Partida Rol por web

Suspiro pesadamente pues todavía sentía como la sangre me borbotea por mi brazo derecho. Hago caso a Scarlet, aunque ya había tomado aquella iniciativa. Tomando los cuadros vio la razón en las palabras de la doncella, la cual pese a su arrogancia le estaba cayendo bien por el momento ella no había tratado de degollarle el cuello, es un punto a su favor.

Pero en la razón de Scarlet no encuentra la verdad, si bien sus palabras suenan certeras no encuentra otro cuadro con un desgraciado en la guillotina. Frunce el ceño y da la vuelta a los cuadros; sí, el mecanismo debe ser sensible al peso y los cuadros no deben pesar lo mismo pero esa diferencia él no podía palparla así que tenía que seguir el juego.

Ladeo un poco la cabeza... No había respuesta, y aún así... Reaccionaba a mis caricias. Clavo mis ojos en los pezones endurecidos, y despues sigo el paseo por la piel estremecida. El pañuelo se había movido... Y entonces se ilumina algo en mi mente. De Olaff se decía que era aficionado a los juegos... Y la estatua reaccionaba a mis caricias. ¿Quizá se trata de eso, entonces? ¿Tengo que estimularla de alguna manera?

No estoy seguro de si realmente mi teoría tiene sentido, o de si realmente solo quiero excusarme. El cuerpo parece tan real... Reacciona a cada caricia, y desde luego no deja nada a la imaginación.

Aprieto los dedos contra uno de los pezones, acariciandolo entre ellos, y la otra mano, sin demora ni verguenza, la bajo lentamente entre las piernas. La estatua parece estar... viva. Pero... ¿Estará... humeda? ¿Será así como se retira el pañuelo?

Mi primer intento fue asomarme a ver a qué altura estaba y ver si podía bajar por ahí, pero a menos que me hubieran salido alas, que no era el caso, no podría salir por allí. Además, seguro que allí había alguna clase de guardia o lo que fuera que no me iba a gustar.

- No, tendrá que ser por otra parte. - Pensé para mí misma, como si hablar conmigo me tranquilizara de alguna manera.

No tardé en encontrarme delante de una pared, una que habían dejado desnuda pues se notaba que faltaba algo y en la que había un agujero que pensé que podría ocultar alguna falsa puerta, pero no me cabía la mano.

- Y si meto algo...

Había visto algo alargado momentos antes, aunque con las escenas que había en los cuadros, no había querido imaginar para qué había servido aquel objeto.

- Si todos los cuadro hablan de meter cosas en agujeros igual eso sea una pista.

Me acerqué a la vitrina y traté de abrirla de manera razonable, es decir, sin romper el cristal. En caso de no haber otra forma, la rompería, claro.

Nimthîriel toma el cuadro con aspecto de pequeña vitrina. No, no hay forma alguna de desmontar el cristal sin dañar este. Así que no ve otra que tener que romperlo. Mira de no hacer demasiado ruido, y mucho menos daño. Podría cortarse.

Lo tira al suelo y la dura forma de su interior se libera resbalando por el firme. La elfa la toma con cuidado, parece cálida al tacto y suave a pesar de ser de un mineral oscuro. La lleva hasta la pared donde intentará introducirlo en el agujero.

Parece que va a entrar pero el objeto se atasca de comienzos. Entra muy forzado, va muy justo y de esa forma no va a avanzar, lo ve claro. Se le ocurre varias cosas: Tal vez probando con el otro, el gemelo, que esta en la otra vitrina. O si dispusiera de alguna forma para engrasar el objeto y que fuera así resbaladizo.

- Vamos hombre... - Traté de forzar el objeto para que cupiera en el agujero, pero nada, no hubo forma.

Saqué el objeto y probé a meterlo en el otro sentido, pero tampoco, por lo que estaba como al principio sólo que si me aburría podría masturbarme con él o algo parecido.

- Claro, es de lo que más ganas tienes ahora mismo... - Era más, en aquel momento estaba centrada en salir de allí, por lo que divertirme precisamente no entraba dentro de mis planes.

- Quizás es el otro...

Fui hacia la otra vitrina para hacerme con el otro de los objetos, esperando que aquel sí que encajara con el agujero, sino, iba a tener que buscar aceite, agua, o lo que fuera para mojarlo y tratar de poder meterlo en condiciones. Sabía que hallaría algo con aquello. Algo me decía que tenía truco, pero que tenía que encontrar la forma...

El hombre encuentra con agradable sorpresa un tacto cálido en esos pechos firmes que responden a sus caricias, pues sus pezones, estimulados se erizan, endurecen y la respiración de la estatua se acelera por momentos. Sobretodo cuando el se decide a descender y comprobar como esta de mojada.

Suave, tierno, caliente y húmedo. Es lo que se encuentran en su camino los dedos de Lautrec al avanzar por los labios vaginales, entrando en la hendidura y escuchando un gemido muy femenino al hacerlo. 

- Uhmmm...

Berethor volteó los cuadros para darse cuenta que en el reverso, los que contenían dos muertes tan solo tenían una, y aquellos con un solo ejecutado disponían de dos. Los de tres cadáveres pasaban a tener tan solo dos. De esa forma y con las indicaciones de Scarlet fue colgando uno a uno. Al disponer el último sobre la alcayata escucharon un CLIK

Una puerta se habría ante ellos. Reveló un pasillo, uno en el que no se escuchaba ruido alguno, ni voces. Así accedieron y la puerta, tal y como abriera cerró tras ellos.

Silencio, paz. Casi parecía que todo en el castillo siguiera como siempre. Pero sabíais que no era así. Caminasteis por el largo pasillo pasando por delante de un ventanal de piedra. El aire de la noche os sacudió. Imposible bajar por ahí, Una altura de mas de doce metros, de pared vertical que daba al patio de armas. Así que seguisteis caminando.

El pasillo giró de nuevo en zig zag, y antes de daros cuenta llegabais de nuevo a un callejón sin salida, estaba tapiado.

A la altura de vuestra cintura, en medio de esa pared había una hendidura, semicircular de unos tres centímetros de diámetro y con una profundidad que no abarcabas con los dedos. Pero nada mas.

Era curioso que toda esa zona de un ala lujosa de palacio, llena de cuadros que adornaban sus paredes acabara de aquella forma. 

En los últimos metros habíais visto tres cuadros a la izquierda y otros tres a la derecha. Cuatro de ellos representaban escenas de sexo explícito, Hombres y mujeres dándose placer. Los otros dos eran, mas que cuadros, pequeñas vitrinas de fino cristal donde en su interior descansaba una especie de reliquia de piedra del tamaño de una hortaliza. 

Corianna sintió el suave tacto del firme pecho de la mujer estatua. De como el pezón se erizaba con sus caricias, endureciéndose y de como su respirar se agitaba antes sus atenciones. 

Cuando llevó su mano al pañuelo pudo notar detrás unos labios que se movían, pero la tela, como ya había comprobado seguía sin poder moverse, como si un hilo mágico la retuviera.

Una apreciación de ese cuerpo desnudo que se agitaba la mostró que sin duda estaba excitada, pues sus muslos sudorosos estaban mojados con la lubricación que resbalaba de la vagina.

El ruido de agua cayendo en algún punto del corredor inundado rompió la conversación, justo en el punto en que Wumanok se presentaba. El nivel del agua se sintió como aumentaba, y eso, estando bajo tierra era peligroso. Lo que obligó a ambos a nadar para encontrar una salida o sospechaban que podían ahogarse.

- ¡Aquí abajo hay algo mas!. Dijo ella advirtiendo de algo que el ya se estaba dando cuenta. Algo le rozó la pierna, algo viscoso.

Sistema:

Tira 1d10 cada 5 metros. Llegar al otro extremo donde el agua no cubre tanto os cuesta 4 tiradas. Debeis superar en cada tramo en ese 1d10 el 5 o de la contrario, mientras tomais aire en alguno de los huecos del camino para respirar esas cosas os atraparan sin saber con que intenciones.(podeis tirar los 4 dados y así avanzamos mas rápido la prueba)

Atravesando ese corredor en tan mal estado llegó a una intersección. De nuevo una puerta cerrada, solo que esta vez no parecía haber nada con que poder abrirla mas que una llave inexistente. Era una cerradura marrón.

A su lado un acceso abierto con unas escaleras de caracol, de piedra que descendían. Ese era el único camino así que tuviste que tomarlo. 

 Parecia una buena idea, hasta que pisando un escalón inexistente caiste al vacio a un sucio foso lleno de lodo y fango. Se hacia dífícil caminar y encima esa pasta viscosa se metía por todos lados de forma incómoda.

Llegaste a una zona mas amplia, una especie de colector de aguas en el que no se podía avanzar ya que el agua cubría todo, cortando el paso. O al menos en apariencia.

Un islote estaba en su parte central y se veía un poco de luz. En el había una choza y a su alrededor unas cajas pesadas de madera colgaban del alto techo de unas cadenas de hierro.

- Hi, hi,hi. ¿Tengo compañía?. ¿Quien ha venido a ver al viejo Nash?. Se escuchó una voz achacosa y pronto un enorme goblín surgió de la choza, apoyado en un callado y con una hoja, una marmita verde que proyectaba luz en su mano.

Casi al tiempo que aparecía el verdoso ser una especie de serpiente viscosa surgía de las aguas. Se contuvo de atacar pues el goblín la retuvo con un silvido.

- Ah no, quieta amiga. No comer ni jugar si yo no dar permiso....Se giró de nuevo hacia ti. - ¿Quereis pasar?. Sentarse frente al viejo Nash y jugar con el a los acertijos. Dos, Si fallais mi amiga jugará con vos. Si acertais...os indicaré como salir de aquí, o podeis pedir otra cosa.

Sonreí amplio en mi rostro cuando descubrí el truco de esta sala. Pues siempre hay un truco en esta clase de juegos, seguí las indicaciones de Scarlet y puse los cuadro en orden. No me sorprendí demasiado al escuchar el click aunque lo agradecí en suma medida. 

Un obstáculo sorteado, uno de tantos que me deparará. Ahora sé por seguro que alguien debe estar jugando con nosotros, pero esto no me detendrá.

Suspiro y ladeo la cabeza hacia Scarlet, la hermosa doncella. -Doncella, tenemos que marcharnos. Por aquí, rápido... -Resoplo con fuerza, quejándome de la herida que todavía sangraba. He de encontrar la forma de suturar estas heridas.

El cuerpo del verdugo todavía sangraba desde el brazo derecho hasta pasar por su torso y abdomen, era un hombre claramente fuerte que mostraba un portentosos vigor pese a estar algo flaco, para su altura no debía pesar más de ochenta y cinco kilos. 

Le hago un gesto para que acompañe, no sin dedicarle antes una ligera mirada. -Todavía no me has dicho cual es tu plan... 

Nimthiriel tuvo la sensatez de seguir probando antes de ceder a la locura y esta vez, obteniendo el otro "aparato" tuvo mejor suerte. Se alojó en la obertura de la pared y se escuchó un sonoro CLICK . Ahí donde no había nada se fue dibujando una puerta, una que se abrió lo justo para que pudiera pasar.

Acompaño a la doncella por ese zig-zag y el pasillo, veo que sólo tenemos la opción de avanzar sin mirar atrás y de pronto volvemos a estar atrapados. 

- Más cuadros...- Murmuro para mis adentros cuando reparo en la sala, aunque estos alegraban más la vista que los últimos no pude evitar fijarme en la hendidura que había a la altura de mi pelvis. La palpo e incluso aventuro mis dedos sobre ella, no llego al fondo y suspiro. -Debe de ser algún tipo de llave...-Murmuro de nuevo mientras me separo, pues había decidido husmear las inmeadiciones de la sala.

Veo la reliquia, tan exquisitamente recostada sobre una pequeña vitrina. Sonríe mientras la tomo a una mano, examinándola para ver si el diámetro encajaría. Sospecho que sí y vuelvo hacia dicha hendidura para probar mi suerte.

-Hmpfh... Esto me requiere a aquella expresión: "Una buena mujer es como una cerradura, trátala con cariño y cuidado y se abrirá ella sola..." -Sonrío algo malicio y pérfido ante tal atroz broma, dedicándole una mirada divertida a la doncella ya a sabiendas de que ni por asomo le hará gracia.

Tras insentar la reliquia espero el resultado.

- Como ha escapado esta de las celdas. Vamos, cógela. Ya luego la interrogara la Oscura. Anaiise poco pudo hacer al no estar armada. La doblegaron, con sus manos a la espalda y fue conducida a las mazmorras. Ni que decir que esos dos hombres, durante el forcejeo o cuando la tuvieron entre sus manos no tocaron mas de la cuenta, en especial sus generosos pechos.

Al pasar por el corredor de las celdas vió que muchas estaban ocupados. Cautivas, torturadas y atadas en varios juegos sexuales o decadentes.

- Entra, ya vendrá alguien a por ti zorra. Su celda no era solitaria. Había un par de hombres que a juzgar por sus moratones habian sido golpeados. Eran prisioneros como ella. Cuando los guardias se fueron revelaron que estaban intentando hacer un agujero para escapar, pero entonces dejaron cuanto estaban haciendo y se interesaron por Anaisse.

- Puede que muramos aqui mismo. O que no consigamos acabar con este maldito agujero. Ven mujer, danos un poco de alegría para el cuerpo.

Berethor toma el cuadro con aspecto de pequeña vitrina. No, no hay forma alguna de desmontar el cristal sin dañar este. Así que no ve otra que tener que romperlo. Mira de no hacer demasiado ruido, y mucho menos daño. Podría cortarse.

Lo tira al suelo y la dura forma de su interior se libera resbalando por el firme. Lo toma con cuidado, parece cálida al tacto y suave a pesar de ser de un mineral oscuro. La lleva hasta la pared donde intentará introducirlo en el agujero.

Parece que va a entrar pero el objeto se atasca de comienzos. Entra muy forzado, va muy justo y de esa forma no va a avanzar, lo ve claro. Se le ocurre varias cosas: Tal vez probando con el otro, el gemelo, que esta en la otra vitrina. O si dispusiera de alguna forma para engrasar el objeto y que fuera así resbaladizo, lubricado.

- ¿Esclavo del molino?. Oh, dios, un esclavo. No sé si puedo confiar en el. - Yo soy Cristal, vivo en la corte. Vivía, mejor dicho.

- ¡Aquí abajo hay algo mas!. Dijo ella advirtiendo de algo que el ya se estaba dando cuenta. Algo le rozó la pierna, algo viscoso.

A Cristal se le da tan bien nadar y patalear a aquellas cosas que estoy dispuesta a ayudar al chico. En cuanto este segura nado hacia el y le doy a esos bichos para que no le molesten.

- ¡Fuera!, Largo de aqui!. Plas plas

- Uhm... Hablo demasiado rápido. -Giro la cabeza por detrás de mis hombros y miro a Scarlet. -¿Te importa ayudarme con esto? Voy a ver si la otra funciona, esta se atasca...¿Te importaría humedecerlo? Yo no me meto estas cosas en la boca. -Avanzo un poco y se lo dejo a su alcance para que lo tome.

-Descuida, mientras miraré si ese otro encaja... Y no me mires así, doncella. Ayúdanos y hazlo. 

Avanzo hacia la otra vitrina y repito la operación, rompiéndola con cuidado.

El segundo objeto me fue bastante más útil así que sonreí cuando vi que se abría una puerta.

- ¡Sabía que estabas ahí! - Seguía pensando por no abrir la boca. Temía que alguien pudiera escucharme.

Por un momento pensé en dejar por ahí el otro objeto, el que no me había servido, pero decidí que siendo de piedra podría valerme como poco como arma arrojadiza, ya que tenía el suficiente peso como para dejar inconsciente a alguien si le atinabas en la cabeza.

Con toda la curiosidad del mundo y con todas las ganas de salir de allí cuanto antes, me asomé a la apertura que había dejado la puerta para ver qué era lo que se veía al otro lado. Si había alguien puede que no se hubieran dado cuenta de que había abierto y aún pudiera escapar hacia otra parte.