Partida Rol por web

Me freno de golpe cuando veo que la hayajiro está preparada para partir. Mis ojos recorren los vagones con una cara que empieza a traslucir preocupación.

-Desde luego esta gente sí que sabe divertirse.- Comento entre dientes al ver pasar a un grupo de soldados que van a buscar a los que, como nosotros, han decidido visitar la ciudad. Luego miro a Chihiro y sonrío un segundo, intentando tranquilizarla.- Seguro que no pasa nada grave, pero es mejor que busquemos a alguien que nos ponga al corriente.

Con gesto resuelto le hago un ademán para cederle el paso y que pueda entrar antes que yo en la Ryugujou, para después buscar a alguien que nos pueda decir qué ha pasado. En caso de que no encontremos a nadie antes iré hasta el puesto de Natori-san, ya que como conductora ella debería saberlo.

Hideo se lanza sobre Kagura cubriéndola con su cuerpo para protegerla del cuchillo. La hoja silba sobre su cabeza hasta clavarse en la pared que Hideo tiene justo detrás. Los ojos del kabaneri se dilatan al ver que la hoja está impregnada de la sangre de la asesina. Si le hubiera acertado a Kagura no sólo la habría matado sino que la habría transformado en kabane.

Hideo coge el cuchillo y se vuelve hacia la kabaneri, que ya tiene en la mano su pistola de vapor...

La pareja se dirige hacia Shimazu Kuma. Al escucharle comprueban que efectivamente están preparándose para marcharse.

Esto... Shimazu-sama - lo llama Chihiro - ¿Qué ocurre? ¿Por qué nos vamos?

Órdenes de Mogami-sama - le responde éste, cortante. Chihiro da un respingo al notar la furia que emana del enorme jefe de guardias - Vaya a su puesto, doctora. Y en cuanto a usted, ingeniero, Mogami-sama le espera en la locomotora ¡Muévanse!

¡S... sí, señor! - responde Chihiro.

Una vez en la enfermería Chihiro se despide de Takeshi con un cálido beso - Si puedes, pasa por aquí después y cuéntame lo que pasa...

El personal de limpieza y mantenimiento está trabajando a marchas forzadas para preparar la salida. Se les nota tan confusos y enfadados como el propio Takeshi, y tampoco saben nada sobre el porqué de esta marcha tan repentina.

El ingeniero entra en la sala de mando sin llamar. Tomohiro está sentado en el puesto del piloto mientras que Yûki está utilizando la radio que hay a un lado.

... es una situación de emergencia - está diciendo la joven - Tenemos una orden imperial que nos urge a llegar a nuestro destino.

No tenemos notificación alguna a ese respecto - se queja el operador del otro lado - El camino hasta Mibu no está disponible.

Interesante - comenta Tomohiro - Así que no lo saben. Bien pensado.

La guardaespaldas sonríe y le guiña un ojo a su señor - Oiga, me da igual que no tengan la notificación. Si quieren pueden enviar a alguien aquí a comprobar nuestras órdenes. Pero luego tendrán que explicar nuestro retraso a la Kongoukaku.

¡Pero tenemos las vías ocupadas! ¡Ustedes no son la única hayajiro de paso por Shinshu!

Tienen de tiempo hasta que hayan vuelto todos nuestros tripulantes y hayamos recibido los suministros de comida que hemos comprado. Después, cada minuto de retraso será culpa suya. Cambio y corto.

Ah, Fukui-san - dice Tomohiro levantándose - Lamento haber interrumpido su tiempo de ocio con la doctora, pero las circunstancias han tomado un giro desagradable. Por favor, haga una comprobación rápida del motor y asegúrese de que está listo para partir en cuanto hayan despejado la vía...

Al notar el cuchillo encima mía suspiro aliviado, es entonces cuando veo el maldito cuchillo impregnado de la sangre de la niña y la ira me consume haciendo que me levante rápidamente con el cuchillo en mano y casi sin fijarme en que la kabaneri ya tenía su pistola desenfundada. Una de las peores situaciones que temía que podían pasar se había cumplido y aún así estaba tan enfadado que apenas me importaba, lo único que realmente evitaba que me lanzase de manera recta contra ella era que tenía justo detrás a Natori.

Por lo que avanzo rápidamente hacia un lado mientras le lanzo el cuchillo recién conseguido y aprovecho el momento en que lo intente desviar o, que con un poco de suerte la impacte. Para abalanzarme sobre ella e intentar arrancarle el arma.

No sé lo que ha pasado pero ha debido de ser serio, porque el jefe de guardias está bastante cabreado, como todos al parecer.

Procuro mantener la cara inexpresiva y la calma aunque empiezo a preocuparme, y casi doy un suspiro de alivio al dejar a Chihiro-chan en la relativa seguridad de la enfermería. Asiento a su petición de que vuelva para contarle lo que pasa, ella sabe perfectamente que si puedo acercarme lo haré. Mantengo las manos cerradas en puños todo lo que dura el beso y doy un pequeño barrido con los ojos para comprobar que nadie nos esta prestando atención en los alrededores . Con suavidad la sujeto por la parte de atrás de la cabeza para pegar mi frente a la suya durante un par de segundos.

-Gracias por la excursión.- Digo en voz baja. La suelto tan rápido como la he agarrado y empiezo a andar hacia la locomotora con las manos en los bolsillos. Antes de desaparecer levanto una mano en gesto de despedida, aunque no me giro a mirarla. Mi postura ha cambiado, cuando estoy a solas con ella tengo un comportamiento más tranquilo y reposado. Ahora mi despedida se oye por todo el pasillo. Es mi manera de decirle “todo va bien”.- Ittekimasu.

El ambiente en el interior de la Ryugujou no es mucho mejor, todo el mundo está frustrado y enfadado, trabajando todo lo rápido que pueden sin saber por qué. Eso provoca que yo me enfade y preocupe todavía más de lo que estoy, lo estaba pasando bien y Chihiro-chan llevaba esperando el día de descanso mucho tiempo, y lo necesitaba.

Por eso entro en la sala de mando en tromba, ignorando las más mínimas normas de educación. Escucho la conversación apoyado en una de las consolas, y sin poder evitarlo me ruborizo visiblemente cuando el noble comenta nuestra excursión. Hago un gesto con la cabeza, restándole importancia al asunto y evitando ahondar más en el. Ladeo la cabeza y frunzo el ceño con curiosidad ante las palabras “giro desagradable”. Eso no suena nada bien.

-Comprobaré el motor y me aseguraré de que está a punto para salir, señor.

Me incorporo y echo a andar hacia la puerta dispuesto a cumplir con mi cometido, pero ya con la mano en el picaporte me giro. Debería contarle lo que ha sucedido en la ciudad, para que al menos sepa lo que podemos esperar al ir.

-Señor, mientras estábamos paseando vimos un emisario de Mibu. Tienen problemas.- Paso a explicarles en pocas palabras el asedio que la ciudad lleva soportando durante las últimas dos semanas, la aparición de Kabanes con partes de animal y la idea de los “Fundidos”: muchos Kabanes formando una metaestructura.- Pedían ayuda y le dijimos que se lo comentaríamos, al ser Mibu nuestra siguiente parada...es mejor estar preparados para cuando se nos echen encima.- Empiezo a girar el picaporte y me quedo pensando. Conseguir algo de información me llevará un par de minutos a lo sumo, a los guardas les llevará mucho más tiempo buscar a los que se hayan desperdigado por la ciudad. Finalmente miro al noble con una leve sonrisa casi de disculpa. Un día la curiosidad va a matar a este gato.- ¿Cuál ha sido el giro desagradable, señor?. Prefiero saber a lo que nos estamos enfrentando antes de que nos reviente en la cara, con todo respeto. Me gusta disponer de algo de tiempo e información para prepararme o ponerme a cubierto, si entiende lo que quiero decir...

A pesar de los nervios pasados en primera instancia y lo concentrada que se encuentra Arisa por no encontrarse con los perseguidores de Ryushun y por el mismo joven, parece que por el momento están a salvo. La joven le devuelve la sonrisa a Sachiko al verla vestida de esa forma, olvidándose por un momento de lo sucia y maltratada que la había visto por primera vez.

- Dudo que haya alguien a quien no le gustes así. - por un momento, titubea, pero finalmente le pone la mano en la cabeza y la acaricia con cuidado, sin estar muy segura de si eso es lo que debería hacer en ese momento - Estás muy guapa. - dice finalmente, apartando la mano. 

Al ver la horquilla, Arisa se queda alternando la mirada entre ésta y Ryushun, confundida. "No es una coincidencia... no puede serlo." El resto de la conversación pasa tranquilamente mientras la joven se queda pensativa, intentando averiguar qué va a suponer todo eso en un futuro, buscando el hilo que más unirá a Ryushun con Sachiko... Y qué supondrá para ellos. Sin embargo, al ver la sonrisa de la pequeña, Arisa se tranquiliza un poco y mira a Ryushun con gesto distraído. "Tengo decenas de vestidos en casa..." piensa, aunque se queda mirando un buen rato la tienda. 

- Yo... - mira otra vez indecisa a Sachiko en sus ropas nuevas, tan feliz que casi resplandece - Está bien, me probaré alguno... - suspira.

Tras buscar alguno durante un buen rato, se decide por algo no tan ostentoso, pero sí cómodo y bonito. "No es exactamente un kimono, pero me sirve para alguna ocasión especial... ¿Pero cuál?" Al salir de la tienda, les enseña su vestido a sus acompañantes, con un claro gesto de vergüenza por lo que pueda pensar Ryushun.

- E-esto está bien, ¿verdad?

La asesina intenta esquivar el cuchillo lanzado por Hideo haciendo una serie de elaboradas piruetas, pero aún así el pequeño cuchillo de cocina acaba enterrado en su pantorrilla derecha. Soltando un siseo de dolor la kabaneri se lo saca y echa a correr para escapar de la pelea...

¿Qué clase de problemas? - pregunta Tomohiro

Takeshi le hace un rápido resumen de lo que les contó el emisario. El noble se cruza de brazos.

Abrirnos paso a través de Mibu no sólo nos retrasará sino que pondrá a nuestros hombres en una batalla innecesaria. Daremos un rodeo por la estación del valle de Hanako (1)...

Tomohiro parece haber olvidado la pregunta de Takeshi. Por su parte, Yûki parece tener algo que decir pero no se atreve a llevarle la contraria a su señor.

Me quedo un momento callado pensando en las palabras del noble y me muerdo el labio con suavidad, barajando la posibilidad de comportarme como una persona normal, lógica y correcta o hacer una prueba. Al final no soy capaz de callarme. Que sea lo que los Dioses quieran.  A no ser que quieran por Hanako. Cualquier cosa menos Hanako...

-La verdad es que partiendo de una base lógica tiene toda la razón del mundo, señor.- Señalo con suavidad a la guardaespaldas, que acaba de dejar la radio.- Nos acaban de dar aviso de que el camino no está disponible, nos retrasaríamos y nos pondríamos en peligro innecesariamente. Además de que ir a por los “Fundidos”, desconociendo sus habilidades de primera mano, sería poner a prueba tanto el blindaje de la Ryugujou como nuestra potencia de fuego.- Ahí va el primer cebo. Si Mogami-sama es más o menos como yo eso último que acabo de decir será un aliciente más que una desventaja.- La mejor opción sería un rodeo.

Tras un par de segundos me giro y me apoyo en la puerta, con las manos en los bolsillos y la cabeza levemente agachada. Todo en mi postura destila cierta incomodidad, como si no estuviera muy seguro de que lo que voy a decir sea procedente. Cuando abro la boca mi tono no suena en absoluto pedante, señal de que estoy inquieto y preocupado, fuera de mi ambiente como un pez fuera del agua.

-Pero llevan dos semanas de bloqueo, dentro de poco empezarán a pasar hambre. Y si Mibu cae el resto de las estaciones se debilitarán, ya que es una de las mejor fortificadas.- Me retiro el cabello hacia atrás y hago una pequeña mueca, recordando al emisario.- El heraldo dijo un par de cosas bastante desagradables de la hayajiro, señor. Si ignoramos su llamada de ayuda no seremos mucho mejores de lo que ha dicho, pero si acudimos y ayudamos a romper el bloqueo ganaremos algo más aparte de la recompensa y de darles una lección.- Se me escapa una sonrisa sesgada, agradeciendo a mi padre que se esforzara tanto en que al menos conociera los nombres de los nobles. Y de que intentara usar la diplomacia...a veces.- Si decidierais acudir en su auxilio sabríamos a qué podemos enfrentarnos en nuestro viaje, nuestras posibilidades ante las nuevas amenazas y ganaríais un poderoso aliado en Eiji-sama, de quien dicen que no olvida fácilmente a los que le vuelven la espalda pero que siempre recuerda a los que lo ayudan.-Me aparto de la puerta y le guiño un ojo con picardía a Yûki, para después hacer una reverencia leve pero respetuosa ante Mogami-sama.- Por supuesto, es sólo un ejercicio de posibilidades, estaba divagando como de costumbre.- Comento sonriente tras incorporarme- Me pondré de inmediato a revisar el motor. Estará a punto para cuando decidáis que nos pongamos en marcha, señor.

Con gesto resuelto abro la puerta y me encamino hacia la sala de máquinas, dispuesto a cumplir con mi trabajo lo mejor que pueda y consciente de que he hecho todo lo que he podido para intentar convencer a Mogami-sama de acudir a ayudar a Mibu sin contrariarlo. O al menos eso espero...

Buenas noches máster!!

Estaba pensando en que como nos dijiste que podíamos comentarte cosas para darle más profundidad a la partida y más ocasiones de misiones secundarias y tal, te parece bien que una de las razones por las que Takeshi prefiera pasar por Mibu sea que la otra opción es el valle de Hanako, y que él sea originario de allí? Teniendo en cuenta que ya establecí que tiene una relación..."complicada" con su padre creo que puede ser un buen detalle y un motivo plausible para su insistencia acerca de Mibu, no sé que te parece jejeje

Un saludito!!

Al verla huir de tal manera considero perseguirla, pero rápidamente desecho esa idea. Tengo cosas mucho más importantes que jugarme el cuello por intentar matarla. Aún así me mantengo alerta mientras recojo hasta que paro de sentirla y es entonces cuando me acerco a Natori y la recojo en volandas con cuidado antes de echar correr hacia la Ryugujou lo más rápido posible.

Sólo la ve durante un breve segundo, pero es suficiente para que a Arisa se le quede grabada: la horquilla de la mariposa clavada en el ojo derecho de Ryushun, cuyo rostro está bañado en sangre y desencajado por el dolor. Madre siempre la avisó de lo que los propio miedos podían llegar a influir en las visiones del futuro.

Arisa se sacude la visión de encima mirando los vestidos y kimonos de la tienda. A decir verdad la mayoría son bastante bastos y tienen diseños muy provincianos. Encuentra el que le gusta al fondo de un largo perchero, relegado ahí por clientes que no supieron apreciar su belleza ¡Incultos!

Sachiko mira a Arisa con cara de ilusión, preguntándose si algún día ella podrá ser tan guapa como la pelirrosa.

Estás encantadora, Arisa-san - dice Ryushun sonriendo - Tienes un gusto excelente. Y para completar... - le pone en las manos una sombrilla de papel de arroz con dibujos de nubes parecidos a los del nuevo kimono de Arisa - Perfecto. Digna de la corte imperial.

Mientras la joven piensa en una respuesta se escucha un poderoso silbido procedente de los andenes: la llamada de salida de la Ryugujou... un día antes de lo previsto...

Al poco de llegar a los andenes Arisa se fija en la apurada figura de Hideo, que lleva en sus brazos a una inconsciente Kagura con la boca llena de sangre. El kabaneri también distingue a la pelirrosa entre la multitud, acompañada por Sachiko y por un joven alto vestido con ropas oscuras.

Además de los silbidos intermitentes, resulta obvio que la tripulación de la Ryugujou se está preparando para partir: los civiles están cargando a toda prisa los víveres adquiridos por Tomohiro y las chimeneas lanzan gruesas columnas de humo al aire. Shimazu se encuentra en la puerta del vagón de las tropas con los brazos cruzados y el rostro crispado por la furia.

¿¡Qué demonios... !? - Grita el gigante al ver el estado de Kagura - ¿Qué le has hecho, cabeza de tuercas?...

No recordaba que Fukui Eiji vive en Mibu - responde Tomohiro - Antes de tomar una decisión quiero que me respondas a una pregunta, Fukui-san ¿Cuál es la postura de tu padre respecto al gobierno Aragane?...

Según me voy acercando a la hayajiro puedo ver a Arisa-hime a la cual tenía muchas ganas de preguntarle un par de cosas, pero por ahora Natori tenía prioridad. Así que sigo avanzando hacia la entrada cuando Kuma me ve y empieza a gritarme como si todo fuese culpa mía.- Y con que cara le podría decir que no...

- Estaré encantado de explicártelo una vez la lleve a la enfermería y me gustaría que avisaras a Tomohiro-dono, pues creo que también le interesara lo que ha pasado.- le digo intentando mantener la calma aunque sin poder evitar fulminarlo con la mirada. Por alguna razón la idea de que alguien me considerase capaz de herir a un miembro de la Ryugujou, en especial a Natori, me parecía especialmente insultante.

Ahora sí estoy incómodo. Había sido especialmente cuidadoso evitando decir el apellido porque no quería verme involucrado personalmente o que parezca favoritismo por mi parte. Estaba seguro de que Chihiro no había prestado atención al nombre que dio el emisario, para ella la simple mención de que alguien necesitaba ayuda era más que suficiente, y en mi idiotez crónica esperaba que Mogami-sama no se acordara del nombre de pila de mi padre...fallé estrepitosamente.

Miro un momento a Yûki con gesto de duda y un poco conmocionado, la verdad es que no quiero tratar aquí asuntos familiares. Lo que estoy buscando es ayuda para Mibu, así que empiezo a darme patadas mentales para intentar explicarme de la mejor manera posible.

-Otou-sama es...muy tradicional.- Comento con voz neutra y usando el mayor nivel de respeto, nadie excepto mi madre tutearía a mi padre. Antes que tener esta conversación preferiría dispararme con un rifle de vapor en la rodilla. Me encojo de hombros con suavidad, como si estuviera charlando sobre un conocido lejano.- Tomó el papel de cabeza de familia cuando era muy joven, unos años antes de la Revolución Industrial así que está un poco...chapado a la antigua.- Es la manera más educada de comentar lo mayor que es, lo que da a su espíritu intransigente el filo de un hombre ya mayor y testarudo.- Opina que los “diablos extranjeros” fueron los principales culpables de todo lo que ha pasado, nunca he entendido muy bien la razón.

Miro hacia un lado y luego me rasco la nuca. Esto está sonando fatal, y levanto ambas manos en un claro gesto de indefensión. No sé qué decirle acerca de la opinión de mi padre sin condenar Mibu a la destrucción. Sólo sé que antes de mentirle prefiero matarme.

-No me malinterprete, señor. Otou-sama es muy consciente de sus deberes y obligaciones, y considera que todo noble tiene el deber de proteger su estación...para él es una cuestión de honor.-titubeo un momento pensando muy seriamente en decir la opinión de mi padre acerca de los nobles y los “nobles”, pero al final me callo. La última vez que lo vi tuvimos una discusión terrible sobre ese particular, justo antes de que empezara a trabajar como ingeniero jefe en la Ryugujou.- por eso temo que haya esperado hasta el último momento para pedir ayuda, cuando ya no tenía esperanzas de defender la ciudad por sus propios medios. Y si Mibu cae...-Dejo las palabras en el aire y me quedo callado, horrorizado durante un leve segundo al imaginarme a mi madre sufriendo una muerte horrible. Al final mi parte racional toma el control y carraspeo.- Quizás podríamos ponernos en contacto con la Kongoukaku, y comprobar si ellos pueden mandar ayuda para defender el bastión.-Procuro que mi voz suene normal, aunque estoy tentado de ponerme a jurar y a maldecir.- No debemos retrasar nuestra misión, señor. 

Me mantengo en silencio, esperando confirmación de si me puedo marchar ya a intentar enfocarme en otra cosa. No sería justo por mi parte arriesgar la vida de nuestra gente y nuestra misión por ir a ayudar a Mibu, pero una parte de mí se niega a dejarles en la estacada.

Arisa baja la mirada, avergonzada ante los halagos de Ryushun, y le dedica una pequeña sonrisa a Sachiko, que también la mira emocionada. Algo sorprendida, toma cuidadosamente la sombrilla de papel que le tiende el joven y le da algunas vueltas entre sus manos, observando embelesada parte del falso cielo dibujado, olvidando todos los problemas que les habían ocurrido. No obstante, su ilusión desaparece con el sonido del silbato. Arisa mira a ambos extrañada y cierra la sombrilla con presteza.

- Es la Ryugujou, tenemos que irnos... Aunque no pensé que nos fuéramos hasta mañana. Ha debido de ocurrir algo. - "Y yo no he sido capaz de verlo venir." Arisa se muerde el labio, molesta consigo misma y toma la mano de Sachiko, mirando a Ryushun un instante - Espero que estés preparado para partir, en caso de que Mogami-sama decida dej... - por un momento, Arisa recuerda cómo ha manipulado a la pequeña y chasquea la lengua, sabiendo que poco va a poder hacer para evitar que convenza a Tomohiro de acompañarles - ...cuando decida qué vagones dejarte libres. Vamos. 

Arisa aparece llevando de la mano a Sachiko, quien va vestida con un bonito kimono en vez de sus ropas harapientas y remendadas, y llevando ella misma un vestido azul^* visiblemente nuevo. Al encontrarse a Hideo, la joven abre mucho los ojos y alterna la mirada entre él y Natori, como si sólo con ello pudiese averiguar qué ha ocurrido. 

- Sachiko-chan, entra en la hayajiro y quédate donde te digan los soldados o donde esté Mogami-sama, ¿de acuerdo? - sin separar la vista de Hideo, y quedándose entre él y la pequeña, Arisa empuja suavemente a Sachiko para que suba y le hace un gesto a su acompañante, Ryushun, para que espere allí - Sigue viva, ¿verdad? ¿No la has...? - la psíquica se fija en el kabaneri, buscando algún resto de sangre en sus labios y algún mordisco en el cuerpo de Natori. Finalmente resopla y, recordando cómo se ha ido la doctora con Takeshi, sacude la cabeza y le hace un gesto a Hideo de que entre en la hayajiro - Puedo intentar curarla, si es urgente... Necesitaremos que ponga en marcha la Ryugujou. ¿A qué viene tanta prisa? ¿Y dónde está Mogami-sama? - se gira esta vez hacia Kuma, interrogante y algo nerviosa.