Partida Rol por web

Amiga....te echare de menos....ahora soy un angel asexual....
Quiero que te lleves toda la pasta y montes un consultorio...tu lo vales.

No se quien me ha matado....algun traidor...yo si, mate a Norman....no me hizo bien el amor

Tan solo quedamos tres, marramiau - exclamé levemente mientras masticaba unos whiskas, sin demasiado apetito.

Al oír la voz del felino, Antoine apartó la mirada de la bola, la recogió y guardó pues ya se había despedido a su modo, y cabeceó tristemente.

- Sí, solo nosotros tres. Una lástima - dijo Antoine con la voz llena de pena -. Y la noche ya se nos echa encima y con ella, se nos viene la parca a hacer otra visita.

- Ay, señor Bigotitos, ¿y qué vamos a hacer ahora? Parece que siendo tan pocos, la cosa de la mutua confianza está reñida, pero le prometo que no haré nada contra usted. Estoy cansado de tanta muerte. No creo que una herencia lo valga. Por más que se trate de la herencia de Candela - dijo Antoine asintiendo con la cabeza para dar más fuerza a sus palabras -. No sé si hay tiempo a protegernos mutuamente, pero en cualquier caso, y en previsión de que siendo solo tres, morir parece demasiado fácil, de lo que si hay tiempo es a hacer algo que no pude hacer con Honorato y Norman. Despedirme. Ha sido un placer haber coincidido con usted en esta aventura.

Alberto llegó a cubierta con una sonrisa en la cara como cada mañana. Parecía que lo único que lo relajaba en aquel viaje era el sueño. Traía varias prendas de las suyas en la mano.

Horacia, mira lo que te he traído. La ropa que pediste prestada! Creo que esta... Horac... NOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!! Mundo cruel! Basta, basta de muertes! Qué... qué te han hecho? Y... y a este otro? Eso es... es un palo de escoba en su cu... Creo que voy a vómitar... nuevamente...

¡Ya estamos en Ibiza! Viva la fiestaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Pim pam pim pam pim pam pim pam pim pam, etc etc etc.

Aunque aún no es de noche, ya que el sol acaba de aparecer por el Este. Todos habéis madrugado debido al nerviosismo de la noche.

- Buenos días caballeros. Agradezco su empeño en hacer que cada día tenga que hacer menos desayuno; las primeras semanas con tanta gente era horrible. Bueno ahora que sólo quedan ustedes dos, les aconsejo que tomen fuerzas, ya que esta noche entre fiestas, pastillas e intentos de asesinato puede ser muy movidita. Ah por cierto, me he encontrado el cuerpo sin vida de...

¡¡¡ALBERTO BORGES GARDÉS!!! Le han aplastado con una piedra lanzada desde una catapulta. Menos mal, estaba cansado de recoger sus vómitos...¿Es qué nadie piensa en el pobre mayordomo? Además las maderas de la catapulta servirán como combustible para la estufa; que por las noches refresca.

Pasen ustedes un buen día.

Antoine salió a cubierta y distinguió las costas de Ibiza. Todo acababa donde empezó. Y justo entonces, el mayordomo, con su macabro sentido del humor, mencionó la muerte de Don Vómitos.

- Pobre hombre - murmuró negando con la cabeza -. Morir de ese modo. La cabeza le tuvo que doler terriblemente. Así que hay un lindo gatito que es un consumado asesino. Al final, todo por el vil metal, por el deseo de heredar lo que a Candela tanto el costó. Y a cambio, mancharse las manos de sangre. Y a estas alturas me queda claro algo. Es el heredero y tiene las llaves. Si no hago nada, se marchará de aquí con el dinero y una docena de muertos a sus espaldas, bueno, a su lomo peludo, y la policía no podrá detenerle ni hacer justicia. Y viendo las reglas de juego, solo puedo hacer una cosa para evitarlo. Pero, ¿merece la pena? Piensa Antoine, sigues vivo y si el señor Bigotitos se va con todo, seguirás con tu vida de siempre. Ah, ¿pero y la justicia? ¿Y la voluntad de Candela? Sabes que ella siempre quiso que fueras el heredero. Y la bola fue muy clara antes de subir a este barco. Y siempre supiste que... Sí, sé lo que hay que hacer - murmuró para sí un entristecido Antoine, que se sirvió un café con leche, echando de menos las salidas de Horacia, sus flirteos con Norman, la seriedad de Machete o la despendolada forma de ser de Juanito Colacao.

miau, miau, miau - exclamo mirando a Antoine - No hay nada peor que un malhechor queriendo hacerse el héroe, mi amigo "adivino". ¿Que es toda esa parrafada que sueltas? ¿Justicia? ¿Acaso planeas vengar a los caidos? No se de que novela heroica crees haber salido pero afirmas ser merecedor de la herencia y sinceramente creo que eres uno de los que menos la merece... Y por cierto, ¿Como harás esa justicia de la que hablabas? ¿Matandome? ¿No te convierte eso también en asesino, marramiau? - suelto un ligero búfido en forma de risa mientras mordiqueo unos whiskas - No merece la pena tanta farsa, ambos sabemos como acabará esto, así que solo me queda decir: que gane el mejor, miau. Será un duelo entre hombres, o mejor dicho entre gato y hombre, miau.

- No, no pienso matarle, señor Bigotitos. No me serviría de nada. Usted es el heredero y quien tiene la llave para marcharse de aquí. Ni aun queriendo podría matarle. Solo hay una forma de evitar que usted gane en esta cruenta batalla. Y no necesita de ningún derramamiento de sangre, ni duelo entre felino y humano.

El yate llega por fin a Barcelona. El crucero por el Mediterráneo se acabó, aunque por el camino se fue tirando lastre que, realmente, no servía para mucho. Una vez en puerto, el Mayordomo se despide del Heredero de toda la millonada que escondía la Tía Candelaria bajo el colchón y dentro de la cámara acorazada de un banco suizo. A su vez, le da las llaves del yate, puesto que ahora también es suyo.

- Ha sido un placer navegar con usted...Y espero que no se olvide de su buen amigo el Mayordomo en estas fechas tan señaladas y ahora que viene el aguinaldo, señor...

...

Spoiler (marca el texto para leerlo):

- El placer ha sido enteramente mío - dijo Antoine al tiempo que cruzaba la pasarela que iba del yate al muelle, elegantemente vestido y con el cuello cubierto por una estola de sedosa piel blanca que guardaba un más que sospechoso parecido con Bigotitos -. Y desde luego que no me olvido de usted. Tenga, para el café - le dijo tendiéndole una cucharilla -. Y que lo disfrute.

Después, sus pasos se fueron perdiendo en medio del bullicio del puerto de Barcelona. Había una mansión aguardándole, con un jardín que atender y un buen número de plantas a las que había prometido cuidados a su difunto dueño. Y eso por no olvidar una buena sesión de espiritismo donde poder conversar con sus amigos, aliados y conocidos aquella noche, porque a fin de cuentas, ¿qué era la muerte sino un mero tránsito?

Antonieeeeeee no olvidessss poner ese precioso broche en mi tumbaaaa......