Partida Rol por web

Al llegar a las puertas del salón y cruzarnos con el resto no puedo evitar cara de que me han pillado, pero esta solo dura un momento al recordar la nota que tengo guardada. Lamentablemente antes de que encuentre las palabras que decir, el mayordomo abre la puerta y la sorpresa ante la gente que está esperando al Prisma me deja mudo. Grandes héroes de la "Guerra de los Prismas" todos reunidos allí y por la cara del Prisma no es que hubieran sido convocados precisamente. Cuando estos empiezan hablar Mescía aprovecha para susurrarme algo.

-No creo que haya ningún buen momento y retrasarlo solo empeorará las cosas. -  le respondo mientras me acaricio el cuello atesorando el contacto de sus labios.- Puedo ir solo, así que no te preocupes.- sabía que con su carácter era en vano decírselo, pero si podía evitarle cualquier problema valía la pena intentarlo.

En cuanto nos convidan a sentarnos avanzo directamente hacia Gavin Gale, pero cada paso que daba resultaba más pesado. Realmente nunca le había dirigido la palabra y la dichosa nota solo empezaba a sentirse como una losa. Aún así me armo de valor y después de hacer una respetuosa reverencia a modo de saludo empiezo hablar.

- Lord Prisma, necesito hablar con usted sobre algo de vital importancia para usted. - genial...estás sonando como un estupido mensajero, aunque tampoco es que se diferencie mucho su trabajo de lo que estoy haciendo ahora mismo.

Al entrar en el salón lo observó todo detenidamente como si todo fuera nuevo para el, cosa que era cierta de algún modo, había estado comiendo con sus compañeros y ellos eran trazadores, pero de los que hablaban y saludaban al prisma algunos le resultaban familiar, de algún cuadro por los pasillos de alguna torre, sobretodo la chica de piel verde, recordaba el tiempo que se ha os quedado mirando ese cuadro, había llamado su atención la mujer, no tanto como lo había hecho Marie el primer día que se cruzó con ella. Y allí fue cuando les indicaron que podían tomar asiento,

- Ven Naya. Se colóco cerca de ella y dejó un asiento para que su compañera se pusiera al otro, incluso llegando a gruñir al que intentara tomar asiento donde él quería que se sentase Naya. Una vez sentado ya giró su rostro hacia la mujer de piel verde.

-Mi nombre es Elric, encantado, vi un cuadro tuyo en la cromeria. Le dijo con una sonrisa. Sin apartar la mirada de la mujer inclinó la cabeza un poco para prestar su atención un momento a Garret, había sonado como ocurriera algo y faltaban compañeros, colocó una mano en la mesa cerca de los cubiertos por si pudiera pasar algo tener cerca el cuchillo.

Cogí un plato y me senté en la mesa junto a aquellos guerreros legendarios un tanto intimidado. Aquellos eran realmente guerreros importantes, luchadores de la antigua Guerra de los Prismas y tener su ayuda supondría desplazar la balanza a nuestro favor.

En presencia de aquella gente me sentía menos inseguro y por primera vez desde que me apunté voluntario, un atisbo de esperanza se abría. Alguno de ellos, si no todos, venían aquí dispuestos a morir de una u otra forma. La chica, la de verde que había hablado, estaba prácticamente a las puertas de romper totalmente el halo y transformarse en un engendro. Aquella sería su forma de morir dignamente.

Mi nombre es Threkor. Será un honor luchar con vosotros en la batalla. Quizás algún día mi retrato cuelgue de las paredes junto a los vuestros. Eso querrá decir que mis gestas serían dignas de recordar.

Flit quería una cena rápida para dedicarse a sus flechas y sus libros pero parecía que aquella no iba a ser su noche. Se sentó en un rincón de la mesa que inmediatamente fue ocupado por aquellos hombres salidos de los cuadros, de las leyendas, no los conocía a todos, pero si sabían que habían sido importantes guerreros, poderosos, y que habían luchado entre ellos en la guerra de los prismas. 

Algunos de ellos llevaban marcas de esclavos y otros parecían nobles, todos reían y comentaban sus hazañas de la juventud ante la atenta mirada de Flit que escuchaba los prodigios de su arte con los ojos muy abiertos y la boca muy cerrada, como si no fuera digno de intervenir ni tuviera nada que pudiera aportar. Cuando se sirvió la cena Flit se lanzó sobre ella como un lobo hambriento y la devoró con una sonrisa de satisfacción mientras todos a su lado seguían con sus risas y chanzas. Flit se intentó levantar para marcharse y uno de ellos le preguntó que a donde iba y al respónderle que a practicar con el arco su sector de la mesa estalló en carcajadas. Uno de aquellos guerreros grandes le obligó a sentarse y le dio una palmada en el hombro mientras le decía que 100 flechas no iba a suponer diferencia y que de allí no se movería sin compartir 100 copas de vino con ellos.

La primera entró con reticencia, la segunda con pudor, la tercera y la cuarto a un alegre trote y a partir de la quinta a galope tendido. Aquellos grandes hombres reían con él y no de él, le escuchaban como un igual e incluso se interesaron por sus estudios como curandero y lo animaron a practicar menos con el arco y más con las curaciones. Era genial encajar con alguien y que no lo miraran por encima del hombro. Lo único que le entristecía era que les quedara tan poca vida, era injusto, pero todos conocían los riesgos y nadie quería transformarse en un espectro.

Naya se sobresaltó ligeramente ante el comentario de Elric. No se había dado cuenta que estaba actuando de aquella manera.

- Le he preguntado por tu madre - respondió muy bajito.

Tras comprobar que no habia nadie detras, lo cogió de repente por el antebrazo para detener su avance en seco.

- Era una Guardia Negra Elric. Estás seguro de que tus padres te abandonaron? Me cuesta creer que nadie de la Guardia hiciera algo así...- cabeceó acompañando sus palabras

- Mi padre la tuvo que conocer bien. Cuando lo encontremos el nos dirá que pasó -

A pesar de que la sonrisa de Puño de Hierro no le había generado mucha confianza, Eleanor no podía haberse imaginado sentada allí, entre varias eminencias entre los trazadores. Fueran de un bando u otro, había leído sobre muchos de ellos y los retratos que había por la Cromería sólo servían para confirmar la identidad de los allí presentes. 

Se mantuvo en silencio al principio, pensando en qué decir exactamente. No eran sus maestros y no estaban allí para enseñarles, estaban allí como iguales. Y aún así era obvio que sus capacidades y su experiencia marcarían una gran diferencia en la batalla. Viendo que sus compañeros habían comenzado a presentarse, ella no dudó en hacer lo mismo.

- Yo soy Eleanor. Es un placer poder conoceros en persona. - tras unos instantes, se dirigió a Samila, quien estaba sentada a su lado - He leído muchas historias sobre ti, y aunque no sé hasta qué punto son ciertas, son todas admirables. Tal vez suene un poco fuera de lugar, pero ¿qué le dirías a una novata que nunca ha entrado en batalla? Sólo tuvimos un "encontronazo" antes de venir aquí, y antes de poder trazar ni siquiera me lo había planteado... Sólo me gustaría poder aprender algo de gente con tanta experiencia en ello.

El Prisma te mira sorprendido y mira de reojo hacia la mesa llena de gente

-"¿No puede esperar?"-te pregunta frunciendo un poco el ceño.Mira a Puño de Hierro por encima de tu cabeza y le hace un gesto para que se acerque-"Al parecer sucede algo importante,comandante y quiero que lo escuches por si debes actuar"-os hace un gesto con la cabeza para que os juntéis y el resto no os oigan

La mujer sonríe a Threkor y asiente

-"Estoy segura de que muchos de vosotros haréis grandes cosas,aunque cuando las estéis haciendo ni siquiera penséis que eso será digno de mención.Ninguno de nosotros pensó en su momento que tras la guerra seríamos reconocidos por la gente pero así fue y aún hoy nos produce asombro y gratitud. Hicimos lo que pensábamos que debíamos hacer,ya fuera en un bando o en otro.Y hoy, ya lo veis somos amigos independientemente de por quién luchamos.Eso es lo que os debe quedar,la gente que conoceréis y pensad que no todos los que hoy están en el bando contrario serán siempre vuestros enemigos"-suspira mientras pincha con delicadeza un trozo de cerdo aliñado con multitud de especias que desprenden un agradable olor.El trasiego de los esclavos trayendo comida y bebida no se detiene-"¡Pero qué estoy hablando!Esta noche es para que disfrutemos de nuestra mutua compañía.Decidme Threkor ¿qué trazáis?"-

Deedee te mira con dulzura aunque sus ojos tienen una fortaleza que pocas veces has visto.Pone una de sus manos sobre ti y te sonríe

-"¿Qué puedo decirte?Hablas de experiencia pero cuando empezó la guerra apenas era un año o dos mayor que tú,Eleanor. Pensamos en las guerras de un modo romántico,nos imaginamos como grandes magos lanzando nuestros proyectiles rellenos de luxina,nuestros rayos mortíferos y nuestras luces y sombras,pero no solemos pensar en dónde cae toda esa luxina,en los desmembramientos que producimos,en la de inocentes que matamos,en la de niños huérfanos que dejamos.He visto pequeños cuerpos de niños apenas destetados muertos por una de mis granadas,mujeres embarazadas con el vientre abierto por una espada,he visto tantos horrores que el día de mi Liberación moriré con una sonrisa agradecida por poder al fin dejar de cerrar los ojos y ver todo aquel daño que ocasioné.No puedo decirte nada porque cada batalla es diferente,simplemente intenta sobrevivir y asegurarte de que aquel a quien matas es realmente tu enemigo y no un inocente que se cruza en tu camino tratando de huir"-su voz cansada se va apagando a medida que habla aunque sus ojos no se apartan de ti en ningún momento-"Las guerras son horribles pero también necesarias,eso es cierto y lo que Garadul pretende no se debe consentir,solo espero no ocasionar más daños de los necesarios a esta ciudad"-concluye soltándote al fin la mano y bebiendo un poco de vino

Una vez ya separado del resto y bajo el intenso escrutinio tanto del comandante como del Prisma, pienso que quizás debería haber hecho caso a Mescía, pero ya no había marcha atrás.

- Lo siento, pero supuse que cuanto antes lo supieseis mejor. Liv Danavis encontro esta nota antes de salir corriendo en busca de su hijo.- le digo mientras le paso la nota y le doy un momento para leerla.- Me temo que ha abandonado la ciudad junto a los mencionados en ella.

Ya estaba dicho y nada que pudiera añadir ahora mismo iba a servir de ayuda, por lo que me mantengo en silencio esperando cualquier tipo de respuesta o reacción.

Iba a seguir hablando con Deedee pero esta se puso a hablar con Eleanor, no tenía interes por ningún otro le había llamado la curiosidad la mujer con la piel verde, era raro ver alguien así, y lo decía el que era más palido que el mantel blanco que habían usado para cubrir la mesa.

Parecían todos agusto unos con otros y la bebida empezaba a hacer mella en algunos, con lo que el sin haber probado nada desde que se sentó miró hacia su plato y empezó a servirse comida, el hambre ya le era insoportable y no quería que alguno hiciera alguna chanza con su forma de coger los cubiertos, pero allí estaba de nuevo con su pelea con el cuchillo y tenedor, varios le miraron y les mantuvo la mirada unos segundos para luego centrarse en su pequeña batalla con la comida, teniendo el mismo resultado, ganaban ellos y ya cansado dejó los cubiertos en la mesa y se dispuso a comer con las manos, algo que hizo que le mirasen más aún, le daba igual tenía hambre y si se había peleado por comida cuando estaba solo en el bosque, ahora que la tenía delante y podía saciar su hambre no iba a impedirle unos trozos de metal sin vida el saciar su apetito.

No prestó atención a nadie que le hablase, no les conocía y no le importaba que hicieran años atrás, a el le gustaba conocer a la persona por como actuaba en el momento y ya le habían demostrado que contar historias era lo que mejor sabían hacer, tendrían mucha experiencia en batallas y guerras, más que el sin duda que no había estado en ninguna, sus pequeñas batallas era sobrevivir en el bosque día a día, muy distintas. 

Hubo algo de lo que le decía Deedee a Eleanor que hizo que volviera prestar atención a lo que hablaba "Las guerras son horribles pero también necesarias". Los de ciudad creéis que una guerra es necesaria para demostrar quien es mas fuerte, matad al líder y solo morirá quien se lo merece, en sí es todo una manada, más grande pero una manada en sí. No quiso decírselo en voz alta pero sus pensamientos quedaban muy claros para el y más tras escuchar a alguien que parecía horrorizada con la guerra y buscaba otra donde morir, matando gente y quedar libre de pesadillas por matar sin mirar.

Colocó su sila unos pasos más atras de los demás para tener una pequeña visión de todo y agudizó su vista para ver si había trazado algo en la sala con Supervioleta, no empezaba a estar cómodo en la habitación, faltaban más compañeros, lo que dijo Liv y todo esto por sorpresa. Podía ser una trampa nuevamante. Tras observar la habitación unos segundos intentando ver si había trazado algo, se levantó e indicó a Naya poniendole una mano en el hombro la dirección que iba a tomar, luego se dirigió hacía donde estaba el Prisma y Garret.

Una vez allí bajo la voz. - ¿Ocurre algo?, ¿y los demás? 

Gavin leyó la nota y miró a Puño de Hierro antes de volverse a Garret

-"Bien hecho,gracias ¿cuánto hace de esto?¿Se sabe algo más?Avisa al general de que su hija se ha marchado y ve a averiguar lo que puedas"-ordena a Puño de Hierro que sale raudo de la habitación moviéndose con una rapidez inusual en alguien de su tamaño.

El Prisma se guardó las notas y te miró

-"Cenemos,ahora mismo no podemos hacer nada,Kip ha conseguido lo que deseaba:tiempo"-suspiró resignado-"Maldita sea"-dijo justo cuando Elric llegaba hasta vosotros

Cuando Elric se levanta para acercarse al trío el comandante se separa y sale del salón con rapidez sin que apenas nadie se fije en él.

Tras decirle unas palabras a Elric,el Prisma se sienta de nuevo y comienza a cenar.Su rostro no denota preocupación alguna

El albino llega hasta Garret y Gavin que parecen haber terminado de hablar

-"Más tarde"-responde a Elric el Prisma-"Tras la cena hablaremos"-dice yendo a su silla entre los hombres con los que luchó hace dieciséis años

No había tenído ningún resultado el ir a ver si se enteraba de algo para poder ayudar , asintió al Prisma y miró a Garret.  Espero que no sea grave. le dijo a su compañero.

Sin esperar respuesta se volvió hacía su sitio y siguió comiendo.

Asintió ante las palabras de Naya. Había preguntado por su madre, no entendía por que había tanto secretismo ante una simple mujer. Una guardia negra, que abandonó a su hijo a la muerte en mitad de un bosque. No había mucho más que preguntar, parecía que Naya tenía dudas sobre si su madre lo había abandonado  solo por ser de la Guardia Negra.

-Se que para ti la Guardia Negra es algo importante, y lo respeto, pero es solo un nombre dado a un ejercito, los nombres hacen que los humanos temamos a algo, el monstruo del bosque, eso hace que un niño no se acerque al bosque por miedo a que el monstruo aparezca. Llevaremos con orgullo el nombre de la Guardia Negra pero seguiremos siendo nosotros, dices que mi madre era Guardia Negra, pero en su casa podía ser otra cosa, el hombre que me trajo a la ciudad se ha negado a hablar de ella las veces que le pregunté, solo hacía llorar por ella.

Miró a su compañera fijamente a los ojos y pronunció algo que solo dejaba sentir sinceridad y confianza..  -No hacía falta que preguntaras por ella, pero te lo agradezco de corazón, eres una mujer digna de a quien buscas para aparearte, el Comandante se sentirá orgulloso si le eliges de todo corazón, no se encuentra a alguien, valiente y tenaz como tu. 

Sonrió a Naya como si todo lo que hubiera dicho fuese normal. - Reuniré a ambos cuando tengamos algo de tiempo y hablare con ellos, no tengo nada que perder y ya que te has interesado por mi pasado, espero que estés en la reunión. 

Azul, rojo y subrojo - contesté a la mujer.

Sus palabras estaban llenas de razón. No veníamos aquí a ser recordados, pero satisfacía saber que posiblemente en el futuro se hablará de lo que estábamos a punto de hacer.

Tienesneazon. No deberíamos guiarnos por intereses de fama, pero siempre está bien saber que dejaras huella allá por donde pases. Aunque sea únicamente de presencia. Es triste saber que nacemos y moriremos y que nadie recordará jamás nuestros nombres.

Despues de una día cansado, una buen festín era una recompensa respetable.  Tenia un plato con pan y chorizos ¿que más le podía pedir a la vida? 

Al comienzo me había asustado un poco por la cara del comandante, y busqué fuegos y fuentes de calor por todos lados, pero ver un salón lleno de leyendas me tranquilizó. No mucho, ya que varios habían peleado en el bando del prisma falso y aunque hayan hecho un pacto... Por lo menos es improbable que se unan al lado de los espectros. ¡Y aumentaban mucho nuestra posibilidad de ganar! O aunque sea vivir. 

Busqué a Ren por la habitación con ambos platos en la mano. Al no verlo me senté cerca de uno apodado el Oso purpura para pasar la noche escuchando historias sobre la guerra. Ren podía cuidarse solo. 

Naya entró en el comedor con cautela al no saber muy bien que atenerse con aquellos desconocidos. Se sentó algo distraída en la silla que le ofrecía Elric, aunque alzó una ceja extrañada al escucharlo gruñir. Peor había sido su comentario sobre aparearse con el comandante, y por el que el albino se había llevado un empujón amistoso. Al pensar en aquello su mirada viajó unos segundos hacia Puño de Hierro evocando ciertos momentos íntimos. Sintió que se sonrojaba levemente y se removió inquieta en el asiento fijando su atención en los cubiertos que tenía delante, intentando que no se notase su turbación.

Pronto todos comenzaron a hablar y a entablar conversaciones. La joven no podía creerse que estuviera comiendo con aquellos grandiosos guerreros y se sentía honrada por ver el trato cordial y amistoso que les proporcionaban a unos simples aprendices.

Comió en silencio escuchando a unos y a otros hablar. 

Tras pasar la cena con las grandes leyendas de la Guerra de los Prismas y con Guardias Negros por fin os quedáis a solas con el Prisma,Puño de Hierro y Corvan

-"Mi hijo Kip, junto a Liv,Ren y Secse se han ido...al parecer quieren rescatar a Karris y a todos los demás"-explica con voz neutra mirando al comandante-"¿Se sabe algo más?"-pregunta dejando que su mirada vague por la bahía

La Guardiana ,la estatua que vigilaba la entrada de la bahía,entre cuyas piernas pasaban todos los marineros,sostenía una lanza en una mano y una antorcha en la otra.El mantenimiento de la estatua era responsabilidad de un trazador cuyo única misión era mantenerla llena de luxina amarilla líquida.Los surcos especiales tallados en el cristal exponían gradualmente la luxina al aire y provocaban que se reflejara en forma de luz.Unos espejos recogían y proyectaban la luz al anochecer,girando lentamente sobre unos engranajes.Esa noche el rayo iluminaba el neblinoso aire nocturno despejando las tinieblas que se cernían sobre la bahía.Eso era lo que se suponía que debíais hacer todos los trazadores: llevar la luz de Orholam a los confines más oscuros del mundo