Partida Rol por web

Normoh volvió al trote sobre sus pasos, y los demás miembros de la compañía pudieron ver su rostro contraído. Se detuvo un momento, como valorando entre muecas las caras que se plantaban ante la suya. Finamente, suspirando, se dirigió hacia Hobbs, al que cuchicheó algunas palabras que tal vez los más cercanos pudieran entender

Velocatus contempló nervioso la carrera de regreso de Normoh. Si el explorador volvía hasta ellos, quizás hubiese visto algo preocupante más adelante.

El que andase susurrando con el mayor de los Wits no hacía más que aumentar su sospecha de que había visto algo realmente malo. Y el hecho de que a lo largo del viaje hubiesen avistado las furtivas siluetas de alguien intentando alcanzarles agravaba más la situación.

El curandero miraba a un lado y otro algo paranoico. Se preguntaba cuán lejos se encontrarían aquellos perseguidores. ¿Serían seguidores del Nigromante? Quién lo sabía. Pero sobrevivir en el páramo debía ser difícil. Ya les resultaba complicado a ellos de por sí, contando con una comunidad y un buen pozo.

Se preguntaba qué clase de individuos vagarían por el páramo, o si el Nigromante tendría agentes siempre al acecho, esperando a que alguien se alejara demasiado de la aldea para caer sobre él.

Sin querer alzar la voz, el chico hizo un gesto a Iunus, el joven de los Wits, como preguntando qué ocurría. Al caminar siempre junto a Hobbard quizás él se estuviera enterando de lo que Normoh le comentaba al jefe de leñadores.

Normoh volvió al trote hacia atrás en lugar de simplemente esperar a que la caravana lo alcanzara. Una vez allí, sin sacarse de la boca el tallo de paja que llevaba en la comisura, le contó en voz baja a Hobbard lo que había visto. Iunus, al lado de su padre pudo escuchar el informe del explorador.

A ambos lados del camino, a lo lejos, se encontraban los siervos del Nigromante, estaban desperdigados y no eran muchos. Pero el cazador no tenía dudas, Normoh había visto los suficientes como para saber reconocer a aquellas figuras por su andar tambaleante y algo desencajado. Había visto una media docena desde que salieron de la arboleda, su mayoría al norte del camino, aunque en conjunto parecían formar una irregular circunferencia. Tan lejos, en opinión del cazador, no parecían un peligro inminente.
El cazador también explicó al leñador que los lobos  habían vuelto a reaparecer, al menos uno de ellos llevaba acompañando intermitentemente al grupo en la distancia desde varios kilómetros atrás. Quizás se trataba de un perro salvaje, pues era difícil distinguirlo bien entre la hierba alta y además parecía moverse evitando exponerse.

De hecho, el cazador extendió el brazo para señalar la posición del lobo a Hobbard y justo en momento pudo ver que en realidad se trataba de los dos lobos y no uno. Más aún, el propio Hobbard Wits entrecerrando los ojos, le indicó la posición al cazador de un tercer lobo un poco más alejado de los demás, más al este, al norte del camino que tenían más adelante.

El cazador volvió al trote hacia atrás en lugar de simplemente esperar a que la caravana lo alcanzara. Alcanzó a los Wits y estuvo hablando en voz baja con Hobbard mientras Iunus, al lado de su padre parecía limitarse a escuchar. El cazador señaló alrededor del carro y a un punto hacia el norte, por delante de aquellos hombres que se veían a lo lejos.

Velocatus esperó la respuesta de Iunus, que parecía concentrado en escuchar a Normoh y ver hacia donde apuntaba con el dedo. El joven curandero por su parte, miró en todas direcciones buscando inminentes peligros. No pudo ver que señalaban Hobbard y Normoh.

Sin embargo, por un instante le pareció que uno de los perros, o quizás fuera un lobo, había reaparecido y les observaba entre las malas hierbas, un centenar de metros a la derecha y por detrás de la carreta.

Mirándolo mejor, Velocatus razonó que se trataba de un perro, las horas de charla con su abuela parecía que habían dado sus frutos, estaba claro, por la forma de las orejas y el tipo de pelaje que se trataba de un perro y no de un lobo, la forma en la que miraba al grupo, manteniendo la mirada del joven, como esperando, eran propios de un perro, propios de un perro, que aunque salvaje conocía y no temía a un ser humano adulto.

A Ursu le habían intrigado aquellas sospechosas figuras humanas que se intuían en la distancia. Aunque confiado por naturaleza, la presencia de esas siluetas le provocaba cierto resquemor. Viejos cuentos oídos por los más ancianos del poblado volvían a su mente en este instante, y se preguntaba si habría realidad en esas vetustas leyendas. Tampoco ayudaba a tranquilizarlo el hecho de que el cazador regresara con tanta urgencia al resto de la compañía; a Ursu no le gustó la expresión que, fugazmente, vio en su rostro.

Si aquellas criaturas, que aún se mantenían en una lejanía tolerable, fueran humanas, lo hubieran sido en un momento anterior o se trataran de seres muy distintos, pretendían hacer daño a sus compañeros, al viejo Bill y a él, antes tendrían que vérselas con su furia. 

La caravana se había detenido en medio del camino, pues Ursu, viendo que los Wits hablaban con Normoh tiró de las riendas de Bill para que éste no los arrollara con su paso lento y pesado. A su espalda Velocatus miraba intranquilo los alrededores y Jace se limitaba a mirar por turno a los Wits, a Velocatus y Ursu. Distraidamente se apretó las cinchas de la armadura y el cinturón.

A sus espaldas el sol empezaba a ponerse y no dispondrían de muchas más horas de sol. Hasta ahora no habían necesitado de ninguna fuente de luz, pero lo harían en breve o viajarían a oscuras.

Era hora de tomar decisiones...

Velocatus llamó la atención de todos:

—¡Hey! ¡Mirad!— Señaló a algún lugar entre las malas hierbas, un centenar de metros a la derecha y por detrás de la carreta. —Creo que es un perro. Está ahí, como esperando.—

Preguntó curioso hacia Normoh, el "experto" campestre: —Parece que está sólo. ¿Nos seguirá buscando comida?— Luego se giró hacia Ursu.

Sin querer decirlo en alto, Velocatus pensaba que el grandullón tenía cierta afinidad para entender a los animales...  —¿Tú que opinas?— O quizás sólo era una idea equivocada que se había hecho en la cabeza.

Sin mucha precaución, y de manera bastante inocente y confiada, Velocatus se fue alejando de la carreta tranquilamente y acercando a donde se suponía estaba el chucho que había señalado: —Hola, chico... ¿qué haces aquí tú sólo?—

La desconfianza de Ursu no decrecía, cosa que le extrañaba a él mismo, por lo general bastante despreocupado. Había algo en el ambiente que no le daba buena espina; lo mismo era un temor sin fundamento alguno, quizás sólo instigado por la proximidad de la noche. Al ser interpelado por el joven llamado Velocatus, dirigió sus pasos hacia donde aquel se hallaba.

—No deberías acercarte así, tan tranquilo, a lo que desconoces, muchacho —comenta Ursu, con el ceño fruncido, cerrando los dedos de su mano derecha en torno a la empuñadura de su espada. La desenfunda, con toda la calma que le permiten reunir sus nervios. Sólo espera que el "perro" oculto entre la maleza no constituya un peligro—. Échate atrás, deja que sea Ursu el que descubra a nuestro "amiguito".

FOR: 1d20+FOR = 20+2 = 22

¿Es así la tirada? ¿Sumando el bonus +2 de Fortaleza? ¿O tengo que sumar el total de Fortaleza con Constitución (en mi caso, sería 4)? La dificultad era 10+, porque no llevo calzado el cuero reforzado, que supongo se tratará de mi armadura, ¿no, master?

Normoh observó atentamente a Velocatus, boqueó un par de veces, puso los ojos en blanco y suspiró sonoramente, sacudiendo la cabeza. Como la comitiva se había detenido, aprestó el arco y una de sus flechas, esperando, siempre en su posición de vanguardia, que uno de los animales se pusiera a tiro.

Jace parece reaccionar por fin, saliendo de la apatía que ha mostrado hasta ahora. Puede que la posibilidad de una verdadera amenaza para la comitiva haya bastado para hacerle volver.

Se aleja unos pasos de la carreta, adelantándose protector al inexperto Velocatus e interponiéndose entre él y la bestia. Y es que no se puede ser tan cándido, aquí fuera el peligro podría estar en cualquier parte… más aún en un animal salvaje. Aunque también podría ser sólo una distracción.

El guardia aguza la mirada, achinando los ojos mientras escruta con suspicacia todo el perímetro, para descubrir a cualquier posible enemigo oculto. Siempre se ha sentido bastante cómodo en las llanuras, donde nada estorba una excelente visión periférica y puede usar la larga lanza sin impedimentos.

Coloca su arma bajo la axila, sujetándola con la mano derecha y manteniendo la punta paralela al suelo en un ángulo de 45º hacia el frente. Es una postura marcial que los demás no han visto mucho, pero permite voltear el arma con celeridad haciendo un barrido muy efectivo… si fuese necesario.

Jace, que había permanecido bastante apático durante todo el viaje, saltó como un resorte cuando vió como Velocatus se alejaba de la carreta detenida y se acercaba a un perro salvaje que había agazapado entre la vegetación. Con los dientes apretados escrutó la llanura que se extendía mientras caminaba.

Adelantó a Velocatus y se situó junto a Ursu, que con la enorme espada desenvainada se interponía también entre el animal y el aprendiz de curandero. Jace se dió cuenta en ese momento de que el perro no estaba sólo. Había al menos otros tres animales más dispuestos en una especie de amplio círculo al sur y el oeste de la carreta. Se encontraban aún lejos para saltar sobre ellos pero la distancia que separaba a los animales de los viajeros desaparecería en instantes si los animales echaban a correr.

Algo le decía a Jace que a sus espaldas, al norte de la carreta y al este, habría más animales esperando.

Hay que reaccionar rápido y de forma coordinada, o la situación se nos puede escapar de las manos...

- ¡Son toda una jauría y nos están rodeando! - aviso a todo el grupo - Pero todavía podemos ahuyentarlos, los que no tengáis experiencia en combate encended antorchas y agitadlas, pero mantenéos juntos... y tú, el cazador - echa un fugaz vistazo a Normoh sin dejar de controlar a los animales que tiene enfrente - Localiza al que parezca el líder y métele un flechazo, seguro que eso les hará huír con el rabo entre las piernas...

Parece que la tensión le ha hecho reaccionar y asumir responsabilidades. Al fin y al cabo es el guardián de la expedición.

Nota del máster. Voy ahora a poner en común, por el bien del grupo, las observaciones de todos aquellos que habeís superado tiradas de Atención.

Aunque no habeís dicho específicamente que os informaís mutuamente, creo no equivocarme suponiendo que lo haceís, a fin de cuentas tampoco se trata de tesoros/beneficios de los que alguien individualmente pudiera beneficiarse si los demás no lo descubren. Si en el futuro alguien no desea que esta información sea compartida, decidmelo vía "Sólo para el Director".

Eso sí, lo haré por separado en los dos subgrupos, en base a vuestras posiciones, aquellos que estáis juntos al sur-oeste de la carreta: Velocatus, Ursu y Jace. Y aquellos que estaís al este: Iunus, Hobbard y Normoh.

Esto reflejará que estaís casi de espaldas unos a otros y la comunicación es más difícil en especial cuando uno se centra en no quitarle el ojo lo que tiene por delante. No obstante, no será imposible (y de hecho recomendable). Si alguien cambia de posición o se centra en vigilar en una u otra dirección, será convenientemente informado de lo que en ese momento allí esté transcurriendo.