Partida Rol por web

En esta ocasión, tanto los profesores como los alumnos, habían recibido una noticia un tanto extraña. De lo más inusual.

El departamento de estudios muggles, una asignatura optativa que algunos de los presentes estaban cursando, habían pedido oficialmente al director del excelentísimo colegio de magia y hechicería, que concediera una excursión fuera del territorio. Con el motivo explicado y más que distendido, argumentaba que: “era de vital importancia la mezcla de nuestros magos y brujas en un mundo natural, un mundo en el que deberían de aprender a desenvolverse; un sitio ajeno a las conocidas tierras inglesas”.

Haciendo así, que con ciertas dudas, ilusión, interés y puro desprecio (según con quién te encontrases) estuvierais a las puertas de una grandiosa feria.

En ella vislumbrabais un ambiente inédito. Luces parpadeantes, música chirriante, gente a cada lado, atracciones, sitios donde comer y despejarse... Espectáculos de circo e incluso otros ciertamente inquietante y mágicos (como el de la nigromancia). La distracción estaba servida. Podíais comer algodón de azúcar, probar suerte en los juegos de habilidad y, básicamente hacer cualquier cosa que la oscilante imaginación os pudiera brindar.

Pero, por otro lado, la señorita McGonagall había dejado un comunicado en todas vuestras salas comunes con un mensaje bastante claro: No podíais usar magia.

La idea era que conocierais el mundo muggle, pero en un entorno donde, para empezar, podríais pasar desapercibidos entre una multitud distraída. Nada de llamar la atención ni de ridiculizar al legendario colegio. Debíais seguir las órdenes estrictas de los profesores. Fueran las que fueran. Si sucediera cualquier incidencia, se tomarían medidas contundentes y posiblemente algo severas.

Al parecer era como una recompensa a lo sucedido en el baile navideño.

Acudísteis con horario de mañana al evento. Vuestras túnicas de cada casa tornaron a un vestuario más normalizado, uno para poder salir fuera de allí, uno que elegisteis. Por otro lado, los profesores podían arreglarse algo más a fondo. El caso era que portabais vuestras varitas delicadamente escondidas.

Sin embargo, lo que iba a ocurrir no era común. No era un torneo, ni una clase al bosque prohibido, sino una excursión ciertamente novedosa.

El día que hacía no era lo más importante (pese a que se contemplaba un ligero cielo grisáceo con breves rayos solares), pues se sabía que por la tarde anochecía con bastante premura.

Todos contemplasteis la enorme puerta. Imponía un poco la cantidad de gente que bullía.

-Bueno, bueno, todos en orden.- Comencé a indicar al grupo mientras nos acercábamos a las puertas de la feria. -Grupos G y R, irán con el profesor Von Hoggen y conmigo; Grupo S y H irán con los profesores Boronov y Buzánszky. Una vez dentro, podrán ir a donde quieran, siempre y cuando estén todos de vuelta a la hora indicada en el mismo punto. Se les agradece, por favor, que no nos pongan a buscarlos luego.- Advertí con cierta severidad, mi mirada deteniéndose en más de una parejita que conocía entre aquel grupo.

Me coloqué junto a sub-director, y le sonreí levemente. Aún no habíamos podido hablar sobre lo ocurrido, y ciertamente seguía un poco molesta, pero ahora estábamos de algún modo en mi territorio, y tenía inmensas ganas de explicarle como funcionaban los varios aparatos mecánicos del lugar. -Y entramos.- Dije, liderando la marcha.

Una vez dentro, vi al grupo desperdigarse por el lugar, aquellos alumnos con conocimiento del mundo no-mag se movían con mayor facilidad que el resto. Miré al profesor Von Hoggen, y carraspeé.

Miré en la dirección de Ulfric y carraspeé. -Bueno, subdirector... ¿Algún sitio en particular que le llame la atención?- Pregunté, sin terminar de abandonar esa pequeña barrera que había puesto entre nosotros, aunque posiblemente volvería a tutearlo en poco minutos...

Por supuesto que aquella visita le parecía una buena idea. El profesor von Hoggen llevaba un tiempo intentando aprender más del mundo muggle, y nunca había acudido a una de esas fiestas. Así que se vistió como un muggle (o eso pensó él), y se puso su sombrero de estilo Fedora. Se sentia así contento. 

Llevar a los alumnos había sido fácil, la perspectiva de disfrutar después de las últimas situaciones era interesante, y desde luego, el tenía ganas de hacerlo. Dejo que la profesora Presley diera las indicaciones oportunas, y las reafirmó con severidad: -Todo el mundo, sin falta. El que falte, hablará con McGonagall. 

Luego Ulfric se puso a mirar a su alrededor, asombrado de aquel despliegue de luces, color y sonido, y... Hasta de olores. Algunos de ellos le resultaban conocidos. Cuando la profesora se le acercó, el subdirector le hizo un gesto amable para que se acercase a él.

-Pues... -dijo Ulfric con cierta inseguridad en la voz- no sabría qué decirle, profesora. 

Sabia que tenía que tomar la iniciativa para romper el hielo, después de su intrusión en aquella discusión, lo que había estropeado algo su cercanía. Un par de días tensos, y luego todo mejor, pero aún había algo...

-¿Le parece que tomemos un algodón de azúcar? -Digo, señalando un puesto: -Creo que esta vez sabré usar las libras...

Linus sabía de sobra las razones por las que había escogido la asignatura de “estudios muggles”. Una de ellas no era visitar este tipo de lugares. Claro está, en aquella asignatura era el único que pensaba así, por lo que no dijo nada en su momento. Y allí estaba, con el ceño fruncido viendo las luces parpadeantes y la estridente música que se alzaba por encima de las vallas de la puerta. Para colmo, estaba lleno de gente-Genial- Pensó el joven mago. Soltó un bufido que disimuló con una ligera tos.

¿Qué puedo aprender aquí de los muggles? ¿Su pésimo gusto? No me creo que pue... ¿Eso es una sesión de nigromancia? ¿Ver el futuro?… La mirada del chico se fue desviando ligeramente a cada lado de la que iba siguiendo al grupo correspondiente, posando sus ojos en algunas de las carpas que más le llamaron la atención.

Vio una pareja de muggles, el hombre llevaba de la mano a una chica que reía y daba pequeños bocados a una especie de tela de acromántula de color rosa atada a un palo. Tenía una pinta asquerosa, pero a la chica parecía que le gustaba y que se estaba divirtiendo.

Miró a su derecha, encontrándose con unos ojos marrones que conocía muy bien y que le miraban desde un poco más abajo. No sabía cuándo sus manos se habían unido, ni si había sido cosa de él o de ella.

Relajó el rostro de forma inconsciente, que hasta ese momento mostraba una mueca de hastío. Sonrió con sinceridad. Puede que no esté del todo mal. Aunque me sigue sobrando la gente… y la música. No dijo nada, su mente ya estaba planeando las actividades que podría hacer con Anne cuando les dejasen sin niñera. 

Le resultó raro a Buzánszky encontrarse a los alumnos vestidos normales, aunque no opinaran ellos igual sobre la normalidad del asunto. Las caras de casi todos eran un poema y Buzánsky recordó cómo lo planeó todo con la profesora Okada, quien se mostró especialmente entusiasmada con el proyecto. Desgraciadamente, un asunto familiar le requirió en el último momento y no solo no pudo asistir sino que Sándor tuvo que sustituirla en sus clases de Estudios Muggles. De no haber ocurrido tal vicisitud que el funcionario del ministerio hubiese acudido igualmente a la excursión, como promotor del ministerio. 

Como siempre, un tiempo de mierda- pensó Buzánszky - aunque al menos no llueve y, como siempre, hay una excelente luz para la fotografía... 

-No dudéis en probar cualquier cosa...- animó a su grupo de desconcertados alumnos- ...pero no hagáis nada que yo haría...- dijo, mirando especialmente a los adolescentes que iban en parejitas.

 Primera vez en un mundo que de alguna manera, nunca me había interesado en conocer, si bien por falta de oportunidades o porque no he tenido la voluntad necesaria para hacerlo. Así que allí estoy sumergida en esta nueva incursión que nos trae a este lugar, que da la impresión de ser algo divertido más allá de que no tengo idea de que es. 

Estoy ataviada con un vestido muy delicado de color blanco, bastante corto, con detalles en la tela que juegan con las transparencias y esa manga que se abre para darle un toque pintoresco o quizás antiguo. Con una sonrisa que se encuentra de forma permanente en mi rostro, camino junto a Linus mientras observo el entorno un tanto curiosa. Me sorprende el alboroto de gente, la música e incluso como se muestra el escenario en si. 

No obstante, lo que más atrapa mi atención es recrearme con las expresiones de mi novio cuando el disgusto está a la orden del día, haciendo que me acerque y vaya dejando algún que otro beso sobre su hombro para que aligere el gesto. Al parecer todo está muy organizado y mi Madrina junto con el Profesor de Historia de la Magia, están a cargo de un grupo, seguramente es el mío. 

 - Hm. ¿Nos toca con Agatha? - pregunto a Linus. - Me la juego que sí, no querrá que la líe en demasía. 

Es que me la veo venir, amo a mi Madrina, pero estoy segura de que estamos juntos y con ella, no vaya a ser que me emborrache de nuevo con Rusev y esté diciendo cosas incómodas. Pero bueno, que hermoso momento he pasado, aunque desde ese entonces, me da cosa ver al Profesor Von Hoggen, me había pasado diciendo cosas con y sin sentido. Vaya tela. 

- Profesora... ¿Nos toca con usted? - pregunto sonriendo, sé la respuesta, pero adoro ver ese gesto de claro así te controlo un poquito con amor, igual la amo porque es mi persona favorita. 

Mi cabeza no terminaba de asimilar que narices hacía en este sitio, puede que fuese un profesor pero había ya dos de ellos y los alumnos que se habían sumado a la excursión tampoco eran demasiados. Ya desde el principio la idea de ir a un recinto con muggles se me antojó asquerosa, pero cuando la directora me instó a ir de una forma más normal no pude más que bufar durante todo el discurso sobre el porqué debía de intentar pasar desapercibido entre los muggles. 

Terminé aceptando pero esto me lo guardaría para otra ocasión, seguro. Fui a mi despacho y me arreglé lo mejor que pude cuando llegó el día. Tirando de mi viejo baúl busqué lo más "discreto" que pude encontrar y me lo probé. Muy fresco quizás pero me daba igual, era eso o mi apariencia habitual, bastante me pedían ya. Aunque lo peor fue la barba, quitarme mi preciosa barba, aunque no del todo, porque "da demasiada rudeza a tu aspecto y además pueden reconocerte si hay algún conocido ingrato por la zonza". Joder con la directora. 

Preferí ir solo, no quiero que ni el profesor von Hoggen ni Anne pudiesen verme antes de tiempo o tendría que aguantar las risas de ambos durante todo el viaje, así que cuando todos ya estaban en sus sitios monté con cuidado de no ser visto y me coloqué lo más alejado posible. Anne no sabía que iba así que hasta una sorpresa le podría dar.

Ya allí me bajo de nuevo sin ser visto. Siguiendo al grupo de cerca pero dado mi aspecto y que me ocultaba a cada poco, no me descubrieron hasta que por fin me di a ver cuando Anne preguntó a Agatha sobre quien sería su responsable.

- Señorita Grindelwald, si ella fuese la encargada de ser su tutora hoy, le hubiese dicho que su ropa no es la adecuada para un día de invierno. - muestro un falso enfado con una agradable sonrisa para ella. - Aunque menos mal que ambos estamos acostumbrados al frío. - digo ya relajando el rostro y con miedo de las risas de los presentes por mi aspecto. Si alguno se pasase, lo mataba ahí mismo.

No tenía ganas de ir, ninguna, estaba cansada luego de haber vuelto a trabajar y de las últimas sesiones fotográficas que saldrían pronto en el Corazón de Bruja promocionando la última línea de maquillajes de la familia. Le habían pedido de que no hablara nada sobre su condición sino hasta luego del lanzamiento, Albert la había persuadido junto a su padre, en parte, buscando convencerla de que no lo hiciera, pero Lauren estaba decidida.

Al lado de Altair con el que había estrechado lazos en esas semanas, seguía con las dudas sobre asistir a aquella actividad aunque el saber que Sandor estaría presente le sirvió como incentivo para asistir. Tenían temas que tratar y esperaba poder tener tiempo para hacerlo mientras paseaban por ese lugar lleno de luces y  colores. 

Hacia bastante frío, mucho de hecho, pero ella estaba cubierta por su abrigo de piel, obviamente sintética, llevaba mucho tiempo sin comer animales como para usar piel verdadera y cuando les dieron la instrucción de separarse, la chica se apartó de Altair para acercarse a Buzánszky, sin decirle toda la verdad a su amigo, después de todo, temía que Altair no reaccionara bien, pero ya era hora de sumarlo 

— ¿no es muy peligroso decirles eso? — lo interrogó, levantando una ceja, estaba abrazándose así misma, pues a pesar de su abrigo, sentía el frío y no se sentía del todo a gusto en aquella feria, y no es porque no le agradaran los muggles ni mucho menos, pero el sentirse desprotegida era una sensación extremadamente desagradable. 

— ah, debo presentarte al hermano de Tyler — le habla con más ánimos, — aunque eso lo hacemos luego... creo... — ladeó un poco su cabeza, mirando al resto de sus compañeros entrando en la feria. ¿era el lugar para hablar de aquellos temas? Ya ni sabía si debía seguir haciéndolo. Estaba cansada y se le notaba en el rostro. 

Antes de contestar al profesor Von Hoggen, vi a mi ahijada y a su novio acercarse hasta donde nos encontrábamos. -En realidad...- Dije, mostrando una pequeña sonrisa. -He decidido dar al profesor Boronov el beneficio de la duda. Aún me estaba tomando un poco de tiempo volver a llamarlo profesor, pero sentía que luego de nuestra conversación habíamos dejado unas bases asentadas. El hecho de que hubiera cambiado su aspecto lo suficiente para pasar medianamente desapercibido decía mucho de él. -Los grupos S.- de Slytherin, -y H- Hufflepuff -con los profesores Boronov y Sándor.- Repetí. -Espero que sepan comportarse en este lugar, y que no se prohiban realizar este tipo de eventos más adelante debido a mal comportamiento y el uso indebido de sus habilidades.- Aunque hablaba a los dos adolescentes, también lancé una mirada de advertencia a Boronov. 

La verdad es que no había escuchado la asignación de los grupos, estaba pensando en otras cosas, así que cuando Anne le preguntó respondio:

-Es muy probable, después de lo del despacho- Le respondió dedicándole una sonrisa pícara para hacerla rabiar. No había querido hacer hincapié en aquella conversación, no era asunto suyo. Aunque no por ello había dejado de escuchar y sacar conclusiones.

Cuando Rusev aclaró lo que seguramente ya habían dicho antes y que ni él ni su novia habían escuchado, simplemente se encogió de hombros. Al fin y al cabo, lo único que había escuchado de las instrucciones era que luego les dejarían a su aire. Y algo de volver a la hora.

Tras la explicación de Agatha para los despistados y los potencialmente liantes en el grupo, Linus decidió ya separarse de los profesores. Debería separarme un poco de Anne antes de preguntar, no vaya a ser que nos miren raro. No lo hizo.

-Profesores- Dijo mirando a Sándor y a Rusev. El primero acababa de empezar a hablar con Lauren así que se corrigió- Profesor. ¿Podemos ya ir por libre?

- ¿Quién me está hablando? ¿Acaso conozco a ese hombre? - digo en broma a Rusev. 

Está claro que aquello logrará que Agatha me mire mal y por esa razón, río por lo bajo escondiendo el rostro sobre el brazo de Linus mientras intento recuperar la compostura. Es que claro, aquel hombre ha dejado su lado salvaje y se ha convertido en una persona normal, bueno no tanto. Algunas cosas no cambian jamás. Así que en ese interín donde hago uso de mis fuerzas para no soltar una rizotada que luego se paga con miradas de severidad, sólo asiento. 

- Gracias Madri... Digo Profesora Presley. - respondo y regreso a Boronov. - Tengo un abrigo en mi morral, siempre prevenida, Profesor. 

Ahora tras la broma escucho a Linus, que siempre haciendo uso de su seriedad, ya comienza con las propuestas interesantes. El hecho de ir por libre, me hace especial alusión así puedo compartir lindos momentos con mi novio, pero dudo que sea tan rápido el otorgamiento de nuestra libertad. Al fin de cuentas estamos en un parque y será bastante extraño el hecho de estar allí sin magia. Así que mientras espero una respuesta de los Profesores, sonrío expectante.  Al menos nos tocará con Randall, eso mola. 

La escuela no había encontrado mejor forma de hacernos ocupar nuestro tiempo que enviarnos a una excursión en la que no podíamos usar nuestras varitas, claro, como si alguien como yo la necesitase, en ese aspecto la educación africana era superior a la inglesa, en fin.

Las calles de Inglaterra se me hacían pequeñas y opresivas incluso este enorme campo ferial me parecía una pequeña granja de hormigas, y es que, cuando estás acostumbrado a pasar tu tiempo libre observando las grandes extensiones de la sábana africana, todo lo demás es pequeño.

Me había costado un poco hacer amistad con Lauren, pero luego de un difícil inicio, ahora eramos bastante unidos, ella me dijo que hoy me presentaría a alguien inportante.

Yo tenía ya mis propios planes para este día, pero bien podría postergarlos unos minutos para conocer a la persona aue deseaba presentarme Lauren.

Mucho gusto, soy Altair Black, hermano menor de Tyler.

Dentro de todo lo que veíais, había varios y repetidos puestos de habilidad que a mucha gente tentaban. En algunos se podía jugar tirando una anilla (la cual había que encestar dentro de varias varillas), en otros, explotando con un dardo los globos estratégicamente colocados y, para los más seguros de sí mismos, podían probar su fuerza en la campana del hombre forzudo.

Dentro de los dos primeros teníais la opción de conseguir unos peluches a elección del ganador. En el último, el premio era dinero.

Procedimiento:

-Para anillas y globos: 3 tiros de destreza superando la dificultad 12. (Tienen que ser los tres>12, dado medio)

-Para probar suerte en el hombre forzudo y tocar la campana: 1 tirada de físico (fuerza) que llegue a 17 (con dado medio)

Aquella mañana me levanté con el pie izquierdo. Me hubiera gustado decir que era solamente una metáfora, pero no: por desgracia fue literal.

Introduje todo el pie en el cuenco de agua de mi mascota. Así que, para mi sorpresa, eso podía ser una señal de lo que estaba por llegar. De hecho, a consecuencia de eso, lo único que me apetecía era volver a la cama y acabar el día, sin embargo allí estaba, en una enorme feria. Con luces que me hacían girar los ojos hasta casi marearme.

El miedo me invadía. La vergüenza también.

No estaba acostumbrada a tanta gente y, pensar en que no estaba con mi madre… me generaba soledad. Mi pulso se aceleraba y la respiración no sabía ni dónde la tenía. De hecho, apenas escuché lo que dijo Presley. La gente socializaba y yo quería irme, huir (aunque con un enorme algodón de azúcar o un peluche gigante, de tal que manera que pareciera que lo que corría era el suave animal de algodón). Cliodna, no seas dramática, me dije. Los niños disfrutaban. Así que, quizás la solución era conseguir un pez.

Miré hacia el suelo y suspiré. Tenía que poner alguna regla nueva, improvisada, que durara lo que aguantara la excursión. Pues bien, la primera debía ser: evitar caídas innecesarias. La segunda, no hablar con extraños y menos si tienen caramelos (esto lo tenía grabado a fuego) y, la tercera…no romper nada o conversar sin que yo misma generara lástima. Parecía fácil. Pero para mí no lo era.

Volví a dirigir la vista hacia el frente, mentalizándome y disponiéndome a entrar.

Confiando en que Boronov sabría, esta vez, controlar a mi ahijada si era necesario, volví de nuevo mi atención al subdirector. -Bueno, vamos.- Dije, poniendo rumbo hacia los puestos de golosinas y comida chatarra que habían en el lugar. Mientras caminábamos, le miré de reojo, hasta soltar un suspiro.

-Perdona. No hemos podido hablar luego de lo ocurrió, y siento que quizás fui demasiado severa en ese momento.- Empecé a decir. -Pero de todos modos estuvo muy mal de parte de ustedes el entrar sin haber pedido permiso. No es que tenga nada que esconder, pero siento que tengo derecho a mi privacidad, tanto en mi habitación como mi despacho.-

Cuando Lauren le advirtió, Buzánszky soltó una carcajada. La chica no parecía muy complacida de estar allí y tiritaba como un pollo, a pesar de llevar un abrigo de piel, como los de bisón. Inconvenientes de tener tan poca carne, pensó cabalmente Buzánszky. 

Iba acompañada de un chico, uno guapete para variar, algo que el agente del ministerio ya había asumido dentro de la normalidad de aquel colegio salvo, quizás, aquel siniestro muchacho de Slytherin que parecía un hobbit. Ya es mala suerte encontrarte un hobbit y que encima sea siniestro... se lamentó Buzánszky. Lo que no esperaba es que Lauren se lo presentase, a su acompañante, no al hobbit.

-El placer es mío, Altair. Yo soy Sándor Buzánszky, del Ministerio- se le olvidó añadir que también era profesor. Se preguntaba quien diablos era Tyler y cayó en la cuenta que era uno de aquellos amiguetes que se la liaron bien gorda a la modelo. 

-Quizás debáis entrar en alguna atracción, así estarás más resguardada del frío... o quizás prefieras moverte para entrar en calor, en algunas de esas pruebas con dardos...¡o en el martillo!- dijo, señalando a los puestos de los globos y la campaña.