobos empiezan a aullar y a gruñir, intentando acercarse a ellos. A pesar de su aparente hostilidad, Calethos se da cuenta que deben estar hambrientos. La cadena les mantiene lejos de la entrada de la estancia pero por poco. Aun sin luz, sus ojos elficos son capaces de ver el resto de la habitacion, que termina en una pequeña fisura. Desde la entrada parece un pequeño tunel o chimenea natural que sube, aunque a esta distancia no esta claro si es suficientemente grande para poder escalarlo.

El camino principal sigue al riachuelo, y unos 10-15 metros mas adelante hay una bifurcacion hacia la izquierda. Tanto el riachuelo como la bifurcacion suben de forma brusca hacia arriba, adentrandose en el interior de la colina. Los ojos enanos de Gurneg, acostumbrados al interior de las montañas, se dan cuenta de que  del camino de la derecha izquierda (**) no parece muy estable y es posible que se hunda si no se va con cuidado o se pone demasiado peso (*).

Calethos explora la caverna con cuidado, gasta especialmente algún tiempo evaluando a los lobos con cuidado para conocer su actitud.

Ari monta guardia en la puerta, junto al bicho y al tapón, mientras los otros tres entran en la caverna y se pierden en la oscuridad.