Partida Rol por web

Es una promesa entonces – asintió levemente y finalmente estrechó mano con William.

Aveline se quedó en una esquina de la casa mientras estos charlaban. Se recostó de la pared, tranquilamente y con una mirada serena. Observaba las ridículas discusiones entre estos así como el absurdo orgullo de noble.

En serio, ella nunca había entendido por qué se hacían tanto drama por su reputación. Quizás por eso era buena en lo que hacía, porque no le importaba.

Cuando ya todo estaba decidido, se dirigió a estos.

Que así sea pues. No tengo más para decir, solo espero que podáis manteneros vivos y cumpláis con lo que queréis hacer.

Por mi parte ya he cumplido con mi misión. Ya es vuestro turno de hacer lo que debéis. —dijo lo siguiente mirando a Bertram y posteriormente a Ahrem.

Así que me voy, tengo otras cosas que hacer por acá y no puedo seguir desperdiciando mi tiempo. Trataré de seguiros la pista, Bertram. Pronto tendré que unirme a vosotros en vuestra encrucijada.

Esta se separaba de la pared y se dirigía hacia la salida de la casa. Esta saldría de la casa salvo que alguien la detuviese por algún motivo.

Ay… que lindo… - dijo con un tono jocoso, bastante sarcástico, y dulce.

Muy bien, si terminaron de jugar a las princesas y doncellas, estoy seguro que les gustaría conocer a los perros que me acompañan.

Este idiota de aquí, a quien acabo de golpear, es Varen. Mi capitán primerizo. Es un hombre astuto, pero no sabe cuándo cerrar el puto hocico.

Y el mastodonte que me sigue, es nuestro segundo en capitanía. Un hombre rudo sí que los hay. Pero demasiado musculo en el cuerpo solo significa una cosa, poco cerebro. Su nombre es Polux, o como le llamamos en mi compañía, Puño de hierro.

Se golpeaba un poco las manos, como provocando algo que quite la tensión al ambiente. ¿Estamos todos? ¿Falta ese lunático de allí? – señaló a Charles. 

Sombra... dijo, cuando ella había salido de la casa y apenas realizó algunos metros.

Gracias por esta ayuda. Estoy seguro que sin ti no podríamos haberlo logrado. Pero eso no significa que me haga ciego. No sé quien es el interesado en nuestra sobrevivencia. Pero no confío en ti. Si vas a volver un día, no lo hagas a menos que vayas a compartir tu información. Porque mi hermano quizás es más dócil y fácil de llevar. Estoy seguro que él ahora te seguiría sin dudar. Bueno, yo no soy tan sencillo como él. No me gusta nada esto, y al final, sé que esto es parte de algún juego perverso que no va a beneficiarnos. 

No regreses. Es una advertencia.

¿Que tan facil podria ser escapar de la ciudad con una Banda de mercenarios? Seguro ningun idiota noble se la vendria venir. Seguramente pensarian en un sinfin de maneras para atraparnos despues de usarnos como cabeza de turco, tan bajo como se les esperaria. ¡Seria realmente facil ganar su confianza! Puede que a los demas les carcomiese la idea de andar con un grupo tan bajo segun la sociedad, ¿Pero a mi en que me afectaba? No tenia familia a la que proteger, legado para recordar u honor que defender mas halla de saldar cuentas con los De Vincenzo y cortarles el cuello uno por uno como ganado. Ademas, podria trabajar almenos una vez con los mercenarios para actuar la relacion de amistad por no usar una palabra mas baja. Ganar algunas monedas de oro y esperar el acto de los hermanos para dirigir rumbo a Lumen, duplicando mi recompensa al actuar como guardaespaldas y tener pista de como atacar a los intentos fallidos de Nobles.

-¿Hace falta siquiera cuestionarse? Por supuesto que os acompañare, nada mejor que enriquecerse asesinando escoria!

Perfecto. Entonces podemos marcharnos.

Nos encontraremos en el establo de aquí a la vuelta en 10 minutos. Los que tengan armaduras de buena calidad, les recomiendo que las abandonen aquí. Llamarán mucho la atención.

Vámonos – exclamó, observando a Polux y Varen. Estos aún podrían decir algo si lo quisieran.

Si hemos de tirar nuestras pertenencias de mayor valor, dejémoselas entonces a la mujer de la casa. Acaba de perder a su marido, y no tiene medios para sobrevivir. Al menos con nuestras cosas, vendiéndolas, podrá tener alguna temporada en la que podrá arreglárselas.

Dicho esto, Ahrem se quitó el peto y sus braceras. Eran buenas piezas. Junto a ello, dejo su espada, ya que tenía un mango muy llamativo. Bertram realizó la misma acción, asintiendo a la decisión de su hermano. Estas se lo otorgaron a la mujer.

Lamento no haber podido salvar a tu marido. Ojalá esto sea de ayuda para estos tiempos tan difíciles… nuevamente, lo siento.

Antes de partir esta se detuvo ante los comentarios de Bertram. Esta sonrió ante el mismo aunque este no pudiera observarlo.

Luego se acercó a este y bajó su capucha, ya con una mirada más neutral. Bertram pudo observar la cicatriz en su rostro

Entiendo tus razones, Bertram. Pero no soy tu enemiga. Y por eso te muestro mi rostro, para que puedas entenderlo.

Finalmente, se colocó la máscara nuevamente y partió del lugar.

¡Por cierto, nos volveremos a ver, no pienses que tus amenazas me causan ni pizca de miedo! —Esta soltó una risa un tanto inocente y dándose media vuelta se apartó de la vista de Bertram.

Este se quedó perplejo cuando ella decidió mostrarle su rostro. En parte porque le había parecido muy atractiva, y en otra porque le costaba verla como la fatal asesina que sin dudas es. Si la viera vestida normal, y se pusiera al lado de él, jamás pensaría eso. 

Eso inquietó mucho a Bertram, porque se dio cuenta que no tenía la capacidad de juzgar correctamente a las personas; mucho menos presentir o intuir con quien se codeaba. Ahora que acababa de formar un grupo tan variado de personalidades de todo tipo, esto solo lo llevó a pensar que debía desconfiar rápidamente de todos. De repente, podría aparecer alguien que no sea tan inocente como lo estaba pensando. ¿Y sí había algún culpable del complot entre los presentes? 

Este sería un pequeño grano que se sumaría en una larga paranoia que de a poco se iría apoderando del joven muchacho.

La respuesta de Ahrem Weinmann fue suficiente para calmar las ansias que le quemaban en su interior. Con gran dolor, Oktael intentó alejar aquellos pensamientos. No podía hacer nada por su amigo y eso le dolía como una puñalada profunda
"Nos volveremos a ver viejo amigo. Y si los Dioses no lo quieren, protegeré a tu familia a como de lugar. Pero primero, necesito encontrar a la mía"

Oktael no tenía muchas posesiones, ni tampoco le importaban mucho. El oro que juntaría con aquella misión solo tendría una finalidad, cumplir sus objetivos.

Observó con atención a los mercenarios, prestando especial interés en Alfred. Aquel líder parecía ser una persona con los contactos suficientes como para iniciar su búsqueda. Después de muchos años esperando una oportunidad como aquella, al fin podría buscar un avance. Pero sabía que primero debía ganarse su confianza.

El grupo ya estaba preparado para partir. Estos salieron de la casa con bastante cautela, y con rapidez se desplazaron hasta los establos como se le había indicado Alfred.

Allí vieron un grupo de unos 14 mercenarios, incluyendo a los 3 anteriores que ya habían conocido, quienes estaban entrenando entre sí, y otros preparaban los caballos.

Ah, muy bien. Ya están aquí. Tienen ahí unas armaduras para que puedan ponerse.

Las armaduras de los mercenarios era una de calidad medianamente mala. De color rojizo, y muy pesada. A pesar del peso, no tenía tanta protección como uno pensaría.

Pónganse eso. Así pasarán desapercibido junto a nosotros. Serán uno más.

¡Bueno, rápidito que no tengo ganas de perder el tiempo, eh!

Lucas estaba cubierto con una larga túnica que lo hacía pasar como por un sacerdote. El día estaba bastante fresco, pero así y todo, a causa del peto y la túnica, Lucas estaba un poco acalorado.

Las horas pasaban, y el tiempo se hacía extremadamente lento para él. Los guardias pasaban por delante de este, y varios se volteaban para observarle con un poco más de atención.

Finalmente, un guardia se acercó a él.

Padre, ¿por qué lleva tanto tiempo fuera de la iglesia? ¿No debería estar allí ahora? Pronto tendrá lugar una misa. 

Así que estos son los nuevos.

Uno de los mercenarios, de aspecto bastante curtido y serio, se había levantado y se acercó al grupo.

No parecen ser unos reclutas muy buenos… - observando a Oktael - ¡oh! ¡Miren! ¡Un negro!

¿Peleas bien, negro?

Oktael sabía que era presa de bromas e insultos constantemente. A pesar de no compartir la tradición de vivir bruscamente, el africano entendía que debía hacerse respetar rápidamente o nunca lo respetarían

- Puedes probarlo cuando gustes.- respondió mordazmente Oktael.- Pero asegúrate que no te guste lo que pruebas, me aburro fácil.- finalizó con una sonrisa provocadora.

Pólux entrenaba junto con su compañero Varen, intercambiando sablazos con sus espadas de madera, mientras fintaban el uno junto al otro. Sin embargo, en cuanto apareció el grupo, pararon su entrenamiento para recibirles, y antes de que dijeran nada, el cabrón de Marlov ya estaba provocándoles. Por lo que el veterano mercenario aprovechó la situación, y dispuesto a divertirse un rato, tras haberse serenado un tanto del anterior encuentro con su superior, le espetó a su hiriente compañero:

-Apuesto dos monedas de oro a que te gana Marlov, ¿qué me dices? -dijo en tono socarrón esperando picar a su compañero y entretenerse con una pelea de verdad, para luego mirar a Oktael y animarlo diciendo- si le ganas vamos a medias con lo que le saque, así que no te contengas, demuéstrale lo que sabes hacer -concluyó con la esperanza de que eso animara al hombre negro.

Marlov estaba observando a Polux y asintió levemente. Este le tenía respeto a Polux, y su gran reputación de enorme fuerza y poder que ha demostrado cada vez que estuvieron juntos en el campo de batalla.

Muy bien, que así sea.

Tomó su espada y se preparó para ver si Oktael hacía lo mismo.

Oktael seguía sin entender demasiado la cultura y la sociedad de esta gente, pero así y todo aceptó el desafío.

- Muy bien, necesito mover mis músculos.- dijo agarrando una de las espadas asignadas para ellos

Vi la pelea de Oktael contra Marlov. Lástima que Oktael perdiera, se veía como un guerrero capaz pero al parecer la suerte no estaba de su lado. El escudo de Sir Lucas lo tenía apartado, ya que si lo rompía o algo así iba a terminar en conflicto. Sin embargo, ya que no tenía mi alabarda, tenía una ballesta y una espada.

-Oye, Pólux, puedo medirme contigo en combate? tengo que distraerme con algo, y te agradecería enormemente si aceptaras este enfrentamiento.

Pólux me parecía el más fuerte de todos los mercenarios, incluso más fuerte que el Jefe. Necesitaba saber en que personas puedo confiar, y espero que Pólux sea tanto de confianza como hábil en la espada.