Partida Rol por web

Marlov estaba bastante jocoso con los demás compañeros del grupo. Todos aquellos que no eran simpatizantes de Polux y su amigo Varen. Gente rencorosa contra sus superiores, y gente que buscaba escalar y robar los puestos de autoridad que tenían los demás.

Por una cuestión o la otra, Polux siempre tuvo varios enemigos entre sus propias filas. Pero en definitiva, su fuerza, siempre hizo que le respetaran. Pero claro, si un guerrero cualquiera podría vencerlo, eso daba la impresión a los demás mercenarios que ellos podrían conseguir el mismo resultado.

Cuando Polux se arrojó con peso completo contra Marlov, este fue tomado por sorpresa. La pelea no fue para nada larga, ya que no estaba en guardia como para pelear con este. Intercambiaron varios puñetazos, aunque al estar en el suelo y Polux encima de él, no hubo mucho que pudiera lograr. Finalmente, terminó dejándole noqueado en el suelo.

Todos se quedaron boquiabiertos. Nadie esperaba una reacción de ese tipo.

Inclusive Varen se acercó a Polux para alejarlo del cuerpo de Marlov, por temor de que en su ira siguiera golpeándolo hasta terminar sacándole la vida.

¿Qué es todo este maldito bullicio?

Alfred estaba bebiendo dentro, por lo que no veía lo que pasaba con los entrenamientos. Cuando todos quedaron tan asombrados por la pelea, terminó irritándose y saliendo de allí.

Así pudo ver a Marlov en el suelo, hecho trizas a base de golpes.

¿Qué carajos significa esto? ¿Qué pasó aquí?

Pólux se cuadró en cuanto vio aparecer al líder de los mercenarios, y mirando al frente con la vista fija en un punto del horizonte se limitó a responder secamente:

-Ésto señor, significa disciplina -expuso únicamente de modo ejemplarizante para el resto de mercenarios a sus órdenes; el musculoso guerrero no tenía mucha paciencia para aquellos temas y actuaba rápidamente ante cualquier indicio de insubordinación.

Todos los presentes estaban muy asombrados, algunos lamentados y otros llenos de odio. En la banda habían 11 mercenarios, excluyendo a Polux, Varen y Alfred. 5 de ellos no estaban contentos con el liderazgo de Varen y Polux. Eran más seguidores de Alfred, y varios se daban cuenta que sus capitanes buscaban crear problemas y hacerse, tal vez, con las riendas.

Pero cuando Polux destrozó a Marlov como si se tratara de un pedazo de manteca, todos quedaron callados y en sus casillas. Ni los más valientes habrán querido seguir parloteando después de eso.

Me parece correcto Polux. A veces olvidan a quien obedecer. Todos necesitan algo de disciplina. INCLUSO - con gran enfásis - los más viejos entre nosotros.

Muy bien, espero que ya hayan terminado con sus estúpidos entrenamientos. Se está haciendo tarde, y el tabernero de adentro no quiere darme más cerveza gratis. Parece un momento excelente para largarnos de esta maldita ciudad de porquería.

¡VAMOS! – golpeo con fuerza y con repiqueteo una mesa que estaba cerca de este, a puño cerrado, creando como un símbolo que inspiraba movimiento.

Todos los mercenarios se prepararon y tomaron sus cosas. A los pocos minutos ya estaban marchando afuera de la ciudad junto a los demás integrantes nuevos.

Al acercarse a las puertas de la ciudad, los guardias vigilaron de cerca a estos. Alfred habló con ellos y de repente ya estaban afuera de la misma. Ninguno de los nuevos integrantes podía creer la velocidad con la que ya habían salido. Había sido extremadamente fácil.

Bertram respiraba aliviado, porque creía que habría problemas. En parte, hasta temía que todo fuera un plan de Alfred para entregarlos para así cobrar una recompensa sencilla y rápida. Pero no lo fue.

Caminaron unos cuantos metros, hasta llegar a una parada donde estaban los caballos de la compañía. Se subieron a ellos y comenzaron a cabalgar.

Iban a paso lento, en formación. Alfred al frente, y atrás de este, otros mercenarios más. Polux y Varen, en cambio, iban atrás de todos. Como capitanes, debían vigilar la retaguardia. Eran los ojos donde otros no llegan a ver.

Hay distintas formas de ganarse la vida como mercenario. No todo es alquilar tus servicios a un Señor y luchar para él en sus batallas. No, también puedes capturar desertores de los ejércitos reales; siempre convocan decenas de campesinos y pobres jóvenes idiotas que no saben absolutamente nada de la guerra, y al horrorizarse por lo que ven allí, encuentran un momento donde salir corriendo. Allí los capturamos nosotros, corriendo por medio de las estepas y los bosques, llenos de miedo y con los pantalones cagados.

Puedes capturar bandas de ladrones. Puedes llegar a derrotar otra banda de mercenarios para quitarle sus botines, ¿Por qué no? – comenzó a reírse de esa manera tan particular que tiene él.

A veces, cuando realmente nos sentimos poderosos, destruimos alguna compañía de un ejército, tomamos todos los prisioneros que sean posibles, y viajamos hasta el reino enemigo para venderlos. Pregúntenles a mis muchachos. Hemos vendido decenas de estúpidos pulkrianos a Roland. Es la forma más sencilla de ganarse buen dinero, y quedarte con el acero que traigan encima.

Oktael permanecía en silencio mientras escuchaba todas las barbaridades que esgrimía Alfred. En su interior empezaba a bullir un enfado casi incontrolable.
"Un grupo como el tuyo atacó mi pueblo, esclavizó mi familia..." pensaba mientras se imaginaba mil formas de matarlo. No sabía como abordar la conversación sin que éste se lo tomara como una ofensa, pero el africano se moría de ganas de saber un poco más

- Imagino que es una vida divertida por demás...- dijo Oktael acercándose con una sonrisa dibujada en su rostro.- Esto es algo nuevo para mí, y me resulta de lo más... interesante.- hizo una pausa para mirarlo pícaramente a los ojos.- Estas tierras me son desconocidas en su mayoría, pero allá en África, podría ser una fuente de ingresos valiosísimos. Conozco rutas, pueblos, recursos. Podría vender esclavos a pedido! ¿Estuviste alguna vez en África? Me reformulo, ¿Se practica este tipo de cosas en aquél lugar? Cuando decidí salir a recorrer el mundo, no me dí cuenta que existía esta posibilidad. Imagino que si hay personas que lo practican allá en mi continente, no serán muchos y deben conocerse entre todos!.- 

Alfred observó con intriga a Oktael. Este era muy perspicaz. Se había topado con todo tipo de gente en su vida.

¿Por qué no me preguntas lo que quieres preguntarme, o te largas de una vez? No sé quién te dio permiso para cabalgar hasta el frente, novato.

Oktael se guardó todo tipo de respuestas mordaces que se le vinieron a la cabeza
"¿¡Qué no escuchaste las preguntas idiota!?"

- Sin que se lo tome a mal señor, le he preguntado si viajó a Africa y si conoce banda de mercenarios por aquellos lados.- el africano empezaba a perder la paciencia.

Creo que no has entendido. No tengo interés en responder tus estúpidas preguntas. Ahora te recomiendo largarte de mí vista antes de que recibas un castigo por tu falta de subordinación.

Algunos cuantos mercenarios se adelantaron con sus caballos al de Oktael, para así dejarlo detrás de ellos. Murmuraban y se reían entre sí al haber hecho eso.

Finalmente uno se acercó a este.

No deberías molestar a Alfred con esas cosas. No es un hombre que otorgue la confianza como para hablar con él. Solo vas a lograr ganarte una paliza.

Oktael le sonrió al mercenario

- Uno conoce más sobre una persona por lo que calla que por lo que dice.- el africano hizo oídos sordos a los insultos y amenazas de Alfred.

"La oscuridad va a ser tu peor aliada en tu hora menos esperada..."

Pegó su cuerpo a la puerta de la taberna y sacó el cuchillo ocultándolo con su cuerpo de la vista de los soldados. Intentó meterlo entre la puerta y el quicio para levantar con él cualquier pestillo o madero que estuviera trabando la puerta. Si lo conseguía entraría rápido y volvería a bloquear la puerta para después subir a por Felipe. Si no lo lograba y no le daba tiempo a alejarse fingiría ser un borracho llamando a una tal María.

Este entraría tras lograr dar a la traba de la puerta con su improvisación de ganzua. Sin embargo, en este acto, su cuchillo se partió a la mitad, por lo que tuvo que desecharlo. Comenzó a revisar la taberna. Todo estaba a oscuras y no lograba ver nada. Al subir por las escaleras y revisar cada una de las habitaciones, se encontró con que todo estaba vacío. No había rastro alguno de Felipe. Cuando volvió a bajar, allí estaba Travis.

No deberías haberme mentido con eso de que eras un barón. Fue un error de tu parte no huir de la ciudad con los demás mercenarios. ¿que? ¿estas sorprendido? Ya sabemos de ese plan de ustedes. No resultará. Ya hay gente persiguiendoles. No lograrán llegar muy lejos... Pero bueno, eso no importa ya para ti. No saldrás de aquí.

Maldijo su suerte aunque tan poco era tan mala ya que tras hablar con Felipe pensaba buscar a Travis. Era un esfuerzo que se ahorraba.

-Mi joven amigo, no paras de equivocarte. Fuiste tú quien dijiste que yo era un barón - ahora se planteaba si realmente fue un error o algo preparado - yo simplemente callé. Y como ves no he huido con esos porque estoy de acuerdo y contento con lo que está sucediendo. ¿qué es un guerrero si no hay guerra?  Quería hablar con Felipe para que ofreciera mis servicios a los Vicenzos. Sé donde estaran todos dentro de dos días -bajó un poco su centro de gravedad flexionando sus rodillas por si Travis empezaba un combate estar listo. Dime Travis,  ¿qué tal pagan esos nobles? 

Este entrecerraba sus ojos ante el comentario de Lucas. No se esperaba esa respuesta.

Muy bien entonces. No entiendo porqué acudes a un tabernero si quieres servir a un ejército. ¿crees que él maneja la guardia o algo así? - Travis se reía un poco. Acompáñame entonces y vamos con la guardia. Te daremos el lugar que mereces.

Era un riesgo porque el lugar al que se refería seguramente fuera el calabozo;  pero iba a tener que asumirlo. Se relajó y pasó delante de Travis para demostrarle que no había truco en su oferta.

- El posadero está claro que es un don nadie; pero acercarme a la guardia hubiese supuesto mi muerte de manera inmediata lo cual no me apetecía. No voy a jugarme la vida por gente que no conozco cuando además tienen la de perder - Poner todas las cartas sobre la mesa fue lo que le pareció mejor. Aquello no distaba tanto de una partida de borrachos en una taberna. Tarde o temprano alguien acusaría a otro de hacer trampas sólo para poder montar greña. Malditos sean los dioses y tus ideas Herranz, debí quedarme en Lumen mendigando y emborrachándome con lo que no se quedara la guardia y las putas.

Estos comenzaron entonces a caminar. Travis estaba un poco sorprendido de poder haber apresado a Lucas con tanta facilidad.

¿Tienes algún arma encima? Te sugiero arrojarla al suelo.

Salieron de la taberna y comenzaron a ir en dirección al palacio. Pronto se terminaron uniendo otros guardias que patrullaban por la calle.

Pólux asintió ante la declaración de su líder, no pasó por alto el tono en que hacía referencia a los más viejos, pero de momento era mejor dejar la crítica pasar, ya había tenido bastantes altercados por un día.

Tras ello, se acercó a William grado mientras cabalgaba, seguido de su fiel compañero Varen, y mientras se acercaba al caballero, sacó su bota de vino y le ofreció un trago a la vez que le decía en tono distendido:

-Toma un trago novato, te lo has ganado -decía para entablar una conversación, y esperando que éste lo aceptara continuó hablando con un tono curioso- ¿William? ¿te llamas así no? si no es mucha intromisión, ¿qué cojones habéis hecho para dar con vuestros huesos aquí? la mayoría de nosotros estamos en los mercenarios porque no tenemos otra opción, pero un tipo como vos, tuvo que hacer algo muy gordo para tener que verse obligado a trabajar aquí -expuso con un claro deje de hastiamiento sobre su servicio en aquella compañía- y no te preocupes por la sinceridad, te puedo asegurar que la mitad de estos tipos han hecho cosas peores; además estamos en confianza ¿verdad? -decía con una sonrisa sincera, pues si bien el tipo era bastante iracundo, también pasaba a la alegría con pasmosa facilidad- estoy seguro de que se convertirá en uno de los "nuestros" -dijo pronunciando con cierto énfasis dicha palabra a la vez que miraba con complicidad a Varen.

A su vez, vio como su compañero no perdía detalle del semblante del hombre negro y su odio disimulado hacia Alfred, a Pólux también le llamó la atención, pero sabía que su amigo sabía aprovechar aquellas situaciones mejor que él, la diplomacia era cosa suya.

-Es así, me llamo William. O al menos, por ahora.

Tomo la botella de vino de Pólux y me doy un trago largo. Solo dos cosas pueden ayudar a distraerme, alcohol y la disciplina del entrenamiento.

- Entrar en detalles sería algo tedioso, por lo que diré lo suficiente: Envuelto en un complot para continuar una guerra sin sentido, traicionado por mis antiguos mugrientos señores, y obligado a abandonar mi país, huyendo como un perro con la cola entre las piernas. Si puedo cobrar venganza, mucho mejor.

Pólux se veía como un hombre tosco, cierto, pero alguien en quien se puede confiar. Entrar en detalles sería peligroso, por lo que le di otro trago a la botella.

-Y que me dices de ti, Pólux? Que cosas te han sido obsequiadas por tu destino?

Varen se mantenía en silencio mientras oía la conversación entre su amigo y el nuevo integrante. También le llamó poderosamente la atención cuando Oktael buscó entablar conversación con Alfred, llenándole de preguntas en tan poco tiempo. Es decir, es obvio que Alfred no es alguien que le agrade que cualquiera se le acerque como si nada, en plan de amigos de toda la vida, pero el pensaba que cualquiera se habría irritado con tantas preguntas de forma tan invasiva.

Dispuesto a escuchar la conversación, acercó su caballo a estos y tomó también la botella para darle un trago, en cuanto le fuera de vuelta a Polux y este se la cediera a él.

Tras que Oktael fuera echado por Alfred para que no lo molestase, este adelantó un poco el paso de su caballo para acercarse a él.

Ese hombre no es estúpido. Te sugiero que seas más sútil al hacer un interrogatorio, porqué así fue lo qué pareció, que lo estabas interrogando. Acabamos de entrar a la compañía, si alguien viene de la nada a hacerte tantas preguntas, cualquiera reaccionaría muy mal. Tienes suerte de seguir vivo, creo yo.