Partida Rol por web

- Procura no fatigarte demasiado y mantente atento a si se produce un cúmulo de enemigos ahí abajo y empiezan a auparse para llegar arriba... será mejor no poner nerviosos a los demás, pero esas cosas no son tan necias como la gente cree... les he visto actuar de forma coordinada en alguna ocasión, ayudarse entre ellos... ¡Y no podemos permitir que ninguno llegue a las almenas o estamos perdidos!

Visto el resultado tan poco satisfactorio de su disparo, Ursu resolvió no malgastar más flechas, pues no era cuestión de perderlas sin acertar a ninguna de esas aberraciones. Emplear las piedras, en cambio, se le antojó mejor opción y mucho más efectiva. La advertencia de Jace, a la que asintió con expresión bobalicona, le hizo sentir el peso de una responsabilidad a la que no estaba acostumbrado.

Cuando escuchó al joven Witts llamar a su padre para alzar una gran piedra, el grandullón se adelantó al maestro leñador, aun siendo consciente de que su gesto podía ser malinterpretado. Esperaba que Hobbard Witts no se sintiera ofendido por el hecho de que un paria rechazado por su propia estirpe se ofreciera a ayudar a su vástago.

—Joven Witts, permite que Ursu te eche una mano con ese pedrusco... —Ojalá las fuerzas no flaquearan en un momento tan crítico y pudieran aplastar a un buen puñado de esas alimañas.

Mapa de combate del segundo turno. (Incluyo marcas para los Siervos muerto (halo negro) y heridos).

Jace murmura por lo bajo algún tipo de maldición cuartelera cuando el gigantón ignora sus palabras, o no las llega siquiera a entender, y se dedica a recoger rocas de gran tamaño para arrojarlas sobre los atacantes que empiezan a amontonarse al pie de la muralla...

Por su parte, como veterano guardia de la muralla, escoge mantenerse en una segunda línea y controlar todo el frente, sin intervenir directamente a menos que vea a alguno de los siervos del Nigromante empezar a alzarse sobre el muro.

La experiencia le indica que cuando estás concentrado en un punto, atacando a un grupo de contrincantes en particular, tiendes a descuidar la visión de conjunto... y basta con que una de esas cosas ponga un pie aquí arriba para que la defensa se descomponga. Todos los que ahora parecen haber recuperado el ánimo combativo se arredrarán y empezarán a retroceder, a retirarse y ceder la posición. Por eso hace falta una fuerza de reserva, una segunda línea de defensa, presta a intervenir con contundencia para derribar al primer asaltante que amenace con afianzar una posición de ataque sobre el adarve del muro.

Aunque en esta ocasión, esa última esperanza esté compuesta por un solo hombre...

Bien, parecía que las piedras podían hacer diana relativamente fácil y los demás se las apañaban bien para aplastar las cabezas de los que llegaban a posar sus manos en las paredes de la muralla.

Velocatus sabía que no sería de gran ayuda en este momento pero al menos podía hacer algo. Además, sus rápidas manos, acostumbradas a la honda podían ser de alguna ayuda.

Esta vez cogió dos buenas rocas, de buen tamaño para ser lanzadas con una sola mano y apunto A uno de los siervos que estaba ceca de la muralla pero que aún no había llegado, al noroeste de su posición.

Iunus se dejó ayudar por Ursu ya que su padre estaba ocupado con otras cosas y, al fin y al cabo, Ursu era tan enorme como Hobbard por lo que sería lo mismo.

Costó, pero menos de lo que esperaba gracias a la ayuda del explorador. Cuando estuvo la piedra al borde del abismo, Iunus detuvo el envión para esperar a que el Siervo se acercara un poco más y así no fallara.

Cuando pensó que ya era suficiente, le hizo una seña a Ursu y ambos empujaron la piedra con fuerza para que cayera sobre la cabeza del Siervo que, incauto, intentaba sobrepasar las defensas.

¿Qué hacían los demás? No sabía ni le importaba en ese momento... al menos hasta que vio que la piedra caía con fuerza sobre su objetivo.

-¡Esa!- exclamó Iunus sonriente. La moral había subido...

Miró hacia atrás rápidamente y vio que Jace iba y venía, atento a cualquier adversario que lograra subir.

Por qué no. Había piedras en abundancia. Normoh eligió otro objetivo cercano* y se dispuso a repetir la jugada. Vio volar la primera viedra con tino, pero el engendro se movió en el último momento y el impacto no fue definitivo. La segunda pedrada también le acertó. Normoh reía entre dientes.

Resolución del turno 2.

Normoh decidió ahorrar flechas y dejando el arco a un lado recogió otra piedra y la lanzó sobre el siguiente no muerto. La piedra de Normoh impactó al dispara y acierta mientras el que había herido con el lanzamiento previo alcanzaba el pie de la muralla y empezaba a escalarla.

Jace que se había mantenido algo alejado del parapeto, a la espera, dispuesto a cubrir cualquier hueco en la defensa pudo ver con horror como en el otro extremo de la defensa uno de los Siervos alcanzaba el borde de la muralla apenas a unos palmos de Normoh. Por el borde se asomaban ya la cabeza y sus garras aferradas al parapeto. El soldado se dispuso a contraatacar.

Velocatus, ajeno al peligro se centraba en lanzar piedra tras piedra por el parapeto, pero la sensación de terror debía haber vuelto a él pues las manos le temblaban y lanzamientos apenas se acercaron a su blanco.

Hobbard, tranquilo como siempre, sin dejar traslucir miedo, nerviosismo o nada más que no fuera la necesidad de realizar su trabajo, como si de tralar un árbol cualquiera se tratara lanzó una piedra contra el no muerto más cercano, pero sus manos, grandes como una pala estaban hechas para el hacha y no para acertarle a un blanco en movimiento, por lento que éste fuera. A sus pies el no muerto, ajeno a su compañero aplastado y alanceado a sus pies intentó escalar la muralla sin conseguir más que arañarla con sus uñas sucias y partidas.

Iunus, viendo la poca efectividad que las piedras pequeñas estaban teniendo llamó la atención de Ursu tocándole en el hombro y juntos levantaron una enorme piedra enorme que dejaron caer sobre el Siervo más cercano al que poco faltó para que aplastaran por completo. El no muerto, sin embargo a pesar del impacto recibido empezó a escalar la pared y tras resbalar un par de veces consiguió alzarse casi un metro del suelo. No obstante una certera pedrada de Ursu, le dió en todo la cara quedándose incrustada en ésta y haciéndole caer al suelo. Impávido, el no muerto volvió a ponerse en pie al tiempo que más Siervos alcanzaban su posición.

Jace, como has retrasado tu acción, este es tu momento de declarar y realizar tus acciones del turno 2. En breve subo el mapa del siguiente turno para que puedas disfrutar de la ventaja táctica que compensa actuar el último. Si quisieras podrías escribir tus acciones del tercer turno, que no obtante tendrían lugar al final de dicho turno, o bien esperar a que resuelva el turno entero y hacer como ahora. A tu criterio.

Mapa de combate al inicio del turno 3.

Leyenda: el Siervo de halo negro está kaput. Las manchas rojas marcan enemigos heridos.

La seguridad que había recuperado Iunus ahora pendía de un hilo. Vio cómo se amontonaban los Siervos debajo suyo y el frío recorrió su columna. Miró hacia los lados, buscando algún indicio de que alguno hubiese podido subir finalmente, pero decidió dedicarse a lo que estaba haciendo.

-¡Ursu! ¡Remata a ese!- dijo señalando al que había recibido sus pedradas.

Eran duros, malditamente duros y con una avidez mortal por su sangre.

-Lancemos otra... no perdamos tiempo- dijo el joven levantando otra con la ayuda del gigantón y dejándola caer sobre otro Siervo que estuviera cerca.

Son muchos... maldición... son demasiados... pensó por un momento.

-¡Vamos que podemos contra ellos!- grita Iunus -¡No podrán subir!-

¿Era para los demás o para él mismo? No importaba realmente...

Y en ese preciso momento, la piedra cae con una fuerza descomunal... sobre el plácido e inofensivo piso. El Siervo pareció sonreír... o eso vio Iunus y el enojo comenzó a crecer en su interior.

-¡Mierda!- exclamó al ver su pobre puntería hasta con una criatura tan lenta como esa.

Normoh se apresta a coger otra piedra, animado ante la perspectiva a atizarle a otro siervo despistado, cuando ve asomar a uno de ellos, al primero al que había impactado, por lo alto del muro; de momento, apenas la cabeza sobresalía sobre el parapeto, pero no le llevaría demasiado tiempo terminar de superarlo. Su expresión, a la vez estúpida y maligna, le pone los pelos de punta; pero inopinadamente, lo que más lo asusta son las uñas, rotas y renegridas, que se aferran a la fría y húmeda piedra.

Espantado, el cazador desenvaina su cuchillo, dispuesto a apuñalar a la criatura. Sin embargo, en un arrebato producto más del miedo que de la reflexión, patea la cabeza del siervo* con la intención de derribarlo, hacerlo caer del parapeto hacia abajo.

Muy buena acción mi buen Garoom Kar/Normoh y si tiene éxito (es decir, salvo que el Siervo obtenga también un 20 natural) habrá que premiar el crítico.

Tu enemigo en efecto está en una posición precaria y cuenta como Indefenso (-4 al ATQ y -8 a DEF). Su única posibilidad es obtener ese 20.

Los últimos disparos no le habían salido tan precisos como los anteriores, pero eso apenas si lo había desmotivado. La verdadera razón de que los ánimos abandonasen al Culprit era ver como esas bestias sedientas por segar sus vidas parecían acercarse cada vez más a su objetivo.

Jace tenía dos justo debajo suyo asi que con toda la presencia de ánimos que pudo juntar, lanzo una de esas piedras medianas sobre el borde del muro, rogando que su destino fuera la cabeza del monstruo. No podía estar más decepcionado al ver que los únicos frutos de su esfuerzo fueron dos de sus dedos machucados y un esfuerzo renovado por parte de los siervos...

Resolución del turno 3.

Uno de los no muertos se había aupado hasta el parapeto junto a Normoh y forcejeaba con el borde para lanzarse sobre el cazador. Jace, conocedor de las habilidades de los Siervos del Nigromante para sorprender a defensores descuidados, se había mantenido atrás estudiando los acercamientos de los sitiadores. Viendo lo que ocurría lanzó un grito y con la jabalina por delante se arrojó contra el no muerto y le asestó dos lanzazos antes de que Normoh, de una patada le hiciera caer del muro, con la fortuna de que al hacerlo chocó violentamente contra uno de sus pútridos compañeros aplastándole.

Velocatus, nervioso contempló la escena con pavor y fue incapaz de hacer nada más que dejar caer las piedras que tenía en las manos. A su lado Hobbard, al que nada parecía capaz de alterar levantó una piedra con ambas manos y la arrojó con todas sus fuerzas sobre el no muerto acertándole de lleno. Sus huesos crujieron horriblemente.

Iunus tuvo menos suerte fallando su lanzamiento. A sus pies se empezaban a agolpar los no muertos, a ese ritmo aquel extremo del muro oeste sería el primero en caer. Los tres Siervos más cercanos que arañaban los muros con las uñas empezaron a escalar primero individualmente pero poco después dos de ellos lo hicieron sobre un tercero, elevándose hacia el borde. Ursu golpeó al más cercano de ellos con una piedra aplastándole y destrozándole el cráneo con ella. El otro no muerto sin embargo permaneció aferrado al parapeto del muro justo por encima de su aullante compañero al pie de la muralla al que pronto se unieron otros dos. Justo en ese momento otro de los no muertos alcanzó la cima de la muralla justo delante de Hobbard que a punto estuvo de golpearle con sus propias manos vacías en ese instante de otras armas.

Jace, de nuevo reaccionó con rapidez y pensando por un instante que la parte norte aguantaría sin su presencia cargó de nuevo, esta vez para ayudar a Hobbard. El soldado era una exhalación, moviéndose con seguridad y precisión, esquivando a sus compañeros sin perder impulso. Golpeó al no muerto en un lateral de la cabeza con la jabalina, que era poco más que un palo afilado, de haber sido la vieja lanza de Jace le habría partido la cabeza en dos como un melón. No obstante la habilidad de Jace suplió la falta de la lanza y mientras el cuerpo caía volvió a lanzar un golpe que de nuevo atravesó la cabeza. El Sirviente quedó en el suelo presa de espasmos, indefenso.

Mapa de combate al inicio del turno 4.

Iunus agradeció la brutalidad de Ursu al destrozarle la cabeza al Siervo. Pero de todas formas parecía que la defensa sostenida por ellos dos estaba siendo pésima o nula. Los Siervos se estaban acumulando y trepando por su lado, y nada los detenía. Decidió hacer uso de su hacha para repeler al que estaba subiendo, ya que si llegaban a subir, estarían perdidos.

Sacó el hacha de donde estaba descansando, y descargó todo su peso sobre el Siervo que estaba queriendo subir por el muro. El hacha cayó con fuerza y golpeó al indefenso enemigo... ¿sería suficiente?