Partida Rol por web

Los jovenes caballeros salieron del Santuario casi sin ser vistos. O por lo menos ellos creían que tan solo los guardias de la entrada que les abrieron las puertas eran los que sabían cuando se marchaban.
No obstante había más miradas fijos en ellos. Ningua dijo nada. Tan solo se quedaron en pie vigilando hasta que ya no estaban a la vista. Incluso mucho después de eso.

Pero los jovenes héroes no eran conscientes de aquello. Y caminaban con pie firme y una determinación que pocos podrían igualar. Sabían que su camino era peligroso, pero no dudaban en recorrerlo.

Los días pasaron. Y en cuanto dejaron las lindes del Santuario les alcanzó la realidad de la guerra. El Patriarca tenía razón, al ser un grupo pequeño se podían escabullir bien las patrullas de Hades que encontraban. Y de las que no podían se encargaban sin demasiados problemas. Después de todo, ellos eran caballeros y los otros simples soldados.

Pero era cuando observaban los pillajes en algunos pueblos pequeños. El ejercito del oscuro campaba a sus anchas, y nadie les hacia frente. Lo cual llevaba a preguntarse a los jovenes donde estaba el ejercito de Atenea.

A medida que se alejaban de la zona del Santuario, era evidente que la guerra se recrudecia. Vieron varios pueblos arrasados. Algunos incluso aun humeantes, pero no podían detenerse. Tenían una misión importante.

Cruzaron varias fronteras, con más o menos dificultades, y estaban ya muy cerca de la frontera con Austria. Las batallas se habían recrudecido por aquel entonces. La guerra ya no se ocultaba y las patrullas eran cada vez más grandes. Las pocas posadas y tabernas donde descansaban estaban cada vez en peor condicion. Y los intentos por sacar alguna información fueron infructuosos, pues todos tenían miedo a los ejercitos del oscuro. La presencia de soldados era cada vez mayor.

Una noche, cuando buscaban un lugar para descansar, pudieron advertir el olor a humo en el ambiente. Y al poco el brillo del fuego. Esperaban llegar a algún lugar para descansar, y así no tener que volver a dormir a la intemperie, y llegaron a un valle donde había un pueblecito. Pequeño, no tendría más de doscientos habitantes. Y parecia que todos ellos estaba chillando a la vez.
A pesar de la noche pudieron distiguir claramente soldados de Hades acordonando las entradas al pueblo. Parecia que no querían que saliese nadie. Y dentro se escuchaban rugidos y gritos. El viento trajo otro olor aparte del humo. Era el olor a carne quemada.

-Si no hacemos algo, eso va a ser una masacre. Parece que aún tenemos tiempo de actuar antes de que bloqueen todas las salidas del pueblo. Si eliminamos los guardias de una de las salidas podemos conseguir que huyan mientras creamos una distracción.

Miro desde donde estamos al pueblo buscando alguna salida que este cerca de bosque, plantaciones de trigo (o cualquier planta alta) o cualquier otra cosa que pueda dar cobertura a gente que huye y conoce la zona.

Creo que lo mejor sería ponernos las armaduras...

Gruño por lo bajo, pero dado el afán discretista de mis compañeros, decido hacer de tripas corazón, respirar hondo... y probar por el sigilo. Mi arma maestra.

Tras avanzar el primer paso, he roto una rama.

Con el segundo, algún animalejo gruñe.

Y es que la discreción nunca ha sido mi fuerte... Pero sé que quiero que todo esto se detenga, así que sigo intentándolo mientras voy a por una de las salidas, en una cosa tiene razón Ryu... abrir un camino es el primer paso para poder rescatar a quien sea.

Una vez abandonada la seguridad del Santuario, las señas de la guerra cada vez más evidentes con cada paso, casas destruidas, familias asoladas, rastros de sangre seca. Finalmente vimos una escena sobrecogedora. Una escena que no pudimos ignorar. Si Ryu intervino, Mikhail tampoco se quedaría atrás, si por mí fuera me hubiese gustado ser más discreto, no obstante el grandullón hizo galas de su talento para ser silencioso.

No se lo reprocharía, al menos el ruso lo intentó. Tampoco es que yo fuese muy hábil en tales campos. - Hay que ser rápidos, así que tal como ha sugerido Ryu abriremos una salida y así los lugareños puedan escapar. No nos podemos permitir más, intentar derrotarlos a todos es demasiado arriesgado, nos superan en número. - Expuse convencido.

Quise analizar el terreno en búsqueda de una entrada adecuada. Número de guardias, terreno donde los lugareños pudiesen esconder y proteger, ventaja táctica.....todos esos factores los tendría en cuenta. Peor lo primero era averiguar cuantos enemigos tendríamos que enfrentar. Cerré mis ojos para concentrarme.

Después de haber analizado los cosmos de la zona regresé a la realidad. Mi expresión cambió a una severa además de pensativa. - Hay alrededor de un centenar de soldados. La mayoría están en los alrededores, y el resto dentro. No son gran cosa.  - Advertí mis compañeros antes de terminar de tomar la dirección al pueblo, que muy pronto sería pasto de las hambrientas llamas de la guerra. No obstante mi sombrío rostro revelaba que había algo más que había centrado mi atención dejándome preocupado.

No supe como interpretar lo siguiente. Un gran enigma. Sin embargo, lo mejor sería compartirlo, aunque me hice de rogar tomándome unos segundos de oscuro silencio. Carecía de lo suficiente para juzgar la situación y aquello me inquietaba. El no saber lo que nos esperaba. - Hay un soldado del oscuro que seguramente los esté liderando, su Cosmos....es muy fuerte.

Hice otra pausa, acentúandose más si cabe mi complicada expresión. En ella había duda, preocupación, incluso tenía cabida la incredulidad mientras mis ojos se clavaron en el horizonte. - Tenemos que ir con cuidado, no bajéis la guardia bajo ningún concepto. ¿Entendido? - Les dije seriamente a mis estimados camaradas. Aparte de mí, solamente podía depositar mi confianza a ellos.

Más que nunca quise adentrarme allí aún a riesgo de lo que vaya a ver no me gustase en lo absoluto.

Mientras avanzábamos a la salida del pueblo más cercana al bosque me concentro en el cosmos de los que están en el pueblo como hizo Athan fijándome sobre todo en la entrada hacia la que nos dirigimos.

-Sé que tenemos que ser precavidos, pero ya nos hemos enfrentado a un caballero de Hades, no sé que puede ser peor que eso. ¿O ese cosmos es tan fuerte como aquel caballero?

Mirando hacia la entrada del pueblo añado:

- Aun si así fuera no cambia lo que tenemos que hacer. Tenemos que atacar rápido, sobre todo al principio e intentar causar la mayor confusión posible para salvar a la mayor cantidad de personas. Además, estad atentos por si el objetivo de nuestra búsqueda se encontrara entre los aldeanos, este pueblo aún no lo habíamos revisado.

Una vez lleguemos al límite del bosque añado:

-Creo que va siendo hora de ponernos las armaduras.

La alarma de Athan me tensa y hace que asienta. Miro hacia las llamas del pueblo.

¿Qué demonios habrá...?

Me pregunto. No obstante, las palabras de Ryu son como un resorte, y más cuando también Athan está de acuerdo. No puedo evitar pensar que algún conocido suyo esté en peligro, si es así... tendré que dar el ciento diez por ciento de mí mismo.

¡Hydra!

Digo, mientras siento cómo la armadura responde a mi llamado... más o menos. Sea como sea... podré detener a estos tipos. Debo de hacerlo, por algo visto una armadura. Por algo sirvo a la Diosa.

Los jovenes caballeros se adelantaron al poblado. Todos un poco más tensos de lo normal, e intrigados por lo que podrían encontrar dentro.

Se acercaron por un  lado donde tenían algo de cobertura. En uno de los accesos que tan sólo había dos guardias a la vista, por lo que decidieron ir por allí.
Pero lo cierto es que la sutileza no era el fuerte de ninguno de ellos. Y aunque uno de ellos no se enteró, otro de los soldados de Hades se giró hacia ellos justo cuando llegaba.

Siento cómo mi cuerpo reacciona rápido ante el combate.

Son dos los que nos han pillado.

¡Nada de usar el Cosmos!

Advierto, es una de las pocas que sé para ser sigiloso.

No obstante, me abalanzo sobre el pobre incauto soldado anónimo número dos, al cual le lanzo un buen codazo directo al pecho y, rápidamente, estamparle mi frente en la suya con rabia, aprovechando mi tamaño para ello. Sin embargo siento cómo el tratar de medirme a su vez hace que mis golpes pierdan eficacia. Hasta el punto que cuando me preparo para recibir un golpe, me doy cuenta de que tengo la defensa un poco abierta.

Mikhail es el primero en ponerse en marcha, mientras nos acercamos y en cuanto me percato de a qué guardia va a atacar me desvío hacia el otro, lanzando primero un rodillazo en su costado luego golpeando su cara con mi codo al doblarse por el dolor.

-Creo que es un poco tarde, yo al menos soy incapaz de ocultarlo. Cualquiera con la habilidad de percibirlo ya nos tendrá localizados.

Digo mientras el guardia cae al suelo, muerto.

Nada más avanzar nos reciben dos guardias, a pesar de nuestras prácticamente nulas habilidades en el arte del sigilo solamente uno de ellos consigue vernos. Lo cuál me hace entender que no serían gran cosa, salvo si viniesen en grupo. Había calculado un centenar, así que el resto tendrían que estar cerca.

Mikhail ataca el primero, y Ryu al segundo derribándole dos golpes. No parecían una gran defensa, sin embargo habían atacado a lugareños indefensos, razones de más para darles una paliza que no olvidarían nunca. - Andreas es el experto en el campo, no nosotros. - Comenté con una obviedad. Y evidentemente no tenía la menor intención de usar mi Cosmos, no me hacía falta para enfrentarme a soldados comunes y corrientes.

Si quedase uno en pie le daría el golpe de gracia, y si no, ya reservaría mis energías hasta más adelante. Habían demasiados soldados, sin olvidar al comandante, o líder de aquel grupo. Necesitábamos ahorrar al máximo nuestras energías. Tal y como pensé, acabamos de forma rauda y contundente sin ningún esfuerzo. - Buen trabajo, pero el resto tienen que estar cerca. Es cuestión de tiempo que nos detecten, es necesario evitar que se agrupen. - Primero les felicité brevemente, y luego expuse mi sugerencia. - Además, si derrotamos al líder, no dudo de que huyan como los cobardes que son. - Añadí con convicción. A fin de cuentas, ¿cómo se podían considerar guerreros atacando a gente indefensa? No serían más que escoria a mis juicio.

Mikhail y Ryu se encargaron rápidamente de los dos guardias. Uno de ellos parecia haberles escuchado, pero no le sirvió de nada ante el poder de los caballeros. Dos menos. Quedan unos noventa y ocho.

Los jovenes estaban en una de las entradas del pueblo. Podían escuchar gritos que venían de dentro, pero no parecia haber más soldados a la vista. Seguramente estarían dentro. El humo que habían visto también estaba por el interior.

-Dirijámonos hacia el interior del pueblo, tenemos que enviar a todos los pueblerinos que encontremos hacia aquí.

Mirando alrededor busco el origen del humo.

-Lo mejor será ir en dirección al fuego.

Tras ver cómo los caballeros de Hades caen me siento hasta un poco decepcionado, no obstaste rápidamentela cosa se encamina. Comienza moviéndose Ryu.

Te cubro.

Le digo a mi compañero mientras, casi literalmente, cubro su espalda siguiéndole para que no hayan problemas.