Partida Rol por web

Anne acabó mirándote. No te respondió. No había lágrimas en sus ojos, sólo vacío. Un universo que no palpitaba tratando de cogerte, si no de dejarte lejos de su ser.

-Nunca te he querido y nunca te querré- continuó diciendo.

Su pie retrocedió un paso hacia atrás –desaparece Linus- repitió sin sentimientos ni remordimiento -vete. No quiero verte.

Lo único que denotaba lo que estaba sintiendo el chico era su color pálido, pues tenía la impresión de que le había dejado de fluir la sangre, y su voz. La voz usualmente fría y seria, ahora flaqueaba. Su rostro simplemente mostraba inexpresión, pues no acababa de creerse lo que estaba pasando.

Las palabras de Anne le habían conducido a un abismo, algo dentro de él se había roto y ante sí solo veía un abismo de oscuridad.

Iba a avanzar hacia ella, decir algo. Pero no podía. Su voz demostraría como realmente se sentía. Debe de haber una explicación. Luchaba por pensar en cual podía ser. No aceptaba que todo hubiese sido un engaño ni que se hubiese acabado de pronto. Pero no podía mostrar su dolor…

Dio un paso hacia atrás- No tiene sentido- Se giró. No quería que viese la lagrima que ahora resbalaba por su mejilla- No me lo creo... así sin ninguna razón... después de todo- Empezó a alejarse de allí. Debía calmarse. En su interior se debatía una profunda tristeza y un odio terrible que siempre había estado allí, pero que había mitigado la presencia de Anne todo este tiempo. Ahora sin embargo, precisamente ella acrecentaba ese odio.

Se alejó en dirección al exterior de la feria. Una mierda que no se permite la magia. Pensaba. Ya tenía en mente el hechizo que debía usar, uno que jugase con sus recuerdos, sumirse en ellos y encontrar algo, eso le ayudaría.

Accediendo a cerrar los ojos cuando me lo pide, me sumerjo en esa oscuridad que tan conocida es para mi e intento encontrar a quien en teoría me está esperando. Lo busco, como quien camina corriendo grandes telones de color oscuro mientras intenta hallar esa respuesta. Pero todo se detiene cuando allí lo veo, en verdad siento como mi corazón se hace trizas al encontrarme con esos ojos, con su sonrisa y esa expresión que me enamoró perdidamente de él. 

No puedo con ello, con su presencia en sí. Y comencé a sentirlo, era extraño, real, pero los nervios me devora entera y no puedo dejar de llorar ante los recuerdos, que vívidos están en mi corazón de alguna manera. 

- No... no. ¿Cómo que murió por mi? - pregunto desesperada, sintiéndome culpable. 

Después cuando comenta aquello de que me protege y se alegra de que haya encontrado el amor, siento como las lágrimas brotan con más fervor, enrojeciendo las mejillas. Y negando con mi cabeza constantemente, continúo así, perdida en el dolor, en lo que significa y significó Jaden para mi, pese a tener otra relación y estar enamorada de Linus. 

- Ja... Jaden... Yo lo siento mucho. -  respondo y sigo al escuchar lo otro. - No puedo, ya sabes que es mi camino. 

Más aún al saber que sí mis sospechas eran ciertas, el mayor enemigo lo tengo en casa. Pero justo cuando intento saber algo más, aquella palabra anula mis sentidos y como acto reflejo al oír el crucio saco la varita para defenderme de lo que en mi vida siempre fue una constante. Sin recibirlo como tal, mi mente estancada en ese dolor, hace que lo padezca y termine cayendo de la silla en el suelo abrazada como pelota. Igual que cuando era pequeña, y era castigada. 

Y tras aquel instante, donde cede, alzo la mirada y me encuentro con esa carta. 

- Mi padre. 

Cuando te levantaste descubrirte la carta y las respuestas parecían venirte solas a la cabeza –tienes la opción de cambiar tu futuro- concluyó Circe- o no.

Una especie de sonrisa pareció brotar de sus labios –se acabó la sesión- dijo dando por finalizado aquel encuentro.

¿Sería por haberte visto con una varita? ¿Porque ya lo había dicho todo?

-Buena suerte, Anne- soltó mientras volvía a reincorporar la carta en el mazo. Y de fondo, te parecieron oír los pasos de Linus alejándose de allí. ¿Acaso se estaba yendo? 

Comprendiste que lo mejor sería salir y hablar con él.

La noria volvió a girar tras unos momentos donde la brisa era lo único que lograba mover con ligereza la cabina. Lo cual conseguía hacer chirriar un poco los tornillos de la atracción.

Y, pese a que vuestra conversación parecía fluir, ya iba siendo hora de que os reunierais con los alumnos. La noche se había echado demasiado pronto.

Con 3 vueltas más consiguió parar.

Ya en la última vuelta, cuando rozaste la parte más alta, vislumbraste desde la panorámica a Linus, tenía algo en las manos. ¿La varita? No estaba nada claro, pero supiste que debíais ir corriendo para reunirlos e iros.

Pues no ver al joven mago con Anne, en esos momentos, te generó un mal presentimiento.

-No vas a lograr convencerme de no ir, profesor Ulfric, no insistas.- Dije, casi riendo, bromeando con él y su extrema educación. Me quedé pensando en sus palabras un momento, sin dejar de estar atenta en parte a lo que ocurría allá abajo. Estaba comenzando a ponerme un poco nerviosa del tiempo que llevaba paralizada la atracción. -En general los no-mags en America son un poco más liberales y perceptivos a la magia, por lo que hay que ser mas cuidadosos de lo normal. Las leyes de los MACUSA son bastante extremas en ese sentido, hasta hace muy poco el matrimonio entre magos y no-mags estaba absolutamente prohibido.- Le expliqué. -Los no-mags de aquí son mucho más cerrados a creer en la magia y lo que ellos llaman supercherías, por lo que resulta más sencillo mezclarse entre ellos.-

Comencé a reir cuando habló de la música de la noria. -Tú eres encantador.- Le dije con total sinceridad. No creo que jamás haya escuchado que alguien pensara que la música de la feria fuera encantadora. Hasta cierto punto, se volvía repetitiva. En ese momento la rueda reinició su paseo, causándome un escalofrío al escuchar el chirrido del metal. No creía que ésto fuera a caerse, pero de todos modos mi lado humano reaccionó al sonido. -¿Ves? Nada de qué preocuparse.- Le dije, tratando de calmarme a mi misma. Cuando dábamos la última vuelta, mi gesto cambió a uno de extrañeza, y luego de preocupación. -¿Qué está--? ¿Dónde está Anne?- Pregunté en voz alta, pero no era una pregunta para Ulfric sino a mi misma. Comencé a sentirme ansiosa mientras la noria terminaba de girar, y cuando se detuvo tomé la muñeca del profesor para bajarnos de la cabina de inmediato.

-Linus parece estar haciendo magia, o al menos tenía algo en las manos... Anne no está con él.- ¿Y dónde estaba Boronov?

Con lágrimas en los ojos, asiento a la mujer y le agradezco con un gesto. 

- Así será. - digo al escuchar los pasos. 

Rápidamente salgo de allí más perturbada de lo que he entrado, confundida y con los sentimientos a flor de piel. Pero Linus se está yendo del lugar. ¿Por qué no me ha esperado? Así que sigo sus pasos, buscándolo en aquel lugar hasta hallarlo. 

- ¡Linus! - grito para llamarlo. 

Aquel grito le pilló desprevenido, poseía más fuerza y emotividad que todo lo anterior. Algo había cambiado. Quizás le diese la explicación que necesitaba.

Se paró en seco, necesitaba un instante para serenarse. Se dio la vuelta. Su mirada reflejaba tristeza y enfado, su rostro era de piedra. Al menos así fue hasta que vio a Anne, en ese momento no pudo mantener la fachada.

La miró esperando a que se acercara. A que le diera las explicaciones de por qué había dicho todo eso, pero no pronunció palabra, su boca aún seguía seca y no sabía si podría controlar la voz.

Aún sin entender lo que sucede, lo miro a los ojos e intento recuperar el aire. Lo que he vivido allí dentro fue muy duro, porque es revivir momentos de mi pasado y es como tener una herida abierta que no para de sangrar. No obstante estoy segura de lo que siento, de todo lo que amo a Linus y no comprendo nada. 

Su actitud me desespera, porque hay cosas que no capto y la expresión de mi rostro palidece, de repente. Es que como lidiar con lo que no conoces. Con lo que no sabes que tienes delante. Así que envuelta en ese coraje que hay en mi, cojo su mano para que me mire a los ojos. 

- No sé que has escuchado, no sé qué has visto. Pero yo te amo Linus... Nada cambia lo que siento por ti. - digo desesperada, sincera. - Por favor, dime qué ha pasado y yo te contaré todo. Absolutamente todo. No quiero que existan secretos entre tu y yo. 

Al ver la expresión en la cara de Anne a Linus se le pasó el enfado. Hiciera lo que hiciera ella no podría nunca llegar a odiarla, aunque lo intentase. Solo quedó en él la tristeza, al menos hasta que la chica hablo. Linus entonces puso una cara de extraño, no entendía nada y eso le molestaba. ¿Estaba jugando con él? ¿Qué había sido entonces lo de hace un momento?

-Anne… Hace un momento me acabas de decir que no me has querido nunca y que me fuese…- El chico apretó con fuerza la mano de ella. Aún no había cambiado su expresión de incredulidad. Pero la confesión de amor le ayudó tremendamente, al fin y al cabo no era la primera vez que se lo decía, pero ahora lo necesitaba con urgencia. Pasó su brazo alrededor de su cintura, estrechándola entre sus brazos- Yo también te quiero Anne. Pero… ¿Por qué has dicho antes todo eso? En la carpa de al lado a la del nigromante, parecías perdida, vacía. Y por poco me matas solo con palabras.

Linus seguía sin entender nada, pero ya se había tranquilizado. Tenerla entre sus brazos de nuevo, siendo la Anne que amaba le curó por completo el malestar que sentía, aunque su corazón aún seguía acelerado. ¿Qué había pasado? Esperaba la explicación a ello, pero mucho más calmado que antes.

Mi rostro refleja desesperación, es que ella jamás sería capaz de decir algo semejante, nunca de esta forma y menos con todo lo que ama en verdad a Linus. Un poco dolida por ello, confusa por la situación en si, se deja abrazar mientras acaricia el rostro de su novio. 

- Jamás diría algo así porque eres el amor de mi vida. Nunca pondría en duda lo que siento por ti, menos de aquella forma, menos así. - intento de alguna forma que me mire a los ojos, que me crea. 

No sé qué ha pasado en dónde estuvo, pero es evidente que algún tipo de ilusión o algo oscuro que ha influenciado. Ahora lo primero es solucionar esto, después hablaremos de ello. 

- No, no estaba perdida. Lo que he vivido en la carpa con la vidente ha sido muy fuerte... Jaden me ha hablado, me ha dicho que murió por mi, para protegerme. - confieso bastante triste. - También está feliz de que esté contigo, de que haya encontrado el amor... Y que no se arrepiente de nada. De todo lo que tuvimos. - le cuento todo, sin pelos en la lengua, sincera. 

- Después he revivido el crucio, así que imagina... Imposible que esté diciéndote aquello cuando estaba lidiando con mi pasado, con mis traumas y la oscuridad que tengo y me rodea. Es decir... Explícame en que qué contexto puedo hacer algo semejante, si eres todo para mí. Incluso cuando Jaden me habló, tu estabas en mi corazón... Siempre en mi, Linus. - termino por decir, cogiendo su rostro con ambas manos para dejar un beso sobre sus labios. 

- Jamás dudes de esto, jamás creas en algo que no es cierto. Mi amor contigo es para siempre. 

Por supuesto que la creía. Deseaba hacerlo desde el principio y no le costaba nada. Su carga se fue aligerando con las palabras de su novia y su abrazo se fue haciendo más firme. Estaba escuchando de sus labios lo que él mismo sentía por ella, lo que ya le había confesado en más de una ocasión.

-Perdóname Anne… No debería haber dudado, yo jamás he tenido dudas de lo que siento por ti, ya lo sabes. Pero estabas allí delante… eras tú, era tu voz, tus ojos, tu cabello. Una parte de mí no quería creerlo, pero lo decías tan seria que quise dejarte sola para serenarme.

¿Qué había ocurrido? Había visto a Anne, de eso estaba seguro, pero ella parecía no recordarlo o haberlo vivido. ¿Quién había sido entonces? ¿Una visión? Linus frunció el entrecejo. Si alguien había intentado jugar con él había escogido el tema acertado, el único que podía hacerle daño. Y pagaría por ello.

Escucho el relato de su novia sobre la visita al nigromante. Lo escucho con calma, intentando tranquilizarla con su calor. Una parte de él no creía en que fuese verdad todo aquello, al fin y al cabo eran muggles, no podían hacer magia ¿Pero entonces como podrían haber descubierto todo eso sobre Anne?

El beso que recibió al final le alejó de todo, de sus dudas sobre el nigromante,  del enfado por el engaño vivido, de la tristeza que le había inundado. De todo. Correspondió al beso como siempre hacía, como sabía, como deseaba. Poco le importaba estar en la feria y que a su alrededor hubiese gente. Solo le importaba ella.  

-Mi corazón es tuyo. Ya te lo dije una vez- le dijo suavemente, en apenas un susurro, mientras apartaba un mechón de pelo del rostro de ella- Es tuyo para siempre, hagas lo que hagas. No volveré a dudar de que es recíproco.

Sus ojos se posaron en la carpa del nigromante y por un segundo en la de al lado, donde había visto a la falsa Anne.

-La verdad es que no tengo ganas de hablar con los muertos- Una parte de él no quería revivir el pasado. De nada le valdría volver a ver a su madre y que así le recordasen lo que había perdido. Ya la había llorado, no quería volver a hacerlo- ¿Te apetece mejor ir a la adivina?- Sus ojos no podían apartarse de aquella carpa- Allí fue donde vi la visión de ti o lo que fuese. Quizás estos muggles aún nos guarden alguna que otra sorpresa.

Llegaron hasta donde os encontrabais tanto Agatha como Ulfric.

Al parecer Anne ya estaba con Linus y eso consiguió calmar a la señorita Presley, la cual se había alterado un poco por haber visto al joven y rubio mago solo.

Con algo más de tranquilidad, los profesores volvieron a recordar que debían comunicar el regreso inmediato hacia el castillo. Era la hora de ir hacia el punto en el que habían quedado con el resto.

Solté un suspiro aliviada al ver que Anne se encontraba allí, y se encontraba bien después de todo. Soltando la muñeca del profesor Von Hoggen me acerqué a ella con un rápido abrazo. -¿Estás bien? ¿Está todo bien?- Pregunté, antes de dirigirme a Linus. -Señor Avery, espero me explique qué era lo que estaba haciendo hacía unos momentos.- Dije, intentando ver si tenía en su mano la varita aún o lo que fuera que tendría en ellas.

-Vamos, hay que reunir al resto de los estudiantes, es hora de irnos.- Miré al subdirector con seriedad, y esperé a que los dos alumnos se pusieran en movimiento para ver si los Gryffindors y Ravenclaws estaban en el punto de encuentro asignado, esperando que tanto Boronov como Sándor se estuvieran encargando del resto.

En ese momento, Ulfric sonrió: Esperaba que no te negarás, la verdad, me daba algo de apuro pedirlo de nuevo, pero me alegro que aceptes... De nuevo. Te aseguro que lo pasaremos bien, Agatha, y es posible que descubramos algo. ¿El qué? No lo sé, pero ese Crómlech...

-Pues si, no terminaba de creer que eso fuese así, -dijo él él profe, con respecto a las relaciones con los muggles en el país de Agatha, en los Estados Unidos. -Uno siempre lee sobre esas cosas, pero luego la verdad siempre sorprende más. Y cuando te lo cuentan de primera mano, es más interesante aun. Bueno, cada vez los magos más de viejas familias entendernos mejor a la sociedad no-mag...- Le sonrió al piropo, y luego vio como todo se movía de nuevo, y Agatha empezó a ver qué pasaba algo con Anne. 

Cuando bajaron de la noria, todo se aceleró unos instantes, y Ulfric pensó en ello seriamente. Si Linus habia sacado su varita... En público... sería una imprudencia, pero quizás había algún peligro. Acarició su varita, que llevaba en la manga...

Cuando nos encontramos con Linus, por suerte, estaba junto a Anne. Agatha pareció relajarse, y le soltó la muñeca al profesor von Hoggen, que le dio un breve apretón de ánimo justo cuando ella soltó su muñeca. De todos modos, esperaba que no se agobiarse. La dejó hablar a ella con Linus, y simplemente reafirmó lo que había dicho la profesora Presley: -Señor Avery, espero que la varita no fuera aquello que se le vio, le recuerdo que podrían haberle visto. ¿Ha pasado algo fuera de lo común?

lastima sería que así fuera, teniendo en cuenta el buen rato que habían pasado, o eso esperaba. Luego miró a Agatha, y dijo: -Voy reuniendo yo a los alumnos, y si quieres, pregunta tú qué  ha pasado. -Dijo, dirigiendo una rápida mirada al lugar y punto de encuentro, donde había un grupillo de estudiantes esperando. -¿todo bien? -preguntó

El mejor sitio para avanzar en un túnel del terror era ir enmedio. Si ibas delante, te comías todos los sustos; pero si ibas detrás... ¡los monstruos te perseguían a ti primero! Nuestro héroe húngaro era el tonto que iba delante pero disfrutaba sabiendo que sus compañeros estarían más aterrados que él pues, al menos la chica, parecía creerse de verdad lo que sucedía allí dentro. Pero todo estaba tan bien hecho que la sugestión era inevitable y, por qué no decirlo, a Buzánszky le gustaba toda aquella inofensiva subida de adrenalina.

Aquello era un sin fin de carreras, tropiezos y sustos y más tropiezos. Una mano bulbosa dio un susto de muerte al investigador de muggles y, una vez más, salió corriendo hasta la siguiente trampa. 

Finalmente, cuando ya pensaban que no podían encontrar algo peor, llegaron a una sala de operaciones. Sándor miró de reojo a su atolondrada acompañante y al hobbit y, cuando el aterrador cirujano sacó...

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡LAMOTOSSIERRRA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Y salió corriendo, como quien lleva alma al diablo.

Al salir de allí, jadeaba como un perro sediento y se reía a carcajada limpia mientrasse apoyaba sobre una papelera.

- ¡¡Ay, ay...!!- se secaba las lágrimas con un pañuelo- ¡Ha sido genial! ¿eh?

Randall respiró aliviado al advertir que aquella niña inquietante no les perseguía. Sin embargo, ahora parecían hallarse frente a lo que aparentaba ser un pabellón de habitaciones de pacientes de un psiquiátrico, que a ojos del joven Slytherin se veía realmente aterrador.

-Esta gente debería estar encerrada en San Mungo -aseguró el muchacho, observando con cierto recelo a aquellos pacientes, preguntándose cuál le resultaba más inquietante, si el que se abría el cráneo o los que poseían deformidades físicas.

Aunque no fue hasta que vieron al cirujano cuando Randall sintió verdadero pavor. No por el bozal que llevaba abrochado en la cara ni por su risa, sino por el sonido que realizaba la motosierra que portaba entre sus manos.

-¡Corred! -dejó escapar un alarido, mientras se agarraba otra vez a la mano de Cliodna para tirar de ella y seguir corriendo detrás de Sándor.

- Tranquilo, jamás olvides lo que siento aquí. - digo mirando sus ojos. 

Ya con su mano sobre mi pecho, donde mi corazón late con fuerza por él. Y mientras muero por decir muchas cosas más, incluso la idea de regresar con aquella mujer no me hace especial ilusión, es la presencia de mi Madrina la que me sorprende. 

Pero no tanto como su pregunta, y mientras le dejo que me abrace, pienso en lo que ha pasado. Yo tan ajena de todo y al parecer la reacción de Linus ha desencadenado otras, momento en el cual, me preocupa. Así que decidida a calmar a Agatha, solo acaricio su mejilla sonriendo. 

- Todo bien, la carpa del Nigromante le ha jugado una mala pasada a Linus y el estar con la Adivina ha calado un poco hondo en mi. Nada raro, solo fue una confusión, y ya lo hablamos con Linus. - explico sincera, desviando la mirada hacia el rubio. - Mas tarde te cuento, lo prometo. 

Y ya como está decidido regresar, pues cojo la mano de mi novio ya dispuesta a seguir a los Profesores. Me da pena el no haber podido disfrutar un poco más de todo esto, pero con la experiencia que tuve en la Tienda, como que no estoy para la labor de más. Sigo con todo en mi patas para arriba, a excepción de mis sentimientos hacia Linus que se mantienen igual que siempre. El resto, solo es caos y oscuridad.