Partida Rol por web

Randall no entendía por qué el departamento de Estudios Muggles les había pedido que acudieran a aquel lugar, en especial teniendo en cuenta que algunos de los asistentes, como Linus y él mismo, no cursaban la asignatura ni tenían un gran interés por el mundo de los no-majs.

En el caso del joven Slytherin, había decido asistir con unas ropas desenfadadas similares a las que ya había empleado en la única clase que se había impartido hasta ahora del Club de Duelo y que podían pasar fácilmente por prendas muggles. Se sorprendió al observar que les habían llevado a una enorme feria llena de luces, música chirriante, atracciones... Para Randall Lestrange, aquella era la primera vez que veía una feria muggle, e inevitablemente sus ojos se posaron en un puesto de algodón de azúcar. ¿Así que aquella cosa extraña que parecía telaraña rosa era un alimento muggle? ¿Cómo sería su sabor?

La profesora Presley había empezado a dar directrices de cómo se dividirían los integrantes de las cuatro casas. Lestrange sonrió levemente al escuchar que a los Slytherin les tocaba acudir con el profesor Boronov.

-Ñeh, lo peor es que no podemos utilizar magia -le dijo a Linus y Annelie, aún sin decidirse qué iba a hacer para divertirse en aquel lugar muggle.

Randall observó entonces que en uno de los puestos de habilidad, y decidió a acercarse para comprobar cómo se entretenían los muggles. Parecía divertido, por lo que tomó tres de los dardos y se dispuso a arrojarlos para hacer explotar los globos como estaba viendo hacer a los muggles.

El joven Slytherin arrojó los dardos y, con gran destreza, consiguió alcanzar tres globos, haciéndolos explotar con relativa facilidad. Una sonrisa pícara se dibujó en el rostro del muchacho y, dirigiéndose al encargado del puesto, declaró:

-Me gustaría coger ese peluche. El de la cerdita con la ropa azul -señaló uno de los peluches de Peppa Pig.

Siguiendo las indicaciones del Sr. Buzánszky, me acerco al puesto de dardos y realizo tres lanzamientos atinando a sólo dos blancos. No entendía cómo pasar mi tiempo en esta feria, me conduciría más cerca de mi objetivo, pero por el momento decidí seguir las instrucciones del docente.

Sinceramente, lo único que quería era escapar de ese lugar y dar un paseo por los alrededores del lugar en busca de algo que me pueda ser de utilidad en la persecución de mi objetivo.

Viendo que el resto de compañeros ya empezaba a desperdigarse por la feria, ni si quiera esperó a la respuesta de los profesores. Se escabulló llevándose a Anne consigo, siguiendo a su compañero Randall, quien había ganado un peluche que a los ojos del rubio era terriblemente feo.

-Randall- Dijo mirandolo extrañado- es horrible- Acto seguido se rió apoyando su mano en el hombro de su amigo

Echando una ojeada a la lista de premios, visualizó uno que le parecía el adecuado. Sonrió y se dispuso a lanzar los dardos.

No le resultó difícil acertar a las dianas. Miró de reojo a su novia lanzándole una sonrisa de suficiencia. Le gustaba ganar, pero ganar delante de ella le encantaba. Y además esta vez era “para ella”, pues en cuanto pidió el peluche que había visto, se lo tendió a Anne con otra sonrisa, esta mucho más cálida que la anterior.

-Es tuyo- Dijo únicamente, poniéndole el lobo en las manos y recortando la distancia que los separaba, depositando un beso en sus labios, no sin antes echar ojo a ver si alguien les estaba observando.

Lo más parecido a todo aquello que había leído el subdirector von  Hoggen eran todas las referencias a ferias de variedades, pero realmente, las descripciones no le hacían justicia. Y la mayor de las sorpresas fue ver al profesor Boronov con aquellas pintas... casi normales. Por las "no-barbas" de Merlín, que locura...Se notó que el saludo fue cuanto menos divertido. Dado que se habían quedado tan sólo con ciertos alumnos, le di un saludo más cordial:

- Señor Boronov, es usted ahora casi un respetable inglés... Si esto sigue así, le veré tomar té con el dedo levantado...- Mi sonrisa fue amplísima. Eso le habría valido una maldición en el pasado, pero delante de tantos muggles... 

Los alumnos comenzaron a dispersarse, incluídos Anne y Linus, a los que despedí con una cara entre severidad y comprensión: -Señorita Annelie, señor Avery, no me pongan en un aprieto... - Ulfric quería charlar a solas con Agatha. 

Cuando los alumnos y Rusev se fueron, Ulfric se puso al lado de la profesora, como en aquella noche en Hyde Park, aunque sin cogerla del brazo, caminó a su lado. No sabía como empezar la conversación, y aunque lo había pensado mil veces, mil veces más se había dicho que no tenía manera correcta de empezar. Así que agradeció que ella empezara. 

Su voz no sonaba enfadada, ni recriminatoria. Quizás, apenada. También suspiró el profesor, antes de empezar a hablar: 

- Agatha, lo siento. No quiero poner excusa ninguna, no me comporté como debía. Y por eso te reitero mis disculpas. He perdido tu confianza, o al menos gran parte, y es un castigo que me merezco. Es impropio de mi, y espero no volver a repetirlo, ni volver a invadir tu privacidad sin tu permiso. ¿Un dulce de perdón?- Pausó su intervención un instante. Se acercó al puesto, preguntó a Agatha que quería, y la invitó. Tomó para él un algodón de azúcar, y lo pagó todo. Casi sin equivocarse... Había estudiado su parte. Luego, volvió a la disculpa. 

- Me he enterado de cosas que no me incumbían, y que por supuesto, guardaré para mi. Pero lamento que sean una barrera entre nosotros, y haberla levantado yo. Si quieres, puedo intentar regalarte un peluche como perdón -dice con una media sonrisa, rebajando el tono de la conversación, al ver a alumnos que lo ganan.

Las indicaciones en teoría están dadas, así que toca un rato de libertad e ir conociendo los puestos donde al parecer hay juegos. Así que caminando de la mano con Linus, sigo también los pasos de mi mejor amigo que está lanzando unas pelotas o algo similar. Un tanto sorprendida por la puntería que tiene, le sonrío divertida. 

- Randall, deberías hacerte cazador. - bromeo y ante la elección del peluche, niego con la cabeza. - Es lindo, que malo eres. - digo al rubio, con cara de enamorada perdida. 

Finalmente se dispone él a hacer los lanzamientos y yo observo expectante lo que va a suceder, así que en medio de sus aciertos, termina por escoger un lobo. Feliz por ello, correspondo al beso que me ofrece y lo extiendo un poco más de lo que sería políticamente correcto, hasta que desvío la mirada a los Profesores y me encojo de hombros. No estamos haciendo nada malo, de momento...

- Me encanta, mucho. Gracias. - aún así le agradezco mientras sostengo abrazada al pequeño lobo. -Te quiero. -

Aquel susurro se cuela en el oído del Slytherin, pero no pasa mayores ya que el Profesor les dice algo al acercarse al puesto, momento en el cual le respondo ya de forma más íntima entre los presentes y luego, tironeo de la mano de Linus, para hacer algo por ahí. 

- Uf, no le diga inglés si no quiere sacar lo peor de él. - digo divertida. - No se preocupe Profesor, prometo portarme bien en lo que va de estas horas. Le doy mi palabra. 

Bueno en sí es una promesa aunque no significa que la cumpla, pero al menos en apariencia dejo más tranquilo a Ulfric. De igual manera no puedo evitar soltar algo, justo incumpliendo con mi promesa de ponerlo en aprietos. 

- Igual, podría pasear con mi Madrina. 

Tras dejar aquello caer, le saco la lengua a Rusev y le hago ojitos a Agatha. Ya me querría matar aquella mujer, pero lo hará cuando me pille sola así me da un pequeño sermón, que seguro merecido lo tengo. 

A las palabras de mi ahijada me limité a suspirar y negar con la cabeza. Esta niña es imposible.

Linus miró de reojo el desafío de fuerza, alzó una ceja. Quizás... Miró su brazo. Desechó la idea.

El joven slytherin no carente de tacto, reprimió la sonrisa que hubiese acompañado al comentario de Anne sobre los dos profesores. Y siguiendo en esta línea, intentó ahorrarle al profesor Von Hoggen, por el que sentía cierto aprecio, el responder a la cuestión planteada por su novia con su habitual sutileza. 

-Nosotros nos vamos ya. Hay un par de cosas interesantes por la feria- Una mentira a medias, que su voz evidenció claramente- Estaremos de vuelta a la hora acordada- Miró a Anne y le hizo un gesto con los ojos para que se alejasen del grupo de profesores y se adentrasen entre la muchedumbre y el epicentro de la estruendosa música, si a aquello podía denominarse así.

Ya algo alejados de los profesores le dijo en un susurro ya sin poder contener la sonrisa:

-No tienes ninguna piedad con él. 

Escuché atentamente a las palabras del profesor mientras caminábamos, y no pude evitar dibujar una sonrisa con su pregunta. -Bueno... Tienes suerte que me gusten los dulces.- Dije, un poco menos seria y más risueña. Lo vi manejarse con las libras bastante bien, pidiendo también algodón de azúcar de color rosa para mi. Una vez resuelta la transacción, continuamos la conversación.

-¿No era que el dulce era para pedir perdón?- Dije, esta vez con una carcajada. Ya me imaginaba con los brazos llenos de peluches y objetos "de perdón" antes que acabara la feria. Suspiré. -Agradezco que seas discreto con lo que escuchaste, no sólo por mí, sino porque involucra a Anne y también al profesor Boronov. No quisiera que este tema se extendiera más allá de los relacionados con ello.- Insistí una vez más. -Y la confianza no se recupera con regalos, sino con acciones y con tiempo.-

- Oh no, profesora, creame el perdón es el intento de regalarlo... Sobre todo, a mi intentando acertar en algo que no he hecho nunca. - Dijo Ulfric, poniendo cara pensativa de alguien que no entiende muy bien como va el juego muggle exactamente... y divertido por pensar en cómo se haría y sobre todo, en cómo lo haría él - No, no, el pedir perdón es conseguir esa sonrisa otra vez... y hacer un poco el ridículo para hacerlo. - expresó, con cara divertida, pero mirada seria en el fondo. Se notaba que quería  disculparse, pero que ponía algo de humor en ello, y sobre todo, algo de distensión, y eso si lo consideraba modo de pedir disculpas, una vez vio que ella estaba receptiva... 

- Mis labios están sellados...Así que dentro de esta feria, voy a dejar de lado ese tema. - Habló con seriedad- Aunque Anne está empeñada en su tema sobre nosotros... - Suspiró, como pensando en el empeño de la muchacha... Siempre tan deslenguada... -Por cierto, ¿allá donde vivías teníais ferias así? ¿O en qué se diferencian? 

Cuando Anne dice que puede ir von Hoggen con la profesora Presley, este se gira un poco inquieto, y mira a la señorita Annelie.

- Señorita... ¿no tiene un paseo que dar? - Se le notó que se le escapaba una media sonrisa incómoda.

Sin poder evitarlo, se me dibujó una media sonrisa en los labios al escucharlo. -De acuerdo. Puede ser divertido verte intentarlo.- Dije por fin, lanzándole una divertida mirada de reojo. Acepté lo de dejar de momento el tema aparte, después de todo no sólo estábamos allí para vigilar a los estudiantes sino para también relacionarnos nosotros con el ambiente no-mag de Reino Unido, sobretodo aquellos como Ulfric y Boronov que quizás jamás habían estado en un sitio como este antes.

-El... tema sobre nosotros.- Dije, esta vez mirándolo directamente y frenando mis pasos. -Anne es una adolescente. Impulsiva, inquieta, y enamorada; cree que una relación de pareja se hace de la noche a la mañana y se basa en simplemente pasar el día tomada de la mano con otra persona. Así que sus palabras las tomo como eso: chiquilladas de una niña.- Dije, sin darle más importancia a lo que dijera la pequeña Grindelwald. -Eres alguien con quien me agrada estar, Ulfric. Pero saltar de allí al amor, con menos de un mes en conocernos... Bueno, que esto no es un cuento de hadas.- Terminé de decir, volviendo a caminar a su lado.

-Si, en América también tienen ferias como estas, y también de otros tipos. Hay parques de atracciones gigantescos, con distintas temáticas.- Le expliqué al subdirector mientras arrancaba trocitos del algodón de azúcar. -Creo que las que más me gustan son las ferias medievales, allí todo el mundo puede ir disfrazado como la época medieval, y muchos magos aprovechan para ser ellos mismos. Incluso puedes encontrar puestos de pociones y ver algunos trucos de magia real sin que se castigue como rompimiento del estatuto de secreto mágico.-

La joven se cruza de brazos al ver a ambos hombros, ¿acaso debía hacerles un dibujo? pensó, y le hizo un gesto con los ojos a Sandor, pero él hombre no se daba cuenta, tampoco es que fuera muy clara la joven, pero ya solos, la chica se encogió de hombros y se acercó un poco más a Sándor para decirle algo, su rostro mostraba un gesto serio.

— es el hermano de Tyler, sólo quiere capturar a quien lo asesinó y creo que si no le cuento lo que estamos haciendo, se volverá loco y hará alguna estupidez, — torció el gesto, y se gira hacia donde se había ido el gryffindor — Yago se presentará, hoy... antes de irnos, me dijo me avisaría... pero no me dijo cómo — la idea de terminar en Azkaban por ayudar a un asesino serial era algo que aún pensaba sobre su cabeza, pero era la única forma de conseguir que Yago fuera exculpado y condenar al verdadero asesino de aquellas personas. 

Mientras el muchacho lanzaba sus dardos, Sándor vio como su amiga de rostro mortecino se impacientaba bajo su abrigo de piel.

-¿Todo bien? - le preguntó, acercándose a ella. Miró la muchacha a su alrededor y le explicó la causa de su impaciencia. Buzánszky se corrigió a sí mismo y llamó al muchacho, apartándoles a un rincón del parque. Levantó las manos y acompañó un gesto con un leve susurro-¡muffliato! - y volvió a dirigirse a ellos.

- Podéis hablar libremente, nadie podrá escuchar nuestra conversación- aseguró.

- Cuéntaselo todo- pidió a Lauren. Y tras la más o menos larga explicación, siguió con sus pesquisas.

-He visitado los lugares donde se organizaron los congresos y, efectivamente, la presencia de Yago está registrada. Sin embargo, eso no es suficiente : Hará falta la testificación de alguno de los asistentes, alguno que le reconociese, y esto no es tan fácil. 

Algunos están muertos y otros, simplemente, desaparecidos. Otros incluso se muestran hostiles y piensan que es un impostor... Mejor olvidarles.

Ya distanciados por completo del tumulto, Lauren por fin pudo mostrar un gesto más tranquilo, su amigo era un excelente detective pero a veces era despistado, así que al caer en cuenta quien era Altair, Lauren pudo por fin contarle todo, todo cuanto sabia, que creía que Yago era inocente, que a Tyler lo mataron por estar intentando ayudarlo, que ella fue atacada sólo por estar ahí presente y que la verdadera persona detrás de todo aquello era la hermana de Corinna, aunque tanto Sándor como Lauren creían que ella sólo era alguien moviendo los hilos, pero que había alguien más dando vueltas y que estaba detrás de los asesinatos. Al terminar, Lauren por fin pudo suspirar tranquila.

— ufff entonces está complicado comprobar la coartada— la chica se acarició su barbilla — aunque los registros de asistencia deberían ser suficientes ¿no? — ahora tenía mas sentido que mataran  Tyler, él podía dar fe de todos estos movimientos y hacer caer la treta que inculpaba a Yago — creo que por esto nos atacaron... — se mordió el labio inferior, siempre había creído que era porque sabían que Yago estaba ahí, pero nunca pudieron dar con él ni con su hija, así que a los que buscaban era a ellos. 

— quizás pueda ir yo, convencerlos, a los que se muestran hostiles ¿no? — era sólo una idea, pero podría funcionar. 

Finalmente nos alejamos de allí, justo cuando las luces titilan inquietas debido al ambiente festivo y la decoración del lugar. La verdad es que los Muggles hacen cosas bonitas, al menos sin magia, se entretienen de alguna manera reproduciendo lo que nosotros hacemos de otra manera. Y mientras camino de la mano junto a mi novio, señalando alguna que otra tienda que me llame la atención, recordando la mirada de mi madrina en medio, sonrió con la intención de besar esos labios que echaba tanto de menos. 

El beso es dulce, intencionado y lleno de amor, uno que sabe a tantos sentimientos que difícilmente se pueden explicar con palabras. Una vez termina, le doy una caricia en la mejilla y revuelvo su cabello. 

- ¿Qué quieres hacer? - pregunto inquieta. - Hay muchos... Lugares. 

Ya había prometido portarme bien, pero considerando que estamos solos ahora mismo y un Parque para nosotros. ¿Qué puede suceder? Estamos tan acostumbrados a nuestros momentos, a pasarlo plenamente que lo demás siempre queda a segundo lugar y pese a que no podemos usar magia, allí estamos, conectando, planificando. Por esa razón, tironeo de su mano y lo insto a caminar, así escoge y lo pasamos genial. 

Ya alejados del resto del grupo, perdiéndose entre la gente y los distintos puestos de la feria, Linus miró de reojo a su novia, aceptando con agrado el beso que esta le regalaba, preguntándose después si los demás profesores podrían haberlos visto. Lo pensó durante un segundo, luego llegó a la conclusión de que le daba igual, no iba a renunciar a ello. Recordó entonces la frase que su novia le había dedicado al regalarle el premio:

-Yo a ti también- Dijo de forma casi imperceptible y en realidad sin querer decirlo en voz alta. Se llevó la mano de ella a sus labios como tantas otras veces.

-He visto un par de espectáculos de “magia”, aunque dudo que sea auténtica- Una sonrisa sarcástica asomó en su labios y de un soplido apartó un mechón de cabello que le caía en el rostro después de que Anne le revolviese el cabello. Tengo que cortarme el pelo, ya me llega por los hombros. Anotó mentalmente- He visto uno de nigromancia y también otro de predecir el futuro…- Se ruborizó un poco, no solo porque tenía muy claro cuál quería que fuese su futuro, lo tenía a su lado, sino porque el hecho de poder excitarse mínimamente por un espectáculo muggle le abochornaba claramente- ¿Te apetece ir a alguno? Seguramente no funcionen, pero bueno, ya que estamos aquí…