Partida Rol por web

Esto no podia empezar si un buen show de entretenimiento para las masas, ahora veriamos quien ganaria entre una batalla del famosos Puño de Hierro y la tal mujer conocida como Karris. Ya que somos meros ganados que iran pronto al campo de batalla,para morir y ser olvidados por nuestro servicios. Habra que entretenernos de alguna manera,¿no ?

Como sea, al final no estare tan separado de mi hermano como pensaba. Este año se combinara la firmeza de la guardia negra, con la rapidez de los trazadores. Espero no salir hoy, con algunos huesos rotos.

Enarco una ceja al escuchar lo que tienen que decir. La verdad que me hace mucha gracia que digan lo de respetar a tu contrincante aunque sea una mujer. Pues claro que hay que respetar a tu enemigo. Si no lo haces... puedes acabar hecho una piltraa en el suelo... un mal golpe te lo puede dar cualquiera... Por eso hay que respetar a culaquier rival. 

Suelto un leve bufido y me quedo callado. No puedo evitar enviar una mirada hacia Dana al ver lo que ha pasado. Ahora estoy inquieto y a punto de recibir una buena paliza... tendré que hablar con ella después. Me encojo de hombros y trato de concentrarme para no perder detalle alguno de la clase...

Espera, espera, ¿qué? ¿Que hay que pegarse?

-Yo no he venido aquí para pegarme con nadie, -mascullo enfurruñada sabiendo que Syb podía escucharme- no...no pienso hacerlo, no. 

Los rabiosos ojos de mi padre vuelven a mi memoria, recordándome porqué había decidido irme de casa.

-Maldita sea, me van a dar una paliza.

Le doy un codazo a Edith mostrando una sonrisa cómplice.

-La idea es que las des tú el día de mañana.

La miro y sonrío más abiertamente, tratando de ofrecele un apoyo de palabra. Porque de ahí, vamos a salir apalizados’todos.

¿Qué les habría pasado a las chicas? Parecía que había mucha tensión en aquel grupo y desde luego no parecía solo un leve desmayo, eso lo tenía claro, pero también tenía claro que a mi todo eso no me concernía asi que lo dejé pasar mirando de reojo como Flit intentaba ayudar y le echaban rápidamente, parecía un buen chico, siempre intentando ayudar a los demás, aunque no le saliese muy bien...

Pronto mi atención fue desviada hacia el grupo que apareció, allí estaba de nuevo Puño de Hierro tan imponente como la última vez que lo había visto, aunque esta vez le acompañaban no solo el comandante sino otros más. Escuché el discurso con atención, eran buenas palabras, en definitiva, en el campo de batalla todos éramos iguales.

Asi que iban a hacer una exhibición, genial, eso seguro que era digno de ver.

No había tenido tiempo de acomodarme y de esperar el inicio de las clases cuando todo sucedió deprisa. Un desvanecimiento, los mentores intentando que no viéramos nada y un Flit alterado.

Lo único que me atrajo la atención fue la presencia de Eda allí. Intenté fijarme en su estado y si se encontraba bien, pero no logré ver nada. La pantalla que se había formado para no dejarnos ver el estado de Liandra.

Iba a acercarme a Eda para preguntarle como se encontraba cuando entraron los instructores con porte serio y empezaron a hablar. Lo primero que hicieron fue concienciarnos de donde nos estábamos metiendo, pero era algo que ya habíamos decidido y no creía que ninguno se echara atrás en aquel momento. Al menos, yo no.

Había estado escuchando como se animaban unos a otros, como Naya se inculpaba de algo, pero eso quedó apartado cuando entraron los de la Guardia Negra, su atención fue hacia ellos y escuchó atento al instructor y demás, mencionaban no subestimar a las mujeres, imagino que ninguno había visto a una hembra defender a sus cachorros como había ocurrido en alguna ocasión en lo que para Elric era su habitat natural. La ciudad era muy distinta y se aprendian cosas muy distintas para la supervivencia.

Cuando mencionó que les iban a enseñar a luchar junto a otros se sintió más agusto, mientras escuchaba sin saber como había dado un paso al frente y su mano estaba apoyada en el suelo, de cuclillas escuchaba al hombre, se había puesto cómodo pues estaba cómodo en ese momento.

Flit volvió a la fila con rostro pétreo e inexpresivo para ocultar su desazón interior. Algo le había pasado a Liandra y no había confiado en él, y no solo eso sino que se había escondido detrás de otras 2 mujeres y le habían mirado mal, como si hubiera hecho algo malo, como si la hubiera dañado él... Era tan injusto todo que tenía ganas de gritar, de pelear con todos, de marcharse, pero no podía. Su destino fuera era mucho peor que su destino en la cromería pero eso no quería decir que el de dentro fuera a ser bueno.

Flit intentó concentrar su interés en los discursos pero la cabeza le bailaba de preocupación pensando en Liandra y lo que podía haberle pasado. Saboreando la desconfianza y notando el frío aguijón de su indiferencia en las entrañas.

Montar a caballo, pelear, dar discursos... Lo que quiero es salir de aquí y reventarle la cabeza al que la haya hecho sufrir.

Tenía una mirada fugada en la nada, acompañado de un semblante insulsamente gris y cenizo. No decía nada, no parecía importarle nada pues tan solo cruzaba los brazos mientras permanecía impasible en la cola. Ni siquiera miraba a sus compañeros ni parecía mostrar ninguna clase de empatía, no ese día. 

Quería dedicarle unas cuantas palabras amables a Flit, a mi no me parecía un enclenque ni un memo, pero cuando fui a abrir la boca el comandante apareció. Nos iban a instruir sobre el arte de la pelea, a montar a caballo y muchas cosas mas. 

Pero en mi mente solo resonaba una frase: No cogemos al mas fuerte ni al mas listo, si no al que mejor trabaja en equipo y se sabe adaptar. Miré a mis compañeros, no era un fuerte trazador ni un adonis de cuerpo, tendría que aprender muchas cosas antes de poder llamarme guardia negro, pero lo mas importante sería conocerlos a todos, saber como luchan, que sienten, que quieren en esta vida y que los mueve al campo de batalla. Quererlos, como son y ayudarlos en donde fallan. Eso era trabajar en equipo, o al menos era lo que me describían los ancianos del pueblo sobre lo que era.

Me crucé de brazos y me quedé mirando como Puño de Hierro se subía al caballo. Tarde o temprano debía dar el paso y conocerlos a todos, ya basta de encerrarse en uno mismo, a parte de trazar tendré que hablar con los demás. Si no... no aprenderé a trabajar en equipo.

-"Comandante"-dice la mujer con gesto serio mientras espera a que él se monte en el caballo-"Le daré unos metros de ventaja"-sonríe de manera peligrosa mientras corre con agilidad hacia el extremo del patio 

Puño de Hierro monta y saca su yatagán mientras golpea con los pies la grupa del animal y con un grito le espolea para ponerse al galope mientras enarbola la espada en el aire en dirección a Karris.

La mujer se plantó en mitad del patio y mantuvo la posición hasta el último momento que se movió para colocarse justo enfrente del caballo.El hombre,que parecía esperar que saltase a un lado se sorprendió y no consiguió desviarse a tiempo.Karris se tiró al suelo cuando el animal amenazaba con arrollarla.Con ayuda de unas extensiones flexibles de luxina verde y roja que brotaron de sus manos,entrecruzándose,agarró la cincha justo cuando el caballo pasaba por encima

El caballo siguió su camino y por un instante creeis que había aplastado a la mujer.Entonces visteis cómo se elevaba por los aires mientras la luxina se descruzaba y la lanzaba contra el caballo que se alejaba a galope.Karris se estrelló contra la espalda del Comandante y casi cae de la silla pero con un rápido movimiento se encaramó y consiguió asentarse detrás de él

El jinete agitó los brazos tratando de mantener el equilibrio mientras la mujer desenfundaba un cuchillo y le agarraba la cabeza con la otra mano

No me contengo demasiado en exceso pues sé que Karris es peligrosa y si me contengo estaré firmando mi sentencia de derrota. Sin embargo en algún momento, cuando creo que la cosa ha terminado es ella quien termina por derribarme y, es gracias a que no he bajado la guardia, que puedo reaccionar cuando pone su mano en mi cabeza y sé que mi tiempo se acaba, su cuchillo terminará conmigo si no hago hago.

Echo la cabeza hacia delante, en un amago de cabezazo y, usando eso mismo como distracción, mi codo impacta en su costado y giro en la dirección contraria para terminar cayendo ambos del caballo en direcciones contrarias. El golpe contra el suelo es duro y raspa la piel y puede que algún hueso de ambos se haya resentido, sin embargo me incorporo para recuperar el aliento y mirarla con una sonrisa. Adoro esto.

Has perdido forma, Karris.

Mi sonrisa se torna un poco socarrona... pero de nuevo esto es sólo el principio. Corro hacia ella mientras creo un pequeño muro a su lado para cortarle la retirada y dirigir un golpe directo contra su cuerpo. Esto pintaba largo, pues sabía que no estaba acorralada ni de lejos.

-"Ni de lejos,comandante"-la mujer se llena de rojo mientras el comandante se acerca.No parece importarle mucho que él haya cortado una parte de su movimiento y de hecho en su rostro reaparece la sonrisa lobuna que exhibió antes

Espera hasta que el hombre está cerca y entonces de sus manos sale disparada una bola roja que impacta de lleno sobre el pecho de él a la par que veis con asombro cómo Karris salta sobre el muro que él ha creado y de sus manos sale luxina roja mientras ella corre formando una especie de escalera con la que sube por encima de la altura del hombre.Desde esa posición lanza dos dagas de luxina azul contra su oponente aunque éste se mueve y las dagas impactan contra el suelo.La Guardia Negra salta sobre la espalda de Puño de Hierro y veis en el aire el brillo de una daga que se queda marcando el cuello del gigante

Su gesto es triunfal y se permite guiñaros un ojo mientras está a caballo en la espalda del gigante que en ese momento se mueve y...

Antes de darme cuenta, ya tenía a la saltarina más veloz de todo el lugar encaramada a mi espada y con una daga apuntando a mi cuello mientras mi arma ha salido disparada. Debería preguntarme cómo diablos he llegado a esta situación.

Sin embargo, uno no llega a ser el comandante por ser más fuerte o por sorprenderse... es la preparación la que lo hace.

De modo que cuando siento el filo cerca de mi piel, con una sonrisa triunfal le pregunto.

¿Estás segura de eso?

Es entonces cuando ella puede sentir, y el resto ver, cómo una daga de luxina azul apunta directo hacia su costado. Un punto en el que la herida podría ser fatal, aunque la muerte sería mucho más lenta de la que le tocaría al comandante. No obstante, dada la posición y, pese a la amenaza, la situación de Karris era ligeramente superior en este enfrentamiento, aún si el comandante quisiera acabar con ella.

Está bien. Se acabó.

Concluyo. No quería ir a mayores, por parte de ninguno de los dos. Con una mirada le ordeno a Karris que ocupe su lugar.

Entonces me pongo en pie frente a los que han presenciado la demostración. Mis manos detrás de mi espalda y mis hombros erguidos, mirada al frente y músculos casi tensos. Una mirada que abarca con cierto orgullo a todos los presentes.

Estad bien atentos de lo que habéis visto: ser la vanguardia no garantiza una victoria, tampoco lo hace ser grande. Lo ideal es trabajar en conjunto para conseguir nuestras metas. Y lo más importante: nunca hay que subestimar a ningún enemigo. Es la causa de la mayoría de derrotas.

Y para grabar esto a fuego en vuestras cabeza... -dejo unos segundos de una pausa premeditada- Quiero que cada uno de vosotros escoja a un compañero. Un compañero de complexión fuerte por uno que no lo sea. Y os vais a enfrentar entre vosotros. Espero que deis lo mejor de vosotros.

Ah, y el que pierda, esta noche no cena.

Sonrío, había que darle algo de emoción a esto o iban a hacer una especie de ballet y paripé sin demasiado sentido.

Karris baja de un salto de la espalda del hombre sin dejar de sonreír. Con un seco movimiento se guarda la daga y tras asentir al comandante corre junto al resto de maestros

La magíster Arien mira a Puño Trémulo que asiente y se coloca junto al Comandante

-"No os pegueis fuerte, no queremos bajas el primer día. Usareis estas protecciones para evitar contratiempos"-hace un gesto y varios cadetes de la Guardia os reparten unos chalecos de cuero reforzado -"Los trazadores apuntad al pecho, es donde menos daño causareis y los que sabeis luchar intentad que sea sólo marcar el golpe ¡Adelante!"- Da una palmada para que os pongais en movimiento

Se quedó mirando embobada la exhibición de poder, con la mandíbula parcialmente abierta. Sí. Flipó bastante. Sin cambiar la expresión de la cara dirigió una mirada a Edith... Esperaba que estuviera tan alucinada como ella. Y... sí, parecía que sí. Las dos se estaban preguntando a dónde leche se habían metido. 

Eh -hizo que su amiga la mirara y sonrió levemente-. Podemos hacerlo. Esto es solo un entrenamiento... Veamos de qué somos capaces -levantó el puño, a la espera que Edith golpeara también con su puño. Ellas dos no podían ponerse juntas, eso era obvio.

Se giró... OBVIAMENTE, se dirigió a su mentor. No se fiaba de nadie más que de él para que le diera una paliza indolora. Los demás habían demostrado tener un autocontrol bastante cuestionable. 

Mat -sonrió levemente cuando él la miró-, ¿te importa si vamos juntos? No tengo ni idea de pelear -se encogió de hombros. Pero no iba a dejar de intentarlo, estaba allí para aprender... Hoy le iban a dar una paliza, y el segundo día también, y probablemente el tercero... Pero la idea era empezar a mejorar.

Marie se acercó a su mentor para que fuera su sparring. Yo podría haber buscado a Eda, pero no quería ponerla bajo el fuego del trazo, aunque fuera mío. Además, sabiendo como se encontraba ella, seguramente me contendría en mis clases y sería tan perjudicial para mi progresión como para ella. Emocionalmente tampoco estaba muy centrada y no quería que tuviera que sufrir ataques de cualquier tipo, aunque solo fuera un entrenamiento.

Quizás en el futuro pudiera practicar con ella, pero ese momento no era el adecuado. Busqué entre el grupo a alguien con quien unirme para la prueba.

¿Alguien quiere ponerse conmigo? ¿Kile? ¿Bethanie?

Había sido magnifico e impresionante. Tuvo que hacer un esfuerzo para cerrar la boca, que se había quedado semiabierta. En otro momento le habría encantado ponerse con Flit, pero no hoy. No después de lo que había sucedido con Liandra. La buscó entre la gente solo por ver como estaba. Soltó un largo suspiro.

Comenzó a caminar con un nudo de nervios en el estómago. Sabía que era una de las cosas más estúpidas que iba a hacer. Como haberse peleado con Puño. Pero no sabía si tendría otra oportunidad de batirse con ella. Se colocó delante de la mujer pelirroja tal y como le había enseñado el comandante. La barbilla bien alta.

- Sería un honor para mi poder enfrentarme a usted - le dijo a Karris.

Flit vió como lo miro Naya, como lo descartó y se fue a por un objetivo más desafiante que el. No sé lo podía reprochar, era débil y ella necesitaba entrenar y mostrar sus habilidades....

Flit se plantó delante del mismísimo puño de hierro y le miró a los ojos. Quería poder pegar sin regresarse, quería sacar toda esa furia que había en el.... Era un comandante y seguramente lo despacharía, pero en ese momento necesitaba hacer daño y que le hicieran, reducir la vida a lo que había conocido...aguantar, resistir,sobrevivir.

El combate que estábamos viendo era una une de información valiosa y un espectáculo increíble. Las formas trazadas, tan básicas y bien escogidas. No eran combates convencionales, no era una lucha de poder, era una contínua sorpresa y primaba la improvisación. Estába claro que en el mundo de la magia todo era adaptativo y había que usar todo a modo de crear ventaja. Daba igual que fuera una escalera o una bola que lanzar a tu oponente. El caso era adaptarse, sorprender y superar.

Era hora de tener que escoger contrincante. Me parecía algo forzado, no iba a conseguir algo digno de aprendizaje de aquellos que no sabemos. Me parecía mal pedírselo tanto a la tal Karris como al comandante, acababan de exhibirse y no creo que fuese una buena idea volver a molestarles, además, se me habían adelantado, en cambio, estaba el tercer hombre que habló en último lugar, un morenito que también parecía muy versado en esto. Y qué demonios... no hay que tener miedo, para aprender hay que caerse. Me acero al hombre.

-Hola, me gustaría que aceptaras ser mi contrincante. Creo que de ti puedo sacar una buena lección.

Asiento con la cabeza y espero su respuesta.